Puntos sobresalientes de Primero de los Reyes – Lectura de la Biblia: 1 Reyes

Puntos sobresalientes de la lectura de la Biblia: 1 Reyes 

Textos explicados y lecciones prácticas


REYES, LIBROS DE LOS

Libros de las Santas Escrituras que relatan la historia de Israel desde los últimos días del rey David hasta la liberación del rey Joaquín de su prisión en Babilonia.
En un principio los dos libros de los Reyes formaban un solo rollo llamado Reyes (heb. Mela•kjím), y hoy día en la Biblia hebrea todavía se consideran un solo libro, el cuarto de la sección conocida como los “Primeros Profetas”. En la Septuaginta griega, a los libros de los Reyes se les llamaba Tercero y Cuarto de los Reinos, y a los libros de Samuel, Primero y Segundo de los Reinos. En la Vulgata latina se les conocía como los cuatro libros “de los Reyes”, porque Jerónimo optó por el nombre Regum (de los Reyes), en consonancia con el título hebreo, en lugar de Regnorum, que era una traducción literal del título que aparecía en la Septuaginta (de los Reinos). La división en dos libros que aparece en la Septuaginta fue muy apropiada, pues al tratarse de una traducción al griego, lengua que escribe las vocales, requería casi el doble del espacio que en hebreo, idioma en el que no se escribieron las vocales hasta la segunda mitad del I milenio E.C. La división entre Segundo de Samuel y Primero de los Reyes no siempre se ha hecho en el mismo lugar en las versiones griegas. Por ejemplo, en su recensión de la Septuaginta, Luciano el Antioqueno hizo la división de manera que el Primero de los Reyes comenzaba con lo que en nuestras Biblias actuales es 1 Reyes 2:12.

PUNTOS SOBRESALIENTES DE PRIMERO DE LOS REYES

Resumen conciso de la historia de los reinos de Judá e Israel desde los últimos días de David hasta la muerte de Jehosafat
Originalmente formaba parte de un solo rollo junto con Segundo de los Reyes
Salomón es conocido por su sobresaliente sabiduría cuando comienza su reinado, pero termina apostatando
Natán actúa para frustrar el intento de Adonías de reinar sobre Israel; se entroniza a Salomón (1:5–2:12)
Cuando Jehová le pregunta qué desea, Salomón pide sabiduría; además se le conceden riquezas y gloria (3:5-15)
La sabiduría divina de Salomón se manifiesta en la causa judicial de las dos prostitutas, cada una de las cuales pretende ser la madre del mismo niño (3:16-28)
Tanto el rey Salomón como Israel prosperan durante su reinado; la excepcional sabiduría del rey llega a conocerse por todo el mundo (4:1-34; 10:14-29)
Salomón edifica el templo de Jehová y, más tarde, varios edificios reales; todos los ancianos de Israel se reúnen para la inauguración (5:1–8:66)
Jehová santifica el templo y asegura a Salomón la permanencia del linaje real, pero le advierte que no debe ser infiel (9:1-9)
La reina de Seba acude para ver por sí misma la sabiduría y prosperidad de Salomón (10:1-13)
Cuando Salomón es viejo, sus muchas esposas extranjeras le inducen a adorar a otros dioses (11:1-8)
La nación se divide y se instituye la adoración de becerros a fin de que los habitantes del reino septentrional no suban a Jerusalén
Debido a la apostasía de Salomón, Jehová profetiza la división de la nación (11:11-13)
A la muerte de Salomón, su hijo Rehoboam amenaza con imponer un yugo más severo sobre el pueblo; diez tribus se rebelan y hacen rey a Jeroboán (12:1-20)
Jeroboán instituye la adoración de becerros en el reino septentrional a fin de que sus súbditos no vayan a Jerusalén a adorar y lleguen a desear la reunificación del reino (12:26-33)
En el reino meridional, Judá, se alternan reyes buenos y malos
Rehoboam y su sucesor Abiyam toleran la detestable adoración falsa (14:21-24; 15:1-3)
El hijo de Abiyam, Asá, y el hijo de este, Jehosafat, fomentan la adoración verdadera (15:9-15; 22:41-43)
Las luchas por el poder, asesinatos e idolatría desgarran el reino septentrional de Israel
Nadab, el hijo de Jeroboán, se convierte en rey; Baasá lo asesina y se apodera del trono (15:25-30)
A Baasá le sucede en el trono su hijo Elah, pero este es asesinado por Zimrí; Zimrí se suicida al encararse a la derrota ante Omrí (16:6-20)
La victoria de Omrí desencadena una guerra civil; finalmente triunfa Omrí, y se convierte en rey; tiempo después edifica Samaria; sus pecados son aún peores que los de los reyes precedentes (16:21-28)
Acab sube al trono y se casa con la hija de Etbaal, el rey de los sidonios; introduce en Israel el culto a Baal (16:29-33)
Una alianza pone fin a las guerras entre Judá e Israel
Jeroboán guerrea contra Rehoboam y después contra Abiyam; Baasá combate contra Asá (15:6, 7, 16-22)
Jehosafat celebra una alianza con Acab (22:1-4, 44)
Jehosafat y Acab van juntos a pelear contra Ramot-galaad, donde Acab halla la muerte (22:29-40)
Profetas de Israel y Judá
Ahíya profetiza que diez tribus serán arrancadas de la casa de David; posteriormente profetiza el juicio de Jehová contra Jeroboán (11:29-39; 14:7-16)
Semaya comunica a Rehoboam y a sus súbditos la palabra de Jehová de que no deben pelear contra las diez tribus rebeldes (12:22-24)
Un hombre de Dios anuncia el juicio de Jehová contra el altar para la adoración de becerros que se halla en Betel (13:1-3)
Jehú hijo de Hananí pronuncia el juicio de Jehová contra Baasá (16:1-4)
Elías profetiza que habrá una prolongada sequía en Israel; durante la sequía multiplica milagrosamente el alimento de una viuda y resucita a su hijo (17:1-24)
Elías propone una prueba en el monte Carmelo para determinar quién es el Dios verdadero; Jehová demuestra ser el Dios verdadero y se da muerte a los profetas de Baal; Elías huye de Jezabel, la esposa de Acab, a fin de salvar la vida. Jehová le envía a ungir a Hazael, Jehú y Eliseo (18:17–19:21)
Micaya profetiza la derrota de Acab en batalla (22:13-28)

SEMANA DEL 22 DE JUNIO: Lectura de la Biblia: 1 Reyes 1 y 2


(1 REYES 1:1)

“Ahora bien, el rey David se hallaba viejo, avanzado en días; y lo cubrían con prendas de vestir, pero no se calentaba.”

*** it-1 pág. 26 Abisag ***
ABISAG
Joven virgen de Sunem, pueblo situado en el territorio de Isacar, al N. de Jezreel y del monte Guilboa. (Jos 19:17-23.) Era “hermosa en extremo”, y fue escogida por los siervos de David para que llegara a ser la enfermera y compañera del rey durante sus últimos días. (1Re 1:1-4.)
Para ese tiempo, David había alcanzado los setenta años (2Sa 5:4, 5), se había debilitado y tenía poco calor corporal. Por ello, Abisag le atendía durante el día, alegrando sin duda el ambiente con su lozanía y belleza juvenil, y de noche ‘se acostaba en el seno del rey’ para darle calor, pero “el rey mismo no tuvo coito con ella”. No obstante, la actitud que Salomón manifestó más tarde con relación a Abisag indica que se la consideraba como una esposa o concubina de David, y como tal, a su muerte llegaría a pertenecerle a su heredero, según la costumbre oriental de aquel entonces.

(1 REYES 1:2)

“De modo que sus siervos le dijeron: “Que busquen una muchacha, una virgen, para mi señor el rey, y ella tendrá que atender al rey, para que llegue a ser su enfermera; y tendrá que acostarse en tu seno, y mi señor el rey ciertamente se calentará”.”

*** it-1 pág. 26 Abisag ***
ABISAG
Joven virgen de Sunem, pueblo situado en el territorio de Isacar, al N. de Jezreel y del monte Guilboa. (Jos 19:17-23.) Era “hermosa en extremo”, y fue escogida por los siervos de David para que llegara a ser la enfermera y compañera del rey durante sus últimos días. (1Re 1:1-4.)
Para ese tiempo, David había alcanzado los setenta años (2Sa 5:4, 5), se había debilitado y tenía poco calor corporal. Por ello, Abisag le atendía durante el día, alegrando sin duda el ambiente con su lozanía y belleza juvenil, y de noche ‘se acostaba en el seno del rey’ para darle calor, pero “el rey mismo no tuvo coito con ella”. No obstante, la actitud que Salomón manifestó más tarde con relación a Abisag indica que se la consideraba como una esposa o concubina de David, y como tal, a su muerte llegaría a pertenecerle a su heredero, según la costumbre oriental de aquel entonces.

(1 REYES 1:3)

“Y ellos se pusieron a buscar una muchacha hermosa por todo el territorio de Israel, y por fin hallaron a Abisag, la sunamita, y entonces la trajeron al rey.”

*** it-1 pág. 26 Abisag ***
ABISAG
Joven virgen de Sunem, pueblo situado en el territorio de Isacar, al N. de Jezreel y del monte Guilboa. (Jos 19:17-23.) Era “hermosa en extremo”, y fue escogida por los siervos de David para que llegara a ser la enfermera y compañera del rey durante sus últimos días. (1Re 1:1-4.)
Para ese tiempo, David había alcanzado los setenta años (2Sa 5:4, 5), se había debilitado y tenía poco calor corporal. Por ello, Abisag le atendía durante el día, alegrando sin duda el ambiente con su lozanía y belleza juvenil, y de noche ‘se acostaba en el seno del rey’ para darle calor, pero “el rey mismo no tuvo coito con ella”. No obstante, la actitud que Salomón manifestó más tarde con relación a Abisag indica que se la consideraba como una esposa o concubina de David, y como tal, a su muerte llegaría a pertenecerle a su heredero, según la costumbre oriental de aquel entonces.

(1 REYES 1:4)

“Y la muchacha era hermosa en extremo; y llegó a ser la enfermera del rey y siguió atendiéndolo, y el rey mismo no tuvo coito con ella.”

*** it-1 pág. 26 Abisag ***
ABISAG
Joven virgen de Sunem, pueblo situado en el territorio de Isacar, al N. de Jezreel y del monte Guilboa. (Jos 19:17-23.) Era “hermosa en extremo”, y fue escogida por los siervos de David para que llegara a ser la enfermera y compañera del rey durante sus últimos días. (1Re 1:1-4.)
Para ese tiempo, David había alcanzado los setenta años (2Sa 5:4, 5), se había debilitado y tenía poco calor corporal. Por ello, Abisag le atendía durante el día, alegrando sin duda el ambiente con su lozanía y belleza juvenil, y de noche ‘se acostaba en el seno del rey’ para darle calor, pero “el rey mismo no tuvo coito con ella”. No obstante, la actitud que Salomón manifestó más tarde con relación a Abisag indica que se la consideraba como una esposa o concubina de David, y como tal, a su muerte llegaría a pertenecerle a su heredero, según la costumbre oriental de aquel entonces.

(1 REYES 1:5)

“Durante todo ese tiempo Adonías hijo de Haguit iba alzándose, y decía: “¡Yo mismo voy a reinar!”. Y procedió a mandar que le hicieran un carro con hombres de a caballo y cincuenta hombres que corrieran delante de él.”

*** w05 1/7 págs. 28-29 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
1:5. ¿Por qué intentó Adonías apoderarse del trono cuando David aún estaba vivo? La Biblia no lo dice. Sin embargo, puesto que sus hermanos mayores, Amnón y Absalón, ya estaban muertos, y probablemente había muerto el otro hijo de David, Kileab, es razonable concluir que Adonías pensaba que tenía derecho al trono por ser el mayor de los hijos que le quedaban al rey (2 Samuel 3:2-4; 13:28, 29; 18:14-17). Ya que había obtenido el apoyo de Joab, el poderoso jefe del ejército, y de Abiatar, el influyente sumo sacerdote, es probable que Adonías se sintiera seguro de que lograría su objetivo. La Biblia no dice si él sabía que David planeaba darle el trono a Salomón; sin embargo, no invitó a Salomón ni a otros siervos leales a David a “un sacrificio” (1 Reyes 1:9, 10). Tal acción da a entender que consideraba a Salomón un rival.

*** it-2 pág. 693 Precursor ***
En Oriente era costumbre que delante del carro real fueran corredores para preparar y anunciar la llegada del rey, así como para prestarle ayuda. (1Sa 8:11.) Por eso Absalón y Adonías hicieron que 50 corredores fueran delante de sus carros personales, a fin de imitar la dignidad real, así como para añadir prestigio y aparente aprobación a sus respectivas rebeliones. (2Sa 15:1; 1Re 1:5; véase CORREDORES.)

(1 REYES 1:9)

“Andando el tiempo, junto a la piedra de Zohélet, que está al lado de En-roguel, Adonías celebró un sacrificio de ovejas y reses vacunas y [animales] cebados, y procedió a invitar a todos sus hermanos los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá los siervos del rey;”

(1 REYES 1:41)

“Y Adonías y todos los invitados que estaban con él llegaron a oírlo, cuando ellos mismos habían acabado de comer. Cuando Joab llegó a oír el sonido del cuerno, en seguida dijo: “¿Qué significa el ruido del pueblo en alboroto?”.”

*** it-1 pág. 1067 Guihón ***
Más tarde, Guihón fue el lugar donde se ungió a Salomón como rey por mandato de David. Aunque la ruidosa procesión de gente que seguía gozosamente a Salomón de regreso a la ciudad no era visible desde el manantial llamado En-roguel, a unos 700 m. de Guihón, sí pudieron oírla con facilidad el presuntuoso Adonías y sus invitados mientras banqueteaban en En-roguel. (1Re 1:9, 10, 33-41.)

*** it-2 pág. 70 Jerusalén ***
Estos dos lugares estaban lo suficientemente cerca uno del otro (c. 700 m.) como para que Adonías y los que conspiraban con él oyeran el sonido del cuerno y de las celebraciones que se llevaban a cabo en Guihón. (1Re 1:5-9, 32-41.)

(1 REYES 1:52)

“A esto dijo Salomón: “Si llega a ser hombre valiente, no caerá ni un solo cabello suyo a tierra; pero si se hallara lo malo en él, entonces tendrá que morir”.”

*** it-1 págs. 381-382 Cabello ***
La declaración: ‘No perecerá (o caerá) ni un cabello de su cabeza’, garantiza una total y completa protección y seguridad. (Lu 21:18; 1Sa 14:45; 2Sa 14:11; 1Re 1:52; Hch 27:34.)

(1 REYES 2:5)

“”Y también tú mismo bien sabes lo que me hizo Joab hijo de Zeruyá en lo que hizo a dos jefes de los ejércitos de Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasá hijo de Jéter, cuando los mató y colocó la sangre de guerra en tiempo de paz y puso la sangre de guerra sobre su cinto que estaba alrededor de sus caderas y en sus sandalias que estaban sobre sus pies.”

*** it-2 págs. 929-930 Sandalia ***
David ordenó a Salomón que castigase a Joab, quien “puso la sangre de guerra [...] en sus sandalias” en tiempo de paz, una declaración simbólica con la que se indicaba la culpa de sangre de Joab por haber matado a los generales Abner y Amasá. (1Re 2:5, 6.)

(1 REYES 2:7)

“”Y para con los hijos de Barzilai el galaadita debes ejercer bondad amorosa, y ellos tienen que hallarse entre los que coman a tu mesa; porque de esa manera se acercaron a mí cuando huí de delante de Absalón tu hermano.”

*** it-1 pág. 514 Comida ***
Uso figurado. El comer con alguien simbolizaba amistad y paz entre las personas que compartían la comida. Por lo tanto, si alguien tenía el privilegio de comer con regularidad en la mesa de un rey, era especialmente favorecido y disfrutaba de la confianza del monarca. (1Re 2:7.)

(1 REYES 2:10)

“Entonces yació David con sus antepasados y fue enterrado en la Ciudad de David.”

*** it-2 pág. 1006 Sepultura ***
Sin embargo, la frecuente expresión ‘yacer, o ser enterrado, con los antepasados’, no implica necesariamente ser enterrado en su misma sepultura, pues esta expresión se usa con relación a personas a las que, obviamente, no se enterró en el mismo lugar que a sus antepasados. (Gé 15:15; Dt 31:16; 32:50; 1Re 2:10; Hch 13:36.) Por lo tanto, debe referirse a su entrada común en el Seol (Hades), la sepultura común de la humanidad.

*** it-2 pág. 1008 Sepultura ***
En 1 Reyes 2:10 se dice que se enterró a David en “la Ciudad de David”, y al parecer llegó a ser una costumbre enterrar en ese lugar a los reyes de Judá. De los veinte reyes que ocuparon el trono después de David, se especifica que doce fueron enterrados en la Ciudad de David, si bien no todos en “las sepulturas de los reyes”. El registro bíblico dice específicamente que a Jehoram, Joás (Jehoás) y Acaz no se les enterró en ellas. (2Cr 21:16, 20; 24:24, 25; 28:27.) En lugar de ser una tumba común compuesta de varias cámaras, es posible que “las sepulturas de los reyes” se refiriera a una zona concreta dentro de la Ciudad de David donde estaban ubicadas las tumbas conmemorativas de los reyes. El rey Asá fue enterrado en una “grandiosa sepultura que él había excavado para sí en la Ciudad de David” (2Cr 16:14), y a Ezequías se le enterró “en la subida a las sepulturas de los hijos de David”. (2Cr 32:33.) El rey Uzías, que murió leproso, fue enterrado “con sus antepasados, pero en el campo de entierro que pertenecía a los reyes, porque dijeron: ‘Es leproso’”. Esto da a entender que su cuerpo se enterró en el suelo, en lugar de ser depositado en una tumba excavada en la roca. (2Cr 26:23.)

(1 REYES 2:15)

“Y él continuó: “Tú misma bien sabes que la gobernación real había de llegar a ser mía, y era hacia mí hacia quien todo Israel había fijado su rostro para que yo llegara a ser rey; pero la gobernación real dio vuelta y llegó a ser de mi hermano, porque de parte de Jehová llegó a ser suya.”

*** it-1 pág. 55 Adonías ***
No obstante, después de la muerte de David, Adonías indujo a Bat-seba a mediar entre él y Salomón para que este le diese como esposa a Abisag, la joven asistenta y compañera de David. El que Adonías declarase: “La gobernación real había de llegar a ser mía, y era hacia mí hacia quien todo Israel había fijado su rostro para que yo llegara a ser rey”, indica que se sentía privado de lo que era su derecho, a pesar de que reconoció abiertamente haber visto la mano de Dios en el asunto. (1Re 2:13-21.) Si bien es posible que con esta solicitud solo pretendiera obtener alguna compensación por la pérdida del reino, dio a entender con claridad que las llamas de la ambición todavía ardían dentro de él, puesto que, según una costumbre del antiguo Oriente, las esposas y concubinas de un rey solo podían llegar a pertenecer a su sucesor legal. (Compárese con 2Sa 3:7; 16:21.) Así es como interpretó Salomón la petición que hizo Adonías por medio de su madre, y por eso ordenó que se le diera muerte, orden que Benaya cumplió sin demora. (1Re 2:22-25.)

(1 REYES 2:17)

“Y él pasó a decir: “Por favor, di a Salomón el rey (porque él no volverá tu rostro [de sí]) que me dé a Abisag la sunamita por esposa”.”

*** w05 1/7 pág. 29 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
1:49-53; 2:13-25. ¿Por qué mandó Salomón que se diera muerte a Adonías después que lo había perdonado? Cuando Adonías le pidió a Bat-seba que le solicitara al rey que le entregara a Abisag como esposa, ella no se dio cuenta del verdadero motivo por el que él lo hacía, pero Salomón sí lo percibió. Aunque David no había tenido relaciones sexuales con la bella Abisag, era considerada su concubina. Según la costumbre de aquellos días, ella solo podía pertenecer al heredero legal de David. Adonías tal vez pensó que si conseguía a Abisag como esposa, podría hacer otro intento de apoderarse de la corona. Salomón interpretó la petición de Adonías como una manifestación de su ambición de conseguir el trono y, por eso, retiró el perdón.

*** it-1 págs. 26-27 Abisag ***
El relato acerca de Abisag viene inmediatamente antes del relato sobre el intento de Adonías —probablemente el mayor de los hijos que le quedaban a David— de apoderarse de la corona. Es posible que se presenten en este orden para facilitar la comprensión de la subsiguiente acción de Adonías durante el reinado de Salomón. Después de ascender al trono, Salomón concedió un perdón condicional a Adonías. Entonces este persuadió a Bat-seba para que le pidiera a su hijo Salomón que le diera a Abisag como esposa. El rey, convencido de que la solicitud de Adonías no se debía solo a la belleza de Abisag, sino que más bien delataba un esfuerzo sutil por fortalecer su supuesto derecho al trono, reaccionó con enojo, le retiró el perdón y ordenó que le dieran muerte. (1Re 2:13-25.)

*** it-1 pág. 55 Adonías ***
No obstante, después de la muerte de David, Adonías indujo a Bat-seba a mediar entre él y Salomón para que este le diese como esposa a Abisag, la joven asistenta y compañera de David. El que Adonías declarase: “La gobernación real había de llegar a ser mía, y era hacia mí hacia quien todo Israel había fijado su rostro para que yo llegara a ser rey”, indica que se sentía privado de lo que era su derecho, a pesar de que reconoció abiertamente haber visto la mano de Dios en el asunto. (1Re 2:13-21.) Si bien es posible que con esta solicitud solo pretendiera obtener alguna compensación por la pérdida del reino, dio a entender con claridad que las llamas de la ambición todavía ardían dentro de él, puesto que, según una costumbre del antiguo Oriente, las esposas y concubinas de un rey solo podían llegar a pertenecer a su sucesor legal. (Compárese con 2Sa 3:7; 16:21.) Así es como interpretó Salomón la petición que hizo Adonías por medio de su madre, y por eso ordenó que se le diera muerte, orden que Benaya cumplió sin demora. (1Re 2:22-25.)

*** it-2 pág. 848 Rey ***
Esposas y propiedades. Una de las costumbres matrimoniales y familiares de los reyes de Judá era la de tener muchas esposas y concubinas, aunque la Ley estipulaba que el rey no debía multiplicar el número de sus esposas. (Dt 17:17.) Las concubinas se consideraban propiedad de la corona y pasaban al sucesor del trono junto con los derechos y las propiedades del rey. El casarse o apoderarse de una de las concubinas del difunto rey equivalía a reclamar públicamente el trono. Por consiguiente, el que Absalón tuviera relaciones con las concubinas de su padre, el rey David, y el que Adonías pidiese como esposa a Abisag, la enfermera y compañera de David en los días de su vejez, equivalía a reclamar el trono. (2Sa 16:21, 22; 1Re 2:15-17, 22.) Estas acciones se consideraban traiciones.

*** it-2 pág. 910 Salomón ***
La solicitud sediciosa de Adonías. No transcurrió mucho tiempo antes de que Salomón tuviese que actuar para cumplir las instrucciones de David con respecto a Joab. Esto se debió a la acción de Adonías, quien todavía manifestaba ambición a pesar de la misericordia que le había mostrado Salomón. Adonías abordó a la madre de Salomón con las palabras: “Tú misma bien sabes que la gobernación real había de llegar a ser mía, y era hacia mí hacia quien todo Israel había fijado su rostro para que yo llegara a ser rey; pero la gobernación real dio vuelta y llegó a ser de mi hermano, porque de parte de Jehová llegó a ser suya”. Adonías reconoció que Jehová estaba detrás de la entronización de Salomón; sin embargo, la solicitud que hizo después de estas palabras fue otra tentativa astuta de usurpar la gobernación real. Le pidió a Bat-seba: “Por favor, di a Salomón el rey [...] que me dé a Abisag la sunamita por esposa”. Debió pensar que tenía suficientes partidarios, además del apoyo de Joab y Abiatar, de manera que si tomaba a Abisag, considerada concubina de David —aunque no tuvo relaciones con ella—, podía empezar un levantamiento que podría derrotar a Salomón. La costumbre era que las esposas y concubinas de un rey pasasen a ser propiedad de su sucesor, por lo que se consideraba que tomarlas equivalía a reclamar el trono. (Compárese con 2Sa 16:21, 22.) Cuando Bat-seba, que no había discernido la doble intención de Adonías, transmitió su solicitud a Salomón, este inmediatamente lo interpretó como un intento de conseguir la gobernación real y envió en seguida a Benaya para que diese muerte a Adonías. (1Re 2:13-25.)

(1 REYES 2:22)

“Ante esto, el rey Salomón respondió y dijo a su madre: “¿Y por qué estás solicitando a Abisag la sunamita para Adonías? Solicita también para él la gobernación real (porque es mi hermano que es mayor que yo), aun para él y para Abiatar el sacerdote y para Joab hijo de Zeruyá”.”

*** it-1 págs. 26-27 Abisag ***
El relato acerca de Abisag viene inmediatamente antes del relato sobre el intento de Adonías —probablemente el mayor de los hijos que le quedaban a David— de apoderarse de la corona. Es posible que se presenten en este orden para facilitar la comprensión de la subsiguiente acción de Adonías durante el reinado de Salomón. Después de ascender al trono, Salomón concedió un perdón condicional a Adonías. Entonces este persuadió a Bat-seba para que le pidiera a su hijo Salomón que le diera a Abisag como esposa. El rey, convencido de que la solicitud de Adonías no se debía solo a la belleza de Abisag, sino que más bien delataba un esfuerzo sutil por fortalecer su supuesto derecho al trono, reaccionó con enojo, le retiró el perdón y ordenó que le dieran muerte. (1Re 2:13-25.)

*** it-1 pág. 55 Adonías ***
Si bien es posible que con esta solicitud solo pretendiera obtener alguna compensación por la pérdida del reino, dio a entender con claridad que las llamas de la ambición todavía ardían dentro de él, puesto que, según una costumbre del antiguo Oriente, las esposas y concubinas de un rey solo podían llegar a pertenecer a su sucesor legal. (Compárese con 2Sa 3:7; 16:21.) Así es como interpretó Salomón la petición que hizo Adonías por medio de su madre, y por eso ordenó que se le diera muerte, orden que Benaya cumplió sin demora. (1Re 2:22-25.)

*** it-1 pág. 521 Concubina ***
Después que Salomón fue entronizado, Adonías, su hermano mayor, que ya había intentado conseguir el trono, se dirigió a la madre de Salomón, Bat-seba, con estas palabras: “Tú misma bien sabes que la gobernación real había de llegar a ser mía”, y luego le solicitó que pidiera al rey que le diera por esposa a Abisag la sunamita, que al parecer era una esposa o concubina de David. Salomón contestó con enfado: “Solicita también para él la gobernación real”, y mandó que se diera muerte a Adonías, lo que probó que había interpretado su solicitud como un intento de conseguir el trono. (1Re 1:5-7; 2:13-25.)

*** it-2 pág. 848 Rey ***
Esposas y propiedades. Una de las costumbres matrimoniales y familiares de los reyes de Judá era la de tener muchas esposas y concubinas, aunque la Ley estipulaba que el rey no debía multiplicar el número de sus esposas. (Dt 17:17.) Las concubinas se consideraban propiedad de la corona y pasaban al sucesor del trono junto con los derechos y las propiedades del rey. El casarse o apoderarse de una de las concubinas del difunto rey equivalía a reclamar públicamente el trono. Por consiguiente, el que Absalón tuviera relaciones con las concubinas de su padre, el rey David, y el que Adonías pidiese como esposa a Abisag, la enfermera y compañera de David en los días de su vejez, equivalía a reclamar el trono. (2Sa 16:21, 22; 1Re 2:15-17, 22.) Estas acciones se consideraban traiciones.

(1 REYES 2:26)

“Y a Abiatar el sacerdote el rey dijo: “¡Vete a Anatot a tus campos! Pues mereces la muerte; pero en este día no te daré muerte, porque llevaste el arca del Señor Soberano Jehová delante de David mi padre, y porque sufriste aflicción durante todo el tiempo que mi padre sufrió aflicción”.”

*** it-1 pág. 21 Abiatar ***
Sin embargo, 1 Reyes 2:26 muestra que Salomón envió a Abiatar a sus campos de Anatot, y aunque estos no estaban lejos de Gabaón, la orden de Salomón indica que a Abiatar se le excluía de toda participación activa en el sacerdocio.

*** it-1 pág. 21 Abiatar ***
Si se tiene en cuenta que Abiatar aguantó muchas penalidades en compañía de David durante el tiempo en que este huía de Saúl y también durante la rebelión de Absalón, y que, por consiguiente, disfrutó de la confianza, la amistad y el favor de David durante unas cuatro décadas, sorprende verle unirse a otro hijo de David, Adonías, en una conspiración posterior para apoderarse del trono. El complot fracasó a pesar de contar con el apoyo de Joab, el jefe del ejército, y se nombró rey a Salomón, al cual el leal sacerdote Sadoc ungió de acuerdo con las órdenes de David. (1Re 1:7, 32-40.) Jonatán, el hijo de Abiatar, un corredor que había llevado las noticias a David durante la insurrección de Absalón, fue entonces a avisar a Adonías de que el complot había fracasado. El rey Salomón no tomó acción inmediata contra Abiatar, pero cuando los hechos mostraron que el complot todavía no había terminado, ordenó que mataran a Adonías y a Joab, y desterró de Jerusalén al sacerdote Abiatar, diciéndole: “¡Vete a Anatot a tus campos! Pues mereces la muerte; pero en este día no te daré muerte, porque llevaste el Arca del Señor Soberano Jehová delante de David mi padre, y porque sufriste aflicción durante todo el tiempo que mi padre sufrió aflicción”. (1Re 2:26.)

*** it-1 pág. 134 Anatot ***
y fue allí donde Salomón desterró a Abiatar, con lo que se puso fin a la línea de sumos sacerdotes de la casa de Elí. (1Re 2:26.)

(1 REYES 2:27)

“De modo que Salomón expulsó a Abiatar para que no rindiera servicio como sacerdote de Jehová, para cumplir la palabra de Jehová que él había hablado contra la casa de Elí en Siló.”

*** it-1 pág. 21 Abiatar ***
Entonces se asignó a Sadoc para que reemplazara a Abiatar en su puesto sacerdotal, de modo que el sumo sacerdocio pasó de nuevo a la línea de Eleazar, el hijo de Aarón, y la línea sacerdotal de la casa de Elí terminó por completo, en cumplimiento de la profecía registrada en 1 Samuel 2:31. (1Re 2:27; 1Sa 3:12-14.)

(1 REYES 2:34)

“Entonces Benaya hijo de Jehoiadá procedió a subir, y se arrojó sobre él y le dio muerte; y llegó a ser enterrado en su propia casa en el desierto.”

*** it-2 pág. 1007 Sepultura ***
El lugar podía estar cerca del dueño, como en el jardín. (1Sa 25:1; 1Re 2:34; 2Re 21:25, 26.) La expresión “junto a su casa” no quiere decir dentro del edificio, como se ve al comparar 2 Crónicas 33:20 con 2 Reyes 21:18.

(1 REYES 2:39)

“Y al cabo de tres años aconteció que dos esclavos de Simeí se fueron huyendo a donde Akís hijo de Maacá el rey de Gat; y unas personas vinieron a referírselo a Simeí, y dijeron: “¡Mira! Tus esclavos están en Gat”.”

*** it-1 pág. 994 Gat ***
Durante el reinado de David, Gat y sus pueblos dependientes llegaron a estar en manos de los israelitas. (1Cr 18:1.) Cuando David huyó de Absalón, había 600 guititas entre los que se fueron con él. (2Sa 15:18.) Mientras reinaba Salomón, Akís todavía era rey de Gat. (1Re 2:39-41.) Seguramente era un príncipe vasallo, no un rey en el sentido común de la palabra. (Véase SEÑORES DEL EJE.) Más tarde, Rehoboam, el sucesor de Salomón, reedificó y fortificó esa ciudad. (2Cr 11:5-8.)

SEMANA DEL 29 DE JUNIO: Lectura de la Biblia: 1 Reyes 3 a 6


(1 REYES 3:1)

“Y Salomón procedió a formar una alianza matrimonial con Faraón el rey de Egipto y a tomar la hija de Faraón y traerla a la Ciudad de David, hasta que él acabara de edificar su propia casa y la casa de Jehová y el muro de Jerusalén todo en derredor.”

*** w11 15/12 pág. 10 párrs. 12-13 ¿Imitaremos sus virtudes y evitaremos sus errores? ***
“Salomón procedió a formar una alianza matrimonial con Faraón el rey de Egipto y a tomar la hija de Faraón y traerla a la Ciudad de David.” (1 Rey. 3:1.) ¿Abrazó ella en algún momento la religión verdadera, como Rut? La Biblia no indica que obrara así. Lo que sí indica es que cuando Salomón le edificó una casa (quizás también para sus doncellas egipcias), la hizo fuera de la Ciudad de David. ¿Por qué? Las Escrituras señalan que tomó esta medida porque era inapropiado que los paganos vivieran junto al arca del pacto (2 Cró. 8:11).
13 Salomón tal vez contrajo matrimonio con la princesa egipcia pensando en las posibles ventajas políticas. Pero ¿se justificaba su decisión? No. Siglos antes, Dios había prohibido a sus siervos casarse con las mujeres de Canaán, enumerando específicamente varios pueblos de aquella tierra pagana (Éxo. 34:11-16). ¿Razonó Salomón que, como Egipto no aparecía en la lista, su conducta no era censurable? Si lo hizo, no tenía excusa. Estaba pasando por alto un peligro que Jehová había mencionado expresamente: ser desviado a la religión falsa (léase Deuteronomio 7:1-4).

(1 REYES 3:9)

“Y tienes que dar a tu siervo un corazón obediente para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién es capaz de juzgar a este difícil pueblo tuyo?”.”

*** w07 15/6 pág. 27 párr. 6 Jehová valora nuestra obediencia ***
¿Qué nos ayudará a obedecer? Cada uno de nosotros debe pedirle a Dios “un corazón obediente”, como hizo el rey Salomón. Este monarca reconocía que lo necesitaba para “discernir entre lo bueno y lo malo” al juzgar a sus hermanos israelitas (1 Reyes 3:9). Nosotros también precisamos “un corazón obediente” para distinguir entre el bien y el mal en un mundo saturado del espíritu de desobediencia. Con ese fin, Dios nos ha suministrado su Palabra, publicaciones para el estudio de la Biblia, las reuniones cristianas y superintendentes bondadosos. ¿Estamos aprovechando al máximo estas amorosas dádivas?

*** w98 15/7 págs. 29-31 ¿Tiene usted “un corazón obediente”? ***
¿Tiene usted “un corazón obediente”?
SALOMÓN se sintió incompetente cuando ascendió al trono del antiguo Israel. Por ese motivo oró a Dios por sabiduría y conocimiento (2 Crónicas 1:10). También rogó: “Tienes que dar a tu siervo un corazón obediente para juzgar a tu pueblo” (1 Reyes 3:9). Con “un corazón obediente”, Salomón podría seguir las leyes y principios divinos, y disfrutaría de la bendición de Jehová.
Un corazón obediente no es una carga, sino una fuente de gozo. El apóstol Juan escribió: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). No hay duda de que debemos obedecer a Dios. Al fin y al cabo, él es nuestro Magnífico Creador. La Tierra y cuanto hay en ella le pertenecen, incluso toda la plata y el oro. De modo que, en realidad, no podemos darle nada en sentido material, aunque nos permita utilizar nuestros haberes económicos para demostrarle nuestro amor (1 Crónicas 29:14). Jehová espera que le amemos y que andemos humildemente con él haciendo su voluntad (Miqueas 6:8).
Cuando le preguntaron cuál era el mayor mandamiento de la Ley, Jesucristo dijo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primer mandamiento” (Mateo 22:36-38). La obediencia a Dios es un modo de expresar nuestro amor por él. De ahí que todos nosotros debemos rogar a Jehová que nos dé un corazón obediente.
Tuvieron un corazón obediente
La Biblia abunda en ejemplos de personas que tuvieron un corazón obediente. Por ejemplo, Jehová le dijo a Noé que construyera una enorme arca para la conservación de la vida. Fue una tarea colosal que duró unos cuarenta o cincuenta años. Aun con todas las herramientas modernas y demás instrumentos que ahora existen, la construcción de una estructura flotante tan grande como aquella constituiría una proeza de ingeniería. Además, Noé tuvo que advertir a personas que se burlaron de él y lo ridiculizaron. Sin embargo, fue obediente hasta en el más mínimo detalle. La Biblia dice: “Hizo precisamente así” (Génesis 6:9, 22; 2 Pedro 2:5). Noé demostró su amor a Jehová por su obediencia fiel durante muchos años. ¡Qué magnífico ejemplo para todos nosotros!
Piense también en el patriarca Abrahán. Dios le dijo que se trasladara de la próspera Ur de los caldeos a una tierra que no conocía. Abrahán obedeció sin replicar (Hebreos 11:8). Junto a su familia, vivió en tiendas por el resto de su vida. Al cabo de muchos años de morar como forastero en aquella tierra, Jehová lo bendijo a él y a su obediente esposa Sara con un hijo llamado Isaac. Podemos imaginarnos cuánto debió de amar el centenario Abrahán a aquel hijo de su vejez. Algunos años después, Jehová le pidió que sacrificara a Isaac como ofrenda quemada (Génesis 22:1, 2). La sola idea de hacer aquello tuvo que atormentar a Abrahán. A pesar de todo obedeció, porque amaba a Jehová y tenía fe en que la descendencia prometida vendría mediante Isaac, aunque Dios lo tuviera que levantar de entre los muertos (Hebreos 11:17-19). Sin embargo, cuando estaba a punto de sacrificar a su hijo, Jehová lo detuvo y le dijo: “Ahora sé de veras que eres temeroso de Dios, puesto que no has retenido de mí a tu hijo, tu único” (Génesis 22:12). Por su obediencia, aquel hombre temeroso de Dios, Abrahán, llegó a ser conocido como “amigo de Jehová” (Santiago 2:23).
El mejor ejemplo de obediencia lo tenemos en Jesucristo. Durante su existencia prehumana se deleitó en el servicio obediente a su Padre en los cielos (Proverbios 8:22-31). Como hombre, Jesús obedeció a Jehová en todo, y siempre le resultó placentero hacer Su voluntad (Salmo 40:8; Hebreos 10:9). De ahí que con toda razón dijera: “No hago nada por mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado. Y el que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago las cosas que le agradan” (Juan 8:28, 29). Al final entregó voluntariamente su vida, sufriendo la muerte más humillante y dolorosa, a fin de vindicar la soberanía de Jehová y redimir a la humanidad obediente. En realidad, “al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento” (Filipenses 2:8). ¡Qué ejemplo de un corazón obediente!
La obediencia incompleta no es suficiente
No todos los que afirmaron ser obedientes a Dios lo fueron en realidad. Piense en Saúl, rey del antiguo Israel. Dios le mandó que exterminara a los malvados amalequitas (1 Samuel 15:1-3). Aunque eliminó a la nación, perdonó la vida a su rey y conservó algunas ovejas y reses. Samuel preguntó: “¿A qué se debe, pues, que no obedeciste la voz de Jehová?”. En respuesta, Saúl dijo: “Pero he obedecido la voz de Jehová [...,] el pueblo [de Israel] se puso a tomar del despojo ovejas y ganado vacuno, lo más selecto de ellos [...], para sacrificarlo a Jehová”. Subrayando la necesidad de obedecer por completo, Samuel contestó: “¿Se deleita tanto Jehová en ofrendas quemadas y sacrificios como en que se obedezca la voz de Jehová? ¡Mira! El obedecer es mejor que un sacrificio, el prestar atención que la grasa de carneros; porque la rebeldía es lo mismo que el pecado de adivinación, y el adelantarse presuntuosamente lo mismo que usar poder mágico y terafim. Puesto que tú has rechazado la palabra de Jehová, él, en conformidad con ello, te rechaza de ser rey” (1 Samuel 15:17-23). ¡Cuánto perdió Saúl por no tener un corazón obediente!
Hasta el sabio rey Salomón, que había pedido a Jehová un corazón obediente, dejó de obedecerle. Oponiéndose a la voluntad divina, se casó con mujeres extranjeras que lo indujeron a pecar contra Dios (Nehemías 13:23, 26). Salomón perdió el favor divino porque dejó de tener un corazón obediente. Su ejemplo debe servirnos de advertencia.
Lo que hemos visto no significa que Jehová exija la perfección de sus siervos humanos. Él “se acuerda de que somos polvo” (Salmo 103:14). Es seguro que todos nos equivocamos algunas veces, pero Dios puede ver si deseamos agradarle de corazón (2 Crónicas 16:9). Si erramos a causa de la imperfección humana, pero nos arrepentimos, podemos pedir perdón sobre la base del sacrificio de rescate de Cristo con la confianza de que Jehová “perdonará en gran manera” (Isaías 55:7; 1 Juan 2:1, 2). Puede que también precisemos la ayuda de ancianos cristianos amorosos a fin de recobrarnos espiritualmente y tener una fe saludable y un corazón obediente (Tito 2:2; Santiago 5:13-15).
¿Hasta dónde llega su obediencia?
No cabe duda de que, como siervos de Jehová, casi todos nosotros creemos tener un corazón obediente. Puede que razonemos: “¿Acaso no participo en la predicación del Reino? ¿No me mantengo firme cuando surgen cuestiones graves, como la de la neutralidad? ¿Y no asisto con regularidad a las reuniones cristianas, tal como instó el apóstol Pablo?” (Mateo 24:14; 28:19, 20; Juan 17:16; Hebreos 10:24, 25). Es cierto que el pueblo de Jehová en su conjunto manifiesta obediencia de corazón en esos aspectos importantes.
Pero, ¿qué puede decirse de nuestra conducta diaria, quizá en asuntos que aparentemente carezcan de importancia? Jesús declaró: “La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo es injusta también en lo mucho” (Lucas 16:10). Por consiguiente, a cada uno de nosotros le conviene preguntarse: ¿Tengo un corazón obediente cuando se trata de cuestiones pequeñas o de asuntos de los que otras personas ni siquiera saben?
El salmista mostró que incluso dentro de su casa, donde los demás no podían verle, ‘anduvo en la integridad de su corazón’ (Salmo 101:2). Mientras usted está sentado en su hogar, puede que encienda el televisor y comience a ver una película. Es posible que ahí mismo se ponga a prueba su obediencia. El filme pudiera tomar un rumbo inmoral. ¿Seguirá mirando, diciéndose que ese es el tipo de películas que hoy en día se ven? ¿O le impulsará un corazón obediente a acatar el mandato de las Escrituras acerca de “que la fornicación y la inmundicia de toda clase, o la avidez, ni siquiera se mencionen entre ustedes”? (Efesios 5:3-5.) ¿Apagará el televisor, aunque el argumento le atraiga? ¿O cambiará de canal, si el programa se vuelve violento? “Jehová mismo examina al justo así como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia.” (Salmo 11:5.)
Un corazón obediente reporta bendiciones
Por supuesto, existen muchos campos de la vida en los que es provechoso que nos examinemos para ver si de veras obedecemos de corazón a Dios. Nuestro amor a Jehová debería impulsarnos a agradarle y a efectuar lo que nos dice en su Palabra, la Biblia. Un corazón obediente nos permitirá mantener una buena relación con él. De hecho, si nuestra obediencia es completa, ‘los dichos de nuestra boca y la meditación de nuestro corazón llegarán a ser placenteros delante de Jehová’ (Salmo 19:14).
Jehová nos enseña la obediencia porque nos ama, por nuestro propio bien, y nos beneficiará mucho prestar sincera atención a la enseñanza divina (Isaías 48:17, 18). Por lo tanto, aceptemos con alegría la ayuda que nuestro Padre celestial nos suministra mediante su Palabra, su espíritu y su organización. Se nos enseña también que es como si oyéramos una voz detrás de nosotros que dijera: “Este es el camino. Anden en él” (Isaías 30:21). Prestemos atención a la enseñanza de Jehová mediante la Biblia, las publicaciones cristianas y las reuniones de la congregación, y luego apliquemos lo que aprendamos siendo “obedientes en todas las cosas” (2 Corintios 2:9).
Un corazón obediente nos reportará mucho gozo y bendiciones. Nos producirá la tranquilidad de ánimo que proviene de saber que agradamos a Jehová Dios y regocijamos su corazón (Proverbios 27:11). Un corazón obediente nos protegerá cuando nos veamos tentados a hacer lo incorrecto. Por consiguiente, no cabe duda de que debemos obedecer a nuestro Padre celestial y rogarle: ‘Da a tu siervo un corazón obediente’.

(1 REYES 3:16)

“En aquel tiempo, dos mujeres, prostitutas, lograron entrar a donde el rey y estar de pie ante él.”

*** it-2 pág. 732 Prostituta ***
La manera sabia y entendida de manejar el caso de dos prostitutas fortaleció en gran manera la fe del pueblo en Salomón como el sucesor adecuado de David en el trono de Israel. Probablemente los jueces del tribunal inferior no pudieron solventar ese caso, y por esa razón se remitió al rey. (Dt 1:17; 17:8-11; 1Sa 8:20.) Estas mujeres quizás no eran prostitutas profesionales, sino mujeres que habían cometido fornicación, bien judías, o, posiblemente, de ascendencia extranjera. (1Re 3:16-28.)

(1 REYES 4:2)

“Y estos son los príncipes que tenía: Azarías hijo de Sadoc, el sacerdote;”

*** it-1 pág. 260 Azarías ***
4. Uno de los príncipes de Salomón. (1Re 4:2.) Se dice que era hijo del sacerdote Sadoc; es posible que fuese hermano de Ahimáaz. (1Cr 6:8.)

(1 REYES 4:4)

“y Benaya hijo de Jehoiadá estaba sobre el ejército, y Sadoc y Abiatar eran sacerdotes;”

*** it-1 pág. 21 Abiatar ***
Aunque más adelante, en 1 Reyes 4:4, de nuevo se alude a “Sadoc y Abiatar” como sacerdotes durante el reinado de Salomón, es posible que se mencione a Abiatar sólo a título honorífico, o en sentido histórico. Algunos doctos opinan que después de degradar a Abiatar, Salomón lo hizo comisario de Sadoc, y que uno ofició en el monte Sión, donde estaba el Arca, mientras que el otro lo hizo en el tabernáculo, situado en Gabaón hasta la construcción del templo. (Véase 1Cr 16:37-40.) Sin embargo, 1 Reyes 2:26 muestra que Salomón envió a Abiatar a sus campos de Anatot, y aunque estos no estaban lejos de Gabaón, la orden de Salomón indica que a Abiatar se le excluía de toda participación activa en el sacerdocio.

*** it-2 pág. 896 Sadoc ***
A diferencia de Abiatar, Sadoc no apoyó el intento de Adonías de usurpar el trono; por ello David lo nombró para que ungiera a Salomón por rey. (1Re 1:7, 8, 26, 32-46.) Sadoc no fue el sacerdote más importante durante los reinados de Saúl y David, pero debido a su constante lealtad, que contrastó con la del sumo sacerdote Abiatar, Salomón lo nombró sumo sacerdote mientras que expulsó de Jerusalén a Abiatar. Esta acción cumplió la profecía que Jehová pronunció contra la casa de Elí. (1Re 2:26, 27, 35.) La mención que más tarde se hace de “Sadoc y Abiatar” en 1 Reyes 4:4 probablemente tiene un sentido histórico.

(1 REYES 4:5)

“y Azarías hijo de Natán estaba sobre los comisarios, y Zabud hijo de Natán era sacerdote, el amigo del rey;”

*** it-1 pág. 515 Comisario ***
Con el fin de lograr un funcionamiento sin asperezas y evitar que se produjeran escaseces, se colocó a los doce comisarios bajo la supervisión de uno de los príncipes de Salomón, “Azarías hijo de Natán”. (1Re 4:5.)

(1 REYES 4:7)

“Y Salomón tenía doce comisarios sobre todo Israel, y ellos proveían de alimento al rey y su casa. Le tocaba a cada uno proveer el alimento un mes del año.”

*** it-1 pág. 514 Comisario ***
COMISARIO
El participio hebreo traducido “comisario” (nits•tsáv) tiene el significado básico de alguien “apostado”, ‘puesto en posición’ o “puesto [colocado]” por nombramiento para cumplir una tarea. (1Sa 22:9; Éx 7:15; Rut 2:5.) Durante el reinado de Salomón (1037-998 a. E.C.) se nombraron doce comisarios para ocupar posiciones administrativas de alto rango. Cada uno de ellos se encargaba por turno, un mes al año, de conseguir el alimento y las demás provisiones para la casa real. (1Re 4:7.)
El gobierno recibía para su mantenimiento productos alimenticios, en vez de un impuesto general. Por consiguiente, los comisarios supervisaban la producción, la siega, el almacenaje y la entrega de las cuotas mensuales, que ascendían a un tonelaje muy considerable. (1Re 4:22, 23.) Estos comisarios tal vez hayan servido de administradores en sus respectivos territorios, además de desempeñar su trabajo de supervisar los suministros de alimentos.

(1 REYES 4:12)

“Baaná hijo de Ahilud, en Taanac y Meguidó y todo Bet-seán, que está al lado de Zaretán más abajo de Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-meholá hasta la región de Joqmeam;”

*** it-2 pág. 120 Joqmeam ***
2. Región limítrofe con el territorio administrado por Baaná, hijo de Ahilud, que era uno de los doce comisarios de Salomón. (1Re 4:12.) Tal vez fuese el mismo lugar que Joqneam.

*** it-2 pág. 120 Joqneam ***
El nombre “Joqmeam”, que aparece en 1 Reyes 4:12, tal vez sea una corrupción de “Joqneam”.

*** it-2 pág. 1226 Zaretán ***
Sin embargo, esta identificación resulta un tanto difícil de armonizar con la descripción del quinto distrito administrativo de Salomón que se presenta en 1 Reyes 4:12, donde se hace referencia a “Taanac y Meguidó y todo Bet-seán, que está al lado de Zaretán más abajo de Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-meholá hasta la región de Joqmeam”. Qarn Sartabeh está situado mucho más hacia el S. que el resto de los lugares mencionados y no se halla “al lado de” Bet-seán, en el sentido de lindar con esta población. La Biblia de Jerusalén ajusta el orden geográfico de los lugares mencionados refiriéndose a “todo Bet Šeán, por debajo de Yizreel, desde Bet Šeán hasta Abel Mejolá, que está hacia Sartán”, relacionando así Zaretán (Sartán) con Abel-meholá más bien que con Bet-seán. No obstante, la expresión “todo Bet-seán” parece indicar más una región que la ciudad en sí. Si Zaretán estaba situada efectivamente en las inmediaciones del cerro de Qarn Sartabeh, puede que el territorio de Bet-seán abarcase el valle circundante y se extendiera hacia el S. hasta un punto desde el que podía divisarse Zaretán, con lo que, aunque no constituía una región limítrofe, sí estaba en sus proximidades.

(1 REYES 4:20)

“Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar por su multitud, y comían y bebían y se regocijaban.”

*** w98 1/2 pág. 12 párr. 15 Jehová, Dios de pactos ***
Para el tiempo de Salomón, hijo de David, se cumplió un tercer aspecto del pacto abrahámico: “Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar por su multitud, y comían y bebían y se regocijaban” (1 Reyes 4:20).

*** w98 15/10 págs. 9-10 párrs. 9-11 Jerusalén: “la ciudad del gran Rey” ***
9 La nación de Israel disfrutó de paz en tanto apoyó de todo corazón la adoración de Jehová, centrada en Jerusalén. Las Escrituras describen con hermoso lenguaje aquellas condiciones: “Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar por su multitud, y comían y bebían y se regocijaban [...]; y la paz misma llegó a ser suya [de Salomón] en toda región suya, todo en derredor. Y Judá e Israel continuaron morando en seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera” (1 Reyes 4:20, 24, 25).
10 Los hallazgos arqueológicos apoyan esta descripción del próspero reinado de Salomón. En su libro The Archaeology of the Land of Israel (La arqueología de la tierra de Israel), el profesor Yohanan Aharoni dice: “La riqueza que llegaba a la corte real de todas las direcciones y el floreciente comercio [...] produjeron una rápida y notable revolución en todo aspecto de la cultura material. [...] El cambio de la cultura material [...] no solo se percibe en los artículos de lujo, sino especialmente en la cerámica. [...] La calidad de la alfarería y el proceso de cocción mejoró notablemente”.
11 De igual modo, Jerry M. Landay escribió: “En tiempos de Salomón, la cultura material israelita avanzó en tres décadas más que durante los anteriores doscientos años. En los estratos salomónicos se hallan restos de construcciones monumentales, grandes ciudades con sólidas murallas, la proliferación de barrios residenciales con grupos de viviendas bien construidas para la clase acomodada, [y] un salto cuántico en la competencia técnica de la alfarería y los procesos de cocción. También se hallan restos de objetos que representan mercancías procedentes de países lejanos, señal de un intenso comercio internacional” (The House of David).

*** gm cap. 4 pág. 46 ¿Es creíble el “Antiguo Testamento”? ***
Otras pruebas en apoyo
18 Sí, muchos descubrimientos arqueológicos han demostrado la exactitud histórica de la Biblia. Por ejemplo, la Biblia informa que después que el rey Salomón hubo recibido de David su padre el reinado, Israel disfrutó de gran prosperidad. Leemos: “Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar por su multitud, y comían y bebían y se regocijaban”. (1 Reyes 4:20.) En apoyo de esta declaración, leemos: “La evidencia arqueológica revela que hubo una explosión demográfica en Judá durante el siglo X a. de J.C. y después, cuando la paz y prosperidad que trajo David hizo posible la edificación de muchos pueblos nuevos”10.

(1 REYES 4:21)

“En cuanto a Salomón, resultó ser gobernante sobre todos los reinos desde el Río hasta la tierra de los filisteos y hasta el límite de Egipto. Estuvieron llevándole regalos y sirviendo a Salomón todos los días de su vida.”

*** gl pág. 16 Israel en tiempos de David y Salomón ***
DIOS prometió dar a la descendencia de Abrán la tierra que se extendía “desde el río de Egipto hasta [...] el río Éufrates” (Gé 15:18; Éx 23:31; Dt 1:7, 8; 11:24). Cuando Josué entró en Canaán, aún faltaban unos cuatro siglos para que la Tierra Prometida alcanzara dichos límites.
El rey David conquistó el reino arameo de Zobá, que llegaba hasta el Éufrates, en el norte de Siria. Hacia el sur, sus victorias sobre los filisteos le permitieron expandir su reino hasta la frontera con Egipto (2Sa 8:3; 1Cr 18:1-3; 20:4-8; 2Cr 9:26).
Luego, Salomón dominó “desde el Río [Éufrates] hasta la tierra de los filisteos y hasta el límite de Egipto”, y su mandato prefiguró el pacífico reinado del Mesías (1Re 4:21

(1 REYES 4:22)

“Y el alimento de Salomón para cada día resultó ser, con regularidad, treinta medidas de coro de flor de harina y sesenta medidas de coro de harina,”

*** it-2 pág. 913 Salomón ***
El alimento diario para la casa real de Salomón ascendía a “treinta medidas de coro [6.600 l.] de flor de harina y sesenta medidas de coro [13.200 l.] de harina, diez reses vacunas gordas y veinte reses vacunas de pasto y cien ovejas, además de algunos ciervos y gacelas y corzos y cuclillos engordados”. (1Re 4:22, 23.)

(1 REYES 4:23)

“diez reses vacunas gordas y veinte reses vacunas de pasto y cien ovejas, además de algunos ciervos y gacelas y corzos y cuclillos engordados.”

*** it-1 pág. 606 Cuclillo ***
CUCLILLO
(heb., plural, bar•bu•rím).
Este nombre solo aparece en la Biblia una vez, en 1 Reyes 4:23, donde se menciona a los “cuclillos [bar•bu•rím]” entre las provisiones diarias de alimento para la corte de Salomón (NM; CJ, comentario). Aunque muchas versiones (BAS, Val, VP y otras) leen en este texto “aves”, no parece que bar•bu•rím sea un término general, sino, más bien, el nombre específico de un ave. Algunos lo han identificado con el capón, la gallina de Guinea o el ganso, pero el lexicógrafo W. Baumgartner (Hebräisches und Aramäisches Lexikon zum Alten Testament, Leiden, 1967, pág. 147) recomienda “cuclillo”, lo que parece armonizar con el nombre árabe de esa ave: abu burbur.
Tanto el cuclillo común (Cuculus canorus) como el críalo (Clamator glandarius) cruzan Palestina, adonde llegan a principios de marzo, en su migración hacia el N. El cuclillo es un pájaro de tamaño mediano, parecido a un halcón pequeño, con un pico ligeramente curvado, puntiagudo y afilado. Su plumaje no tiene vivos colores. Aparte del pecho, que suele ser blancuzco con finas bandas negras, su color varía de gris pálido o marrón claro a pardo rojizo o negro.
Aunque algunos opinan que el cuclillo es un pájaro más bien pequeño para que se usase en el menú de Salomón, hay que tener en cuenta que en la antigüedad incluso se vendían gorriones desplumados en los mercados orientales. (Mt 10:29.) Además, estos cuclillos habían sido “engordados”, y a este respecto The American Cyclopædia dice: “En otoño están gordos y son apreciados como alimento; en la antigüedad la gente era muy aficionada a ellos, y se creía que su carne tenía propiedades medicinales valiosas” (1883, vol. 5, pág. 557). Se sabe que los romanos comían cuclillos rellenos, y en la actualidad se les considera un manjar exquisito en Italia y Grecia.
El cuclillo no es carroñero ni ave de presa, sino un valioso consumidor de insectos. Era legalmente “limpio” y apropiado para alimento en la mesa real de Salomón. Aunque la Versión Valera de 1909 incluye al “cuclillo” entre las aves inmundas en Deuteronomio 14:15, esta traducción (de la palabra hebrea schá•jaf) no se considera en la actualidad admisible. (Véase GAVIOTA.)

(1 REYES 4:24)

“Pues él tenía todo en sujeción al lado de acá del Río, desde Tifsah hasta Gaza, aun a todos los reyes al lado de acá del Río; y la paz misma llegó a ser suya en toda región suya, todo en derredor.”

*** it-1 pág. 728 Éber ***
La expresión hebrea ʽé•ver han•na•hár (más allá del Río) se usa a veces para referirse a la región situada al O. del Éufrates. (Ne 2:7, 9; 3:7.) En 1 Reyes 4:24 se traduce la misma expresión hebrea por “al lado de acá del Río” (NM) o “al oeste del Éufrates” (Val).

(1 REYES 4:25)

“Y Judá e Israel continuaron morando en seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera, desde Dan hasta Beer-seba, todos los días de Salomón.”

*** w03 15/5 pág. 24 Cada uno se sentará debajo de su higuera ***
Cada uno se sentará debajo de su higuera
EN LOS calurosos veranos de Oriente Medio, cuando la sombra es un auténtico lujo, se agradece cualquier follaje que resguarde del sol, particularmente si está cerca de la vivienda. Pero la sombra que brindan las higueras, con sus extensas ramas y sus anchas y grandes hojas, supera a la de casi todo árbol de la zona.
Según el libro Plants of the Bible, “tienen fama de dar una sombra más refrescante y fría que las tiendas de campaña”. En la antigüedad, las que crecían en las orillas de las viñas eran ideales para que los labradores israelitas se tomaran un respiro.
Al concluir una larga y calurosa jornada, la familia podía sentarse a pasar un buen rato al pie de su higuera. Además, esta recompensaba a sus dueños con copiosas cosechas de nutritivo fruto. Por ello, desde la época salomónica se usaba la frase “sentarse debajo de la higuera” para simbolizar una vida llena de paz, prosperidad y abundancia (1 Reyes 4:24, 25).

*** w98 15/10 págs. 9-10 párrs. 9-11 Jerusalén: “la ciudad del gran Rey” ***
9 La nación de Israel disfrutó de paz en tanto apoyó de todo corazón la adoración de Jehová, centrada en Jerusalén. Las Escrituras describen con hermoso lenguaje aquellas condiciones: “Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar por su multitud, y comían y bebían y se regocijaban [...]; y la paz misma llegó a ser suya [de Salomón] en toda región suya, todo en derredor. Y Judá e Israel continuaron morando en seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera” (1 Reyes 4:20, 24, 25).
10 Los hallazgos arqueológicos apoyan esta descripción del próspero reinado de Salomón. En su libro The Archaeology of the Land of Israel (La arqueología de la tierra de Israel), el profesor Yohanan Aharoni dice: “La riqueza que llegaba a la corte real de todas las direcciones y el floreciente comercio [...] produjeron una rápida y notable revolución en todo aspecto de la cultura material. [...] El cambio de la cultura material [...] no solo se percibe en los artículos de lujo, sino especialmente en la cerámica. [...] La calidad de la alfarería y el proceso de cocción mejoró notablemente”.
11 De igual modo, Jerry M. Landay escribió: “En tiempos de Salomón, la cultura material israelita avanzó en tres décadas más que durante los anteriores doscientos años. En los estratos salomónicos se hallan restos de construcciones monumentales, grandes ciudades con sólidas murallas, la proliferación de barrios residenciales con grupos de viviendas bien construidas para la clase acomodada, [y] un salto cuántico en la competencia técnica de la alfarería y los procesos de cocción. También se hallan restos de objetos que representan mercancías procedentes de países lejanos, señal de un intenso comercio internacional” (The House of David).

*** it-1 pág. 749 El reinado de Salomón ***
[Ilustraciones en la página 749]
Durante el reinado de Salomón, Judá e Israel moraron en seguridad, moraron, en un sentido figurado, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera (1Re 4:25)

*** it-1 pág. 1142 Higuera ***
Uso figurado y profético. A la higuera y la vid se las menciona juntas en muchos textos, y las palabras de Jesús en Lucas 13:6 muestran que las higueras se solían plantar en las viñas. (2Re 18:31; Joe 2:22.) La expresión ‘sentarse debajo de la propia vid e higuera’ simbolizaba condiciones pacíficas, prósperas y seguras. (1Re 4:25; Miq 4:4; Zac 3:10.)

(1 REYES 4:26)

“Y Salomón llegó a tener cuarenta mil pesebres de caballos para sus carros y doce mil hombres de a caballo.”

*** it-1 pág. 379 Caballo ***
Desde Salomón hasta el regreso del exilio. Sin embargo, Salomón, hijo y sucesor de David, empezó a acumular miles de caballos. (1Re 4:26 [se cree que la expresión “cuarenta mil pesebres de caballos” es un error del escriba, y debería decir “cuatro mil”]; compárese con 2Cr 9:25.)

(1 REYES 4:31)

“Y era más sabio que todo otro hombre, más que Etán el ezrahíta y Hemán y Calcol y Dardá hijos de Mahol; y su fama llegó a estar en todas las naciones todo en derredor.”

*** it-1 pág. 390 Calcol ***
CALCOL
(Perfeccionado).
Hombre de gran sabiduría; no obstante, la sabiduría del rey Salomón la sobrepasó. (1Re 4:31.) Posiblemente fue el descendiente de Judá por medio de Zérah mencionado en la lista genealógica. (1Cr 2:4, 6.)

*** it-1 pág. 881 Etán ***
1. Uno de los cuatro hombres cuya sabiduría, aunque considerable, fue superada por la del rey Salomón. (1Re 4:31.) Quizás fue él quien compuso el Salmo 89, porque el encabezamiento llama al escritor “Etán el ezrahíta”. En 1 Crónicas 2:6 se dice que Etán, Hemán, Calcol y Dará eran hijos de Zérah, de la tribu de Judá, y es probable que se trate de los mismos que se nombran en 1 Reyes. Etán fue padre de Azarías. (1Cr 2:8; véase EZRAHÍTA.)

*** it-1 pág. 912 Ezrahíta ***
EZRAHÍTA
(Nativo).
Sobrenombre aplicado a Etán (1Re 4:31; Sl 89, encab.) y a Hemán (Sl 88, encab.), hombres de reconocida sabiduría. En 1 Crónicas 2:3-6 se dice que Etán y Hemán eran descendientes de Judá a través de Zérah, de modo que el sobrenombre “ezrahíta” parece ser sinónimo de “zerahíta”. (Nú 26:20.) El Targum de Jonatán define “ezrahíta” como “hijo de Zérah”.

*** it-2 págs. 280-281 Mahol ***
MAHOL
(de una raíz que significa: “bailar; dar vueltas”; o, posiblemente, de una raíz que significa: “tocar la flauta”).
Hombre cuyos hijos, aunque sabios, no podían compararse en sabiduría con el rey Salomón. (1Re 4:31.) Hay quien entiende que con “hijos de Mahol” se hace referencia a un grupo de músicos y bailarines. (Compárese con Sl 150:4, donde la misma palabra hebrea se traduce “danza de corro”.)

(1 REYES 4:34)

“Y de todos los pueblos seguían viniendo para oír la sabiduría de Salomón, aun de todos los reyes de la tierra que habían oído de su sabiduría.”

*** it-1 pág. 749 El reinado de Salomón ***
Hasta gobernantes de otras naciones fueron a escuchar su sabiduría (1Re 4:34; 10:1)

(1 REYES 5:3)

““Tú mismo bien sabes que David mi padre no pudo edificar una casa al nombre de Jehová su Dios por causa del guerrear con que lo cercaron, hasta que Jehová los puso debajo de las plantas de sus pies.”

*** it-2 pág. 1097 Templo ***
El templo de Salomón. El rey David deseaba de todo corazón edificar una casa para Jehová donde colocar el arca del pacto, que entonces moraba “en medio de telas de tienda”. A Jehová le agradó la proposición de David, pero le dijo que debido a que había derramado mucha sangre en guerras, el privilegio de hacer ese edificio lo tendría su hijo (Salomón). Esto no quería decir que Dios no aprobaba las guerras que David había peleado a favor de Su nombre y de Su pueblo, pero el templo tenía que ser edificado en paz y por un hombre de paz. (2Sa 7:1-16; 1Re 5:3-5; 8:17; 1Cr 17:1-14; 22:6-10.)

(1 REYES 5:11)

“Y Salomón, por su parte, dio a Hiram veinte mil medidas de coro de trigo como víveres para su casa y veinte medidas de coro de aceite batido. Eso fue lo que Salomón siguió dando a Hiram año por año.”

*** it-1 pág. 42 Aceite ***
Un importante artículo alimenticio y de comercio. Debido a la abundancia de aceite de oliva en Palestina, se convirtió en un importante artículo de comercio. Salomón le daba cada año al rey Hiram de Tiro “veinte medidas de coro [4.400 l.] de aceite batido” como parte del pago por los materiales de construcción del templo. (1Re 5:10, 11.)

(1 REYES 5:13)

“Y el rey Salomón siguió haciendo subir a los de todo Israel reclutados para trabajo forzado; y los reclutados para trabajo forzado ascendieron a treinta mil hombres.”

*** w05 15/2 págs. 23-24 La actitud cristiana ante el servicio obligatorio ***
Con respecto a los israelitas empleados en otras obras de construcción, 1 Reyes 5:13, 14 dice: “El rey Salomón siguió haciendo subir a los de todo Israel reclutados para trabajo forzado; y los reclutados para trabajo forzado ascendieron a treinta mil hombres. Y los enviaba al Líbano en turnos de diez mil al mes. Por un mes continuaban en el Líbano, por dos meses en sus hogares”. “No hay duda —afirma un escriturario— de que los reyes de Israel y Judea utilizaron la corvea como un medio de obtener mano de obra no remunerada para la construcción y otros trabajos en los territorios de la corona.”

(1 REYES 5:16)

“además de los comisarios principescos de Salomón que estaban sobre la obra, tres mil trescientos capataces sobre la gente que estaba activa en la obra.”

*** w05 1/12 pág. 19 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas ***
2:18; 8:10. Estos versículos indican que el número de comisarios empleados como supervisores y capataces para vigilar las obras era de 3.600 más 250, mientras que en 1 Reyes 5:16 y 9:23 se dice que el número era de 3.300 más 550. ¿A qué se debe la diferencia? La diferencia parece radicar en los métodos de clasificación de los comisarios. Puede ser que Segundo de las Crónicas distinga entre 3.600 comisarios no israelitas y 250 israelitas, en tanto que Primero de los Reyes establezca una diferencia entre 3.300 capataces y 550 supervisores de mayor rango; de cualquier modo, la cifra total en cada caso es la misma: 3.850.

*** it-1 pág. 515 Comisario ***
Los “comisarios principescos” también servían de encargados y superintendentes de los que trabajaban en la construcción durante el reinado de Salomón. Parece que los dos relatos sobre estos comisarios, el de 1 Reyes y el de 2 Crónicas, solo difieren en los métodos de clasificación: el primero contabiliza 3.300 más 550, lo que arroja un total de 3.850 (1Re 5:16; 9:23), mientras que el segundo da 3.600 más 250, lo que también totaliza 3.850. (2Cr 2:18; 8:10.) Algunos eruditos (Ewald, Keil, Michaelis) creen que las cifras dadas en el libro de Crónicas hacen una distinción entre los 3.600 comisarios que no eran israelitas y los 250 israelitas, en tanto que en el libro de Reyes la distinción de comisarios que se hace es entre los 3.300 encargados subordinados y los 550 supervisores principales, entre los que se incluía a 300 supervisores que no eran israelitas.

(1 REYES 6:1)

“Y en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel hubieron salido de la tierra de Egipto, en el año cuarto, en el mes de Ziv, es decir, el segundo mes, después que Salomón hubo llegado a ser rey sobre Israel, aconteció que él procedió a edificar la casa a Jehová.”

*** g 5/12 pág. 17 La Biblia, un libro de profecías exactas. Parte 1 ***
[Recuadro de la página 17]
REGISTROS CRONOLÓGICOS PRECISOS
En 1 Reyes 6:1 encontramos un ejemplo del valor que tienen los precisos registros cronológicos de la Biblia. En ese pasaje se indica el año en que el rey Salomón comenzó las obras del templo de Jerusalén: “En el año cuatrocientos ochenta [es decir, 479 años completos] después que los hijos de Israel hubieron salido de la tierra de Egipto, en el año cuarto [del reinado de Salomón], en el mes de Ziv, es decir, el segundo mes, después que Salomón hubo llegado a ser rey sobre Israel, aconteció que él procedió a edificar la casa a Jehová”.
La cronología bíblica establece que el cuarto año del reinado de Salomón fue 1034 a.e.c. Si retrocedemos 479 años completos, llegamos al 1513 a.e.c., año del éxodo de Israel.

*** it-1 pág. 598 Cronología ***
Fue en “el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel hubieron salido de la tierra de Egipto”, durante el cuarto año del reinado de Salomón, cuando dio comienzo la construcción del templo de Jerusalén. (1Re 6:1.) El número “480” tiene valor ordinal: representa cuatrocientos setenta y nueve años completos y, en este caso concreto, un mes más. Si contamos cuatrocientos setenta y nueve años desde el éxodo (en Nisán de 1513 a. E.C.), nos lleva a 1034 a. E.C., cuando empezó la construcción del templo, en el segundo mes, es decir, Ziv (este mes corresponde a parte de abril y de mayo). Siendo que este hecho aconteció en el cuarto año (otro número ordinal) del gobierno de Salomón, su reinado comenzó tres años completos antes, es decir, en 1037 a. E.C. Sus cuarenta años de reinado transcurrieron desde 1037 a. E.C., probablemente en el mes de Nisán, hasta el mismo mes de 997 a. E.C., fecha en la que se produjo la división del reino.

*** si pág. 47 párr. 5 Libro bíblico número 7: Jueces ***
¿Cuánto tiempo abarca Jueces? Esto puede calcularse según 1 Reyes 6:1, que muestra que Salomón empezó a construir la casa de Jehová en el cuarto año de su reinado, que era también “el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel hubieron salido de la tierra de Egipto”. (Como ahí “cuatrocientos ochenta” es un número ordinal, representa 479 años completos.) Los períodos conocidos que se incluyen en los 479 años son: 40 años bajo Moisés en el desierto (Deu. 8:2), 40 años del reinado de Saúl (Hech. 13:21), 40 años del reinado de David (2 Sam. 5:4, 5), y los primeros 3 años completos del reinado de Salomón. Si a los 479 años de 1 Reyes 6:1 les restamos el total de los 123 años ya mencionados, quedan 356 años para el período entre la entrada de Israel en Canaán y el comienzo del reinado de Saúl. Los sucesos registrados en el libro de Jueces, que se extienden en gran parte desde la muerte de Josué hasta el tiempo de Samuel, abarcan alrededor de 330 años de este período de 356 años.

(1 REYES 6:3)

“Y el pórtico enfrente del templo de la casa tenía veinte codos de longitud, enfrente de lo ancho de la casa. Tenía diez codos de fondo, enfrente de la casa.”

*** it-2 pág. 685 Pórtico ***
El templo de Salomón. Aunque las partes principales del templo eran los compartimientos Santo y Santísimo, enfrente del Santo (hacia el E.) había un pórtico imponente que servía de entrada al templo. Tenía 20 codos (8,9 m.) de longitud (a lo largo de la anchura del templo), 10 codos (4,5 m.) de anchura (1Re 6:3)

(1 REYES 6:18)

“Y [la] madera de cedro en la casa, por dentro, era con entalladuras de adornos en forma de calabazas y guirnaldas de flores. Todo ello era de madera de cedro; no había piedra que se dejara ver.”

*** it-1 pág. 388 Calabaza ***
Puede que los adornos en forma de calabazas (heb. peqa•ʽím) que engalanaban el mar fundido y la madera de cedro que revestía el interior del templo de Salomón hayan sido redondos como el fruto de la coloquíntida. (1Re 6:18; 7:24; 2Cr 4:3.)

(1 REYES 6:23)

“Además, hizo en el cuarto más recóndito dos querubines de madera de árbol oleífero, de diez codos de altura cada uno.”

*** it-1 pág. 176 Árbol oleífero ***
Muchas traducciones de la Biblia dicen en 1 Reyes 6:23 que la madera era de olivo. A este respecto, hay quien opina que, dado que el tronco del olivo tiene poca altura, es posible que los querubines se hayan fabricado de varias piezas. No obstante, el hecho de que en Nehemías 8:15 se mencionen el olivo y el árbol oleífero por separado parece descartar esta posibilidad.

(1 REYES 6:27)

“Entonces puso los querubines dentro de la casa interior, de modo que extendieron las alas de los querubines. Así el ala del uno alcanzó hasta la pared y el ala del otro querubín alcanzaba hasta la otra pared; y sus alas estaban hacia el medio de la casa, alcanzando ala a ala.”

*** it-2 pág. 773 Querubín ***
Los detallados planos arquitectónicos del magnífico templo de Salomón indicaban que se colocaran en el Santísimo dos enormes querubines hechos de madera de árbol oleífero y revestidos de oro. Tenían una altura de diez codos (4,5 m.) y estaban colocados en el centro de la habitación, mirando hacia el E., a una distancia de diez codos entre sí. Las alas estaban extendidas de forma que mientras que con una tocaban la punta del ala del otro, con la otra tocaban la pared que daba al N. y al S. respectivamente, y por lo tanto abarcaban los veinte codos de ancho de la habitación. (Véase TEMPLO.) El arca del pacto y sus varales quedaban en el centro, debajo de sus alas. Las paredes y las puertas del templo también estaban decoradas con tallas grabadas de querubines revestidos de oro. Igualmente, los lados de las carretillas de cobre para el agua estaban adornadas con querubines. (1Re 6:23-35; 7:29-36; 8:6, 7; 1Cr 28:18; 2Cr 3:7, 10-14; 5:7, 8.) De manera similar, había querubines tallados que adornaban las paredes y las puertas del templo que Ezequiel contempló en visión. (Eze 41:17-20, 23-25.)

(1 REYES 6:38)

“y en el año undécimo, en el mes lunar de Bul, es decir, el octavo mes, la casa quedó terminada en cuanto a todos sus detalles y todo su plano; de modo que le tomó siete años edificarla.”

*** sgd pág. 64 19 El calendario hebreo ***
HESVÁN (BUL) octubre—noviembre

Lluvias ligeras
Aceitunas

*** it-1 pág. 376 Bul ***
Después del éxodo de Egipto, Bul llegó a ser el octavo mes del calendario sagrado, y fue durante este mes cuando Salomón terminó la construcción del templo de Jerusalén. (1Re 6:38.) Jeroboán, el fundador del reino separatista septentrional de Israel, arbitrariamente hizo de Bul un mes festivo con el fin de que el pueblo se olvidara de Jerusalén y sus fiestas. (1Re 12:26, 31-33.)

SEMANA DEL 6 DE JULIO: Lectura de la Biblia: 1 Reyes 7 y 8


(1 REYES 7:2)

“Y procedió a edificar la Casa del Bosque del Líbano de cien codos su longitud y cincuenta codos su anchura y treinta codos su altura, sobre cuatro filas de columnas de madera de cedro; y había vigas de madera de cedro sobre las columnas.”

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
Como ya se ha mencionado, surge un problema sobre la cantidad de filas de columnas, pues el texto hebreo dice que había cuatro filas y después habla de cuarenta y cinco columnas, para especificar a continuación: “Había quince por fila”. (1Re 7:2, 3.) Algunas personas han pensado que aquí el texto se refiere a las cámaras en tres capas —quince cámaras por cada fila—, y que tal vez haya habido una cantidad mayor de columnas colocadas en cuatro filas. Otros prefieren lo que dice la Versión de los Setenta: “tres” filas de columnas. Varias traducciones alteran la redacción de este texto para que la expresión “cuarenta y cinco” se refiera a las vigas más bien que a las columnas o pilares verticales. (Véanse DK; Mod; RH, 1989; VP.)

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
La Casa del Bosque del Líbano tenía 100 codos (44 m.) de longitud, 50 codos (22 m.) de anchura y 30 codos (13 m.) de altura. Sus paredes al parecer eran de piedra (1Re 7:9); en ellas se introducían los extremos de las vigas de cedro del edificio, que además se apoyaban en cuatro filas de columnas (“cuatro” en el texto hebreo; “tres” en la Versión de los Setenta griega). Encima de estas había cámaras revestidas de paneles de madera de cedro. En algunas de las reconstrucciones que se han hecho de esta casa, se ven por encima de las columnas tres capas o pisos de cámaras, que dan a un patio sin techo en medio del edificio.

*** it-1 pág. 451 Cedro ***
Es probable que “la Casa del Bosque del Líbano”, construida más tarde, recibiera ese nombre debido a sus 45 columnas de madera de cedro. (1Re 7:2, 3.)

(1 REYES 7:3)

“Y estaba revestida de paneles de cedro arriba sobre las viguetas que estaban sobre las cuarenta y cinco columnas. Había quince por fila.”

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
Como ya se ha mencionado, surge un problema sobre la cantidad de filas de columnas, pues el texto hebreo dice que había cuatro filas y después habla de cuarenta y cinco columnas, para especificar a continuación: “Había quince por fila”. (1Re 7:2, 3.) Algunas personas han pensado que aquí el texto se refiere a las cámaras en tres capas —quince cámaras por cada fila—, y que tal vez haya habido una cantidad mayor de columnas colocadas en cuatro filas. Otros prefieren lo que dice la Versión de los Setenta: “tres” filas de columnas. Varias traducciones alteran la redacción de este texto para que la expresión “cuarenta y cinco” se refiera a las vigas más bien que a las columnas o pilares verticales. (Véanse DK; Mod; RH, 1989; VP.)

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
La Casa del Bosque del Líbano tenía 100 codos (44 m.) de longitud, 50 codos (22 m.) de anchura y 30 codos (13 m.) de altura. Sus paredes al parecer eran de piedra (1Re 7:9); en ellas se introducían los extremos de las vigas de cedro del edificio, que además se apoyaban en cuatro filas de columnas (“cuatro” en el texto hebreo; “tres” en la Versión de los Setenta griega). Encima de estas había cámaras revestidas de paneles de madera de cedro. En algunas de las reconstrucciones que se han hecho de esta casa, se ven por encima de las columnas tres capas o pisos de cámaras, que dan a un patio sin techo en medio del edificio.

(1 REYES 7:4)

“En cuanto a ventanas enmarcadas, había tres filas, y había una abertura para iluminación frente a una abertura para iluminación en tres capas.”

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
Se decía que las cámaras tenían “una abertura para iluminación frente a una abertura para iluminación en tres capas”. Parece ser que esto significaba que, mirando hacia afuera, al patio, había grandes ventanas o aberturas que daban a las ventanas correspondientes de las cámaras que estaban al lado opuesto del patio. O, quizás, que en cada cámara había una ventana que daba al patio y otra que daba al exterior. Las entradas (probablemente las puertas exteriores de las cámaras y quizás las interiores) “estaban cuadradas con el marco”, es decir, no tenían forma de arco, no eran abovedadas. Lo mismo era cierto de las ventanas. (1Re 7:2-5.)

(1 REYES 7:5)

“Y todas las entradas y las jambas de puerta estaban cuadradas [con el] marco, y también la parte delantera de la abertura para iluminación frente a una abertura para iluminación en tres capas.”

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
Se decía que las cámaras tenían “una abertura para iluminación frente a una abertura para iluminación en tres capas”. Parece ser que esto significaba que, mirando hacia afuera, al patio, había grandes ventanas o aberturas que daban a las ventanas correspondientes de las cámaras que estaban al lado opuesto del patio. O, quizás, que en cada cámara había una ventana que daba al patio y otra que daba al exterior. Las entradas (probablemente las puertas exteriores de las cámaras y quizás las interiores) “estaban cuadradas con el marco”, es decir, no tenían forma de arco, no eran abovedadas. Lo mismo era cierto de las ventanas. (1Re 7:2-5.)

(1 REYES 7:6)

“E hizo el Pórtico de las Columnas de cincuenta codos de longitud, y de treinta codos de anchura; y había otro pórtico enfrente de ellas, con columnas y un cobertizo enfrente de ellas.”

*** it-2 págs. 684-685 Pórtico ***
Pórtico de las Columnas. Uno de los edificios oficiales que Salomón construyó en el recinto del templo algún tiempo después de haber terminado este. (1Re 7:1, 6.) En vista de que la mención de este lugar aparece entre los comentarios acerca de la Casa del Bosque del Líbano y el Pórtico del Trono, es muy posible que el Pórtico de las Columnas estuviese al S. del templo y entre esos dos edificios oficiales. Por consiguiente, alguien que procediese del S. podía cruzar o rodear la Casa del Bosque del Líbano, entrar en el Pórtico de las Columnas y cruzarlo para entrar en el Pórtico del Trono.
Tenía 50 codos (22,3 m.) de longitud y 30 codos (13,4 m.) de anchura. Su mismo nombre da a entender que consistía en hileras de columnas imponentes. Primero de los Reyes 7:6 menciona que había otro pórtico enfrente con columnas y un cobertizo. Esto tal vez signifique que primero se llegaba a un pórtico que tenía un cobertizo sostenido por columnas. Este daba directamente al Pórtico de las Columnas propiamente dicho. Si las dimensiones dadas solo aplican al Pórtico de las Columnas, entonces no hay constancia del tamaño de la parte con cobertizo.
Es posible que este edificio fuera una gran entrada para el Pórtico del Trono. También pudo ser el lugar de trabajo del rey y donde recibía a los visitantes.

(1 REYES 7:7)

“En cuanto al Pórtico del Trono donde él había de juzgar, hizo el pórtico de juicio; y lo cubrieron por dentro con madera de cedro desde el suelo hasta las vigas [superiores].”

*** it-2 pág. 685 Pórtico ***
Pórtico del Trono. Edificio que construyó Salomón una vez terminado el templo. (1Re 7:1, 7.) El “pórtico de juicio” al que se hace referencia en el texto parece ser sinónimo del “Pórtico del Trono”. De modo que el “Pórtico del Trono” probablemente fue el lugar donde Salomón colocó su trono adornado con marfil y oro, en el que se sentaba para juzgar. (1Re 10:18-20.)
La descripción completa de este edificio es: “Hizo el pórtico de juicio; y lo cubrieron por dentro con madera de cedro desde el suelo hasta las vigas superiores”. (1Re 7:7.) El texto masorético dice concretamente “de suelo a suelo”, por lo que hay quien cree que había madera de cedro desde el suelo de este edificio hasta el suelo del Pórtico de las Columnas, mencionado en el versículo precedente. Sin embargo, la Versión Peshitta siriaca dice “desde el suelo al techo”, y la Vulgata latina, “desde el suelo hasta la parte superior”. Por lo tanto, la mayoría de los traductores opinan que la madera de cedro era algún tipo de espléndido revestimiento de madera que iba desde el suelo del pórtico hasta sus vigas o techo (BAS, BJ, DK, NM, Val y otras). Aunque faltan otros detalles arquitectónicos, esta descripción indica que el edificio no tenía ningún lado abierto y con columnas, como al parecer tenían el Pórtico de las Columnas y la Casa del Bosque del Líbano.
Puesto que el Pórtico del Trono se menciona inmediatamente después del Pórtico de las Columnas, es posible que este último edificio se utilizara como entrada principal del Pórtico del Trono. Una persona que llegara desde el S. tendría que atravesar el Pórtico de las Columnas para entrar en el pórtico de juicio.

(1 REYES 7:9)

“Todas estas [construcciones] eran [de] piedras costosas conformes a medidas, labradas, aserradas con sierras para piedras, por dentro y por fuera, y desde el cimiento hasta lo más alto de las paredes, y por fuera hasta el gran patio.”

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
La Casa del Bosque del Líbano tenía 100 codos (44 m.) de longitud, 50 codos (22 m.) de anchura y 30 codos (13 m.) de altura. Sus paredes al parecer eran de piedra (1Re 7:9); en ellas se introducían los extremos de las vigas de cedro del edificio, que además se apoyaban en cuatro filas de columnas (“cuatro” en el texto hebreo; “tres” en la Versión de los Setenta griega).

(1 REYES 7:13)

“Y el rey Salomón procedió a mandar a traer desde Tiro a Hiram.”

*** it-1 pág. 1157 Hiram ***
2. El artesano diestro que hizo muchos de los accesorios del templo de Salomón. Su padre era tirio y su madre, una viuda “de la tribu de Neftalí” (1Re 7:13, 14), “de los hijos de Dan”. (2Cr 2:13, 14.) Esta aparente discrepancia tiene fácil solución si consideramos, como piensan algunos eruditos, que era de la tribu de Dan, enviudó de un primer marido de la tribu de Neftalí y luego se casó con un tirio.
Hiram, el rey de Tiro (núm. 1), envió a este artesano para que supervisase la construcción especial de Salomón debido a su habilidad y experiencia en trabajar con materiales como el oro, la plata, el cobre, el hierro, la piedra y la madera. También era muy diestro en teñir, grabar y diseñar toda clase de medios útiles. Quizás desde su infancia había recibido de su padre tirio, un experto artesano del cobre, alguna preparación técnica en las artes industriales de la época. (1Re 7:13-45; 2Cr 2:13, 14; 4:11-16.)

(1 REYES 7:14)

“Este era hijo de una mujer enviudada de la tribu de Neftalí, y su padre era un hombre de Tiro, trabajador en [obras de] cobre; y estaba lleno de la sabiduría y del entendimiento y del conocimiento para hacer toda clase de obra en cobre. Por consiguiente, vino al rey Salomón y se puso a hacer toda su obra.”

*** w05 1/12 pág. 19 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas ***
2:14. ¿Por qué difiere aquí el origen del artesano del que se da en 1 Reyes 7:14? Primero de los Reyes dice que la madre del artesano era ‘una viuda de la tribu de Neftalí’ porque estuvo casada con un hombre de dicha tribu, pero ella era de la tribu de Dan. Al enviudar, se casó con un natural de Tiro, de cuya unión nació el artesano.

*** it-1 pág. 1157 Hiram ***
2. El artesano diestro que hizo muchos de los accesorios del templo de Salomón. Su padre era tirio y su madre, una viuda “de la tribu de Neftalí” (1Re 7:13, 14), “de los hijos de Dan”. (2Cr 2:13, 14.) Esta aparente discrepancia tiene fácil solución si consideramos, como piensan algunos eruditos, que era de la tribu de Dan, enviudó de un primer marido de la tribu de Neftalí y luego se casó con un tirio.
Hiram, el rey de Tiro (núm. 1), envió a este artesano para que supervisase la construcción especial de Salomón debido a su habilidad y experiencia en trabajar con materiales como el oro, la plata, el cobre, el hierro, la piedra y la madera. También era muy diestro en teñir, grabar y diseñar toda clase de medios útiles. Quizás desde su infancia había recibido de su padre tirio, un experto artesano del cobre, alguna preparación técnica en las artes industriales de la época. (1Re 7:13-45; 2Cr 2:13, 14; 4:11-16.)

(1 REYES 7:15)

“Entonces fundió las dos columnas de cobre, de dieciocho codos de altura cada columna, y un cordón de doce codos medía en derredor cada una de las dos columnas.”

*** it-1 pág. 426 Capitel ***
CAPITEL
Pieza decorada con molduras o esculpida que remata una columna por la parte superior. Las columnas Jakín y Boaz del templo de Salomón estaban rematadas por imponentes capiteles. (2Cr 3:15-17.) Tanto estos capiteles como las columnas sobre las que descansaban, se hicieron bajo la dirección del artesano Hiram cuando se construyó el templo (1034-1027 a. E.C.), y duraron más de cuatrocientos años, hasta que los babilonios saquearon Jerusalén en 607 a. E.C. (2Cr 4:11-13; Jer 52:17, 22.) Siempre que se hace referencia a esos capiteles, menos en una ocasión, se usa la palabra hebrea ko•thé•reth, que viene de la raíz ka•thár (‘cercar’, Jue 20:43) y está relacionada con ké•ther (‘adorno para la cabeza’, Est 1:11). La palabra hebrea para “capitel” de 2 Crónicas 3:15 (tsé•feth) proviene del verbo raíz tsa•fáh, que significa “revestir”. (Éx 25:11.)
Las columnas eran de cobre fundido, tenían un diámetro de aproximadamente 1,7 m. y una altura de 18 codos (8 m.). Los capiteles medían 5 codos (2,2 m.) de altura. (1Re 7:15, 16.) En vista de que hay pasajes que indican que la altura de los capiteles era de cinco codos, varios eruditos han llegado a la conclusión de que la referencia a “tres codos” que aparece en 2 Reyes 25:17 es un error del escriba. Debido a esto, algunas traducciones de la Biblia (por ejemplo, BJ, CI) han sustituido “tres codos” por “cinco codos”. Como las columnas eran huecas y sus paredes medían unos 7,5 cm. de grueso, es razonable suponer que los capiteles eran de características similares y que también fueron fundidos en moldes de barro “en el Distrito del Jordán”. (2Cr 4:17; Jer 52:21.)

(1 REYES 7:16)

“E hizo dos capiteles para ponerlos sobre las partes superiores de las columnas, fundidos en cobre. Cinco codos era la altura de un capitel, y cinco codos era la altura del otro capitel.”

*** it-1 pág. 426 Capitel ***
CAPITEL
Pieza decorada con molduras o esculpida que remata una columna por la parte superior. Las columnas Jakín y Boaz del templo de Salomón estaban rematadas por imponentes capiteles. (2Cr 3:15-17.) Tanto estos capiteles como las columnas sobre las que descansaban, se hicieron bajo la dirección del artesano Hiram cuando se construyó el templo (1034-1027 a. E.C.), y duraron más de cuatrocientos años, hasta que los babilonios saquearon Jerusalén en 607 a. E.C. (2Cr 4:11-13; Jer 52:17, 22.) Siempre que se hace referencia a esos capiteles, menos en una ocasión, se usa la palabra hebrea ko•thé•reth, que viene de la raíz ka•thár (‘cercar’, Jue 20:43) y está relacionada con ké•ther (‘adorno para la cabeza’, Est 1:11). La palabra hebrea para “capitel” de 2 Crónicas 3:15 (tsé•feth) proviene del verbo raíz tsa•fáh, que significa “revestir”. (Éx 25:11.)
Las columnas eran de cobre fundido, tenían un diámetro de aproximadamente 1,7 m. y una altura de 18 codos (8 m.). Los capiteles medían 5 codos (2,2 m.) de altura. (1Re 7:15, 16.) En vista de que hay pasajes que indican que la altura de los capiteles era de cinco codos, varios eruditos han llegado a la conclusión de que la referencia a “tres codos” que aparece en 2 Reyes 25:17 es un error del escriba. Debido a esto, algunas traducciones de la Biblia (por ejemplo, BJ, CI) han sustituido “tres codos” por “cinco codos”. Como las columnas eran huecas y sus paredes medían unos 7,5 cm. de grueso, es razonable suponer que los capiteles eran de características similares y que también fueron fundidos en moldes de barro “en el Distrito del Jordán”. (2Cr 4:17; Jer 52:21.)

(1 REYES 7:20)

“Y los capiteles estaban sobre las dos columnas, también arrimados al lado de la barriga que estaba contigua a la obra de malla; y sobre cada capitel había doscientas granadas en filas todo en derredor.”

*** it-2 pág. 1206 Vientre ***
El término hebreo bé•ten (barriga) se emplea además como término arquitectónico en 1 Reyes 7:20, donde hace referencia a un saliente redondeado, una protuberancia globular.

(1 REYES 7:21)

“Y procedió a erigir las columnas que pertenecían al pórtico del templo. De modo que erigió la columna de la mano derecha y la llamó por nombre Jakín, y luego erigió la columna de la mano izquierda y la llamó por nombre Boaz.”

*** it-1 pág. 361 Boaz, II ***
BOAZ, II
(posiblemente: Con Fuerza).
Una de las dos enormes columnas de cobre —la que daba al N.— erigidas frente al pórtico del glorioso templo de Salomón. Su nombre, Boaz, posiblemente significara “Con Fuerza”. La columna que daba al S. se llamaba Jakín, y significaba “Que [Jehová] Establezca Firmemente”. Por lo tanto, si se leían las dos juntas y de derecha a izquierda, mirando hacia el E., comunicaban la siguiente idea: ‘Que [Jehová] establezca firmemente [el templo] con fuerza’. (1Re 7:15-21; véase CAPITEL.)

(1 REYES 7:23)

“Y procedió a hacer el mar fundido, de diez codos de un borde al otro borde, circular todo en derredor; y su altura era de cinco codos, y se requería una cuerda de treinta codos para rodearlo todo en derredor.”

*** it-2 pág. 305 Mar fundido ***
MAR FUNDIDO
(MAR DE COBRE).
Cuando se construyó el templo durante el reinado de Salomón, la palangana portátil de cobre que se utilizaba en el tabernáculo fue reemplazada por un “mar fundido [es decir, vaciado o colado]”. (Éx 30:17-21; 1Re 7:23, 40, 44.) Lo hizo Hiram, un hebreo-fenicio, y probablemente se le llamó “mar” debido a la gran cantidad de agua que podía contener. Este recipiente, que también era de cobre, tenía “diez codos [4,5 m.] de un borde al otro borde, circular todo en derredor; y su altura era de cinco codos [2,2 m.], y se requería una cuerda de treinta codos [13,4 m.] para rodearlo todo en derredor”. (1Re 7:23.)
Circunferencia. Los 30 codos de circunferencia es un número redondo, pues con más exactitud serían 31,4 codos. A este respecto, Christopher Wordsworth, en sus notas sobre la King James Version (Londres, 1887), pone en boca de un tal Rennie la siguiente observación: “Hasta el tiempo de Arquímedes [siglo III a. E.C.], la circunferencia de un círculo siempre se medía con líneas rectas de la longitud del radio; e Hiram naturalmente debió describir el mar como de 30 codos de circunferencia, midiéndolo, como siempre se hacía entonces, por su radio o semidiámetro de 5 codos, que aplicándose seis veces alrededor del perímetro, u ‘orilla’, daría los 30 codos mencionados. Es evidente que el pasaje no tenía más objeto que dar las dimensiones del mar en el lenguaje acostumbrado y conocido por todos, midiendo la circunferencia como todos los obreros hábiles, Hiram entre ellos, medían los círculos en aquel tiempo. Por supuesto, él tenía que saber perfectamente que como el hexágono inscrito en el círculo, tomando el radio como base, medía 30 codos, la circunferencia en sí mediría algo más”. Por lo tanto, parece ser que la proporción de 3 a 1 (es decir, que la circunferencia es tres veces el diámetro) era una manera común de dar las medidas, entendiendo que era aproximada.

(1 REYES 7:24)

“Y había adornos en forma de calabazas por debajo de su borde todo en derredor, rodeándolo, diez en cada codo, circundando el mar todo en derredor, con dos filas de adornos en forma de calabazas fundidas en su fundición.”

*** it-1 pág. 388 Calabaza ***
Puede que los adornos en forma de calabazas (heb. peqa•ʽím) que engalanaban el mar fundido y la madera de cedro que revestía el interior del templo de Salomón hayan sido redondos como el fruto de la coloquíntida. (1Re 6:18; 7:24; 2Cr 4:3.)

(1 REYES 7:26)

“Y el grueso [del mar] era de un palmo menor; y su borde era como la hechura del borde de una copa, una flor de lirio. Dos mil medidas de bato era lo que contenía.”

*** w08 1/2 pág. 15 ¿Lo sabía? ***
¿Qué capacidad tenía el mar fundido del templo de Salomón?
El relato de 1 Reyes 7:26 dice que el mar contenía “dos mil medidas de bato”, mientras que el relato paralelo de 2 Crónicas 4:5 menciona que contenía “tres mil medidas de bato”. Hay quien atribuye la diferencia a un error de los escribas al transcribir el libro de las Crónicas.
Sin embargo, la Traducción del Nuevo Mundo nos ayuda a armonizar estos dos textos. En 1 Reyes 7:26 leemos: “Dos mil medidas de bato era lo que contenía”. Pero en 2 Crónicas 4:5 dice: “Como receptáculo, tres mil medidas de bato era lo que podía contener”. Como puede observarse, 2 Crónicas 4:5 da la capacidad máxima del receptáculo del templo —es decir, lo que podía contener—, mientras que 1 Reyes 7:26 se refiere a la cantidad de agua que normalmente se mantenía en él. En otras palabras, nunca se llenaba hasta el borde. Parece que la costumbre era llenarlo hasta dos tercios de su capacidad.

*** w05 1/12 pág. 19 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas ***
4:5. ¿Cuál era la capacidad máxima del mar fundido? Aunque le cabían tres mil medidas de bato (66.000 litros), probablemente solo se llenaban dos tercios de su volumen; de ahí que 1 Reyes 7:26 diga: “Dos mil medidas de bato [44.000 litros] era lo que [el mar] contenía”.

*** it-2 pág. 305 Mar fundido ***
El borde del mar parecía una flor de lirio. Puesto que el grosor de este gran recipiente era de “un palmo menor [unos 7,5 cm.]”, puede que muy bien haya pesado alrededor de 27 Tm. (1Re 7:24-26.) Esta enorme cantidad de cobre provino de las conquistas del rey David en Siria. (1Cr 18:6-8.) La fundición se hizo en un molde de arcilla en la región del Jordán y sin duda fue un gran logro. (1Re 7:44-46.)
Capacidad. El relato de 1 Reyes 7:26 dice que el mar ‘contenía dos mil medidas de bato’, mientras que el relato paralelo de 2 Crónicas 4:5 menciona que ‘contenía tres mil medidas de bato’. Hay quien atribuye la diferencia a un error del escriba en el relato de las Crónicas. Sin embargo, aunque el verbo hebreo que significa “contener” es el mismo en cada caso, permite cierta flexibilidad en la traducción. Por eso algunas versiones traducen 1 Reyes 7:26 [7:25, Ga] para que lea que el recipiente “contenía” 2.000 medidas de bato, y traducen 2 Crónicas 4:5 para que diga que “cabían en él” o “hacía”, “podía contener” o “podía recibir [...] (por su capacidad)” 3.000 medidas de bato (BJ, RH, Ga, NM, MK). Esto da pie a que se entienda que el relato de los Reyes dice la cantidad de agua que normalmente se almacenaba en el recipiente, mientras que el relato de las Crónicas da su capacidad máxima.
Parece ser que antiguamente la medida de bato equivalía a unos 22 l., de manera que, si se mantenía a dos tercios de su capacidad, el mar normalmente contendría unos 44.000 l. de agua. Para que tuviese la capacidad indicada, este mar fundido no podía ser cilíndrico, sino que debía tener forma de bulbo. Un recipiente con esa forma y con las dimensiones dadas antes podría contener hasta 66.000 l. Josefo, historiador judío del siglo I E.C., explica que el mar tenía “figura de un hemisferio”. También indica que el mar estaba situado entre el altar de los holocaustos y el edificio del templo, algo hacia el S. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. III, secs. 5 y 6.)

(1 REYES 7:38)

“Y procedió a hacer diez fuentes de cobre. Cuarenta medidas de bato era lo que cada fuente contenía. Cada fuente era de cuatro codos. Había una fuente sobre cada carretilla de las diez carretillas.”

*** it-1 pág. 974 Fuente, vasija ***
La capacidad de las diez fuentes de cobre (“pilas”, BJ, Val) que Hiram hizo para el templo era de “cuarenta medidas de bato”, o unos 880 l. de agua. Si eran de forma hemisférica, debieron tener un diámetro de casi 2 m. Naturalmente, las medidas variarían en caso de tener un cuello algo ahusado. En cualquier caso, ha de decirse que la Biblia no da detalles sobre su forma, aunque sí dice que “cada fuente era de cuatro codos”. Cada una de las fuentes iba en una carretilla de cuatro ruedas, hecha con gran destreza y decorada con grabados y otros ornamentos; cinco se colocaron a la derecha de la casa y las otras cinco, a la izquierda. (1Re 7:27-39.)

(1 REYES 7:46)

“En el Distrito del Jordán los fundió el rey en el molde de arcilla, entre Sucot y Zaretán.”

*** it-2 pág. 1226 Zaretán ***
En el pasaje de 2 Crónicas 4:17, paralelo al de 1 Reyes 7:46, en lugar de Zaretán aparece “Zeredá”, quizás otra grafía del mismo nombre.

*** it-2 pág. 1226 Zaretán ***
La primera referencia a Zaretán se halla en Josué 3:16, donde se narra la ocasión en que las aguas del Jordán se represaron milagrosamente “en Adán, la ciudad al lado de Zaretán”. Más adelante, la Biblia dice que los utensilios de cobre para el templo se fundieron en el Distrito del Jordán, “en el molde de arcilla, entre Sucot y Zaretán”. (1Re 7:46.) La abundancia de arcilla en el valle del Jordán hacía factible semejante fundición de cobre en esta zona.
Puesto que Adán se emplaza por lo general en Tell ed-Damiyeh (en la orilla oriental del Jordán, frente a la desembocadura de Wadi Farʽah) y Sucot estaba ubicada, según se cree, a unos 13 Km. al NNE. de Adán, estos versículos parecen indicar que Zaretán se hallaba en la orilla occidental del Jordán, a poca distancia de Adán y Sucot.

*** si pág. 65 párr. 4 Libro bíblico número 11: 1 Reyes ***
También la arqueología apoya muchas de las declaraciones del libro. Por ejemplo, en 1 Reyes 7:45, 46 leemos que Hiram fundió los utensilios de cobre para el templo de Salomón “en el Distrito del Jordán [...] entre Sucot y Zaretán”. Unos arqueólogos que han excavado donde estaba la antigua Sucot han desenterrado allí evidencia de operaciones de fundición.

(1 REYES 7:50)

“y las fuentes y los apagadores y los tazones y las copas y los braserillos, de oro puro, y las encajaduras para las puertas de la casa interior, es decir, el Santísimo, y para las puertas de la casa del templo, de oro.”

*** it-1 pág. 151 Apagadores ***
APAGADORES
La palabra hebrea mezam•mé•reth, traducida “despabiladeras” (Mod, VP), “cuchillos” (BJ) y “apagadores” (NM), se deriva de una raíz (za•már) que significa “recortar; podar”, de ahí que algunos crean que con ella se hace referencia a unos utensilios semejantes a tijeras destinados a despabilar las mechas de las lámparas. No obstante, todo lo que se sabe a ciencia cierta de estos utensilios es que estaban hechos de oro o de cobre y que se usaban en los servicios del templo. (1Re 7:50; 2Re 12:13; 25:14; 2Cr 4:22; Jer 52:18.)

(1 REYES 8:1)

“En aquel tiempo Salomón procedió a congregar a los ancianos de Israel, a todos los cabezas de las tribus, los principales de los padres, de los hijos de Israel, ante el rey Salomón en Jerusalén, para subir el arca del pacto de Jehová desde la Ciudad de David, es decir, Sión.”

*** it-1 pág. 641 David, Ciudad de ***
Desde el reinado de Salomón en adelante. Salomón trasladó el Arca al templo que se construyó en la espaciosa meseta que quedaba hacia el N. de la Ciudad de David. La expresión “subir el arca del pacto de Jehová desde la Ciudad de David” denota que la zona donde se hallaba el templo, en el monte Moria, estaba más elevada que la estribación S. (1Re 8:1.)

(1 REYES 8:2)

“De modo que todos los hombres de Israel se congregaron al rey Salomón en el mes lunar de Etanim, en la fiesta, esto es, el mes séptimo.”

*** sgd pág. 64 19 El calendario hebreo ***
TISRI (ETANIM) septiembre—octubre
1 Toque de trompeta
10 Día de Expiación
15 a 21 Fiesta de las Cabañas
22 Asamblea solemne
Termina el verano; caen las primeras lluvias
Se ara la tierra

(1 REYES 8:8)

“Pero los varales resultaron largos, de modo que las puntas de los varales se podían ver desde el Santo enfrente del cuarto más recóndito, pero no se podían ver desde fuera. Y allí continúan hasta el día de hoy.”

*** w01 15/10 pág. 31 Preguntas de los lectores ***
Preguntas de los lectores
¿Cómo estaban situados los varales que se utilizaban para transportar el arca del pacto, dado que 1 Reyes 8:8 indica que se veían desde el Santo?
Cuando Jehová dio a Moisés el diseño del tabernáculo en el desierto, uno de los aspectos principales era el arca del pacto. Este cofre rectangular recubierto de oro, donde se guardaban las tablas de la Ley y otros artículos, se mantenía en el compartimiento más recóndito, el Santísimo. Sobre la cubierta del Arca había dos figuras de querubines de oro con las alas extendidas, y a ambos lados de ella, unos anillos con dos varales de madera de acacia revestida de oro, que se utilizaban para transportarla. Lógicamente, los varales se insertaban a través de los anillos a lo largo del cofre. Por tanto, como el Arca se ubicaba en el Santísimo del tabernáculo, que daba al este, los varales estaban orientados de norte a sur. Lo mismo sucedió cuando este cofre se colocó en el templo que construyó Salomón (Éxodo 25:10-22; 37:4-9; 40:17-21).
Una cortina separaba el Santísimo del Santo (cuarto exterior). Los sacerdotes que se hallaban en el Santo no podían mirar dentro del Santísimo y ver el Arca, que representaba la presencia de Dios (Hebreos 9:1-7). Por ello, 1 Reyes 8:8 pudiera parecer desconcertante: “Los varales resultaron largos, de modo que las puntas de los varales se podían ver desde el Santo enfrente del cuarto más recóndito, pero no se podían ver desde fuera”. Lo mismo se señala en 2 Crónicas 5:9. ¿En qué sentido se veían los varales desde el Santo del templo?
Algunos se han imaginado que los varales tocaban la cortina y producían bultos visibles. Pero eso no era posible si los varales estaban orientados de norte a sur y la cortina quedaba paralela a ellos (Números 3:38). Hay una explicación más razonable. Los varales se verían si había un pequeño espacio entre la cortina y la pared del templo, o cuando el sumo sacerdote tenía que entrar en el Santísimo. La cortina impedía contemplar el Arca, pero tal vez por la abertura era posible ver los varales que se extendían a ambos lados. Aunque dicha explicación es plausible, no podemos ser dogmáticos a este respecto.
Es obvio que aún desconocemos muchos detalles. El apóstol Pablo mencionó varios aspectos en su carta a los Hebreos. Luego dijo: “Ahora no es el tiempo de hablar en detalle respecto a estas cosas” (Hebreos 9:5). La venidera resurrección de los fieles nos dará maravillosas oportunidades de aprender de hombres como Moisés, Aarón, Bezalel y otros siervos de Dios que estaban familiarizados personalmente con el diseño y la función del tabernáculo (Éxodo 36:1).
[Nota]
Como los varales no debían quitarse de los anillos ni siquiera cuando el Arca estuviera en el tabernáculo, no se podían usar con ningún otro propósito. Además, el Arca no debía tocarse; en caso de que los varales se hubieran sacado, los portadores habrían tenido que tocar el sagrado cofre a fin de insertarlos en los anillos cada vez que lo transportaran. Lo que dice Números 4:6 acerca de ‘meter los varales’ pudiera referirse a que se ajustaban en preparación para trasladar el pesado cofre a un nuevo campamento.

(1 REYES 8:9)

“No había nada en el Arca excepto las dos tablas de piedra que Moisés había depositado allí en Horeb, cuando Jehová había pactado con los hijos de Israel mientras salían de la tierra de Egipto.”

*** it-1 págs. 179-180 Arca del pacto ***
El Arca hacía las veces de archivo sagrado para conservar ciertos artículos que servían de recordatorio o testimonio. Las dos tablas del Testimonio o los Diez Mandamientos eran su principal contenido. (Éx 25:16.) También se guardó en ella una “jarra de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que echó botones”, pero más tarde, en algún momento anterior a la construcción del templo de Salomón, se sacaron de ella. (Heb 9:4; Éx 16:32-34; Nú 17:10; 1Re 8:9; 2Cr 5:10.)

(1 REYES 8:19)

“Solo que tú mismo no edificarás la casa, sino que tu hijo que ha de salir de tus lomos es el que edificará la casa a mi nombre’.”

*** it-2 pág. 252 Lomos ***
LOMOS
Parte inferior y central de la espalda. Para referirse a esta parte, la Biblia utiliza las palabras hebreas jala•tsá•yim (lomos) y moth•ná•yim (caderas). (Isa 5:27; 2Re 4:29.) Cuando se dice que Juan el Bautista llevaba un cinturón de cuero alrededor de sus lomos, la palabra griega o•sfýs se usa en sentido literal. (Mt 3:4.)
La palabra “lomos” en hebreo designa también la parte del cuerpo donde están los órganos reproductivos; por esa razón se dice que la prole ‘sale de los lomos’. (Gé 35:11; 1Re 8:19; Hch 2:30.)

(1 REYES 8:27)

“”Pero ¿verdaderamente morará Dios sobre la tierra? ¡Mira! Los cielos, sí, el cielo de los cielos, ellos mismos no pueden contenerte; ¡cuánto menos, pues, esta casa que yo he edificado!”

*** it-1 pág. 475 Cielo ***
Salomón, el constructor del templo de Jerusalén, manifestó que los “cielos, sí, el cielo de los cielos” no pueden contener a Dios. (1Re 8:27.) Como Creador de los cielos, la posición de Jehová es muy superior a la de estos, y “solo su nombre es inalcanzablemente alto. Su dignidad está por encima de tierra y cielo”. (Sl 148:13.) Jehová mide los cielos físicos con la misma facilidad con la que un hombre toma la medida de un objeto abriendo la mano y colocándolo entre los dedos pulgar y meñique extendidos. (Isa 40:12.) Sin embargo, las palabras de Salomón no significan que Dios no tenga un lugar de residencia específico, ni tampoco que sea omnipresente, en el sentido de estar literalmente en todo y en todas partes, pues Salomón también dijo que Jehová oye “desde los cielos, el lugar establecido de [su] morada”, es decir, la región de los espíritus. (1Re 8:30, 39.)

(1 REYES 8:30)

“Y tienes que escuchar la petición de favor por parte de tu siervo y de tu pueblo Israel con que oren hacia este lugar; y dígnate oír tú mismo en el lugar de tu morada, en los cielos, y tienes que oír y perdonar.”

*** g 4/11 pág. 28 ¿Es Dios omnipresente? ***
El punto de vista bíblico
¿Es Dios omnipresente?
MUCHAS personas creen que Dios es omnipresente, es decir, que está a la vez en todas partes y en todas las cosas. El sabio rey Salomón elevó esta súplica a Jehová: “Dígnate oír tú mismo desde los cielos, el lugar establecido de tu morada” (1 Reyes 8:30, 39). Así pues, la Biblia indica que Jehová Dios tiene una morada. Salomón la llamó “los cielos”. ¿Qué quiere decir esto?
La palabra cielo y su plural cielos se emplean en la Biblia para designar a veces el espacio físico que rodea la Tierra (Génesis 2:1, 4). Pero dado que Dios creó todas las cosas, su morada tuvo que existir antes de que él formara el universo material. En otras palabras: Dios debe habitar en un ámbito fuera del mundo material. Por lo tanto, cuando la Biblia dice que el cielo es la morada de Jehová Dios, no se refiere a un lugar en la atmósfera o en el espacio sideral, sino a un ámbito o esfera espiritual.

(1 REYES 8:39)

“entonces dígnate oír tú mismo desde los cielos, el lugar establecido de tu morada, y tienes que perdonar y actuar y dar a cada uno conforme a todos sus caminos, porque tú conoces su corazón (porque solo tú mismo conoces bien el corazón de todos los hijos de la humanidad);”

*** g 4/11 pág. 28 ¿Es Dios omnipresente? ***
El punto de vista bíblico
¿Es Dios omnipresente?
MUCHAS personas creen que Dios es omnipresente, es decir, que está a la vez en todas partes y en todas las cosas. El sabio rey Salomón elevó esta súplica a Jehová: “Dígnate oír tú mismo desde los cielos, el lugar establecido de tu morada” (1 Reyes 8:30, 39). Así pues, la Biblia indica que Jehová Dios tiene una morada. Salomón la llamó “los cielos”. ¿Qué quiere decir esto?
La palabra cielo y su plural cielos se emplean en la Biblia para designar a veces el espacio físico que rodea la Tierra (Génesis 2:1, 4). Pero dado que Dios creó todas las cosas, su morada tuvo que existir antes de que él formara el universo material. En otras palabras: Dios debe habitar en un ámbito fuera del mundo material. Por lo tanto, cuando la Biblia dice que el cielo es la morada de Jehová Dios, no se refiere a un lugar en la atmósfera o en el espacio sideral, sino a un ámbito o esfera espiritual.

(1 REYES 8:43)

“dígnate escuchar tú mismo desde los cielos, el lugar establecido de tu morada, y tienes que hacer conforme a todo aquello por lo cual el extranjero clame a ti; a fin de que todos los pueblos de la tierra lleguen a conocer tu nombre para que te teman lo mismo que lo hace tu pueblo Israel, y para que sepan que tu nombre mismo ha sido llamado sobre esta casa que yo he edificado.”

*** w11 1/8 pág. 27 ¿Vive Dios en un lugar concreto? ***
En realidad, la Biblia indica que Dios mora en un lugar concreto: los cielos. En ella leemos una oración en la que el rey Salomón le suplicó a Dios: “Dígnate escuchar tú mismo desde los cielos, el lugar establecido de tu morada” (1 Reyes 8:43). Además, cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, comenzó de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos” (Mateo 6:9). La Biblia también afirma que Cristo, después de resucitar, entró “en el cielo mismo, para comparecer [...] delante de la persona de Dios” (Hebreos 9:24).
Estos versículos muestran claramente que Jehová reside en el cielo, y no en todas partes. Desde luego, “los cielos” que se mencionan en estos textos bíblicos no pueden referirse a la atmósfera que envuelve la Tierra ni al inmenso espacio sideral. ¿Por qué? Porque los cielos físicos no pueden contener al Creador del universo (1 Reyes 8:27). La Biblia enseña que “Dios es un Espíritu” (Juan 4:24). Él vive en los cielos espirituales, un ámbito aparte del universo físico (1 Corintios 15:44).

(1 REYES 8:50)

“y tienes que perdonar a tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus transgresiones con que transgredieron contra ti; y tienes que hacerlos objeto de piedad delante de sus apresadores, y estos tienen que tenerles piedad”

*** it-2 pág. 660 Piedad ***
Jehová Dios puso el ejemplo de mostrar compasión a los que experimentan aflicción, y puede mover a otros a mostrar este sentimiento amoroso. Por eso, el rey Salomón pudo orar apropiadamente a Jehová que cuando los israelitas cayesen cautivos debido a su infidelidad, hiciera que sus captores sintieran compasión por ellos. (1Re 8:50.)

(1 REYES 8:64)

“En aquel día el rey tuvo que santificar el medio del patio que está delante de la casa de Jehová, porque allí tuvo que ofrecer el sacrificio quemado y la ofrenda de grano y los trozos grasos de los sacrificios de comunión; porque el altar de cobre que está delante de Jehová era demasiado pequeño para contener el sacrificio quemado y la ofrenda de grano y los trozos grasos de los sacrificios de comunión.”

*** it-1 pág. 103 Altar ***
A pesar de que este altar de cobre tenía una superficie aproximada de setenta y nueve metros cuadrados, resultó demasiado pequeño para la gran cantidad de sacrificios que se ofrecieron, por lo que fue necesario santificar el centro del patio y así disponer de más lugar para el sacrificio. (1Re 8:62-64.)

(1 REYES 8:65)

“Y Salomón procedió en aquel tiempo a ocuparse en la fiesta, y todo Israel con él, una gran congregación desde el punto de entrada de Hamat hasta el valle torrencial de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, por siete días y otros siete días, catorce días.”

*** it-2 págs. 1023-1024 Sihor ***
De igual modo, se observa una correspondencia entre el hecho de que David congregase al pueblo de Israel desde Sihor (“el río de Egipto”, NM) hasta Hamat (cuando intentó llevar el arca del pacto a Jerusalén), y el que en el tiempo de Salomón el pueblo se congregase “desde el punto de entrada de Hamat hasta el valle torrencial de Egipto”. (1Cr 13:5; 1Re 8:65.) La explicación tal vez radique en que en este último caso (en el tiempo de Salomón), el relato menciona los límites reales del territorio habitado por los israelitas. La región comprendida entre Wadi el-ʽArish y el brazo oriental del Nilo es esencialmente desierto y matorral, de modo que este uadi, o valle torrencial, delimitaba el territorio en el que residían los israelitas, mientras que en el caso anterior (en el tiempo de David), al parecer se incluía todo el territorio de actividad israelita, es decir, toda la región sobre la que David gobernó, que efectivamente llegaba hasta la frontera de Egipto.

SEMANA DEL 13 DE JULIO: Lectura de la Biblia: 1 Reyes 9 a 11


(1 REYES 9:3)

“Y Jehová pasó a decirle: “He oído tu oración y tu petición de favor con que solicitaste favor delante de mí. He santificado esta casa que has edificado mediante poner allí mi nombre hasta tiempo indefinido; y mis ojos y mi corazón ciertamente resultarán estar allí siempre.”

*** it-2 págs. 911-912 Salomón ***
Hay quienes han cuestionado esta explicación —que el templo se inauguró el año después de acabarse su construcción— debido a que 1 Reyes 9:1-9 indica que Jehová se apareció a Salomón después que “la casa del rey” había sido edificada y le dijo que había oído su oración. (Compárese con 2Cr 7:11-22.) Esto ocurrió en su vigesimocuarto año, después de haber terminado los veinte años que duraron las edificaciones. ¿Pero acaso tardó Dios doce años en contestar la oración que Salomón hizo con motivo de la inauguración del templo? No, pues en la inauguración, una vez que Salomón terminó su oración, “el fuego mismo bajó de los cielos y procedió a consumir la ofrenda quemada y los sacrificios, y la gloria misma de Jehová llenó la casa”. Esta fue una poderosa demostración del poder de Jehová para escuchar la oración y responder a ella por medio de una acción, y así lo reconoció el pueblo. (2Cr 7:1-3.) El hecho de que Dios se manifestara a Salomón doce años después solo indica que no había olvidado su oración y que entonces la contestaba verbalmente, como una garantía de su respuesta. En esta segunda ocasión, Dios además aconsejó a Salomón que permaneciese fiel como su padre David.

(1 REYES 9:4)

“Y tú, si andas delante de mí, tal como anduvo David tu padre, con integridad de corazón y con rectitud, haciendo conforme a todo lo que te he mandado, y guardas mis disposiciones reglamentarias y mis decisiones judiciales,”

*** w12 15/11 pág. 7 párr. 18 “Enséñame a hacer tu voluntad” ***
Aunque David fue ejemplar en muchos sentidos, a lo largo de su vida cometió varios pecados graves (2 Sam. 11:2-4, 14, 15, 22-27; 1 Crón. 21:1, 7). Sin embargo, en cada caso demostró su arrepentimiento. Puede decirse que anduvo con Dios “con integridad de corazón” (1 Rey. 9:4). ¿Por qué? Porque siempre trató de actuar en armonía con la voluntad divina.

*** w07 15/8 pág. 12 ‘Oh Jehová, ponme a prueba’ ***
Sus debilidades le llevaron a cometer varios pecados graves, pero aun así “anduvo [...] con integridad de corazón” (1 Reyes 9:4). ¿Cómo logró hacerlo? Aceptando la censura y corrigiendo su forma de actuar. Así demostró que amaba de verdad a Jehová y que su devoción a él era absoluta.

*** w97 1/5 pág. 5 La confianza en un mundo imperfecto ***
El rey israelita David cometió muchos errores, incluido su conocido adulterio con Bat-seba. (2 Samuel 11:1-27.) Las múltiples equivocaciones de David pusieron de relieve que distaba mucho de ser perfecto. Entonces, ¿qué vio Jehová en él? Al dirigirse a Salomón, el hijo de David, Jehová dijo: “[Anda] delante de mí, tal como anduvo David tu padre, con integridad de corazón y con rectitud”. (1 Reyes 9:4.) A pesar de sus muchos errores, Jehová vio que David era, de hecho, un hombre confiable. ¿Por qué?
David mismo ofrece la respuesta en sus palabras a Salomón: “Todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo”. (1 Crónicas 28:9.) David cometió fallos, pero fue humilde y quiso hacer lo correcto. Siempre aceptó la censura y la corrección, e incluso las pidió. “Examíname, oh Jehová, y ponme a prueba; refina mis riñones y mi corazón”, solicitó. (Salmo 26:2.) David fue refinado. Por ejemplo, las penas que sufrió por su pecado con Bat-seba se prolongaron hasta el final de sus días. Sin embargo, David nunca trató de justificar su mala acción. (2 Samuel 12:1-12.) Más importante aún, nunca se apartó de la adoración verdadera. Por este motivo, y debido a que David mostró contrición y arrepentimiento de corazón genuinos, Jehová estuvo dispuesto a perdonar sus errores y aceptarlo como hombre íntegro. (Véase también Salmo 51.)

(1 REYES 9:11)

“(Hiram el rey de Tiro había él mismo ayudado a Salomón con maderas de cedros y maderas de enebros y con oro, cuanto en ello se deleitó), aconteció que en aquel tiempo el rey Salomón procedió a dar a Hiram veinte ciudades en la tierra de Galilea.”

*** w05 1/7 pág. 29 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
9:10-13. ¿Estaba en armonía con la Ley mosaica el que Salomón regalara veinte ciudades de la tierra de Galilea a Hiram, el rey de Tiro? Puede que el mandato de la Ley que se expone en Levítico 25:23, 24 solo fuera aplicable a la zona ocupada por los israelitas. Es posible que las tierras que Salomón dio a Hiram hayan estado habitadas por no israelitas, aunque se hallaban dentro de los límites de la Tierra Prometida (Éxodo 23:31). La acción de Salomón también pudiera ser una indicación de que él no estaba cumpliendo por completo con la Ley, como cuando ‘aumentó para sí caballos’ y tomó muchas esposas (Deuteronomio 17:16, 17). Sea como fuere, Hiram no estaba contento con el regalo. Quizás los habitantes paganos de dichas ciudades las tenían en malas condiciones, o tal vez estaban en una ubicación poco conveniente.

(1 REYES 9:13)

“Por lo tanto, dijo: “¿Qué clase de ciudades son estas que me has dado, hermano mío?”. Y llegaron a ser llamadas la Tierra de Cabul hasta el día de hoy.”

*** it-1 pág. 385 Cabul ***
2. Este término hace referencia a un distrito galileo de veinte ciudades que Salomón le dio al rey Hiram de Tiro, probablemente como regalo de agradecimiento por la ayuda que Hiram le había prestado en su programa de construcción. Sin embargo, cuando Hiram inspeccionó las ciudades, halló que “no fueron precisamente apropiadas a sus ojos”, y le dijo a Salomón: “¿Qué clase de ciudades son estas que me has dado, hermano mío?”. A partir de entonces se las llamó la “Tierra de Cabul”. (1Re 9:10-13.)
Según Josefo, las ciudades “estaban situadas cerca de Tiro”. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. V, sec. 3.) Isaías (9:1) llama a Galilea “Galilea de las naciones”, y algunos doctos creen que esas veinte ciudades probablemente las habitaban paganos. No parece razonable que Salomón las hubiese cedido a un rey extranjero si las hubiesen habitado israelitas, y puede que hasta estuvieran fuera de la zona que ocupaba Israel en aquel tiempo, aunque dentro de los límites del territorio que Dios había prometido en un principio a Israel y que David, el padre de Salomón, había conquistado. (Éx 23:31; 2Sa 8:1-15.) Debido a lo que dice la ley de Dios en Levítico 25:23, 24, se ha puesto en duda lo apropiado de esa acción de Salomón. Sin embargo, puede que dicha ley solo aplicara a la región que en ese tiempo ocupaba el pueblo de Dios, en cuyo caso el regalo de Salomón no habría sido impropio. De no ser así, entonces se trató de otro caso en el que Salomón no se adhirió por completo al consejo divino, como cuando acumuló muchos caballos y también tomó muchas esposas extranjeras. (Compárese Dt 17:16, 17 con 1Re 4:26; 11:1-8.)
El relato no dice por qué a Hiram no le satisficieron aquellas ciudades; hay quien ha supuesto que se debió a que los habitantes paganos las tenían en muy malas condiciones, mientras que otros opinan que el motivo era su mala ubicación geográfica. Sea cual fuere la razón, lo que sí es seguro es que el nombre “Tierra de Cabul” obedece a la reacción negativa que causó la inspección de estas ciudades. El significado de Cabul en este texto ha sido objeto de bastante discusión. Josefo dice en la obra citada antes que Cabul, “interpretado en lengua fenicia, significa ‘lo que no agrada’”, pero los eruditos modernos no han hallado apoyo para esta interpretación. Los lexicógrafos por lo general proponen que se trata de un juego de palabras, y que Cabul se usa en el mismo sentido que una palabra hebrea similar, kevál, que significa “como nada”.

*** it-1 pág. 1122 Hermano, hermana ***
Estos términos también se aplican a los que están unidos en una causa común y tienen metas y propósitos similares. Por ejemplo, el rey Hiram de Tiro llamó al rey Salomón mi hermano, no solo por tener su mismo rango y posición, sino posiblemente también por sus intereses mutuos en suministrar madera y otros materiales para la construcción del templo. (1Re 9:13; 5:1-12.)

(1 REYES 9:14)

“Mientras tanto, Hiram envió al rey ciento veinte talentos de oro.”

*** w08 1/11 pág. 22 ¿Lo sabía? ***
¿Cuánto oro poseía el rey Salomón?
Según las referencias bíblicas, Hiram —el rey de Tiro— envió a Salomón cuatro toneladas de oro, la reina de Seba le regaló una cantidad similar y la flota comercial del propio Salomón le llevó 14 toneladas de oro de Ofir. El relato explica que “el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos [unas 22 toneladas] de oro” (1 Reyes 9:14, 28; 10:10, 14). ¿Son exageradas estas cifras? Comparémoslas con las reservas de oro de otros reyes de la antigüedad.
Una inscripción muy antigua —que los expertos consideran fiable— indica que el faraón Tutmosis III (segundo milenio antes de nuestra era) donó 12 toneladas de oro al templo de Amón-Ra, en Karnak. En el siglo VIII antes de nuestra era, el rey asirio Tiglat-piléser III recibió cuatro toneladas de oro como tributo de Tiro, y Sargón II entregó esa misma cantidad como ofrenda a los dioses de Babilonia. Por otro lado, se dice que Filipo II de Macedonia (359-336 antes de nuestra era) extraía anualmente unas 25 toneladas de oro de las minas del monte Pangeo, en la región de Tracia.
También se dice que su hijo, Alejandro Magno (336-323 antes de nuestra era), reunió un botín de unas 1.000 toneladas de oro al ocupar la ciudad persa de Susa y más de 6.000 toneladas durante su conquista de toda Persia. En vista de estas cifras, es obvio que la Biblia no exagera al hablar de la cantidad de oro que poseía el rey Salomón.

*** it-1 pág. 1157 Hiram ***
Cuando terminó el proyecto de edificación, que duró veinte años, Salomón le dio a Hiram veinte ciudades, pero no fueron muy de su agrado. (1Re 9:10-13; véase CABUL núm. 2.) No se sabe si Hiram devolvió a Salomón estas mismas ciudades o le dio otras. (2Cr 8:1, 2.) Tampoco se sabe si Hiram envió a Salomón 120 talentos de oro (46.242.000 dólares [E.U.A.]) después de recibir el regalo de las ciudades o si de algún modo esta cantidad figuró en el cambio. (1Re 9:14.)

(1 REYES 9:15)

“Ahora bien, esta es la relación de los que fueron reclutados para trabajo forzado, una leva que el rey Salomón hizo para edificar la casa de Jehová y su propia casa y el Montículo y el muro de Jerusalén y Hazor y Meguidó y Guézer.”

*** it-1 pág. 205 Arquitectura ***
Entre las ruinas más impresionantes que se han descubierto se hallan las puertas que daban entrada a las ciudades de Meguidó, Hazor y Guézer, todas ellas de idéntica construcción y edificadas, según se cree, durante el reinado de Salomón. (1Re 9:15.) La extensión del muro exterior de cada una de estas tres puertas era de unos 20 m. y había sido levantado con piedras colocadas cuidadosamente. El paso de entrada tenía a cada lado tres pilastras equidistantes que hacían de jambas y permitían la formación de seis cámaras, tres a cada lado, que lo flanqueaban, donde se solían materializar algunas operaciones comerciales o se apostaban soldados con el fin de repeler el intento de los ejércitos enemigos de abrirse paso al interior de la ciudad. (Véase PUERTA, PASO DE ENTRADA.)

*** it-1 pág. 966 Fortificaciones ***
Aparte de haber dirigido la construcción del magnífico templo de Jehová levantado en Jerusalén, Salomón reforzó las murallas de la ciudad y construyó fortificaciones en Meguidó, Hazor y Guézer. Para llevar a cabo las obras de excavación en estos lugares, los arqueólogos se orientaron por el comentario de 1 Reyes 9:15, que dice: “Ahora bien, esta es la relación de los que fueron reclutados para trabajo forzado, una leva que el rey Salomón hizo para edificar la casa de Jehová y su propia casa y el Montículo y el muro de Jerusalén y Hazor y Meguidó y Guézer”. Hallaron que las puertas de estas tres últimas ciudades obedecían a un mismo diseño: tenían 17 m. de anchura, y la entrada, flanqueada por dos torres cuadradas, conducía a un vestíbulo de 20 m. de largo que tenía tres recámaras a cada lado; tenían cierto parecido con las puertas del templo de la visión de Ezequiel. (Eze 40:5-16.)

*** it-1 pág. 1096 Hazor ***
En una época posterior, el rey Salomón fortificó Hazor, al igual que Guézer y Meguidó. (1Re 9:15.) Los hallazgos arqueológicos indican que las puertas de estas tres ciudades eran de una construcción similar. Yigael Yadin informa de las excavaciones realizadas en Hazor en su obra The Art of Warfare in Biblical Lands (1963, vol. 2, pág. 288): “Cuando asomaron las primeras señales de la puerta de esta muralla entre el polvo y la tierra que se apartaban con cuidado, nos sorprendió su similitud con la ‘Puerta de Salomón’ descubierta en Meguidó. Antes de continuar con las excavaciones, trazamos en el suelo un plano aproximado de la puerta basándonos en la puerta de Meguidó. A continuación dijimos a los trabajadores que siguiesen removiendo escombros. Cuando terminaron, nos miraron boquiabiertos, como si fuésemos magos o adivinos. Porque allí, ante nosotros, se alzaba la puerta cuyo plano habíamos dibujado, una réplica exacta de la puerta de Meguidó, lo que demostró no solo que Salomón había construido las dos puertas, sino que había seguido el mismo plano para ambas”.

*** w88 15/8 págs. 24-26 El misterio de las puertas ***
El misterio de las puertas
A MUCHAS personas les atraen los misterios... relatos que encierren un enigma, con claves que puedan interpretarse de varias maneras, y con un final que sorprenda, como el de hallar un tesoro. Si a usted le atraen los misterios, quizás disfrute de ‘El misterio de las puertas’.
Este misterio empezó a manifestarse en Meguidó, una ciudad estratégica que dominaba rutas comerciales y militares en el antiguo Oriente Medio. Ciertos arqueólogos descubrieron los restos de una gigantesca puerta defensiva, y la evidencia los convenció de que databa de los tiempos del rey Salomón. ¿Cómo era aquella puerta? Comenzaron a presentarse las claves.
Considere, en la vista a la derecha, el modelo de la antigua Meguidó, y especialmente el área que se hace resaltar. Un viajero de la antigüedad o un ejército atacante que subiera por el camino hacia la ciudad fortificada llegaría primero a la puerta anterior. En aquella entrada había una plaza o patio. En ella los agresores quedarían expuestos a ataque a medida que avanzaran y dieran vuelta hacia la izquierda para llegar a la puerta principal de defensa, que es el centro de nuestro misterio.
A los lados del frente de esta puerta había torres fortificadas. Para construir la estructura de la puerta no se usaron piedras del campo ni ladrillos, sino los sillares (bloques de piedra cuidadosamente labrados) que eran típicos del período de Salomón. Pero note el estilo distintivo dentro de la puerta. A los lados de un largo vestíbulo había pilastras, o pilares de mampostería, que formaban seis cámaras donde podía haber guardias estacionados. (Compárese con Ezequiel 40:6, 10, 20, 21, 28, 29.) En tiempos de paz un carro o un grupo de mercaderes podía pasar por aquella puerta sin dificultad, pero sería un asunto muy diferente para los atacantes que lograran entrar después de abrirse paso derribando las pesadas hojas de la puerta. Las seis pilastras obligarían a los atacantes a entrar por un pasaje estrecho, defendido por la flor y nata del ejército de Meguidó en las cámaras de la derecha y la izquierda.
Ahora el misterio pasa hacia el norte del mar de Galilea al tell, o montículo, de la antigua Hazor, donde el profesor John Garstang hizo excavaciones en 1928. El arqueólogo israelí Yigael Yadin vino a excavar aquí en 1955. Tenía presente una declaración bíblica que dice: “Esta es la relación de los que fueron reclutados para trabajo forzado, una leva que el rey Salomón hizo para edificar la casa de Jehová y [...] el muro de Jerusalén y Hazor y Meguidó y Guézer”. (1 Reyes 9:15.) Parecía lógico que los ingenieros de Salomón seguirían un modelo similar de construcción para las fortificaciones de otras ciudades que reedificaran. ¿Existían en Hazor puertas salomónicas como las ya descritas?
Al excavar, los trabajadores de Yadin hallaron un muro hueco, una muralla doble con habitaciones entre un muro y el otro. Entonces empezó a surgir una gran estructura conectada con los muros. Yadin dice: “Inmediatamente nos dimos cuenta de que habíamos descubierto la puerta [...] Además, pronto quedó patente que el plano de la puerta —que comprendía seis cámaras y dos torres— así como sus dimensiones eran idénticos a los de la puerta descubierta [muchos años] antes en Meguidó [...] El campamento se agitó [...] Trazamos el plano de la puerta de Meguidó en el terreno, marcándolo con estacas para señalar las esquinas y los muros, y entonces les indicamos a los trabajadores que excavaran según lo que habíamos marcado, mientras prometíamos: ‘Aquí van a hallar un muro’ o ‘allí van a encontrar una cámara’. Cuando nuestras ‘profecías’ resultaron correctas, nuestro prestigio aumentó tremendamente [...] Cuando [les] leímos el versículo bíblico sobre las actividades de Salomón en Hazor, Meguidó y Guézer, nuestro prestigio desapareció, ¡pero el de la Biblia llegó al cielo!” (Hazor: The Rediscovery of a Great Citadel of the Bible [Hazor: Se redescubre una gran ciudadela bíblica]).
Parecía que el misterio de las puertas se resolvía precisamente como se esperaba, con fundamento en la Biblia. Pero ¿qué hay de Guézer, al sur? Yadin sabía que cuando el arqueólogo irlandés R. A. S. Macalister había excavado allí entre 1902 y 1909 no había hallado nada que pudiera asignarse a Salomón. ¿Pudieran haberse pasado por alto claves importantes en lo que hasta Yadin llamó “El misterio de Guézer”?
Él dice: “Los hallazgos de Hazor y el famoso pasaje de 1 Reyes me llevaron a examinar de nuevo el informe de Macalister con la esperanza de localizar una puerta. Bien puede el lector imaginarse mi sorpresa y agitación cuando [...] me topé con un trazado [...] que llevaba el título de ‘Plano del castillo macabeo de Guézer’”. Macalister fechó los restos de aquel “castillo” como del tiempo de la rebelión de los macabeos judíos (siglo II a.E.C.). Pero Yadin pensó que en aquel viejo trazado él podía ver ‘una muralla hueca, una casa exterior de guardas y, lo que era más importante, algo que parecía la mitad de una puerta de ciudad, exactamente como las que se habían hallado en Meguidó y Hazor’. Yadin publicó un artículo sobre estas claves. Después, el Dr. William G. Dever excavó en Guézer. ¿Con qué resultado? Dever escribió excitadamente: “¡Sí, Salomón reedificó a Guézer!”. O, como Yadin lo explica: “Como era de esperarse, el equipo de Dever no solo halló la otra mitad de la puerta, sino que la estratigrafía y la cerámica demostraron de manera definitiva que aquel complejo había sido edificado en los tiempos de Salomón”.
Así se resolvió el misterio. Yadin hizo la siguiente observación en The Biblical Archaeologist (Vol. XXXIII, 1970, 3): “Con la ayuda del breve pasaje bíblico de Reyes, se localizaron y fecharon las fortificaciones salomónicas, cuyo plan era idéntico en las tres ciudades”. “Sí, parece que en la historia de la arqueología no hay otro ejemplo de un pasaje que ayudara tanto a identificar y fechar estructuras en varios de los tells más importantes [...] como el de 1 Reyes 9:15.”
[Fotografía/Ilustración en la página 25]
Basándose en 1 Reyes 9:15, unos arqueólogos hallaron en Hazor una puerta del mismo tamaño y forma de la de Meguidó
[Fotografía/Ilustración en la página 26]
Una vista aérea de la puerta de Guézer. El dibujo muestra lo que se descubrió primero (en trazos gruesos) y lo que se halló unos 60 años después (en líneas punteadas)
[Reconocimiento]
Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.
[Reconocimiento en la página 24]
Pictorial Archive (Near Eastern History)

*** w86 15/2 pág. 23 Megidó... antiguo campo de batalla con significado profético ***
“Ahora bien, ésta es la relación de los que fueron reclutados para trabajo forzado, una leva que el rey Salomón hizo para edificar [...] el muro de Jerusalén y Hazor y Meguidó y Guézer”. (1 Reyes 9:15.) Un montículo de unos 21 metros [70 pies] de alto, que domina un ancho valle, señala ahora el lugar donde en un tiempo estuvo Meguidó. En tiempos antiguos se edificaban las nuevas viviendas sobre las ruinas de las antiguas. De modo que cada nivel de tierra o estrato puede corresponder a una determinada época histórica. El arqueólogo, empezando desde arriba, va excavando a través de los diferentes estratos históricos. Se han descubierto por lo menos 20 estratos en Meguidó, lo cual indica que la ciudad fue reconstruida muchas veces. ¿Cómo ha ayudado la Biblia a esos pacientes excavadores?
La construcción de las puertas de la ciudad fue sin duda una parte importante del proyecto de Salomón de fortificar a Meguidó, Hazor y Guézer. Hace unos años se descubrieron las puertas de la ciudad de Meguidó. Poco después se encontraron en Hazor puertas de idéntico estilo. Los arqueólogos, siguiendo las indicaciones bíblicas, empezaron también a excavar en Guézer. En esa ciudad también se encontraron puertas del mismo estilo. ¿Por qué es eso importante para los estudiantes de la Biblia? Un conocido arqueólogo, el profesor Yohanan Aharoni, dice:
“En las excavaciones que se llevaron a cabo en los tres lugares, se descubrieron puertas de idéntica planificación en estratos del siglo décimo a. de la E.C. [...] Puertas como estas, con tres cuerpos de guardia y cuatro juegos de pilares en cada lado del corredor, se han descubierto solo hasta el momento en otros dos lugares. [...] Por lo tanto, prácticamente todos los eruditos concuerdan en que las puertas de Hazor, Meguidó y Guézer, con sus cuarteles triples, pertenecen al reinado de Salomón”.
El Dr. Yigael Yadin llega a la misma conclusión: “El descubrimiento de las fortificaciones de Salomón en Hazor, Meguidó y Guézer es un ejemplo instructivo de que la Biblia es una guía importante y práctica para los arqueólogos”.

(1 REYES 9:16)

“(Faraón el rey de Egipto había subido él mismo y entonces tomado a Guézer y la había quemado con fuego, y a los cananeos que moraban en la ciudad los había matado. De modo que la dio como regalo de despedida a su hija, la esposa de Salomón.)”

*** it-1 pág. 776 Egipto, egipcio ***
No se especifica cuándo este Faraón desconocido conquistó Guézer, la ciudad que luego dio como dote o regalo de boda de despedida a su hija. (1Re 9:16.)

(1 REYES 9:22)

“Y a ninguno de los hijos de Israel constituyó Salomón en esclavo; pues ellos eran los guerreros, y los siervos de él, y sus príncipes, y sus adjutores y jefes de los que conducían sus carros y de sus hombres de a caballo.”

*** it-1 pág. 53 Adjutor ***
Después de decir que Salomón no constituyó en esclavo a ninguno de los hijos de Israel, 1 Reyes 9:22 declara: “Pues ellos eran los guerreros, y los siervos de él, y sus príncipes, y sus adjutores y jefes de los que conducían sus carros y de sus hombres de a caballo”. En un comentario sobre este texto, C. F. Keil dice que el término scha•li•schím (plural), usado en este pasaje, podría entenderse como “adjutores reales”. (Commentary on the Old Testament, 1973, vol. 3, “1 Kings”, pág. 146.)

(1 REYES 9:23)

“Estos eran los jefes de los comisarios que estaban sobre la obra de Salomón, quinientos cincuenta, los capataces sobre la gente que estaba activa en la obra.”

*** w05 1/12 pág. 19 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas ***
2:18; 8:10. Estos versículos indican que el número de comisarios empleados como supervisores y capataces para vigilar las obras era de 3.600 más 250, mientras que en 1 Reyes 5:16 y 9:23 se dice que el número era de 3.300 más 550. ¿A qué se debe la diferencia? La diferencia parece radicar en los métodos de clasificación de los comisarios. Puede ser que Segundo de las Crónicas distinga entre 3.600 comisarios no israelitas y 250 israelitas, en tanto que Primero de los Reyes establezca una diferencia entre 3.300 capataces y 550 supervisores de mayor rango; de cualquier modo, la cifra total en cada caso es la misma: 3.850.

*** it-1 pág. 515 Comisario ***
Los “comisarios principescos” también servían de encargados y superintendentes de los que trabajaban en la construcción durante el reinado de Salomón. Parece que los dos relatos sobre estos comisarios, el de 1 Reyes y el de 2 Crónicas, solo difieren en los métodos de clasificación: el primero contabiliza 3.300 más 550, lo que arroja un total de 3.850 (1Re 5:16; 9:23), mientras que el segundo da 3.600 más 250, lo que también totaliza 3.850. (2Cr 2:18; 8:10.) Algunos eruditos (Ewald, Keil, Michaelis) creen que las cifras dadas en el libro de Crónicas hacen una distinción entre los 3.600 comisarios que no eran israelitas y los 250 israelitas, en tanto que en el libro de Reyes la distinción de comisarios que se hace es entre los 3.300 encargados subordinados y los 550 supervisores principales, entre los que se incluía a 300 supervisores que no eran israelitas.

(1 REYES 9:24)

“Sin embargo, la hija de Faraón misma subió de la Ciudad de David a su propia casa que él le había edificado. Fue entonces cuando él edificó el Montículo.”

*** it-1 pág. 641 David, Ciudad de ***
Después de casarse con la hija de Faraón, Salomón la instaló en la Ciudad de David (1Re 3:1), pero una vez finalizadas las obras de una nueva residencia real más cercana al templo, la sacó de allí, pues aquel lugar se consideraba sagrado por haber albergado el Arca. (1Re 9:24; 2Cr 8:11.)

(1 REYES 9:25)

“Y Salomón continuó ofreciendo tres veces al año sacrificios quemados y sacrificios de comunión sobre el altar que había edificado a Jehová, y había un hacer humo de sacrificio sobre el [altar], que estaba delante de Jehová; y completó la casa.”

*** it-1 pág. 105 Altar ***
La declaración registrada en 1 Reyes 9:25 en cuanto a que Salomón ‘ofrecía sacrificios sobre el altar’ obviamente significa que hacía que se ofreciesen por medio del sacerdocio autorizado. (Compárese con 2Cr 8:12-15.)

(1 REYES 9:26)

“Y había una flota de naves que el rey Salomón hizo en Ezión-guéber, que está junto a Elot, sobre la orilla del mar Rojo en la tierra de Edom.”

*** it-2 pág. 1088 Tarsis ***
Relaciones comerciales con Salomón. El comercio fenicio con Tarsis está corroborado claramente por el registro del tiempo del rey Salomón (unos trece siglos después del Diluvio), cuando la nación de Israel también empezó a efectuar comercio marítimo. Salomón tenía una flota de naves en la zona del mar Rojo, parte de cuya tripulación eran marineros expertos que el rey fenicio Hiram de Tiro le había proporcionado, y estaba dedicada especialmente al tráfico con la tierra de Ofir, rica en oro. (1Re 9:26-28.) Después se hace referencia a “una flota de naves de Tarsis” que Salomón tenía en el mar “junto con la flota de naves de Hiram”, y se dice que estas naves hacían viajes cada tres años para importar oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (1Re 10:22.) Se cree que la expresión “naves de Tarsis” con el transcurso del tiempo representó un tipo de nave, como dice cierto léxico: “Naves grandes, propias para la navegación de altura, adecuadas para hacer el trayecto a Tarsis”. (A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de Brown, Driver y Briggs, 1980, pág. 1077.) De manera similar, el nombre inglés Indiamen se aplicó originalmente a las grandes naves británicas que participaban en actividades comerciales con la India, pero con el tiempo el término aplicó a todas las naves de ese tipo sin importar su origen o su destino. De modo que en 1 Reyes 22:48 se muestra que el rey Jehosafat (c. 936-911 a. E.C.) “hizo naves de Tarsis para que fueran a Ofir por oro”.
No obstante, el relato de las Crónicas especifica que las naves que utilizó Salomón para los viajes trienales “iban a Tarsis” (2Cr 9:21); además, comenta que las naves de Jehosafat estaban diseñadas para que “fueran a Tarsis”, pero “se destrozaron, y no retuvieron fuerza para ir a Tarsis”. (2Cr 20:36, 37.) Estos textos indican que Ofir no era el único puerto de escala de las “naves de Tarsis” israelitas, sino que también navegaban por aguas del Mediterráneo. Naturalmente, esto plantea un problema, pues se muestra que el lugar de botadura de al menos algunas de estas naves fue Ezión-guéber, en el golfo de ʽAqaba. (1Re 9:26.) Para que las naves llegasen al mar Mediterráneo, tenían que atravesar por un canal desde el mar Rojo hasta el río Nilo y luego hasta el Mediterráneo, o circunnavegar el continente africano. Aunque hoy resulta completamente imposible determinar los detalles de las rutas de navegación (y los canales) que existían o se utilizaban en el tiempo de Salomón y en el tiempo de Jehosafat, no es suficiente razón para poner en tela de juicio el registro de sus actividades marítimas.

(1 REYES 9:28)

“Y procedieron a ir a Ofir y a tomar de allí cuatrocientos veinte talentos de oro, y a traerlo al rey Salomón.”

*** w08 1/11 pág. 22 ¿Lo sabía? ***
¿Cuánto oro poseía el rey Salomón?
Según las referencias bíblicas, Hiram —el rey de Tiro— envió a Salomón cuatro toneladas de oro, la reina de Seba le regaló una cantidad similar y la flota comercial del propio Salomón le llevó 14 toneladas de oro de Ofir. El relato explica que “el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos [unas 22 toneladas] de oro” (1 Reyes 9:14, 28; 10:10, 14). ¿Son exageradas estas cifras? Comparémoslas con las reservas de oro de otros reyes de la antigüedad.
Una inscripción muy antigua —que los expertos consideran fiable— indica que el faraón Tutmosis III (segundo milenio antes de nuestra era) donó 12 toneladas de oro al templo de Amón-Ra, en Karnak. En el siglo VIII antes de nuestra era, el rey asirio Tiglat-piléser III recibió cuatro toneladas de oro como tributo de Tiro, y Sargón II entregó esa misma cantidad como ofrenda a los dioses de Babilonia. Por otro lado, se dice que Filipo II de Macedonia (359-336 antes de nuestra era) extraía anualmente unas 25 toneladas de oro de las minas del monte Pangeo, en la región de Tracia.
También se dice que su hijo, Alejandro Magno (336-323 antes de nuestra era), reunió un botín de unas 1.000 toneladas de oro al ocupar la ciudad persa de Susa y más de 6.000 toneladas durante su conquista de toda Persia. En vista de estas cifras, es obvio que la Biblia no exagera al hablar de la cantidad de oro que poseía el rey Salomón.

*** it-2 pág. 521 Ofir ***
Más tarde, la flota comercial de Salomón, hijo de David, transportaba regularmente desde Ofir 420 talentos de oro. (1Re 9:26-28.) Por otra parte, el relato paralelo de 2 Crónicas 8:18 da la cifra de 450 talentos. Algunos eruditos opinan que esta discrepancia apareció cuando comenzaron a usarse las letras del alfabeto en lugar de cifras, y que quizás algún copista haya confundido la letra nun (נ), que representaba el número 50, por la letra kaf (כ), que significaba 20, o viceversa. Sin embargo, existen claros indicios de que los números no se representaban por letras en las Escrituras Hebreas, sino que se escribía la palabra correspondiente a cada uno. Una explicación más probable, por lo tanto, es que ambas cifras sean correctas y que la cantidad bruta que se llevaba fuese de 450 talentos, de los que 420 componían la ganancia neta.

*** it-2 pág. 559 Oro ***
Ingresos en oro de Salomón. Grandes cantidades de oro engrosaron las arcas de la tesorería de Salomón procedentes del rey de Tiro (120 talentos) y la reina de Seba (120 talentos), tributos e impuestos anuales y su propia flota mercante. El registro bíblico dice: “Y el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos de oro [aproximadamente 256.643.000 dólares (E.U.A.)]”. Esa cantidad no incluía los ingresos procedentes de comerciantes, gobernadores, etc. (1Re 9:14, 27, 28; 10:10, 14, 15.)
Ofir era un lugar de donde Salomón adquiría oro de excelente calidad. Se ha descubierto un fragmento de cerámica, que se cree data del siglo VIII a. E.C., con la siguiente inscripción: “Oro de Ofir a bet horón, 30 siclos”. (1Re 9:28; 10:11; Job 28:16; véase OFIR.)

(1 REYES 10:1)

“Ahora bien, la reina de Seba oía el informe acerca de Salomón respecto al nombre de Jehová. Por lo tanto, vino a probarlo con preguntas de las que causan perplejidad.”

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
Observe, sin embargo, que la reina tuvo noticias de la fama de Salomón “respecto al nombre de Jehová”. Así pues, este no era simplemente un viaje de negocios. Es evidente que su principal objetivo era escuchar la sabiduría de Salomón e incluso quizás aprender algo acerca de su Dios, Jehová. Puesto que ella probablemente descendía de Sem o Cam, quienes fueron adoradores de Jehová, puede que sintiese curiosidad por la religión de sus ancestros.
Preguntas que causan perplejidad, respuestas satisfactorias
Después de encontrarse con Salomón, la reina comenzó a probarle con “preguntas de las que causan perplejidad” (1 Reyes 10:1). El término hebreo correspondiente a esta expresión también puede traducirse por “acertijos”. Esto no quiere decir que la reina entretuviese a Salomón con juegos banales. Es interesante notar que en el Salmo 49:4 se utiliza la misma palabra hebrea para referirse a preguntas importantes relacionadas con el pecado, la muerte y la redención. Por lo tanto, lo más probable es que la reina de Seba conversara con él sobre temas profundos que pusiesen a prueba la grandeza de su sabiduría.

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
Hicieron la voluntad de Jehová
Una visita bien recompensada
EL VIAJE de Seba a Jerusalén debió de ser agotador para la reina. Estaba acostumbrada a vivir rodeada de lujo y, sin embargo, recorrió a camello unos 2.400 kilómetros por el desierto abrasador. Según algunos cálculos, el desplazamiento le pudo llevar unos setenta y cinco días, sin contar el regreso.
¿Por qué abandonó esta reina acaudalada su cómodo hogar de Seba para emprender tan riguroso viaje?
Un informe intrigante
La reina de Seba vino a Jerusalén tras “[oír] el informe acerca de Salomón respecto al nombre de Jehová” (1 Reyes 10:1). No se dice lo que la reina oyó exactamente. Sabemos, no obstante, que Jehová bendijo a Salomón con sabiduría, riqueza y honra excepcionales (2 Crónicas 1:11, 12). ¿Cómo le llegó a ella dicho informe? Puesto que Seba era un centro de comercio, es posible que la fama de Salomón llegase a sus oídos mediante los comerciantes que pasaban por sus dominios. Puede que algunos de ellos hubiesen estado en la tierra de Ofir, con la que Salomón realizaba importantes transacciones comerciales (1 Reyes 9:26-28).

*** g94 22/4 pág. 25 Yemen: un país lleno de sorpresas ***
El reino de Seba, situado, según se cree, en lo que ahora es la parte oriental de Yemen, se hizo con el control de la ruta de las caravanas y cobró fama por el comercio del incienso, la mirra, el oro, las piedras preciosas y el marfil. (Isaías 60:6.) En los días de Salomón, la reina de Seba viajó desde “los fines de la tierra” para oír en persona la sabiduría del rey. (Mateo 12:42.) Según el relato histórico recogido en la Biblia, fue a Jerusalén con “un séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas”. (1 Reyes 10:1, 2.) Los actuales yemeníes todavía recuerdan a esta antigua reina, que, si bien no es mencionada por nombre en el Corán, en la tradición islámica recibe el nombre de Bilqis. Este nombre aparece en muchos productos comerciales de Yemen.

*** it-2 págs. 882-883 Sabeos ***
3. Descendientes de Seba (no se sabe si de la línea de Sem o de la de Cam) que formaron un reino en el S. de la península arábiga. La reina de Seba que visitó a Salomón probablemente era de esta tierra. (1Re 10:1.) Las fuentes seglares suelen llamar sabeo a este reino, y puede que la Biblia haga lo mismo. (Véase SEBA núm. 6).

(1 REYES 10:2)

“Por fin llegó a Jerusalén con un séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas; y procedió a entrar a donde Salomón y a hablarle todo lo que se hallaba junto a su corazón.”

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
Según el antiguo geógrafo griego Estrabón, la población de Seba era inmensamente rica. Dice que utilizaban grandes cantidades de oro para adornar sus muebles, sus utensilios e incluso las paredes, las puertas y los tejados de sus casas.

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
En cualquier caso, la reina llegó a Jerusalén “con un séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas” (1 Reyes 10:2a). Algunos expertos afirman que este ‘séquito impresionante’ incluía una escolta armada, lo cual sería comprensible, dado que la reina era una poderosa dignataria que, además, llevaba consigo un cargamento de un valor equivalente a decenas de millones de dólares.

*** g94 22/4 pág. 25 Yemen: un país lleno de sorpresas ***
El reino de Seba, situado, según se cree, en lo que ahora es la parte oriental de Yemen, se hizo con el control de la ruta de las caravanas y cobró fama por el comercio del incienso, la mirra, el oro, las piedras preciosas y el marfil. (Isaías 60:6.) En los días de Salomón, la reina de Seba viajó desde “los fines de la tierra” para oír en persona la sabiduría del rey. (Mateo 12:42.) Según el relato histórico recogido en la Biblia, fue a Jerusalén con “un séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas”. (1 Reyes 10:1, 2.) Los actuales yemeníes todavía recuerdan a esta antigua reina, que, si bien no es mencionada por nombre en el Corán, en la tradición islámica recibe el nombre de Bilqis. Este nombre aparece en muchos productos comerciales de Yemen.

*** it-1 pág. 167 Arabia ***
Debido a la gran superioridad del camello sobre el asno para hacer viajes largos por el desierto, se piensa que su domesticación significó para Arabia algo así como una revolución económica, que contribuyó al desarrollo de los llamados “reinos de las especias” de Arabia meridional.
Las caravanas de camellos que provenían de las regiones más fértiles del S. serpenteaban a lo largo de las rutas del desierto que corrían paralelas al mar Rojo, viajando de oasis en oasis y de pozo en pozo hasta llegar a la península del Sinaí, desde donde podían bifurcarse hacia Egipto o continuar hacia el N., hasta Palestina o Damasco. Además de sus muy apreciadas especias y resinas aromáticas, como el olíbano y la mirra (Isa 60:6), quizás transportaran oro y madera de algum desde Ofir (1Re 9:28; 10:11), al igual que piedras preciosas, como hizo la reina de Seba al visitar al rey Salomón. (1Re 10:1-10, 15; 2Cr 9:1-9, 14.)

*** it-2 pág. 978 Seba ***
Esta reina, cuyo nombre no se menciona en la Biblia, fue a Jerusalén con un “séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas”. (1Re 10:1, 2.) Su manera de viajar y el tipo de regalos que llevó indican que procedía del reino de Seba, al SO. de Arabia.

(1 REYES 10:5)

“y el alimento de su mesa, y el sentarse de sus siervos, y la manera de servir la mesa sus mozos, y el atavío de ellos, y las bebidas de él, y sus sacrificios quemados que él con regularidad ofrecía en la casa de Jehová, entonces resultó que no hubo más espíritu en ella.”

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
A la reina de Seba le impresionaron tanto la sabiduría de Salomón y la prosperidad de su reino que “no hubo más espíritu en ella” (1 Reyes 10:4, 5). Algunos entendidos piensan que esta oración significa que la reina “se quedó sin aliento”. Un experto cree incluso que se desmayó. Sea como fuere, a ella le sorprendió mucho lo que vio y oyó.

(1 REYES 10:8)

“¡Felices son tus hombres!; ¡felices son estos siervos tuyos que están de pie ante ti constantemente, escuchando tu sabiduría!”

*** w99 1/11 pág. 20 Cuando la generosidad abunda ***
Sorprendida por todo lo que oyó y vio, la reina respondió humildemente: “¡Felices son estos siervos tuyos que están de pie ante ti constantemente, escuchando tu sabiduría!” (1 Reyes 10:4-8). No pronunció felices a los siervos de Salomón por vivir en la opulencia, aunque así era, sino porque podían escuchar constantemente la sabiduría que Salomón había recibido de Dios. La reina de Seba es un buen ejemplo para los siervos de Jehová de la actualidad, que se benefician de la sabiduría del Creador mismo y la de su Hijo, Jesucristo.

(1 REYES 10:9)

“Llegue a ser bendito Jehová tu Dios, que se ha deleitado en ti al ponerte sobre el trono de Israel; porque Jehová ama a Israel hasta tiempo indefinido, de modo que te ha nombrado rey para que ejecutes decisión judicial y justicia”.”

*** w99 1/11 pág. 20 Cuando la generosidad abunda ***
También es digno de nota el siguiente comentario que le hizo la reina a Salomón: “Llegue a ser bendito Jehová tu Dios” (1 Reyes 10:9). Es evidente que percibió la mano de Jehová en la sabiduría y la prosperidad de Salomón. Estas palabras concuerdan con lo que Jehová prometió a Israel en tiempos anteriores. ‘Si guardan mis regulaciones’, dijo, “esto es sabiduría de parte de ustedes y entendimiento de parte de ustedes ante los ojos de los pueblos que oirán acerca de todas estas disposiciones reglamentarias, y ciertamente dirán: ‘Esta gran nación sin duda es un pueblo sabio y entendido’” (Deuteronomio 4:5-7).

(1 REYES 10:10)

“Entonces dio al rey ciento veinte talentos de oro y grandísima cantidad de aceite balsámico y piedras preciosas. Nunca más vino semejante aceite balsámico, en cuanto a cantidad, como el que la reina de Seba dio al rey Salomón.”

*** w08 1/11 pág. 22 ¿Lo sabía? ***
¿Cuánto oro poseía el rey Salomón?
Según las referencias bíblicas, Hiram —el rey de Tiro— envió a Salomón cuatro toneladas de oro, la reina de Seba le regaló una cantidad similar y la flota comercial del propio Salomón le llevó 14 toneladas de oro de Ofir. El relato explica que “el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos [unas 22 toneladas] de oro” (1 Reyes 9:14, 28; 10:10, 14). ¿Son exageradas estas cifras? Comparémoslas con las reservas de oro de otros reyes de la antigüedad.
Una inscripción muy antigua —que los expertos consideran fiable— indica que el faraón Tutmosis III (segundo milenio antes de nuestra era) donó 12 toneladas de oro al templo de Amón-Ra, en Karnak. En el siglo VIII antes de nuestra era, el rey asirio Tiglat-piléser III recibió cuatro toneladas de oro como tributo de Tiro, y Sargón II entregó esa misma cantidad como ofrenda a los dioses de Babilonia. Por otro lado, se dice que Filipo II de Macedonia (359-336 antes de nuestra era) extraía anualmente unas 25 toneladas de oro de las minas del monte Pangeo, en la región de Tracia.
También se dice que su hijo, Alejandro Magno (336-323 antes de nuestra era), reunió un botín de unas 1.000 toneladas de oro al ocupar la ciudad persa de Susa y más de 6.000 toneladas durante su conquista de toda Persia. En vista de estas cifras, es obvio que la Biblia no exagera al hablar de la cantidad de oro que poseía el rey Salomón.

*** w99 1/7 págs. 30-31 Una visita bien recompensada ***
Entonces le hizo regalos muy costosos; solo en oro le dio lo que equivaldría hoy a unos 40.000.000 de dólares.

*** w99 1/11 pág. 20 Cuando la generosidad abunda ***
La Biblia nos dice que su regalo constaba de 120 talentos de oro “y grandísima cantidad de aceite balsámico y piedras preciosas”. A precios actuales, solo el oro costaría unos 40.000.000 de dólares. El aceite balsámico, un aceite aromático y medicinal, se valoraba en aquel tiempo tanto como el oro. Aunque la Biblia no especifica cuánto aceite llevó la reina a Salomón, sí nos dice que su presente nunca fue igualado (1 Reyes 10:10).

*** g92 22/12 pág. 3 Dar produce gozo ***
La Biblia menciona muchas ocasiones en las que se dieron regalos, a veces hasta regalos valiosísimos. Cuando la reina de Seba presenció la sabiduría de Salomón, “dio al rey ciento veinte talentos de oro y grandísima cantidad de aceite balsámico y piedras preciosas”. (1 Reyes 10:10.) El valor moderno de tan solo el oro que le regaló sería de más de 46 millones de dólares (E.U.A.).

*** it-2 pág. 913 Salomón ***
Luego le entregó a Salomón el magnífico regalo de 120 talentos de oro (46.242.000 dólares [E.U.A.]), muchísimas piedras preciosas y aceite balsámico en una cantidad extraordinariamente grande. Salomón, a su vez, le dio a la reina todo lo que ella le pidió, además de un generoso regalo, que posiblemente superó lo que ella le había llevado. (1Re 10:10, 13; 2Cr 9:9, 12.)

(1 REYES 10:11)

“Y la flota de naves de Hiram, que traía oro de Ofir, también trajo de Ofir maderas de árboles algum en muy grande cantidad, y piedras preciosas.”

*** it-1 pág. 88 Algum ***
ALGUM
(heb. ʼal•gum•mím [2Cr 2:8; 9:10, 11]; ʼal•mug•gím [1Re 10:11, 12]).
Árbol que figuraba entre las maderas que Salomón pidió a Hiram de Tiro para la construcción del templo. Los escalones y los soportes, así como las arpas e instrumentos de cuerda, se hicieron con este tipo de madera.
No se puede identificar con certeza el árbol mencionado en estos pasajes. Tradicionalmente se ha considerado que el algum es el sándalo rojo (Pterocarpus santalinus) que hoy día se halla en la India y Sri Lanka, aunque hay quien opina que es el sándalo blanco (Santalum album), tal vez debido al comentario de Josefo de que era como la madera de pino, “pero [...] más blanca y más brillante”. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. VII, sec. 1.) El sándalo rojo crece hasta una altura de 7,5 a 9 m., su madera es dura, de veta o grano fino y de color marrón rojizo. Al pulirla, adquiere mucho brillo. Es particularmente recomendable para la confección de instrumentos musicales como los mencionados en la Biblia. La madera es olorosa y de gran resistencia a los insectos.
En la actualidad el sándalo rojo no se da en el Líbano, y en lo que respecta al registro bíblico, no se especifica si el algum era oriundo de ese país. En cualquier caso, Hiram después vio conveniente obtenerlo en Ofir, lo que no excluye la posibilidad de que aun en Ofir esta madera fuese de importación, ya que esta ciudad —por su ubicación— pudo servir de centro para el comercio con la India, Egipto y otras regiones de África. (1Re 10:11, 22.) La singularidad y belleza de la madera que Hiram envió queda reseñada en estas palabras: “Maderas de árboles algum así no han venido ni se han visto hasta el día de hoy”. (1Re 10:12.)

*** it-2 pág. 559 Oro ***
Ofir era un lugar de donde Salomón adquiría oro de excelente calidad. Se ha descubierto un fragmento de cerámica, que se cree data del siglo VIII a. E.C., con la siguiente inscripción: “Oro de Ofir a bet horón, 30 siclos”. (1Re 9:28; 10:11; Job 28:16; véase OFIR.)

(1 REYES 10:12)

“Y el rey procedió a hacer de las maderas de los árboles algum apoyos para la casa de Jehová y para la casa del rey, y también arpas e instrumentos de cuerda para los cantores. Maderas de árboles algum así no han venido ni se han visto hasta el día de hoy.”

*** it-1 pág. 88 Algum ***
ALGUM
(heb. ʼal•gum•mím [2Cr 2:8; 9:10, 11]; ʼal•mug•gím [1Re 10:11, 12]).
Árbol que figuraba entre las maderas que Salomón pidió a Hiram de Tiro para la construcción del templo. Los escalones y los soportes, así como las arpas e instrumentos de cuerda, se hicieron con este tipo de madera.
No se puede identificar con certeza el árbol mencionado en estos pasajes. Tradicionalmente se ha considerado que el algum es el sándalo rojo (Pterocarpus santalinus) que hoy día se halla en la India y Sri Lanka, aunque hay quien opina que es el sándalo blanco (Santalum album), tal vez debido al comentario de Josefo de que era como la madera de pino, “pero [...] más blanca y más brillante”. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. VII, sec. 1.) El sándalo rojo crece hasta una altura de 7,5 a 9 m., su madera es dura, de veta o grano fino y de color marrón rojizo. Al pulirla, adquiere mucho brillo. Es particularmente recomendable para la confección de instrumentos musicales como los mencionados en la Biblia. La madera es olorosa y de gran resistencia a los insectos.
En la actualidad el sándalo rojo no se da en el Líbano, y en lo que respecta al registro bíblico, no se especifica si el algum era oriundo de ese país. En cualquier caso, Hiram después vio conveniente obtenerlo en Ofir, lo que no excluye la posibilidad de que aun en Ofir esta madera fuese de importación, ya que esta ciudad —por su ubicación— pudo servir de centro para el comercio con la India, Egipto y otras regiones de África. (1Re 10:11, 22.) La singularidad y belleza de la madera que Hiram envió queda reseñada en estas palabras: “Maderas de árboles algum así no han venido ni se han visto hasta el día de hoy”. (1Re 10:12.)

(1 REYES 10:13)

“Y el rey Salomón mismo dio a la reina de Seba todo lo que la deleitó que ella pidió, además de lo que le dio a mano abierta, según la manera del rey Salomón. Después de eso, ella se volvió y se fue a su propio país, ella junto con sus siervos.”

*** w99 1/7 pág. 31 Una visita bien recompensada ***
Hay quien piensa que estas palabras aluden a una relación íntima entre ambos. Ciertas leyendas cuentan que incluso tuvieron un hijo. Sin embargo, no hay pruebas que lo demuestren.

*** w99 1/7 pág. 31 Una visita bien recompensada ***
Salomón también le entregó obsequios, “todo lo que la deleitó que ella pidió” (1 Reyes 10:6-13).

(1 REYES 10:14)

“Y el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos de oro,”

*** w08 1/11 pág. 22 ¿Lo sabía? ***
¿Cuánto oro poseía el rey Salomón?
Según las referencias bíblicas, Hiram —el rey de Tiro— envió a Salomón cuatro toneladas de oro, la reina de Seba le regaló una cantidad similar y la flota comercial del propio Salomón le llevó 14 toneladas de oro de Ofir. El relato explica que “el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos [unas 22 toneladas] de oro” (1 Reyes 9:14, 28; 10:10, 14). ¿Son exageradas estas cifras? Comparémoslas con las reservas de oro de otros reyes de la antigüedad.
Una inscripción muy antigua —que los expertos consideran fiable— indica que el faraón Tutmosis III (segundo milenio antes de nuestra era) donó 12 toneladas de oro al templo de Amón-Ra, en Karnak. En el siglo VIII antes de nuestra era, el rey asirio Tiglat-piléser III recibió cuatro toneladas de oro como tributo de Tiro, y Sargón II entregó esa misma cantidad como ofrenda a los dioses de Babilonia. Por otro lado, se dice que Filipo II de Macedonia (359-336 antes de nuestra era) extraía anualmente unas 25 toneladas de oro de las minas del monte Pangeo, en la región de Tracia.
También se dice que su hijo, Alejandro Magno (336-323 antes de nuestra era), reunió un botín de unas 1.000 toneladas de oro al ocupar la ciudad persa de Susa y más de 6.000 toneladas durante su conquista de toda Persia. En vista de estas cifras, es obvio que la Biblia no exagera al hablar de la cantidad de oro que poseía el rey Salomón.

*** w98 15/5 pág. 3 Un rey rico y sabio ***
Fíjese en lo que dice el versículo 14, por ejemplo: “El peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos de oro”. Esa cifra equivale a 25 toneladas de oro, que hoy valdrían bastante más de 200.000.000 de dólares.

*** w96 15/10 págs. 8-9 ¿Se han exagerado las riquezas del rey Salomón? ***
¿Se han exagerado las riquezas del rey Salomón?
“El peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos.” (1 Reyes 10:14.)
SEGÚN este versículo bíblico, el rey Salomón adquirió más de 25 toneladas de oro en tan solo un año. Esa cantidad de oro valdría hoy 240.000.000 de dólares, que equivale a casi dos veces la totalidad del oro que se extrajo en todo el mundo en el año 1800. ¿Es eso posible? ¿Qué indica la arqueología? Muestra que lo que la Biblia dice en cuanto a la riqueza de Salomón es ciertamente verosímil. La revista Biblical Archaeology Review dice:
□ El rey Tutmosis III, de Egipto (segundo milenio a.E.C.), obsequió aproximadamente 13,5 toneladas de artículos de oro al templo de Amón-Ra de Karnak, y esto era solo parte del presente.
□ Según inscripciones egipcias, el rey Osorkon I (principios del primer milenio a.E.C.) ofreció regalos a los dioses por un total de aproximadamente 383 toneladas de oro y plata.
Además, el tomo La Grecia Clásica, de la serie Las grandes épocas de la humanidad, informa:
□ Las minas de Pangeo, ubicadas en Tracia, producían más de 37 toneladas de oro todos los años para el rey Filipo II (359-336 a.E.C.).
□ Cuando el hijo de Filipo, Alejandro Magno (336-323 a.E.C.), conquistó Susa, la capital del Imperio persa, se hallaron tesoros que ascendían a bastante más de 1.000 toneladas de oro. (The New Encyclopædia Britannica.)
De modo que lo que dice la Biblia sobre las riquezas del rey Salomón no es exagerado. Recuerde, también, que Salomón era en aquel tiempo “más grande en cuanto a riquezas y sabiduría que todos los demás reyes de la tierra”. (1 Reyes 10:23.)
¿Cómo usó Salomón sus riquezas? Su trono estaba revestido de “oro refinado”, los vasos que usaba para beber eran “de oro”, y tenía 200 grandes escudos y 300 broqueles de “oro aleado”. (1 Reyes 10:16-21.) Salomón empleó su oro, ante todo, para la construcción del templo de Jehová en Jerusalén. Los candelabros del templo y los utensilios sagrados, como los tenedores, los tazones, los cántaros y las fuentes, estaban hechos de oro y plata. Los querubines del Santísimo, que medían cuatro metros y medio de alto; el altar de incienso, y también todo el interior del edificio, estaban revestidos de oro. (1 Reyes 6:20-22; 7:48-50; 1 Crónicas 28:17.)
¿Qué puede decirse de un templo revestido de oro? Es de interés que este uso del oro no era de ningún modo inusual en el mundo antiguo. La revista Biblical Archaeology Review indica que Amenhotep III, de Egipto, “honraba al gran dios Amón con un templo en Tebas que estaba ‘revestido de oro todo él, el suelo estaba adornado con plata [y] todos sus portales con electro’”, una aleación de oro y plata. Además, Esar-hadón, de Asiria (del siglo VII a.E.C.), revistió de oro las puertas y las paredes del santuario de Asur. En lo que respecta al templo de Sin, ubicado en Harán, Nabonido, de Babilonia (siglo VI a.E.C.), escribió: “Vestí sus paredes de oro y plata, y las hice brillar como el Sol”.
De modo que los documentos históricos indican que el relato bíblico de las riquezas del rey Salomón no es exagerado.

*** it-2 pág. 913 Salomón ***
El ingreso anual de oro durante el reinado de Salomón alcanzó los 666 talentos (c. de 256.643.000 dólares [E.U.A.]), aparte de plata y oro y otros artículos que llevaban los mercaderes. (1Re 10:14, 15; 2Cr 9:13, 14.)

(1 REYES 10:16)

“Y el rey Salomón pasó a hacer doscientos escudos grandes de oro aleado (seiscientos [siclos] de oro procedió a poner sobre cada escudo grande),”

*** it-1 págs. 189-190 Armas, armadura ***
El “escudo pequeño” o “broquel” (heb. ma•ghén) es el que solían llevar los arqueros, y por lo general se consideraba un arma ligera, como el arco. Lo llevaban los arqueros benjamitas de la fuerza militar del rey Asá de Judá. (2Cr 14:8.) El broquel casi siempre era redondo, más frecuente que el grande y se usaba sobre todo en los combates cuerpo a cuerpo. Los escudos de oro que hizo Salomón muestran que el tsin•náh y el ma•ghén hebreos diferían considerablemente en tamaño, pues necesitó cuatro veces más oro para revestir el escudo grande que para el pequeño o broquel. (1Re 10:16, 17; 2Cr 9:15, 16.) Parece que al igual que tsin•náh, el término ma•ghén se usaba como nombre genérico de armas de guerra. (2Cr 14:8; 17:17; 32:5.)

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
Cuando Salomón terminó la casa, colocó en ella 200 escudos de oro aleado grandes revestidos de 600 siclos de oro (unos 77.000 dólares [E.U.A.]), y 300 broqueles de oro aleado chapados con tres minas de oro (unos 19.300 dólares [E.U.A.]). El oro total empleado en los escudos y en los broqueles ascendería a más de veintiún millones de dólares (E.U.A.). Además, en la casa había una cantidad indeterminada de vasos de oro. (1Re 10:16, 17, 21; 2Cr 9:15, 16, 20.) Sisaq, el rey de Egipto, se llevó estos escudos de oro durante el reinado del hijo de Salomón, Rehoboam,

(1 REYES 10:17)

“y trescientos broqueles de oro aleado (tres minas de oro procedió a poner sobre cada broquel). Entonces el rey los puso en la Casa del Bosque del Líbano.”

*** it-1 págs. 189-190 Armas, armadura ***
El “escudo pequeño” o “broquel” (heb. ma•ghén) es el que solían llevar los arqueros, y por lo general se consideraba un arma ligera, como el arco. Lo llevaban los arqueros benjamitas de la fuerza militar del rey Asá de Judá. (2Cr 14:8.) El broquel casi siempre era redondo, más frecuente que el grande y se usaba sobre todo en los combates cuerpo a cuerpo. Los escudos de oro que hizo Salomón muestran que el tsin•náh y el ma•ghén hebreos diferían considerablemente en tamaño, pues necesitó cuatro veces más oro para revestir el escudo grande que para el pequeño o broquel. (1Re 10:16, 17; 2Cr 9:15, 16.) Parece que al igual que tsin•náh, el término ma•ghén se usaba como nombre genérico de armas de guerra. (2Cr 14:8; 17:17; 32:5.)

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
Cuando Salomón terminó la casa, colocó en ella 200 escudos de oro aleado grandes revestidos de 600 siclos de oro (unos 77.000 dólares [E.U.A.]), y 300 broqueles de oro aleado chapados con tres minas de oro (unos 19.300 dólares [E.U.A.]). El oro total empleado en los escudos y en los broqueles ascendería a más de veintiún millones de dólares (E.U.A.). Además, en la casa había una cantidad indeterminada de vasos de oro. (1Re 10:16, 17, 21; 2Cr 9:15, 16, 20.) Sisaq, el rey de Egipto, se llevó estos escudos de oro durante el reinado del hijo de Salomón, Rehoboam,

(1 REYES 10:22)

“Porque el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis junto con la flota de naves de Hiram. Una vez cada tres años la flota de naves de Tarsis venía y traía oro y plata, marfil, y monos y pavos reales.”

*** w08 1/11 pág. 27 “Las naves de Tarsis”: ecos de una próspera civilización ***
La “flota de naves de Tarsis” de Salomón colaboró con la flota de Hiram, probablemente operando desde Ezión-guéber y comerciando en el mar Rojo e incluso más lejos (1 Reyes 10:22).

*** it-2 pág. 421 Mono ***
MONO
(heb. qohf).
Los monos que importó el rey Salomón quizás hayan pertenecido a una especie de monos de cola larga que, según los escritores antiguos, eran oriundos de Etiopía. (1Re 10:22; 2Cr 9:21.) Por otra parte, el hecho de que la palabra hebrea qohf quizás se derive de la palabra sánscrita kapi y el que se crea que los pavos reales son originarios del SE. de Asia, ha dado apoyo a la conclusión de que la flota de Salomón los trajo desde la India o Sri Lanka. Sin embargo, no era necesario que los artículos importados llegasen directamente desde su país de origen ni desde la misma tierra, pues hay indicios de relaciones comerciales entre la India y África anteriores incluso a la época de Salomón. (Véanse PAVO REAL; TARSIS núm. 4.)

*** it-2 pág. 606 Pavo real ***
En el tiempo del rey Salomón, su flota de naves de Tarsis llevaba cargamentos de “oro y plata, marfil, y monos y pavos reales” en sus viajes trienales. (1Re 10:22.) Aunque algunas de las naves de Salomón viajaban a Ofir (posiblemente, en la zona del mar Rojo; 1Re 9:26-28), en 2 Crónicas 9:21 se relaciona el transporte del mencionado cargamento —incluidos los pavos reales— con las naves que “iban a Tarsis” (probablemente en España). Por lo tanto, no se sabe con seguridad de qué lugar se importaban los pavos reales.

*** it-2 pág. 1088 Tarsis ***
Relaciones comerciales con Salomón. El comercio fenicio con Tarsis está corroborado claramente por el registro del tiempo del rey Salomón (unos trece siglos después del Diluvio), cuando la nación de Israel también empezó a efectuar comercio marítimo. Salomón tenía una flota de naves en la zona del mar Rojo, parte de cuya tripulación eran marineros expertos que el rey fenicio Hiram de Tiro le había proporcionado, y estaba dedicada especialmente al tráfico con la tierra de Ofir, rica en oro. (1Re 9:26-28.) Después se hace referencia a “una flota de naves de Tarsis” que Salomón tenía en el mar “junto con la flota de naves de Hiram”, y se dice que estas naves hacían viajes cada tres años para importar oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (1Re 10:22.) Se cree que la expresión “naves de Tarsis” con el transcurso del tiempo representó un tipo de nave, como dice cierto léxico: “Naves grandes, propias para la navegación de altura, adecuadas para hacer el trayecto a Tarsis”. (A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de Brown, Driver y Briggs, 1980, pág. 1077.) De manera similar, el nombre inglés Indiamen se aplicó originalmente a las grandes naves británicas que participaban en actividades comerciales con la India, pero con el tiempo el término aplicó a todas las naves de ese tipo sin importar su origen o su destino. De modo que en 1 Reyes 22:48 se muestra que el rey Jehosafat (c. 936-911 a. E.C.) “hizo naves de Tarsis para que fueran a Ofir por oro”.
No obstante, el relato de las Crónicas especifica que las naves que utilizó Salomón para los viajes trienales “iban a Tarsis” (2Cr 9:21); además, comenta que las naves de Jehosafat estaban diseñadas para que “fueran a Tarsis”, pero “se destrozaron, y no retuvieron fuerza para ir a Tarsis”. (2Cr 20:36, 37.) Estos textos indican que Ofir no era el único puerto de escala de las “naves de Tarsis” israelitas, sino que también navegaban por aguas del Mediterráneo. Naturalmente, esto plantea un problema, pues se muestra que el lugar de botadura de al menos algunas de estas naves fue Ezión-guéber, en el golfo de ʽAqaba. (1Re 9:26.) Para que las naves llegasen al mar Mediterráneo, tenían que atravesar por un canal desde el mar Rojo hasta el río Nilo y luego hasta el Mediterráneo, o circunnavegar el continente africano. Aunque hoy resulta completamente imposible determinar los detalles de las rutas de navegación (y los canales) que existían o se utilizaban en el tiempo de Salomón y en el tiempo de Jehosafat, no es suficiente razón para poner en tela de juicio el registro de sus actividades marítimas.

(1 REYES 10:27)

“Y el rey llegó a hacer que la plata en Jerusalén fuera como las piedras, e hizo que la madera de cedro fuera como los sicómoros que hay en la Sefelá, por su gran cantidad.”

*** it-2 pág. 151 Judá ***
Justo al E. de Filistea se eleva una zona de colinas, separadas por numerosos valles, que en la parte meridional alcanzan una altitud de unos 450 m. Es la Sefelá (que significa “Tierra Baja”), región que en la antigüedad estaba cubierta de sicómoros. (1Re 10:27.) Se puede decir que es una tierra baja al compararla con la región montañosa de Judá, situada más al E., y que tiene elevaciones que van desde unos 600 m. a más de 1.000 m. sobre el nivel del mar.

(1 REYES 10:29)

“Y un carro comúnmente subía y se exportaba de Egipto por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento cincuenta; y así era para todos los reyes de los hititas y los reyes de Siria. Era mediante ellos que hacían la exportación.”

*** g 11/10 pág. 16 Un libro digno de confianza. Primera parte ***
El comercio. Jeremías, escritor de los dos libros de los Reyes, incluyó detalles específicos sobre el comercio de caballos y carros de guerra que mantuvo el rey Salomón con los egipcios y los hititas. La Biblia explica que un carro de guerra costaba “seiscientas piezas de plata, y un caballo [...] ciento cincuenta”, es decir, la cuarta parte del precio de un carro (1 Reyes 10:29).
Según el libro Archaeology and the Religion of Israel, tanto los escritos del historiador griego Herodoto como los hallazgos arqueológicos confirman que hubo un intenso comercio de caballos y carros de guerra durante el reinado de Salomón. De hecho, el libro señala que “se estableció una tasa estándar de intercambio de cuatro [...] caballos por un carro egipcio”, proporción que confirma la mencionada en la Biblia.

*** it-1 pág. 379 Caballo ***
Durante el reinado de Salomón, los mercaderes reales traficaban con caballos y carros. El precio de un caballo era de 150 piezas de plata (330 dólares [E.U.A.], si las piezas de plata eran siclos), y el de un carro era de 600 piezas de plata (c. 1.320 dólares [E.U.A.], si eran siclos). (1Re 10:28, 29; 2Cr 1:16, 17.)

(1 REYES 11:1)

“Y el rey Salomón mismo amó a muchas esposas extranjeras junto con la hija de Faraón, a moabitas, ammonitas, edomitas, sidonias [e] hititas,”

*** it-1 pág. 945 Reinos fronterizos de Israel ***
Fenicia 1Re 11:1, 2, 5; 16:30, 31

(1 REYES 11:4)

“Y al tiempo en que envejeció Salomón aconteció que sus esposas mismas habían inclinado el corazón de él a seguir a otros dioses; y su corazón no resultó completo para con Jehová su Dios como el corazón de David su padre.”

*** w05 1/7 pág. 29 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
11:4. ¿Se hizo infiel Salomón en su vejez debido a la senilidad? No parece que esa haya sido la razón. Salomón era bastante joven cuando empezó a gobernar, y aunque fue rey durante cuarenta años, no llegó a una edad muy avanzada. Además, no dejó de adorar a Jehová por completo. Aparentemente intentó practicar alguna forma de unión de fes.

*** it-2 pág. 914 Salomón ***
Se aparta de la justicia. Salomón prosperó mientras permaneció fiel a la adoración de Jehová. Debió escribir sus proverbios, así como los libros de Eclesiastés y de El Cantar de los Cantares, y al menos uno de los Salmos (Sl 127), durante el período en que sirvió fielmente a Dios. Sin embargo, Salomón empezó a descuidar la ley de Dios. El registro bíblico dice a este respecto: “Y el rey Salomón mismo amó a muchas esposas extranjeras junto con la hija de Faraón, a moabitas, ammonitas, edomitas, sidonias e hititas, de las naciones de las que Jehová había dicho a los hijos de Israel: ‘Ustedes no deben meterse entre ellas, y ellas mismas no deben meterse entre ustedes; verdaderamente inclinarán el corazón de ustedes a seguir a los dioses de ellas’. A ellas se adhirió Salomón para amarlas. Y llegó a tener setecientas esposas, princesas, y trescientas concubinas; y poco a poco sus esposas le inclinaron el corazón. Y al tiempo en que envejeció Salomón aconteció que sus esposas mismas habían inclinado el corazón de él a seguir a otros dioses; y su corazón no resultó completo para con Jehová su Dios como el corazón de David su padre. Y Salomón empezó a ir tras Astoret, la diosa de los sidonios, y tras Milcom, la cosa repugnante de los ammonitas. Y Salomón empezó a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová, y no siguió de lleno a Jehová como David su padre. Fue entonces cuando Salomón procedió a edificar un lugar alto a Kemós, la cosa repugnante de Moab, en la montaña que estaba enfrente de Jerusalén, y a Mólek, la cosa repugnante de los hijos de Ammón. Y así hizo para todas sus esposas extranjeras que hacían humo de sacrificio y ofrecían sacrificios a sus dioses”. (1Re 11:1-8.)
Aunque este alejamiento ocurrió “al tiempo en que envejeció Salomón”, no hay razón para concluir que se debió a senilidad, pues Salomón era relativamente joven cuando ascendió al trono y su reinado duró cuarenta años. (1Cr 29:1; 2Cr 9:30.) El relato no dice que Salomón abandonó por completo la adoración y ofrenda de sacrificios en el templo. Al parecer, intentó practicar una especie de unión de fes con el fin de agradar a sus esposas extranjeras. Por esto “Jehová llegó a estar enojado con Salomón, porque su corazón se había inclinado a alejarse de Jehová el Dios de Israel, el que se le había aparecido dos veces”. Jehová le informó a Salomón que como consecuencia le arrancaría parte del reino, pero no en sus días, por respeto a David y por causa de Jerusalén, sino en los días de su hijo, a quien solo dejaría una tribu (aparte de la de Judá). Esa tribu resultó ser la de Benjamín. (1Re 11:9-13.)

(1 REYES 11:7)

“Fue entonces cuando Salomón procedió a edificar un lugar alto a Kemós, la cosa repugnante de Moab, en la montaña que estaba enfrente de Jerusalén, y a Mólek, la cosa repugnante de los hijos de Ammón.”

*** it-2 pág. 548 Olivos, Monte de los ***
Fue allí, “a la derecha [o sur] del monte de Arruinamiento”, donde el rey Salomón edificó lugares altos para adoración idolátrica, que tiempo después el rey Josías hizo inservibles para ese propósito. (1Re 11:7; 2Re 23:13, nota.)

(1 REYES 11:13)

“Solo que no será todo el reino lo que arrancaré. Daré una tribu a tu hijo, por causa de David mi siervo, y por causa de Jerusalén que he escogido”.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
La división del reino
SOLO ciento veinte años después que Saúl llegó a ser el primer rey de Israel, la nación se había dividido. ¿Por qué? A causa de la apostasía de Salomón. Por querer complacer a sus esposas extranjeras, dejó que la idolatría se infiltrase en Israel y edificó ‘lugares altos’ para los dioses falsos. Jehová aborrecía esa mezcla con la adoración pagana, pero por lealtad a su pacto con David, no acabó con la dinastía davídica, sino que decretó la secesión de la nación. (1Re 11:7-13.)
Esta se produjo en 997 a. E.C., cuando la actuación de Rehoboam, el terco hijo de Salomón, incitó a diez tribus a sublevarse y constituirse en un reino aparte, que abarcaba sobre todo el norte del país, aunque también comprendía los enclaves simeonitas esparcidos por Judá. Solo permanecieron leales al reino meridional de Judá las tribus de Benjamín y Leví.

(1 REYES 11:26)

“Y estuvo Jeroboán hijo de Nebat, efraimita de Zeredá, un siervo de Salomón, y el nombre de su madre era Zeruá, una enviudada. Él también empezó a alzar la mano contra el rey.”

*** it-2 pág. 64 Jeroboán ***
1. Primer rey del reino de diez tribus de Israel. Era de la tribu de Efraín; hijo de Nebat, uno de los oficiales de Salomón en la aldea de Zeredá. Parece ser que quedó huérfano de padre a temprana edad y lo crió su madre, Zeruá. (1Re 11:26.)

(1 REYES 11:27)

“Y esta es la razón por la cual alzó la mano contra el rey: Salomón mismo había edificado el Montículo. Había cerrado la brecha de la Ciudad de David su padre.”

*** it-2 pág. 912 Salomón ***
Después fortificó el Montículo que David había edificado. “[Cerró] la brecha de la Ciudad de David.” (1Re 11:27.) Estas palabras posiblemente quieran decir que edificó o extendió “el muro de Jerusalén todo en derredor”. (1Re 3:1.)

(1 REYES 11:36)

“Y a su hijo daré una tribu, a fin de que David mi siervo continúe teniendo una lámpara siempre delante de mí en Jerusalén, la ciudad que yo me he escogido para poner allí mi nombre.”

*** it-2 pág. 76 Jerusalén ***
Fue la única ciudad en toda la Tierra sobre la que Jehová Dios puso su nombre. (1Re 11:36.) Cuando se llevó a Jerusalén el arca del pacto —que simbolizaba la presencia de Dios— y en especial cuando se construyó el santuario del templo o casa de Dios, la ciudad llegó a ser la ‘residencia’ figurativa de Jehová, su “lugar de descanso”. (Sl 78:68, 69; 132:13, 14; 135:21; compárese con 2Sa 7:1-7, 12, 13.)

(1 REYES 11:38)

“Y tiene que suceder que, si obedeces todo lo que yo te mande, y de veras andas en mis caminos y realmente haces lo que es recto a mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, así como lo hizo David mi siervo, entonces yo ciertamente resultaré estar contigo, y ciertamente te edificaré una casa duradera, tal como se la he edificado a David, y ciertamente te daré Israel.”

*** it-2 págs. 64-65 Jeroboán ***
A continuación, el profeta de Dios, Ahíya, le comunicó noticias sorprendentes. Después de rasgar su vestidura nueva en doce pedazos, le dijo a Jeroboán que tomara diez de los pedazos en símbolo de cómo Jehová dividiría el reino de Salomón en dos y haría a Jeroboán rey sobre diez de las tribus. Sin embargo, solo se trataría de una división gubernamental, no de una desviación de la adoración verdadera centralizada en el templo de Jerusalén, la capital del reino meridional. De modo que Jehová le aseguró a Jeroboán que si guardaba sus leyes y mandamientos, le bendeciría, haría prosperar su reino y le levantaría una casa duradera de sucesores. (1Re 11:29-38.)

(1 REYES 11:40)

“Y Salomón empezó a buscar la manera de dar muerte a Jeroboán. Por eso Jeroboán se levantó y se fue huyendo a Egipto, a Sisaq el rey de Egipto, y continuó en Egipto hasta la muerte de Salomón.”

*** w05 1/7 pág. 30 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
11:30-40. El rey Salomón procuró matar a Jeroboán por lo que Ahíya había profetizado acerca de este. ¡Qué diferente había sido la reacción del rey unos cuarenta años atrás, cuando rehusó vengarse de Adonías y los demás conspiradores! (1 Reyes 1:50-53.) Este cambio de actitud fue el resultado de haberse alejado de Jehová.

*** it-2 págs. 64-65 Jeroboán ***
A continuación, el profeta de Dios, Ahíya, le comunicó noticias sorprendentes. Después de rasgar su vestidura nueva en doce pedazos, le dijo a Jeroboán que tomara diez de los pedazos en símbolo de cómo Jehová dividiría el reino de Salomón en dos y haría a Jeroboán rey sobre diez de las tribus. Sin embargo, solo se trataría de una división gubernamental, no de una desviación de la adoración verdadera centralizada en el templo de Jerusalén, la capital del reino meridional. De modo que Jehová le aseguró a Jeroboán que si guardaba sus leyes y mandamientos, le bendeciría, haría prosperar su reino y le levantaría una casa duradera de sucesores. (1Re 11:29-38.)
Posiblemente fue al enterarse de esta promesa cuando Salomón intentó matar a Jeroboán. Sin embargo, Jeroboán huyó a Egipto y allí permaneció bajo la protección del faraón Sisaq hasta la muerte de Salomón. (1Re 11:40.)

(1 REYES 11:43)

“Entonces yació Salomón con sus antepasados, y fue enterrado en la Ciudad de David su padre; y Rehoboam su hijo empezó a reinar en lugar de él.”

*** w05 15/7 pág. 31 Preguntas de los lectores ***
Por lo tanto, los fieles mencionados en el capítulo 11 de Hebreos se hallan en el Seol, o Hades, aguardando la resurrección. Forman parte de este grupo Abrahán, Moisés y David. Examinemos ahora lo que la Biblia dice con respecto a la muerte de estos hombres. Jehová dijo a Abrahán: “En cuanto a ti, irás a tus antepasados en paz; serás enterrado en buena vejez” (Génesis 15:15). A Moisés dijo: “¡Mira! Vas a yacer con tus antepasados” (Deuteronomio 31:16). Con respecto a David, el padre de Salomón, la Biblia informa: “Yació David con sus antepasados y fue enterrado en la Ciudad de David” (1 Reyes 2:10). De lo anterior se deduce, pues, que la expresión ‘yacer con los antepasados’ es otro modo de decir que la persona ha ido al Seol.
¿Qué le ocurrió a Salomón al morir? La Biblia responde: “Los días que Salomón había reinado en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años. Entonces yació Salomón con sus antepasados, y fue enterrado en la Ciudad de David su padre” (1 Reyes 11:42, 43). Por ello, parece lógico concluir que Salomón está en el Seol, o Hades, de donde será resucitado.

SEMANA DEL 20 DE JULIO: Lectura de la Biblia: 1 Reyes 12 a 14


(1 REYES 12:1)

“Y Rehoboam procedió a ir a Siquem, porque fue a Siquem adonde todo Israel fue para hacerlo rey.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Siquem 1Re 12:1, 25

(1 REYES 12:5)

“Ante esto, él les dijo: “Váyanse por tres días y vuelvan a mí”. De modo que la gente se fue.”

*** it-1 pág. 677 Día ***
En algunas ocasiones los hebreos usaban la expresión ‘día y noche’ para referirse solo a una parte de un día solar de veinticuatro horas. Por ejemplo, en 1 Reyes 12:5, 12 se dice que Rehoboam pidió a Jeroboán y a los israelitas que se “[fueran] por tres días” y después volviesen a él. Prueba de que no se refería a tres días completos de veinticuatro horas, sino a tres días incompletos, está en el hecho de que la gente volvió a él “al tercer día”.

(1 REYES 12:10)

“A su vez, los jóvenes que se habían criado con él le hablaron, y dijeron: “Esto es lo que debes decir a esta gente que te ha hablado y ha dicho: ‘Tu padre, por su parte, hizo pesado nuestro yugo, pero, en cuanto a ti, hazlo más ligero sobre nosotros’; esto es lo que debes hablarles: ‘Mi meñique mismo ciertamente será más grueso que las caderas de mi padre.”

*** it-1 pág. 650 Dedo, I ***
Cuando una delegación solicitó al rey Rehoboam que aligerara la carga de servicio que su padre Salomón les había impuesto, sus consejeros jóvenes recomendaron al rey que respondiera que ‘su meñique sería más grueso que las caderas de su padre’; esta metáfora significaba que habría de poner una carga mucho más pesada sobre ellos. (1Re 12:4, 10, 11.) La palabra hebrea mencionada en esta ocasión para “meñique” proviene de una raíz que significa “ser pequeño; chico o menor”.

(1 REYES 12:11)

“Y ahora bien, mi padre, por su parte, cargó sobre ustedes un yugo pesado; pero yo, por mi parte, añadiré al yugo de ustedes. Mi padre, por su parte, los castigó con látigos, pero yo, por mi parte, los castigaré con azotes [de puntas agudas]’”.”

*** it-1 pág. 834 Escorpión ***
En 1 Reyes 12:11, 14 y 2 Crónicas 10:11, 14, el término hebreo ʽaq•rab•bím, que se traduce “azotes de puntas agudas”, significa literalmente “escorpiones”. El instrumento al que se hace alusión con este término pudo haber sido un látigo equipado con puntas agudas.

*** it-1 pág. 1029 Golpes ***
Sentido figurado. El rey Rehoboam constrastó su futuro gobierno con el de su padre, Salomón, utilizando la metáfora del castigo más severo administrado con azotes de puntas agudas en comparación con el del látigo. (La palabra hebrea para “azotes” [ʽaq•rab•bím] significa literalmente “escorpiones”; el instrumento debió ser una especie de látigo con nudos, o con púas en un extremo semejantes al aguijón de un escorpión, o tal vez con espinos.) (1Re 12:11-14, nota.)

(1 REYES 12:12)

“Y Jeroboán y todo el pueblo procedieron a venir a Rehoboam al tercer día, tal como el rey había hablado, al decir: “Vuelvan a mí al tercer día”.”

*** it-1 pág. 677 Día ***
En algunas ocasiones los hebreos usaban la expresión ‘día y noche’ para referirse solo a una parte de un día solar de veinticuatro horas. Por ejemplo, en 1 Reyes 12:5, 12 se dice que Rehoboam pidió a Jeroboán y a los israelitas que se “[fueran] por tres días” y después volviesen a él. Prueba de que no se refería a tres días completos de veinticuatro horas, sino a tres días incompletos, está en el hecho de que la gente volvió a él “al tercer día”.

(1 REYES 12:14)

“Y pasó a hablarles conforme al consejo de los jóvenes, y dijo: “Mi padre, por su parte, hizo pesado el yugo de ustedes, pero yo, por mi parte, añadiré a su yugo. Mi padre, por su parte, los castigó con látigos, pero yo, por mi parte, los castigaré con azotes [de puntas agudas]”.”

*** it-1 pág. 834 Escorpión ***
En 1 Reyes 12:11, 14 y 2 Crónicas 10:11, 14, el término hebreo ʽaq•rab•bím, que se traduce “azotes de puntas agudas”, significa literalmente “escorpiones”. El instrumento al que se hace alusión con este término pudo haber sido un látigo equipado con puntas agudas.

*** it-1 pág. 1029 Golpes ***
Sentido figurado. El rey Rehoboam constrastó su futuro gobierno con el de su padre, Salomón, utilizando la metáfora del castigo más severo administrado con azotes de puntas agudas en comparación con el del látigo. (La palabra hebrea para “azotes” [ʽaq•rab•bím] significa literalmente “escorpiones”; el instrumento debió ser una especie de látigo con nudos, o con púas en un extremo semejantes al aguijón de un escorpión, o tal vez con espinos.) (1Re 12:11-14, nota.)

(1 REYES 12:25)

“Y Jeroboán procedió a edificar a Siquem en la región montañosa de Efraín y a morar en ella. Entonces salió de allí y edificó a Penuel.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Siquem 1Re 12:1, 25

(1 REYES 12:28)

“Por lo tanto, el rey tomó consejo e hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: “Es demasiado para ustedes el que suban a Jerusalén. Aquí está tu Dios, oh Israel, que te hizo subir de la tierra de Egipto”.”

*** it-1 pág. 244 Astrólogos ***
Mólek y la astrología en Israel. Hoy es posible demostrar que la astrología estaba muy ligada al culto a Mólek, un dios al que a veces se representaba con la cabeza de un toro. Los babilonios, los cananeos, los egipcios y otros pueblos le rindieron culto al toro en representación de deidades como Marduk, Mólek y Baal. Además, el toro fue uno de los signos más importantes del zodiaco: Tauro. Era frecuente que al dios-sol se le encarnase en la figura de un toro: sus cuernos representaban los rayos solares, y su vitalidad procreadora, la facultad “vivificante” del Sol. Por otra parte, la vaca recibía la misma honra como símbolo de Istar o Astarté. Por consiguiente, cuando Aarón y, más tarde, Jeroboán, introdujeron en Israel el culto al toro (o al becerro), a los ojos de Jehová fue un pecado muy grave. (Éx 32:4, 8; Dt 9:16; 1Re 12:28-30; 2Re 10:29.)
Al reino apóstata de diez tribus de Israel se le censuró por adoptar este culto astrológico, pues por esa causa “siguieron dejando todos los mandamientos de Jehová su Dios, y procedieron a hacerse estatuas fundidas, dos becerros, y a hacer un poste sagrado, y empezaron a inclinarse ante todo el ejército de los cielos y a servir a Baal; y continuaron haciendo pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego y practicando la adivinación y buscando agüeros”. (2Re 17:16, 17.)

*** it-1 pág. 296 Becerro ***
El primer rey del reino de diez tribus, Jeroboán, temía que sus súbditos se sublevasen y se volviesen a la casa de David si continuaban subiendo a Jerusalén para adorar, de modo que mandó que se hiciesen dos becerros de oro. (1Re 12:26-28.) El registro bíblico no dice hasta qué grado influyeron en su decisión de representar a Jehová mediante un becerro factores como los siguientes: la adoración de estos animales practicada antes en Israel, lo que él mismo había observado en Egipto (1Re 12:2) o la religión de los cananeos y otros pueblos, que solían representar a sus dioses de pie sobre un toro u otros animales.

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Betel 1Re 12:28, 29

(1 REYES 12:29)

“Entonces colocó uno en Betel, y el otro lo puso en Dan.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Betel 1Re 12:28, 29

(1 REYES 12:30)

“Y esta cosa llegó a ser causa de pecado, y el pueblo empezó a ir delante de uno [de ellos] hasta Dan.”

*** it-1 pág. 244 Astrólogos ***
Mólek y la astrología en Israel. Hoy es posible demostrar que la astrología estaba muy ligada al culto a Mólek, un dios al que a veces se representaba con la cabeza de un toro. Los babilonios, los cananeos, los egipcios y otros pueblos le rindieron culto al toro en representación de deidades como Marduk, Mólek y Baal. Además, el toro fue uno de los signos más importantes del zodiaco: Tauro. Era frecuente que al dios-sol se le encarnase en la figura de un toro: sus cuernos representaban los rayos solares, y su vitalidad procreadora, la facultad “vivificante” del Sol. Por otra parte, la vaca recibía la misma honra como símbolo de Istar o Astarté. Por consiguiente, cuando Aarón y, más tarde, Jeroboán, introdujeron en Israel el culto al toro (o al becerro), a los ojos de Jehová fue un pecado muy grave. (Éx 32:4, 8; Dt 9:16; 1Re 12:28-30; 2Re 10:29.)
Al reino apóstata de diez tribus de Israel se le censuró por adoptar este culto astrológico, pues por esa causa “siguieron dejando todos los mandamientos de Jehová su Dios, y procedieron a hacerse estatuas fundidas, dos becerros, y a hacer un poste sagrado, y empezaron a inclinarse ante todo el ejército de los cielos y a servir a Baal; y continuaron haciendo pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego y practicando la adivinación y buscando agüeros”. (2Re 17:16, 17.)

(1 REYES 12:32)

“Y Jeroboán hizo además una fiesta en el mes octavo, en el día quince del mes, como la fiesta que había en Judá, a fin de hacer ofrendas sobre el altar que había hecho en Betel, para hacer sacrificios a los becerros que él había hecho; y puso a servir en Betel a los sacerdotes de los lugares altos que había hecho.”

*** it-1 pág. 376 Bul ***
Después del éxodo de Egipto, Bul llegó a ser el octavo mes del calendario sagrado, y fue durante este mes cuando Salomón terminó la construcción del templo de Jerusalén. (1Re 6:38.) Jeroboán, el fundador del reino separatista septentrional de Israel, arbitrariamente hizo de Bul un mes festivo con el fin de que el pueblo se olvidara de Jerusalén y sus fiestas. (1Re 12:26, 31-33.)

*** it-1 pág. 933 Fiesta de las cabañas ***
Un dato interesante en relación con la fiesta de las cabañas es que cuando Jeroboam se separó de Rehoboam, el hijo de Salomón, y se hizo rey de las diez tribus norteñas, instituyó una festividad (en el octavo mes, no en el séptimo) en imitación de la fiesta de las cabañas con el fin, al parecer, de alejar de Jerusalén a las diez tribus. Pero, como era de esperar, los sacrificios se ofrecían a los becerros de oro que, en contra del mandamiento de Jehová, había hecho erigir. (1Re 12:31-33.)

(1 REYES 12:33)

“Y empezó a hacer ofrendas sobre el altar que había hecho en Betel, el día quince del mes octavo, en el mes que él había inventado por sí mismo; y procedió a hacer una fiesta para los hijos de Israel y a hacer ofrendas sobre el altar para hacer humo de sacrificio.”

*** it-1 pág. 933 Fiesta de las cabañas ***
Un dato interesante en relación con la fiesta de las cabañas es que cuando Jeroboam se separó de Rehoboam, el hijo de Salomón, y se hizo rey de las diez tribus norteñas, instituyó una festividad (en el octavo mes, no en el séptimo) en imitación de la fiesta de las cabañas con el fin, al parecer, de alejar de Jerusalén a las diez tribus. Pero, como era de esperar, los sacrificios se ofrecían a los becerros de oro que, en contra del mandamiento de Jehová, había hecho erigir. (1Re 12:31-33.)

(1 REYES 13:1)

“Y sucedió que hubo un hombre de Dios que por la palabra de Jehová había salido de Judá hasta Betel, mientras Jeroboán estaba de pie junto al altar para hacer humo de sacrificio.”

*** it-2 pág. 258 Lugares altos ***
Unos cien años después, el fiel rey Josías de Judá derribó el altar y el lugar alto de Betel y profanó los restos del altar quemando huesos humanos sobre él. También quitó todas las casas de los lugares altos que había en las ciudades de Samaria, sacrificó (mató) a todos los sacerdotes de esos lugares y quemó huesos humanos sobre los altares. (2Re 23:15-20.) Con ello se cumplió una profecía que había pronunciado unos trescientos años antes un “hombre de Dios” cuyo nombre no se menciona. (1Re 13:1, 2.)

(1 REYES 13:2)

“Entonces este gritó contra el altar, por la palabra de Jehová, y dijo: “Oh altar, altar, esto es lo que ha dicho Jehová: ‘¡Mira! ¡Un hijo que le nace a la casa de David, cuyo nombre es Josías! Y ciertamente sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que están haciendo humo de sacrificio sobre ti, y huesos de hombres quemará sobre ti’”.”

*** w14 1/5 pág. 5 ¿Quién puede ver el futuro? ***
“HUESOS DE HOMBRES QUEMARÁ SOBRE TI”: ¿Quién se atrevería a predecir —con trescientos años de anticipación— que un hombre quemaría huesos humanos en un altar, así como su nombre, la familia de la que provendría y la ciudad donde estaría ese altar? Si una profecía tan extraña como esta se cumpliera, sin duda su autor se haría famoso. El portavoz de Dios dijo que un descendiente del rey David, de nombre Josías, quemaría huesos de hombres sobre un altar en la ciudad de Betel (1 Reyes 13:1, 2). Tres siglos más tarde llegó al trono un descendiente de David, Josías, un nombre poco común en aquella época. Tal como se predijo, él “tomó los huesos de las sepulturas y los quemó sobre el altar” de Betel (2 Reyes 23:14-16). ¿Es posible que alguien hubiera dado una profecía con tantos detalles sin la ayuda de un ser superior?

*** it-1 pág. 348 Betel ***
Destruyó el lugar de adoración idolátrica en esta ciudad, primero quemando en el altar los huesos de las tumbas cercanas y profanándolo así en cumplimiento de la profecía dada por el “hombre del Dios verdadero” más de tres siglos antes. La única sepultura que se respetó fue la del “hombre del Dios verdadero”, lo que supuso respetar también los huesos del profeta anciano que ocupaba la misma sepultura. (2Re 22:3; 23:15-18; 1Re 13:2, 29-32.)

*** it-2 pág. 258 Lugares altos ***
Unos cien años después, el fiel rey Josías de Judá derribó el altar y el lugar alto de Betel y profanó los restos del altar quemando huesos humanos sobre él. También quitó todas las casas de los lugares altos que había en las ciudades de Samaria, sacrificó (mató) a todos los sacerdotes de esos lugares y quemó huesos humanos sobre los altares. (2Re 23:15-20.) Con ello se cumplió una profecía que había pronunciado unos trescientos años antes un “hombre de Dios” cuyo nombre no se menciona. (1Re 13:1, 2.)

*** it-2 pág. 706 Presciencia, predeterminación ***
La profecía de Jehová concerniente a Josías requería que algún descendiente de David se llamara así, y además predijo que ese rey tomaría acción contra la adoración falsa que se practicaba en la ciudad de Betel. (1Re 13:1, 2.) Más de tres siglos después, un rey con ese nombre cumplió esta profecía. (2Re 22:1; 23:15, 16.) Sin embargo, no prestó atención a “las palabras de Nekó procedentes de la boca de Dios”, lo que resultó en su muerte. (2Cr 35:20-24.) Por lo tanto, aunque Dios lo preconoció y predeterminó para hacer un trabajo específico, Josías era una persona con libre albedrío que podía escoger entre obedecer o no hacerlo.

(1 REYES 13:7)

“Y el rey pasó a decir al hombre del Dios [verdadero]: “Ven conmigo a casa, sí, y toma sustento, y déjame darte un regalo”.”

*** w08 15/8 págs. 8-9 párrs. 4-7 Mantengámonos leales con un corazón unificado ***
A continuación, el rey Jeroboán le dice al hombre del Dios verdadero: “Ven conmigo a casa, sí, y toma sustento, y déjame darte un regalo” (1 Rey. 13:7). ¿Qué debe hacer el profeta? ¿Debe rechazar la invitación del rey, puesto que acaba de entregarle un mensaje condenatorio? (Sal. 119:113.) ¿O debe aceptarla, ya que el rey parece estar arrepentido? Jeroboán tiene los medios para ofrecer regalos costosos a sus amigos. Si el profeta de Dios abriga en su corazón el deseo de tener cosas materiales, la oferta del rey seguramente le resultará muy tentadora. No obstante, Jehová le ha ordenado al profeta: “No debes comer pan ni beber agua, y no debes regresar por el camino que fuiste”. Así pues, el profeta responde con firmeza: “Aunque me dieras la mitad de tu casa no iría contigo ni comería pan ni bebería agua en este lugar”. Acto seguido, el profeta se va de Betel por otro camino (1 Rey. 13:8-10). ¿Qué nos enseña acerca de la lealtad la decisión del profeta? (Rom. 15:4.)
Estemos contentos con lo necesario
5 Aunque no lo parezca, el materialismo pone a prueba nuestra lealtad. ¿Confiamos en la promesa de Jehová de suministrarnos lo que necesitamos? (Mat. 6:33; Heb. 13:5.) ¿Podemos vivir sin ciertas comodidades o lujos? ¿O hacemos lo que sea por obtenerlos, aunque por el momento no estén a nuestro alcance? (Léase Filipenses 4:11-13.) ¿Nos sentimos tentados a sacrificar la oportunidad de hacer más en el servicio de Jehová con tal de conseguir ahora lo que queremos? ¿Ocupa el servicio leal a Jehová el primer lugar en nuestra vida? Las respuestas dependerán en gran medida de si servimos a Dios de todo corazón o no. El apóstol Pablo escribió: “Es un medio de gran ganancia, esta devoción piadosa junto con autosuficiencia. Porque nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas” (1 Tim. 6:6-8).
6 Por ejemplo, puede que nuestro jefe nos ofrezca un ascenso con un sueldo más alto y otros beneficios. O tal vez se nos presente la posibilidad de mudarnos a otro país o región para conseguir un trabajo mejor pagado. Al principio, tales oportunidades pudieran parecer una bendición de Jehová. Pero antes de decidirnos, preguntémonos qué desea realmente nuestro corazón. Lo que más debe importarnos es el efecto que dicha decisión tendrá en nuestra relación con Jehová.
7 El mundo de Satanás promueve incesantemente el materialismo (léase 1 Juan 2:15, 16). Como el objetivo del Diablo es corrompernos, tenemos que estar alerta para detectar y eliminar cualquier deseo materialista que haya echado raíces en nuestro corazón (Rev. 3:15-17). Jesús rechazó con firmeza a Satanás cuando este le ofreció todos los reinos del mundo (Mat. 4:8-10). Jesús mismo nos advirtió: “Mantengan abiertos los ojos y guárdense de toda suerte de codicia, porque hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee” (Luc. 12:15). Si somos leales, confiaremos en Jehová y no en nosotros mismos.

(1 REYES 13:18)

“Ante esto, él le dijo: “Yo también soy profeta como tú, y un ángel mismo me habló por la palabra de Jehová, diciendo: ‘Hazlo volver contigo a tu casa para que coma pan y beba agua’”. (Lo engañó.)”

*** w08 15/8 pág. 9 Mantengámonos leales con un corazón unificado ***
Un profeta anciano lo engañó
8 Al profeta de Dios le habría ido bien si no se hubiera detenido en el viaje de regreso a su casa. Pero poco después de salir se enfrentó a otra situación que puso a prueba su lealtad. La Biblia explica que “cierto viejo profeta moraba en Betel” y que “sus hijos ahora entraron y le contaron” todo lo que había sucedido aquel día. Al enterarse, el anciano les pidió a sus hijos que le aparejaran el asno porque quería ir en busca del profeta de Dios. Poco después lo encontró descansando bajo un árbol grande y le dijo: “Ven conmigo a casa y come pan”. Cuando el hombre del Dios verdadero rechazó la invitación, el anciano le respondió: “Yo también soy profeta como tú, y un ángel mismo me habló por la palabra de Jehová, diciendo: ‘Hazlo volver contigo a tu casa para que coma pan y beba agua’”. Sin embargo, las Escrituras aclaran que “lo engañó” (1 Rey. 13:11-18).
9 Sin importar cuáles hayan sido las intenciones del anciano, el caso es que mintió. Puede que en el pasado hubiera sido un profeta fiel, pero en esa ocasión actuó con engaño, lo cual se condena enérgicamente en la Biblia (léase Proverbios 3:32). Quienes se valen de mentiras se causan daño espiritual a sí mismos y en muchos casos también se lo causan a otras personas.
Se fue con el profeta anciano
10 El profeta de Judá debería haberse dado cuenta de que el anciano lo estaba engañando. Debería haberse preguntado: “Si Jehová quisiera darme nuevas instrucciones, ¿por qué habría de enviar un ángel a hablar con otra persona?”. Además, podría haberle pedido a Jehová que le aclarara el asunto, pero las Escrituras no dicen que lo hiciera.

(1 REYES 13:32)

“Porque sin falta se realizará la palabra que él clamó, por la palabra de Jehová, contra el altar que está en Betel y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria”.”

*** it-2 págs. 919-920 Samaria ***
2. Territorio del reino septentrional de diez tribus de Israel. El nombre de su capital, Samaria, a veces se aplicó a toda esa zona. Por ejemplo, a Acab no se le llamó “el rey de Samaria” con el sentido de rey de la ciudad únicamente, sino con el sentido más amplio de rey de las diez tribus. (1Re 21:1.) De igual manera, la expresión “las ciudades de Samaria” hacía referencia a las que estaban esparcidas por todas las diez tribus, no a las ciudades agrupadas en torno a la capital. (2Re 23:19; esta misma expresión se registra en 1Re 13:32; en caso de que se usara antes de la edificación de la ciudad de Samaria, puede haber tenido un valor profético; de no ser así, pudo haberla introducido el escritor de los Reyes.) El hambre que hubo “en Samaria” en los días de Acab se extendió por todo el reino de Samaria y, de hecho, hasta incluyó a Fenicia, abarcando por lo menos desde el valle torrencial de Kerit, al E. del Jordán, hasta Sarepta, en la costa mediterránea. (1Re 17:1-12; 18:2, 5, 6.) De manera similar, la promesa de restauración concerniente a “las montañas de Samaria” debe haber abarcado la totalidad del reino de Samaria. (Jer 31:5.)

(1 REYES 14:11)

“Al que de Jeroboán muera en la ciudad, los perros se lo comerán; y al que muera en el campo, las aves de los cielos se lo comerán, porque Jehová mismo lo ha hablado”’.”

*** it-2 pág. 646 Perro ***
Los perros (Canis familiaris), al igual que las aves carroñeras, se alimentaban de despojos, particularmente en las ciudades. La Ley mandaba que se arrojase a los perros la carne que había despedazado una bestia salvaje. (Éx 22:31.) El juicio de Jehová contra sus enemigos a veces consistía en que los perros comiesen sus cadáveres o lamiesen su sangre. Debido al proceder de absoluta infidelidad que siguieron los reyes Jeroboán, Baasá y Acab, cualquiera que perteneciese a sus respectivas casas y que muriese en la ciudad tenía que ser devorado por los perros. (1Re 14:11; 16:4; 21:24.)

(1 REYES 14:13)

“Y todo Israel verdaderamente lo plañirá y lo enterrará, porque este es el único de Jeroboán que entrará en sepultura; a causa de que algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se ha hallado en él, en la casa de Jeroboán.”

*** cl cap. 24 pág. 244 párr. 11 Nada puede “separarnos del amor de Dios” ***
11 En tercer lugar, cuando el Creador inspecciona el corazón, lo somete a una criba minuciosa en busca de elementos positivos. Así, al decretar la ejecución de la dinastía apóstata del rey Jeroboán, dispuso que uno de sus hijos, Abías, recibiera digna sepultura. ¿Por qué razón? “Algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se ha hallado en él.” (1 Reyes 14:1, 10-13.) Figurativamente, Dios pasó por un cedazo lo que había en el corazón del joven y encontró “algo bueno”. Por pequeño o insignificante que fuera lo que halló en aquel miembro de la casa apóstata, vio oportuno incluir este hecho en su Palabra, y hasta lo recompensó mostrándole cierto grado de misericordia.

*** w10 1/7 pág. 29 Jehová busca lo bueno de cada persona ***
1 REYES 14:13
“TODOS los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo.” (1 Crónicas 28:9.) Al leer este versículo bíblico, aumenta nuestra gratitud por el profundo interés que Dios siente por nosotros. Aunque distamos mucho de ser perfectos, él busca lo bueno que hay en nosotros. Así lo demuestra 1 Reyes 14:13, donde se nos habla de un jovencito llamado Abías.
Su familia había sido infiel a Jehová. De hecho, su padre, el rey Jeroboán, fue el primero de una serie de reyes apóstatas. Por eso, Dios decidió eliminar a la familia entera: “Como se quita el estiércol quitaré de en medio a la casa de Jeroboam” (1 Reyes 14:10, Biblia de Navarra). Sin embargo, tuvo una consideración especial con Abías, quien estaba gravemente enfermo: ordenó que fuera el único de su familia que recibiera un entierro digno. ¿Por qué? Porque “algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se [había] hallado en él, en la casa de Jeroboán” (1 Reyes 14:1, 12, 13). ¿Qué aprendemos sobre Abías al leer estas palabras?
La Biblia no dice que Abías fuera un siervo fiel de Dios. Pero sí afirma que en su interior había “algo bueno para con Jehová”, es decir, algo que probablemente tenía relación con la adoración verdadera. Algunos textos rabínicos indican que Abías tal vez peregrinó al templo de Jerusalén o incluso quitó los guardias que su padre había apostado para que los israelitas no fueran a Jerusalén.
En cualquier caso, lo que Jehová halló en Abías era muy destacable. ¿Por qué concluimos esto? Primero, porque era un sentimiento sincero. De ahí que el relato señale que estaba “en él”, es decir, en su corazón. Y segundo, porque lo mostró en condiciones muy poco propicias: “en la casa de Jeroboán”. Un erudito declaró: “Tiene mucho mérito que un hombre conserve sus buenas cualidades cuando proviene de una familia y un entorno desfavorables”. Y otro comentó que, en aquel ambiente, las virtudes de Abías “eran muy notorias [...], tal como las estrellas brillan más cuando el cielo está oscuro, y los cedros se ven más hermosos cuando están rodeados de árboles sin hojas”.
Sin embargo, lo más importante de 1 Reyes 14:13 es lo que nos enseña sobre la fascinante personalidad de Jehová y sobre lo que él busca en nosotros. Este versículo dice que ‘se había hallado’ algo bueno en Abías. Al parecer, Jehová examinó a fondo su corazón hasta que encontró una buena cualidad. Comparado con su familia, Abías resultó ser, según cierto experto, “una perla entre un montón de piedras”. Jehová valoró lo bueno que había en este miembro de una familia infiel; por esa razón fue compasivo y le concedió un entierro digno.
Es un alivio saber que Jehová prefiere fijarse en nuestras virtudes, y no en nuestros defectos (Salmo 130:3). Al pensar en el interés con que Dios nos examina para encontrar nuestras buenas cualidades, ¿verdad que queremos acercarnos más a él?
[Notas]
Jeroboán introdujo el culto a los becerros en el reino de Israel, formado por las diez tribus del norte, para que sus súbditos no fueran al templo de Jerusalén a adorar a Dios.
No recibir sepultura se consideraba una señal de desaprobación divina (Jeremías 25:32, 33).

*** w05 1/7 pág. 31 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
14:13. Jehová nos inspecciona y busca lo bueno en nosotros. Sin importar lo insignificante que sea ese elemento positivo, él puede hacerlo crecer a medida que procuramos servirle de toda alma.

*** w95 1/4 pág. 12 párr. 11 Usted es de gran valor a los ojos de Dios ***
Por ejemplo, cuando Jehová decretó que se ejecutara a toda la dinastía apóstata del rey Jeroboán, o se la removiera como “estiércol”, ordenó que el único hijo del rey que debía recibir un entierro digno era Abías. ¿Por qué? “Algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se ha hallado en él.” (1 Reyes 14:10, 13.) ¿Significa esto que Abías era un fiel adorador de Jehová? No necesariamente, pues murió al igual que su casa inicua. (Deuteronomio 24:16.) No obstante, Jehová vio “algo bueno” en el corazón de Abías, lo valoró y obró en consecuencia. Un comentario bíblico dice: “Aunque la persona tenga solo algo bueno, se hallará: Dios lo busca y lo ve, aunque sea muy pequeño, y se complace con ello” (Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible). No olvide que si Dios halla en usted aunque solo sea cierto grado de una buena cualidad, puede hacerla crecer en tanto se esfuerce por servirle fielmente.

(1 REYES 14:14)

“Y Jehová ciertamente levantará para sí un rey sobre Israel que cortará la casa de Jeroboán el día citado, ¿y qué si ahora mismo?”

*** ip-1 cap. 11 págs. 133-134 párrs. 1-3 ¡Ay de los rebeldes! ***
CUANDO el pueblo que estaba en pacto con Jehová se dividió en dos reinos, el del norte, formado por diez tribus, llegó a estar bajo el rey Jeroboán. El nuevo monarca era enérgico y capaz, pero no tenía verdadera fe en Jehová. Por ese motivo cometió un terrible error que marcó la entera existencia del reino septentrional. La Ley mosaica mandaba a los israelitas viajar tres veces al año al templo de Jerusalén, que en aquel tiempo estaba ubicado en el meridional reino de Judá (Deuteronomio 16:16). Temeroso de que esos viajes periódicos indujeran a sus súbditos a pensar en la reunificación con sus hermanos del sur, Jeroboán “hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: ‘Es demasiado para ustedes el que suban a Jerusalén. Aquí está tu Dios, oh Israel, que te hizo subir de la tierra de Egipto’. Entonces colocó uno en Betel, y el otro lo puso en Dan” (1 Reyes 12:28, 29).
2 Al principio, el plan de Jeroboán pareció funcionar. Poco a poco, el pueblo dejó de ir a Jerusalén y empezó a celebrar sus ritos religiosos ante los dos becerros (1 Reyes 12:30). Sin embargo, el culto apóstata corrompió al reino de diez tribus. Pasados los años, incluso Jehú, que manifestó un celo encomiable por erradicar de Israel la adoración a Baal, no dejó de inclinarse ante los becerros de oro (2 Reyes 10:28, 29). ¿Qué otras consecuencias tuvo la nefasta decisión de Jeroboán? Inestabilidad política y sufrimiento para el pueblo.
3 Por la apostasía de Jeroboán, Jehová decretó que su descendencia no reinaría en el territorio y que, al final, al reino norteño le sobrevendría un terrible desastre (1 Reyes 14:14, 15). La palabra de Jehová se cumplió. Siete reyes de Israel gobernaron dos años o menos; algunos, unos cuantos días tan solo. Uno se suicidó, y seis fueron asesinados por hombres ambiciosos que usurparon el trono. Los disturbios, la violencia y el crimen plagaron a Israel, sobre todo tras el mandato de Jeroboán II, que acabó hacia el año 804 a.E.C., mientras Uzías reinaba en Jerusalén.

(1 REYES 14:15)

“Y Jehová verdaderamente derribará a Israel, tal como se agita la caña en el agua; y ciertamente desarraigará a Israel de este buen suelo que dio a sus antepasados, y verdaderamente los esparcirá más allá del Río, por razón de que hicieron sus postes sagrados, ofendiendo así a Jehová.”

*** ip-1 cap. 11 págs. 133-134 párrs. 1-3 ¡Ay de los rebeldes! ***
CUANDO el pueblo que estaba en pacto con Jehová se dividió en dos reinos, el del norte, formado por diez tribus, llegó a estar bajo el rey Jeroboán. El nuevo monarca era enérgico y capaz, pero no tenía verdadera fe en Jehová. Por ese motivo cometió un terrible error que marcó la entera existencia del reino septentrional. La Ley mosaica mandaba a los israelitas viajar tres veces al año al templo de Jerusalén, que en aquel tiempo estaba ubicado en el meridional reino de Judá (Deuteronomio 16:16). Temeroso de que esos viajes periódicos indujeran a sus súbditos a pensar en la reunificación con sus hermanos del sur, Jeroboán “hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: ‘Es demasiado para ustedes el que suban a Jerusalén. Aquí está tu Dios, oh Israel, que te hizo subir de la tierra de Egipto’. Entonces colocó uno en Betel, y el otro lo puso en Dan” (1 Reyes 12:28, 29).
2 Al principio, el plan de Jeroboán pareció funcionar. Poco a poco, el pueblo dejó de ir a Jerusalén y empezó a celebrar sus ritos religiosos ante los dos becerros (1 Reyes 12:30). Sin embargo, el culto apóstata corrompió al reino de diez tribus. Pasados los años, incluso Jehú, que manifestó un celo encomiable por erradicar de Israel la adoración a Baal, no dejó de inclinarse ante los becerros de oro (2 Reyes 10:28, 29). ¿Qué otras consecuencias tuvo la nefasta decisión de Jeroboán? Inestabilidad política y sufrimiento para el pueblo.
3 Por la apostasía de Jeroboán, Jehová decretó que su descendencia no reinaría en el territorio y que, al final, al reino norteño le sobrevendría un terrible desastre (1 Reyes 14:14, 15). La palabra de Jehová se cumplió. Siete reyes de Israel gobernaron dos años o menos; algunos, unos cuantos días tan solo. Uno se suicidó, y seis fueron asesinados por hombres ambiciosos que usurparon el trono. Los disturbios, la violencia y el crimen plagaron a Israel, sobre todo tras el mandato de Jeroboán II, que acabó hacia el año 804 a.E.C., mientras Uzías reinaba en Jerusalén.

(1 REYES 14:21)

“En cuanto a Rehoboam, hijo de Salomón, había llegado a ser rey en Judá. Cuarenta y un años de edad tenía Rehoboam cuando empezó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, la ciudad que Jehová había escogido de todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. Y el nombre de su madre era Naamá la ammonita.”

*** w11 15/12 pág. 10 párr. 11 ¿Imitaremos sus virtudes y evitaremos sus errores? ***
El gobierno de Salomón duró cuarenta años (2 Cró. 9:30). Teniendo esto presente, ¿qué aprendemos de 1 Reyes 14:21? (Léase.) Según este versículo, cuando él murió lo sucedió su hijo Rehoboam, de 41 años, cuya madre era “Naamá la ammonita”. Se ve que, ya antes de subir al trono, Salomón había contraído matrimonio con una extranjera de una nación idólatra y enemiga de su pueblo (Jue. 10:6; 2 Sam. 10:6). No sabemos si esta mujer adoró ídolos. De ser así, pudo haber dejado la religión falsa y luego abrazar la verdadera, como hicieron Rahab y Rut (Rut 1:16; 4:13-17; Mat. 1:5, 6). Sea como fuere, es probable que Salomón tuviera que relacionarse con los padres de ella y con otros parientes que no servían a Jehová.

(1 REYES 14:23)

“Y ellos también siguieron edificándose lugares altos y columnas sagradas y postes sagrados sobre toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso.”

*** it-2 págs. 686-687 Poste sagrado ***
Israel y Judá pasaron por alto el mandato expreso de Dios de no erigir columnas sagradas y postes sagrados, y los colocaron sobre “toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso” junto a los altares que usaban para sacrificios. Se ha afirmado que los postes representaban la feminidad, mientras que las columnas representaban la masculinidad. Estos objetos idolátricos, probablemente símbolos fálicos, guardaban relación con orgías sexuales, como lo indica el que ya desde el tiempo del reinado de Rehoboam hubiera prostitutos en el país. (1Re 14:22-24; 2Re 17:10.) Solo en raras ocasiones hubo reyes, como Ezequías (y Josías), que ‘quitaron los lugares altos e hicieron pedazos las columnas sagradas y cortaron los postes sagrados’. (2Re 18:4; 2Cr 34:7.)

(1 REYES 14:25)

“Y en el año quinto del rey Rehoboam aconteció que Sisaq el rey de Egipto subió contra Jerusalén.”

*** it-1 pág. 197 Arqueología ***
En Karnak (la antigua Tebas), situada a orillas del Nilo, hay un enorme templo egipcio en cuya pared S. aparece una inscripción que confirma la campaña del rey egipcio Sisaq (Sesonq I) en Palestina, mencionada en 1 Reyes 14:25, 26 y 2 Crónicas 12:1-9. El relieve gigantesco en el que se narran sus victorias muestra a 156 prisioneros de Palestina maniatados, cada uno de los cuales representa una ciudad o aldea, cuyo nombre aparece en caracteres jeroglíficos. Entre los nombres identificables se cuentan los de Rabit (Jos 19:20), Taanac, Bet-seán y Meguidó (donde se ha desenterrado una porción de una estela o pilar inscrito de Sisaq) (Jos 17:11), Sunem (Jos 19:18), Rehob (Jos 19:28), Hafaraim (Jos 19:19), Gabaón (Jos 18:25), Bet-horón (Jos 21:22), Ayalón (Jos 21:24), Socoh (Jos 15:35) y Arad (Jos 12:14). En esta relación incluso se menciona el “campo de Abrán” como una de sus capturas, lo que constituye la referencia más antigua a Abrahán en los registros egipcios.

*** it-1 pág. 776 Egipto, egipcio ***
Sisaq (conocido como Sesonq I en los registros egipcios) había fundado una dinastía libia de Faraones (la dinastía XXII), con su capital en Bubastis, en la región oriental del delta. En el quinto año del reinado del hijo de Salomón, Rehoboam (993 a. E.C.), Sisaq invadió Judá con una fuerza poderosa de carros, caballería e infantería, en la que figuraban soldados libios y etíopes; capturó muchas ciudades e incluso amenazó Jerusalén. Debido a la misericordia de Jehová, Jerusalén no fue devastada, pero Sisaq se llevó sus muchas riquezas. (1Re 14:25, 26; 2Cr 12:2-9.) Un relieve hallado en un muro de un templo en Karnak describe la campaña de Sisaq y enumera numerosas ciudades de Israel y Judá que fueron capturadas.

*** it-1 pág. 951 Pueblos enemigos que atacaron a Israel ***
Egipto 1Re 14:25, 26; 2Cr 36:2-4

*** it-1 pág. 952 Pueblos enemigos que atacaron a Israel ***
[Fotografía en la página 952]
Inscripción egipcia en la que se alardea de que el faraón Sisaq conquistó varias ciudades de Judá

*** si pág. 295 Estudio número 3: Sucesos fechados en la corriente del tiempo ***
993 a.E.C. Sisaq invade a Judá y se lleva 1 Rey. 14:25,
tesoros del templo 26

(1 REYES 14:29)

“Y el resto de los asuntos de Rehoboam y todo cuanto hizo, ¿no están escritos en el libro de los asuntos de los tiempos de los reyes de Judá?”

*** w09 15/3 pág. 32 Preguntas de los lectores ***
Por otro lado, a veces se hace referencia a escritos que tienen nombres parecidos a ciertos libros de la Biblia, pero que no son parte de ella. Este sería el caso de cuatro libros antiguos llamados “el libro de los asuntos de los tiempos de los reyes de Judá”, “el Libro de los Reyes de Judá y de Israel”, “el Libro de los Reyes de Israel” y “el Libro de los Reyes de Israel y de Judá”. Aunque los nombres pueden sonar parecidos a los de los libros bíblicos que conocemos como Primero y Segundo de los Reyes, esos cuatro escritos no fueron divinamente inspirados ni tienen cabida en el canon bíblico (1 Rey. 14:29; 2 Cró. 16:11; 20:34; 27:7). Probablemente fueron simples registros históricos que existían cuando el profeta Jeremías y Esdras escribieron los relatos que encontramos en la Biblia.

SEMANA DEL 27 DE JULIO: Lectura de la Biblia: 1 Reyes 15 a 17


(1 REYES 15:12)

“Por lo tanto, hizo pasar del país a los prostitutos de templo y quitó todos los ídolos estercolizos que sus antepasados habían hecho.”

*** w12 15/8 pág. 8 “Existe un galardón para su actividad” ***
1 Rey. 15:12

*** w12 15/8 pág. 8 “Existe un galardón para su actividad” ***
Además, echó de Judá “a los prostitutos de templo”, quienes mantenían relaciones sexuales con otros hombres como parte de sus ritos paganos.

(1 REYES 15:13)

“En cuanto a Maacá misma, su abuela, pasó a removerla de [ser] dama, porque ella había hecho un ídolo horrible al poste sagrado; después de lo cual Asá cortó el ídolo horrible de ella y lo quemó en el valle torrencial de Cedrón.”

*** it-1 pág. 221 Asá ***
Mandó quemar el “ídolo horrible” que su abuela Maacá había hecho en honor del poste sagrado, y por esta causa la destituyó del puesto de ‘primera dama’ que ocupaba. (1Re 15:11-13.)

(1 REYES 15:14)

“Y los lugares altos no los quitó. No obstante, el corazón mismo de Asá resultó completo para con Jehová todos sus días.”

*** it-1 pág. 221 Asá ***
En 2 Crónicas 14:2-5 se afirma que Asá “quitó los altares extranjeros y los lugares altos y quebró las columnas sagradas y cortó los postes sagrados”. No obstante, 1 Reyes 15:14 y 2 Crónicas 15:17 refieren que “los lugares altos no los quitó”. Por consiguiente, parece que los lugares altos aludidos en el primer registro de Crónicas que se cita estaban dedicados a la adoración pagana adoptada que infectó a Judá, mientras que el libro de Reyes se refiere a lugares altos en los que la gente participaba en la adoración a Jehová. Aun después de haberse erigido el tabernáculo y de la posterior construcción del templo, ocasionalmente se ofrecían sacrificios a Jehová en lugares altos, sacrificios que le eran aceptables en circunstancias especiales, como sucedió en los casos de Samuel, David y Elías. (1Sa 9:11-19; 1Cr 21:26-30; 1Re 18:30-39.) No obstante, el lugar habitual aprobado para los sacrificios era aquel autorizado por Jehová. (Nú 33:52; Dt 12:2-14; Jos 22:29.) En los lugares altos también se llevaban a cabo formas de adoración impropias, que bien pueden haber continuado a pesar de que se quitaran los lugares altos paganos, tal vez debido a que el rey no persiguió su eliminación con el mismo vigor con que suprimió los lugares paganos. O también es posible que Asá quitara por completo todos los lugares altos, pero que brotaran de nuevo con el tiempo y no se hubieran eliminado para cuando concluyó su reinado, lo que hizo posible que los aplastara su sucesor Jehosafat.

*** it-2 pág. 259 Lugares altos ***
En cambio, Asá, que sucedió a Abiyam en el trono, sirvió a Jehová fielmente y se esforzó por eliminar del reino todo vestigio de adoración falsa. (1Re 15:11-13.) “Quitó de todas las ciudades de Judá los lugares altos y los estantes del incienso”. (2Cr 14:2-5.) Sin embargo, tanto en 1 Reyes 15:14 como en 2 Crónicas 15:17 se indica que no quitó los lugares altos. Estas palabras bien pudieran significar que Asá quitó los lugares altos de adoración falsa, pero que dejó aquellos donde la gente tenía por costumbre adorar a Jehová. O tal vez quieran decir que los lugares altos de adoración falsa volvieron a aparecer hacia el final de su reinado y permanecieron allí hasta que Jehosafat, su sucesor, los destruyó. No obstante, los lugares altos tampoco desaparecieron por completo durante el reinado de Jehosafat. (1Re 22:42, 43; 2Cr 17:5, 6; 20:31-33.) Tan arraigado estaba en Judá el culto en los lugares altos, que ni siquiera las reformas emprendidas por reyes como Asá y Jehosafat pudieron acabar permanentemente con él.

(1 REYES 15:16)

“Y hubo guerra misma entre Asá y Baasá el rey de Israel todos los días de ellos.”

*** it-1 pág. 222 Asá ***
Además, así puede explicarse la aparente diferencia entre la afirmación de 2 Crónicas 15:19 en el sentido de que la guerra “no ocurrió sino hasta el año treinta y cinco [de hecho, el año quince] del reinado de Asá”, y la de 1 Reyes 15:16 con referencia a que “hubo guerra misma entre Asá y Baasá el rey de Israel todos los días de ellos”, por cuanto una vez que comenzaron los conflictos entre los dos reyes, continuaron sin cesar de allí en adelante, como había predicho Hananí. (2Cr 16:9.)

(1 REYES 15:17)

“Por lo tanto, Baasá el rey de Israel subió contra Judá y se puso a edificar a Ramá, para no permitir que nadie saliera ni entrara donde Asá el rey de Judá.”

*** it-2 pág. 70 Jerusalén ***
Durante el reinado del fiel rey Asá, el rey Baasá, del reino septentrional, intentó sin éxito reforzar su posición en la frontera N. del reino de Judá para aislarlo e impedir toda comunicación con Jerusalén (y posibles expresiones de lealtad por parte de sus súbditos al reino de Judá). (1Re 15:17-22.)

(1 REYES 15:19)

““Hay un pacto entre yo y tú, entre mi padre y tu padre. Mira que te he enviado un presente de plata y oro. Anda, rompe en efecto tu pacto con Baasá el rey de Israel, para que se retire de mí”.”

*** it-1 pág. 222 Asá ***
Intriga y guerra contra Baasá. El rey Baasá de Israel se dispuso a bloquear el paso de cualquiera que se sintiera inclinado a regresar a Judá fortificando la ciudad fronteriza de Ramá, situada en el camino principal a Jerusalén y a poca distancia al N. de dicha ciudad. Debido a un razonamiento humano o a prestar atención a algún mal consejo, Asá no se apoyó solo en Jehová, sino que recurrió a la diplomacia y a la conspiración para librarse de esta amenaza. Tomó los tesoros del templo y los de la casa real, y los envió como soborno al rey Ben-hadad de Siria con el fin de inducirlo a atacar la frontera norteña de Israel y de este modo distraer la atención de Baasá. Ben-hadad I aceptó, y su incursión en las ciudades del N. de Israel interrumpió la obra de construcción de Baasá y forzó la retirada de sus fuerzas de Ramá. Asá entonces reclutó toda la mano de obra disponible en el reino de Judá y se llevó la totalidad del abastecimiento de materiales de construcción de Baasá, que usó para edificar las ciudades de Gueba y Mizpá. (1Re 15:16-22; 2Cr 16:1-6.)

(1 REYES 15:20)

“Por consiguiente, Ben-hadad escuchó al rey Asá y envió a los jefes de las fuerzas militares que eran suyas contra las ciudades de Israel, y fue derribando a Ijón y Dan y Abel-bet-maacá y todo Kinéret, hasta toda la tierra de Neftalí.”

*** it-2 pág. 175 Kinéret ***
2. Distrito o región de Israel que atacó el rey sirio Ben-hadad I a instancias del rey Asá de Judá, aproximadamente en el año 962 a. E.C. (1Re 15:20; compárese con 2Cr 16:4.) Por lo general se cree que la expresión “todo Kinéret” alude a la fértil llanura de Genesaret.

(1 REYES 15:23)

“En cuanto al resto de todos los asuntos de Asá, y todo su poderío y todo lo que hizo, y las ciudades que edificó, ¿no están escritos en el libro de los asuntos de los días de los reyes de Judá? Solo que al tiempo en que envejeció enfermó de los pies.”

*** it-1 pág. 222 Asá ***
Enfermedad y muerte. Los tres años finales de Asá fueron dolorosos debido a una enfermedad de los pies (quizás gota), pero él, imprudentemente, procuró obtener curación física más bien que curación espiritual.

(1 REYES 15:33)

“En el tercer año de Asá el rey de Judá, Baasá hijo de Ahíya llegó a ser rey sobre todo Israel en Tirzá por veinticuatro años.”

*** it-1 pág. 222 Asá ***
La afirmación que se encuentra en 2 Crónicas 16:1 en cuanto a que Baasá subió contra Judá en “el año treinta y seis del reinado de Asá” ha dado origen a cierta controversia, pues la gobernación de Baasá —que comenzó en el tercer año de Asá y tan solo duró veinticuatro años— había terminado diez años antes del año trigésimo sexto de la gobernación de Asá. (1Re 15:33.) Si bien algunos opinan que se trata de un error del escriba y que la referencia es al año decimosexto o vigésimo sexto del reinado de Asá, no es necesario concluir que hubo tal error para armonizar el relato. Los comentaristas judíos citan el Seder Olam, en el que se indica que el año trigésimo sexto se calcula a partir de la existencia del reino separado de Judá (997 a. E.C.) y corresponde con el decimosexto año de Asá: Rehoboam había reinado diecisiete años; Abías, tres, y Asá se encontraba para ese entonces en su año decimosexto. (Soncino Books of the Bible, Londres, 1952, nota sobre 2Cr 16:1.) Este también fue el punto de vista del arzobispo Ussher.

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Tirzá 1Re 15:33

(1 REYES 16:4)

“A cualquiera de Baasá que muera en la ciudad, los perros se lo comerán; y a cualquiera suyo que muera en el campo, las aves de los cielos se lo comerán”.”

*** it-2 pág. 646 Perro ***
Los perros (Canis familiaris), al igual que las aves carroñeras, se alimentaban de despojos, particularmente en las ciudades. La Ley mandaba que se arrojase a los perros la carne que había despedazado una bestia salvaje. (Éx 22:31.) El juicio de Jehová contra sus enemigos a veces consistía en que los perros comiesen sus cadáveres o lamiesen su sangre. Debido al proceder de absoluta infidelidad que siguieron los reyes Jeroboán, Baasá y Acab, cualquiera que perteneciese a sus respectivas casas y que muriese en la ciudad tenía que ser devorado por los perros. (1Re 14:11; 16:4; 21:24.)

(1 REYES 16:9)

“Y su siervo Zimrí, el jefe de la mitad de los carros, empezó a conspirar contra él, mientras este estaba en Tirzá bebiendo hasta emborracharse en casa de Arzá, que estaba sobre la casa en Tirzá.”

*** it-1 pág. 435 Carro ***
Después de la muerte de Salomón, los carros llegaron a ser comunes tanto en el reino septentrional como en el meridional. El que en el reino norteño hubiese un “jefe de la mitad de los carros” indica que existían dos divisiones principales de carros. (1Re 16:9.)

(1 REYES 16:16)

“Con el tiempo, el pueblo que estaba acampado oyó decir: “Zimrí ha conspirado y también ha derribado al rey”. Por lo tanto, todo Israel hizo que el jefe del ejército, Omrí, fuera rey sobre Israel en aquel día en el campamento.”

*** it-2 pág. 549 Omrí ***
Omrí no subió al trono por derecho de herencia, sino por la espada. Era el jefe del ejército de Israel bajo el rey Elah (y quizás también bajo su predecesor, Baasá) cuando Zimrí, el jefe que tenía a su cargo la mitad de los carros, derrocó a Elah, se apoderó del reino y acabó con la casa y los amigos de Baasá. Tan pronto como se informó de este suceso al ejército israelita, que en aquel entonces estaba acampado contra los filisteos en Guibetón, “todo Israel”, seguramente los cabezas tribales que había “en el campamento”, hicieron rey a Omrí. En seguida se retiraron de Guibetón y asaltaron Tirzá, la ciudad capital de Zimrí. Este, al verse en una situación desesperada, “quemó con fuego sobre sí la casa del rey”, y así puso un trágico fin a su gobierno de siete días. (1Re 16:8-20.)

(1 REYES 16:23)

“En el año treinta y uno de Asá el rey de Judá, Omrí llegó a ser rey sobre Israel por doce años. En Tirzá reinó seis años.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Samaria

(1 REYES 16:24)

“Y procedió a comprar a Sémer la montaña de Samaria por dos talentos de plata, y se puso a edificar [en] la montaña y a llamar el nombre de la ciudad que edificó por el nombre de Sémer el amo de la montaña: Samaria.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Samaria

(1 REYES 16:31)

“Y aconteció que, [como si fuera] la cosa más insignificante el que anduviera en los pecados de Jeroboán hijo de Nebat, ahora tomó por esposa a Jezabel hija de Etbaal el rey de los sidonios, y se puso a ir y servir a Baal e inclinarse ante él.”

*** it-1 pág. 37 Acab ***
Tolera la adoración falsa. Acab tuvo uno de los peores comportamientos en lo que respecta a la adoración verdadera. No solo toleró la forma corrompida de adoración a Jehová por medio de los becerros de oro que Jeroboán había mandado hacer, sino que además permitió que la adoración a Baal infectara a Israel a una escala sin precedentes como consecuencia de su matrimonio con Jezabel, la hija de Etbaal, rey de Sidón. Josefo llama Itobalo a Etbaal cuando cita a Menandro, un historiador de la antigüedad, y dice que fue sacerdote de Astarté antes de ascender al trono, lo que consiguió asesinando al rey. (Contra Apión, libro I, sec. 18.)
Acab permitió que su esposa pagana Jezabel lo indujera a adorar a Baal, a construirle un templo y a erigir un poste sagrado en honor de Astoret (Astarté). (1Re 16:30-33.) En poco tiempo ya había cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y cuatrocientos profetas del poste sagrado, todos los cuales comían de la mesa real de Jezabel. (1Re 18:19.)

*** it-1 pág. 266 Baal ***
En los días del rey Acab (c. 940-920 a. E.C.) se introdujo en Israel un tipo diferente de culto a Baal: el de Melqart, el Baal de Tiro. (GRABADO, vol. 2, pág. 532.) Acab formó una alianza matrimonial con Jezabel, la hija de Etbaal (que significa “Con Baal”), el rey de Tiro. Jezabel importó a Israel este culto más influyente, que se valía de muchos sacerdotes y ayudantes. (1Re 16:31-33.)

*** it-1 págs. 881-882 Etbaal ***
ETBAAL
(Con Baal).
Rey de los sidonios y padre de Jezabel, la esposa del rey Acab. (1Re 16:31.) Al darle a Acab su hija en matrimonio, Etbaal entró en una alianza política con él. Este Etbaal debe ser el Itobalo que Josefo presenta como el sacerdote de la diosa Astarté (Astoret) al citar al historiador Menandro. Este sacerdote accedió al trono después de asesinar a Feles, un descendiente de Hiram, el rey de Tiro, con quien Salomón había tenido tratos para la construcción del templo. Se dice que Etbaal vivió cuarenta y ocho años, de los que treinta y dos los pasó gobernando. (Contra Apión, traducción de P. Samaranch, Aguilar, 1967, libro I, sec. 18, lectura alternativa.) Menandro dice que Etbaal (Itobal) edificó Auza (Libia), un indicio de la expansión comercial que tuvo lugar durante su reinado, y también comenta que durante el reinado de Etbaal hubo una sequía de un año de duración. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. XIII, sec. 2.)

(1 REYES 16:34)

“En sus días Hiel el betelita edificó a Jericó. Pagando con la pérdida de Abiram, su primogénito, colocó el fundamento de ella, y pagando con la pérdida de Segub, el menor de los suyos, puso sus puertas, conforme a la palabra de Jehová que él había hablado por medio de Josué hijo de Nun.”

*** w98 15/9 págs. 21-22 ¿Es Dios real para usted? ***
Por ejemplo, lea la profecía sobre el castigo por la reconstrucción de Jericó y luego analice su cumplimiento. Josué 6:26 dice: “Josué hizo que en aquel tiempo en particular se pronunciara un juramento, y dijo: ‘Maldito sea delante de Jehová el hombre que se levante y de veras edifique esta ciudad, aun a Jericó. Pagando con la pérdida de su primogénito eche los fundamentos de ella, y pagando con la pérdida del menor de los suyos ponga sus puertas’”. El cumplimiento llegó unos quinientos años más tarde, pues leemos en 1 Reyes 16:34: “En sus días [del rey Acab] Hiel el betelita edificó a Jericó. Pagando con la pérdida de Abiram, su primogénito, colocó el fundamento de ella, y pagando con la pérdida de Segub, el menor de los suyos, puso sus puertas, conforme a la palabra de Jehová que él había hablado por medio de Josué hijo de Nun”. Solo un Dios real pudo inspirar esas profecías y hacer que se cumplieran.

*** it-1 pág. 26 Abiram ***
2. Primogénito de Hiel el betelita. En Josué 6:26 se registra el juramento de Josué con respecto a la ciudad destruida de Jericó, en el que predijo que cualquiera que la reconstruyera lo pagaría con la pérdida de su primogénito. Unos cinco siglos después, durante el reinado de Acab (c. 940-920 a. E.C.), Hiel, el padre de Abiram, pasó por alto el contenido de ese juramento y colocó los fundamentos de Jericó. Su hijo Abiram murió prematuramente, suceso que quedó registrado en la historia como cumplimiento de la profecía. (1Re 16:34.)

*** it-1 pág. 38 Acab ***
Inscripciones moabitas y asirias. Durante el reinado de Acab se hace mención de la reconstrucción de Jericó, posiblemente como parte de un proyecto de fortalecimiento del control de Israel sobre Moab. (1Re 16:34; compárese con 2Cr 28:15.) La Piedra Moabita del rey Mesá de Moab habla de la dominación que ejercieron sobre los moabitas el rey Omrí y su hijo.

*** it-1 pág. 1139 Hiel, II ***
HIEL, II
(forma abreviada de Ahiel, que significa: “Mi Hermano Es Dios; Hermano de Dios”).
Betelita que reconstruyó Jericó durante el reinado de Acab en el siglo X a. E.C. En cumplimiento del juramento que pronunció Josué cuando se destruyó la ciudad quinientos años antes, Hiel colocó sus fundamentos pagando con la pérdida de Abiram, su primogénito, y puso sus puertas a costa de la vida de Segub, su hijo menor. (Jos 6:26; 1Re 16:33, 34.)

*** si pág. 42 párr. 4 Libro bíblico número 6: Josué ***
Al tiempo de la destrucción de Jericó, Josué pronunció una maldición profética sobre la reedificación de la ciudad, y su cumplimiento extraordinario se vio en los días de Acab el rey de Israel, unos 500 años después. (Jos. 6:26; 1 Rey. 16:33, 34.)

(1 REYES 17:1)

“Y Elías el tisbita, de los habitantes de Galaad, procedió a decir a Acab: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová el Dios de Israel, delante de quien en efecto estoy de pie, no habrá durante estos años ni rocío ni lluvia, excepto por orden de mi palabra!”.”

*** w92 1/4 pág. 17 ¿Tiene usted una fe como la de Elías? ***
Elías proclama una sequía
Probablemente fue al final de un largo y seco verano —precisamente cuando la gente esperaba que Baal trajera las lluvias dadoras de vida— que Elías apareció en la escena. Entra repentinamente en el registro bíblico como un trueno. Se nos dice poco sobre sus antecedentes, y nada acerca de su familia. Pero a diferencia de los truenos, Elías no resultó ser el precursor de una tempestad de lluvia. Anunció a Acab: “¡Tan ciertamente como que vive Jehová el Dios de Israel, delante de quien en efecto estoy de pie, no habrá durante estos años ni rocío ni lluvia, excepto por orden de mi palabra!”. (1 Reyes 17:1.)
Imagínese a este hombre con rústica vestimenta de pelo. Es nativo de las escarpadas colinas de Galaad, y probablemente se crió entre los humildes pastores de rebaños. Está de pie ante el poderoso rey Acab, quizás allí en su enorme palacio, con su famosa casa de marfil, sus abundantes y exóticas decoraciones e imponentes ídolos. Allí, en la bulliciosa ciudad amurallada de Samaria, donde casi se ha echado al olvido la adoración de Jehová, Elías dice a Acab que el dios de él, ese Baal, es impotente, es nada. ¡Pues este año y en años por venir, declara Elías, no habrá ni lluvia ni rocío!
¿Cómo obtuvo él semejante fe? ¿No se sintió intimidado al estar de pie ante aquel arrogante rey apóstata? Tal vez. Más de mil años después, Santiago, medio hermano de Jesús, nos asegura que Elías era “hombre de sentimientos semejantes a los nuestros”. (Santiago 5:17.) Pero note las palabras de Elías: “Tan ciertamente como que vive Jehová el Dios de Israel, delante de quien en efecto estoy de pie”. Elías tenía presente que, como siervo de Jehová, estaba de pie ante un trono mucho más elevado que el de Acab... ¡el trono del Señor Soberano del universo! Elías era un representante, un emisario, de ese trono. Con eso en mente, ¿por qué había de temer a Acab, un insignificante monarca humano que había perdido la bendición de Jehová?

*** it-1 pág. 266 Baal ***
Elías mandó que ocurriera una sequía en el nombre de Jehová, probablemente debido a que los adoradores de Baal creían que era este dios, el dueño del cielo, quien daba las lluvias y la fertilidad. (1Re 17:1.)

*** w90 1/11 pág. 16 Samaria... capital entre las capitales norteñas ***
Unas excavaciones han revelado las ruinas del palacio de Acab, que se muestran en la página siguiente. Ese palacio era conocido por el lujo y por la extrema iniquidad. (1 Reyes 16:29-33.) Imagínese al profeta Elías subiendo hacia esta ciudad y caminando por la ancha carretera que llevaba al palacio, para denunciar allí la maldad de Acab, que giraba en torno a Baal. (1 Reyes 17:1.)

(1 REYES 17:3)

““Vete de aquí, y tienes que dirigirte hacia el este y ocultarte junto al valle torrencial de Kerit, que está al este del Jordán.”

*** w92 1/4 pág. 18 ¿Tiene usted una fe como la de Elías? ***
Manifiesta fe al seguir instrucciones
Sin embargo, por el momento la proclamación de Elías puso en peligro su vida. Era tiempo de manifestar otro aspecto de su fe. Para permanecer vivo, tenía que ser fiel a las siguientes instrucciones de Jehová: “Vete de aquí, y tienes que dirigirte hacia el este y ocultarte junto al valle torrencial de Kerit, que está al este del Jordán. Y tiene que suceder que debes beber del valle torrencial, y ciertamente daré orden a los cuervos para que te suministren alimento allí”. (1 Reyes 17:3, 4.)
Elías obedeció inmediatamente. Para sobrevivir a la sequía y el hambre que le sobrevendría a su país, tendría que depender de cualesquiera provisiones que Jehová le hiciera. Eso no sería fácil. Significaba esconderse y vivir en completo aislamiento por meses consecutivos. Significaba comer carne y pan que le trajeran los cuervos —aves carroñeras consideradas inmundas según la Ley de Moisés—, y confiar en Jehová en que tal carne no era carroña, sino carne desangrada apropiadamente de acuerdo con la ley. Aquel milagro prolongado parece tan improbable a algunos comentaristas bíblicos que sugieren que la palabra original aquí tiene que haber significado “árabes” y no “cuervos” en absoluto. Pero los cuervos eran la selección ideal. ¡Nadie sospecharía que esas despreciables aves inmundas que volaban hacia el desierto con trozos de comida en realidad estuvieran alimentando a Elías, a quien Acab y Jezabel buscaban en todos los reinos en derredor! (1 Reyes 18:3, 4, 10.)
A medida que la sequía persistía, puede que Elías se haya preocupado cada vez más debido a su abastecimiento de agua en el valle torrencial de Kerit. La mayoría de los valles torrenciales de Israel se secan durante las sequías, y “al cabo de algunos días” este también se secó. ¿Puede imaginarse cómo se sintió Elías cuando el agua fue disminuyendo hasta convertirse en un chorrito y día tras día las charcas iban secándose? De seguro tiene que haberse preguntado qué ocurriría cuando se terminara el agua. No obstante, Elías permaneció fielmente donde estaba.

(1 REYES 17:4)

“Y tiene que suceder que debes beber del valle torrencial, y ciertamente daré orden a los cuervos para que te suministren alimento allí”.”

*** w92 1/4 pág. 18 ¿Tiene usted una fe como la de Elías? ***
Manifiesta fe al seguir instrucciones
Sin embargo, por el momento la proclamación de Elías puso en peligro su vida. Era tiempo de manifestar otro aspecto de su fe. Para permanecer vivo, tenía que ser fiel a las siguientes instrucciones de Jehová: “Vete de aquí, y tienes que dirigirte hacia el este y ocultarte junto al valle torrencial de Kerit, que está al este del Jordán. Y tiene que suceder que debes beber del valle torrencial, y ciertamente daré orden a los cuervos para que te suministren alimento allí”. (1 Reyes 17:3, 4.)
Elías obedeció inmediatamente. Para sobrevivir a la sequía y el hambre que le sobrevendría a su país, tendría que depender de cualesquiera provisiones que Jehová le hiciera. Eso no sería fácil. Significaba esconderse y vivir en completo aislamiento por meses consecutivos. Significaba comer carne y pan que le trajeran los cuervos —aves carroñeras consideradas inmundas según la Ley de Moisés—, y confiar en Jehová en que tal carne no era carroña, sino carne desangrada apropiadamente de acuerdo con la ley. Aquel milagro prolongado parece tan improbable a algunos comentaristas bíblicos que sugieren que la palabra original aquí tiene que haber significado “árabes” y no “cuervos” en absoluto. Pero los cuervos eran la selección ideal. ¡Nadie sospecharía que esas despreciables aves inmundas que volaban hacia el desierto con trozos de comida en realidad estuvieran alimentando a Elías, a quien Acab y Jezabel buscaban en todos los reinos en derredor! (1 Reyes 18:3, 4, 10.)
A medida que la sequía persistía, puede que Elías se haya preocupado cada vez más debido a su abastecimiento de agua en el valle torrencial de Kerit. La mayoría de los valles torrenciales de Israel se secan durante las sequías, y “al cabo de algunos días” este también se secó. ¿Puede imaginarse cómo se sintió Elías cuando el agua fue disminuyendo hasta convertirse en un chorrito y día tras día las charcas iban secándose? De seguro tiene que haberse preguntado qué ocurriría cuando se terminara el agua. No obstante, Elías permaneció fielmente donde estaba.

(1 REYES 17:6)

“Y los cuervos mismos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne al atardecer, y siguió bebiendo del valle torrencial.”

*** it-1 pág. 611 Cuervo ***
El cuervo también tiene la costumbre de almacenar sobrantes de alimento en las grietas de las rocas o de enterrarlos debajo de hojas. Por lo tanto, fue muy apropiado que Dios escogiese estas aves para que de manera milagrosa llevaran dos veces al día pan y carne a Elías mientras estaba escondido en el valle torrencial de Kerit. (1Re 17:2-6.)

(1 REYES 17:9)

““Levántate, ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y tienes que morar allí. ¡Mira! Ciertamente daré orden allí a una mujer, una viuda, para que te suministre alimento”.”

*** w14 15/2 pág. 13 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
Después de que Elías anunció la sequía, Dios lo escondió para protegerlo de Acab y lo alimentó milagrosamente haciendo que unos cuervos le llevaran pan y carne. Entonces le dijo: “Levántate, ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y tienes que morar allí. ¡Mira! Ciertamente daré orden allí a una mujer, una viuda, para que te suministre alimento” (1 Rey. 17:1-9).

*** w14 15/2 pág. 14 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
Vivía en Sarepta, una población de la que se dice que pertenecía a la ciudad fenicia de Sidón, quizá en el sentido de depender de ella. Es muy probable que la gente de Sarepta adorara a Baal. Pero Jehová había visto algo especial en aquella viuda pobre.
Aunque vivía rodeada de idólatras, tuvo fe en el Dios de Israel. Jehová envió a Elías a su casa por el bien de él, pero también por el de ella. Esto nos enseña una importante lección.
No todos los habitantes de la ciudad de Sarepta, donde se adoraba a Baal, estaban completamente corrompidos. Al enviar a Elías a la casa de la viuda, Jehová demostró que se fija en las personas de buen corazón que aún no le sirven. Así es: “en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hech. 10:35).

*** w92 1/4 págs. 18-19 ¿Tiene usted una fe como la de Elías? ***
No fue sino hasta que se secó el chorro que Jehová le dio las siguientes instrucciones. Al profeta se le dijo que fuera a Sarepta. Allí hallaría alimento en la casa de una viuda. (1 Reyes 17:7-9.)
¡Sarepta! Ese pueblo pertenecía a la ciudad de Sidón, ¡de donde procedía Jezabel y donde su propio padre había gobernado como rey! ¿Sería un lugar seguro? Puede que Elías se haya preguntado eso. Pero “él se levantó y se fue”. (1 Reyes 17:10.)

(1 REYES 17:10)

“Por lo tanto, él se levantó y se fue a Sarepta, y entró por la entrada de la ciudad; y, ¡mire!, allí estaba una mujer, una viuda, recogiendo pedazos de leña. De modo que la llamó y dijo: “Por favor, consígueme un sorbo de agua en una vasija para beber”.”

*** w14 15/2 pág. 13 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
Al llegar a Sarepta, Elías se encontró con una viuda pobre que recogía leña. ¿Sería ella la mujer que le daría de comer? ¿No era demasiado pobre para hacerlo? A pesar de las dudas que le pudieron surgir, Elías decidió hablarle. “Por favor —le dijo–, consígueme un sorbo de agua en una vasija para beber.”

(1 REYES 17:11)

“Cuando ella empezó a ir para conseguirlo, él pasó a llamarla y a decir: “Por favor, consígueme un pedacito de pan en tu mano”.”

*** w14 15/2 pág. 13 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
Cuando ella iba a buscar el agua, el profeta añadió: “Por favor, consígueme un pedacito de pan” (1 Rey. 17:10, 11). A la viuda no le suponía un problema llevarle un trago de agua, pero darle algo de comer era otra historia.

(1 REYES 17:12)

“Por lo cual ella dijo: “Tan ciertamente como que vive Jehová tu Dios, no tengo torta redonda, sino un puñado de harina en el jarro grande y un poco de aceite en el jarro pequeño; y aquí estoy recogiendo unos cuantos pedazos de leña, y tengo que entrar y hacer algo para mí y mi hijo, y tendremos que comerlo y morir”.”

*** w14 15/2 pág. 14 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
“Tan ciertamente como que vive Jehová tu Dios —contestó—, no tengo torta redonda, sino un puñado de harina en el jarro grande y un poco de aceite en el jarro pequeño; y aquí estoy recogiendo unos cuantos pedazos de leña, y tengo que entrar y hacer algo para mí y mi hijo, y tendremos que comerlo y morir.” (1 Rey. 17:12.) ¿Qué podemos aprender de esta conversación?
Las palabras “tan ciertamente como que vive Jehová tu Dios” revelan que la viuda reconoció a Elías como un israelita temeroso de Dios. Al parecer tenía algún conocimiento del Dios de Israel, pero no lo suficiente como para decir “mi Dios” al referirse a Jehová.

*** it-2 pág. 294 Mano ***
“puñado” puede significar, según el contexto, un poco (1Re 17:12) o una porción moderada. (Ec 4:6;

*** it-2 pág. 952 La vida cotidiana en el antiguo Israel ***
[Fotografía en la página 952]
Las vasijas eran de diversos tipos y tamaños; por lo general estaban hechas de barro, pero a veces se utilizaba la piedra (1Re 17:12)

(1 REYES 17:13)

“Entonces le dijo Elías: “No tengas miedo. Entra, haz conforme a tu palabra. Solo que de lo que hay allí, hazme primero una pequeña torta redonda, y tienes que traérmela acá fuera, y para ti y tu hijo puedes hacer algo después.”

*** w14 15/2 pág. 14 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
“HAZME PRIMERO UNA PEQUEÑA TORTA”
Analicemos ahora la petición de Elías. La viuda le acababa de explicar que a ella y a su hijo solo les quedaba una comida y que después de comerla tendrían que morir. Sin embargo, Elías le dijo: “No tengas miedo. Entra, haz conforme a tu palabra. Solo que de lo que hay allí, hazme primero una pequeña torta redonda, y tienes que traérmela acá fuera, y para ti y tu hijo puedes hacer algo después. Porque esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘El jarro grande de harina mismo no se agotará, y el jarro pequeño de aceite mismo no fallará hasta el día en que Jehová dé un aguacero sobre la superficie del suelo’” (1 Rey. 17:11-14).
“¿Darle a él nuestra última comida? ¡No puede estar hablando en serio!”, quizá habrían pensado otros en su lugar. Pero ¿cómo reaccionó la viuda? Aunque no sabía mucho acerca de Jehová, creyó a Elías e hizo lo que este le había pedido. ¡Qué difícil prueba de fe... y qué buena decisión tomó!

(1 REYES 17:14)

“Porque esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘El jarro grande de harina mismo no se agotará, y el jarro pequeño de aceite mismo no fallará hasta el día en que Jehová dé un aguacero sobre la superficie del suelo’”.”

*** w14 15/2 pág. 14 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
“HAZME PRIMERO UNA PEQUEÑA TORTA”
Analicemos ahora la petición de Elías. La viuda le acababa de explicar que a ella y a su hijo solo les quedaba una comida y que después de comerla tendrían que morir. Sin embargo, Elías le dijo: “No tengas miedo. Entra, haz conforme a tu palabra. Solo que de lo que hay allí, hazme primero una pequeña torta redonda, y tienes que traérmela acá fuera, y para ti y tu hijo puedes hacer algo después. Porque esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘El jarro grande de harina mismo no se agotará, y el jarro pequeño de aceite mismo no fallará hasta el día en que Jehová dé un aguacero sobre la superficie del suelo’” (1 Rey. 17:11-14).
“¿Darle a él nuestra última comida? ¡No puede estar hablando en serio!”, quizá habrían pensado otros en su lugar. Pero ¿cómo reaccionó la viuda? Aunque no sabía mucho acerca de Jehová, creyó a Elías e hizo lo que este le había pedido. ¡Qué difícil prueba de fe... y qué buena decisión tomó!

(1 REYES 17:15)

“Por lo tanto, ella se fue e hizo conforme a la palabra de Elías; y continuó comiendo, ella junto con él y con su casa, por días.”

*** w14 15/2 págs. 14-15 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
Aunque no sabía mucho acerca de Jehová, creyó a Elías e hizo lo que este le había pedido. ¡Qué difícil prueba de fe... y qué buena decisión tomó!
Dios no la abandonó. Tal como Elías le había prometido, Jehová se encargó de multiplicar sus escasos alimentos durante todo el tiempo que duró la sequía para que Elías, ella y su hijo tuvieran qué comer. En efecto, “el jarro grande de harina mismo no se agotó, y el jarro pequeño de aceite mismo no falló, conforme a la palabra de Jehová que él había hablado por medio de Elías” (1 Rey. 17:16; 18:1). Si la viuda hubiera reaccionado de otra manera, la torta de pan que hizo con la poca harina y el poco aceite que le quedaban probablemente habría sido su última comida. Pero ella actuó con fe: confió en Jehová y alimentó primero a Elías.
Una lección que podemos aprender es que Dios bendice a los que tienen fe. Cuando encaramos una prueba de integridad con fe, él nos ayuda. Se convierte en nuestro Proveedor, Protector y Amigo para que podamos aguantar (Éx. 3:13-15).
En 1898, la revista Zion’s Watch Tower (La Torre del Vigía de Sión) señaló la siguiente lección del relato de la viuda: “Si la mujer demostraba tener fe y obedecía, el Señor la consideraría digna de recibir su ayuda a través del profeta; pero si no tenía fe, se podría hallar a otra viuda que sí la tuviera. Así mismo sucede con nosotros. [...] Si ejercemos fe, recibimos bendiciones; si no, nos las perdemos”.
Cuando nos enfrentamos a una prueba, debemos buscar la guía que Dios nos da a través de las Escrituras y las publicaciones bíblicas. Después tenemos que actuar en armonía con lo que Jehová nos dice, aunque nos cueste aceptarlo. Podemos estar seguros de que recibiremos su bendición si seguimos este sabio consejo: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas” (Prov. 3:5, 6).

(1 REYES 17:16)

“El jarro grande de harina mismo no se agotó, y el jarro pequeño de aceite mismo no falló, conforme a la palabra de Jehová que él había hablado por medio de Elías.”

*** w14 15/2 págs. 14-15 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
Aunque no sabía mucho acerca de Jehová, creyó a Elías e hizo lo que este le había pedido. ¡Qué difícil prueba de fe... y qué buena decisión tomó!
Dios no la abandonó. Tal como Elías le había prometido, Jehová se encargó de multiplicar sus escasos alimentos durante todo el tiempo que duró la sequía para que Elías, ella y su hijo tuvieran qué comer. En efecto, “el jarro grande de harina mismo no se agotó, y el jarro pequeño de aceite mismo no falló, conforme a la palabra de Jehová que él había hablado por medio de Elías” (1 Rey. 17:16; 18:1). Si la viuda hubiera reaccionado de otra manera, la torta de pan que hizo con la poca harina y el poco aceite que le quedaban probablemente habría sido su última comida. Pero ella actuó con fe: confió en Jehová y alimentó primero a Elías.
Una lección que podemos aprender es que Dios bendice a los que tienen fe. Cuando encaramos una prueba de integridad con fe, él nos ayuda. Se convierte en nuestro Proveedor, Protector y Amigo para que podamos aguantar (Éx. 3:13-15).
En 1898, la revista Zion’s Watch Tower (La Torre del Vigía de Sión) señaló la siguiente lección del relato de la viuda: “Si la mujer demostraba tener fe y obedecía, el Señor la consideraría digna de recibir su ayuda a través del profeta; pero si no tenía fe, se podría hallar a otra viuda que sí la tuviera. Así mismo sucede con nosotros. [...] Si ejercemos fe, recibimos bendiciones; si no, nos las perdemos”.
Cuando nos enfrentamos a una prueba, debemos buscar la guía que Dios nos da a través de las Escrituras y las publicaciones bíblicas. Después tenemos que actuar en armonía con lo que Jehová nos dice, aunque nos cueste aceptarlo. Podemos estar seguros de que recibiremos su bendición si seguimos este sabio consejo: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas” (Prov. 3:5, 6).

(1 REYES 17:18)

“Ante esto, ella dijo a Elías: “¿Qué tengo yo que ver contigo, oh hombre del Dios [verdadero]? Has venido a mí para que se recuerde mi error y para dar muerte a mi hijo”.”

*** w14 15/2 pág. 15 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
“HAS VENIDO [...] PARA DAR MUERTE A MI HIJO”
Ahora bien, la fe de la viuda se puso a prueba de nuevo. “Después de estas cosas —continúa el relato— aconteció que el hijo de la mujer, el ama de la casa, enfermó, y su enfermedad llegó a ser tan grave que no quedó aliento en él.” Tratando de buscar una razón para lo ocurrido, la afligida madre le dijo a Elías: “¿Qué tengo yo que ver contigo, oh hombre del Dios verdadero? Has venido a mí para que se recuerde mi error y para dar muerte a mi hijo” (1 Rey. 17:17, 18). ¿Qué motivó esas amargas palabras?
¿Recordó quizá la viuda algún pecado que le pesaba en la conciencia? ¿Pensó que Dios la estaba castigando con la pérdida de su hijo, y que Elías era el mensajero de la muerte? La Biblia no entra en detalles, pero sí queda claro que la viuda no estaba acusando a Dios de ser injusto.
A Elías lo debió sacudir la triste muerte del hijo de la viuda, y también la idea de que su propia presencia la hubiera causado.

(1 REYES 17:19)

“Pero él le dijo: “Dame tu hijo”. Entonces lo tomó del seno de ella y lo llevó arriba a la cámara en el techo, donde él moraba, y lo acostó sobre su propio lecho.”

*** it-1 pág. 438 Casa ***
En la azotea solía construirse una cámara en el techo o aposento de arriba. Esta era una habitación agradable y fresca que se ofrecía a los invitados. (Jue 3:20; 1Re 17:19; 2Re 1:2; 4:10.)

(1 REYES 17:20)

“Y empezó a clamar a Jehová y a decir: “Oh Jehová mi Dios, ¿también sobre la viuda con quien estoy residiendo como forastero tienes que traer perjuicio, dando muerte a su hijo?”.”

*** w14 15/2 pág. 15 Jehová recompensó la fe de la viuda de Sarepta ***
Después de llevar el flácido cuerpo del niño a la cámara del techo, Elías rogó: “Oh Jehová mi Dios, ¿también sobre la viuda con quien estoy residiendo como forastero tienes que traer perjuicio, dando muerte a su hijo?”. El profeta no podía soportar que Dios quedara desacreditado por permitir que aquella amable y hospitalaria mujer sufriera aún más. Por eso suplicó: “Oh Jehová mi Dios, por favor, haz que el alma de este niño vuelva dentro de él” (1 Rey. 17:20, 21).

(1 REYES 17:21)

“Y procedió a estirarse sobre el niño tres veces y a clamar a Jehová y a decir: “Oh Jehová mi Dios, por favor, haz que el alma de este niño vuelva dentro de él”.”

*** it-1 pág. 96 Alma ***
De manera similar, cuando el profeta Elías resucitó al hijo de la viuda de Sarepta, el né•fesch (“alma” o vida como criatura) del niño regresó a él y “llegó a vivir”, volvió a ser una criatura viva. (1Re 17:17-23.)

(1 REYES 17:22)

“Finalmente Jehová escuchó la voz de Elías, de modo que el alma del niño volvió dentro de él, y llegó a vivir.”

*** w07 15/7 págs. 4-5 ¿Tenemos un alma inmortal? ***
Pero ¿qué hay de los pasajes bíblicos en los que se menciona que el alma sale del cuerpo o regresa a él? Cuando la Biblia explica que Raquel murió al dar a luz, lo hace con estas palabras: “Al ir saliendo el alma de ella (porque murió), lo llamó por nombre Ben-oní; pero su padre lo llamó Benjamín” (Génesis 35:18). Y al referirse a la resurrección del hijo de una viuda, 1 Reyes 17:22 dice: “Jehová escuchó la [oración] de Elías, de modo que el alma del niño volvió dentro de él, y llegó a vivir”. ¿Demuestran estos pasajes que el alma sea una parte inmaterial, invisible, que pueda abandonar el cuerpo o volver a él?
Recordemos que uno de los significados de la palabra alma es “vida”. Por lo tanto, el alma de Raquel iba saliendo de ella en el sentido de que su vida se estaba extinguiendo. De hecho, algunas Biblias expresan el sentido de la frase “al ir saliendo el alma de ella” con otras palabras; por ejemplo, “escapándosele ya la vida” (Biblia del nuevo milenio) o “con su último aliento” (Levoratti-Trusso). De modo similar, en el caso del hijo de la viuda, fue su vida lo que volvió a él (1 Reyes 17:23).

*** w99 1/4 pág. 16 párr. 10 ¿Qué dice la Biblia sobre la vida después de la muerte? ***
10 Un caso parecido es el de la resurrección del hijo de una viuda, que recoge el capítulo 17 de 1 Reyes. En el versículo 22 leemos que cuando Elías oró por el pequeño “Jehová escuchó la voz de Elías, de modo que el alma del niño volvió dentro de él, y llegó a vivir”. También en este pasaje la palabra alma significa “vida”. Por esa razón, la versión Nueva Reina-Valera dice: “La vida del niño volvió a él, y revivió”. En efecto, fue la vida, no una entidad inmaterial, lo que regresó al muchacho. Esto concuerda con lo que Elías le dijo a la madre: “Mira, tu hijo [la persona completa] está vivo” (1 Reyes 17:23).

*** ie pág. 23 párr. 7 ¿Qué le sucede al alma a la hora de la muerte? ***
7 Un caso parecido es el de la resurrección del hijo de una viuda, que recoge el capítulo 17 de 1 Reyes. En el versículo 22 leemos que cuando Elías oró por el niño, “Jehová escuchó la voz de Elías, de modo que el alma del niño volvió dentro de él, y llegó a vivir”. También en este pasaje la palabra alma significa “vida”. Por esa razón, la versión Nueva Reina-Valera lee: “La vida del niño volvió a él, y revivió”. En efecto, fue la vida, no una entidad inmaterial, lo que regresó al muchacho. Esto concuerda con lo que Elías le dijo a la madre: “Mira, tu hijo [la persona completa] está vivo” (1 Reyes 17:23).

*** it-1 pág. 96 Alma ***
De manera similar, cuando el profeta Elías resucitó al hijo de la viuda de Sarepta, el né•fesch (“alma” o vida como criatura) del niño regresó a él y “llegó a vivir”, volvió a ser una criatura viva. (1Re 17:17-23.)

*** it-1 pág. 792 Elías ***
Durante la estancia de Elías en casa de la mujer, el hijo de ella muere. Elías ora a Dios, y Él le devuelve la vida al muchacho, siendo la primera resurrección de la que hay registro y el tercero de los ocho milagros de Elías. (1Re 17.)

SEMANA DEL 3 DE AGOSTO: Lectura de la Biblia: 1 Reyes 18 a 20


(1 REYES 18:1)

“Y [después de] muchos días aconteció que la propia palabra de Jehová vino a Elías al tercer año, diciendo: “Ve, muéstrate a Acab, porque estoy resuelto a dar lluvia sobre la superficie del suelo”.”

*** w08 1/4 pág. 19 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
[Ilustración y recuadro de la página 19]
¿Cuánto duró la sequía?
Elías, el profeta de Jehová, le dijo al rey Acab que aquella larga sequía pronto iba a terminar. Esto ocurrió “al tercer año”, contando evidentemente desde el día que Elías había anunciado la sequía (1 Reyes 18:1). Y Jehová hizo que lloviera poco después de que Elías dijera que así ocurriría. Debido a ello, quizás algunos concluyan que la sequía terminó en el transcurso del tercer año y que, por tanto, debió durar menos de tres años. Sin embargo, tanto Jesús como Santiago afirmaron que la sequía se prolongó por “tres años y seis meses” (Lucas 4:25; Santiago 5:17). ¿Se trata de una contradicción?
No, en absoluto. Tengamos en cuenta que la temporada seca en el antiguo Israel era bastante larga, hasta de seis meses. De seguro Elías le anunció a Acab la sequía cuando la temporada seca ya era excepcionalmente larga e intensa. En realidad, había empezado casi medio año antes. Así que cuando Elías proclamó su fin “al tercer año” desde su anterior anuncio, llevaba sin llover casi tres años y medio. Cuando todo el pueblo se reunió para ser testigo de la gran prueba en el monte Carmelo, ya habían trascurrido los “tres años y seis meses”.
Piense en la ocasión en que Elías le anunció al rey Acab la sequía. La gente creía que Baal era “el jinete de las nubes”, el dios que traería la lluvia al final de la temporada seca. Como esta ya había durado más de lo normal, es probable que la gente se preguntara: “¿Dónde está Baal y cuándo traerá la lluvia?”. El anuncio de Elías de que ni caería lluvia ni rocío hasta que él dijera lo contrario debió ser un tremendo golpe para aquellos adoradores de Baal (1 Reyes 17:1).
[Reconocimiento]
Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.

*** w92 1/4 pág. 17 ¿Tiene usted una fe como la de Elías? ***
Tanto Jesús como Santiago dicen que no llovió en el país por “tres años y seis meses”. Sin embargo, se dice que Elías se presentó ante Acab para poner fin a la sequía “al tercer año”... sin duda al contar desde el día en que anunció la sequía. Por lo tanto, tiene que haber sido después de una larga sequía cuando él estuvo por primera vez ante Acab. (Lucas 4:25; Santiago 5:17; 1 Reyes 18:1.)

(1 REYES 18:3)

“Entretanto, Acab llamó a Abdías, que estaba sobre la casa. (Ahora bien, Abdías mismo había resultado ser uno que temía en gran manera a Jehová.”

*** w06 1/10 pág. 20 párr. 18 La fe y el temor de Dios nos infunden valor ***
Sin duda, Abdías adoraba a Jehová con cautela y discreción, pero sin transigir. Así lo indica 1 Reyes 18:3: “Abdías [...] temía en gran manera a Jehová”. Efectivamente, su temor de Dios era excepcional. Y este sano temor le infundió una extraordinaria valentía, como quedó probado tan pronto Jezabel mató a los profetas de Jehová.

(1 REYES 18:4)

“Por eso aconteció que, cuando Jezabel cortó [de la existencia] a los profetas de Jehová, Abdías procedió a tomar a cien profetas y mantenerlos escondidos por cincuentenas en una cueva, y les suministró pan y agua.)”

*** w06 1/10 pág. 20 párr. 19 La fe y el temor de Dios nos infunden valor ***
Cuenta el relato: “Aconteció que, cuando Jezabel cortó de la existencia a los profetas de Jehová, Abdías procedió a tomar a cien profetas y mantenerlos escondidos por cincuentenas en una cueva, y les suministró pan y agua” (1 Reyes 18:4). Como podemos figurarnos, la tarea de alimentar en secreto a un centenar de hombres era muy peligrosa. Abdías no solo tenía que evitar ser visto por Acab y Jezabel, sino también por los 850 falsos profetas que frecuentaban el palacio. Además, en el país había muchos seguidores de la religión falsa, desde campesinos hasta príncipes, que estarían muy dispuestos a denunciarlo para ganarse el favor del rey y la reina. Pero Abdías fue valiente y, en las propias narices de aquellos idólatras, atendió a las necesidades de los profetas de Jehová. ¡Qué fuerza tan grande tiene el temor de Jehová!

(1 REYES 18:19)

“Y ahora envía, júntame a todo Israel en el monte Carmelo, y también a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y a los cuatrocientos profetas del poste sagrado, que están comiendo a la mesa de Jezabel”.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Carmelo (Mte.) 1Re 18:19-40

*** it-1 pág. 949 La obra profética de Elías y Eliseo ***
Carmelo (Mte.) 1Re 18:19-40

*** it-1 pág. 950 La obra profética de Elías y Eliseo ***
[Fotografía en la página 950]
El monte Carmelo, donde se probó mediante fuego que el Dios verdadero no es Baal, sino Jehová (1Re 18:21-39)

(1 REYES 18:21)

“Entonces Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: “¿Hasta cuándo irán cojeando sobre dos opiniones diferentes? Si Jehová es el Dios [verdadero], vayan siguiéndolo; pero si Baal lo es, vayan siguiéndolo a él”. Y el pueblo no dijo una palabra en respuesta a él.”

*** ia cap. 10 págs. 86-87 Fiel defensor de la adoración pura ***
¿En qué sentido estaban “cojeando”?
9 Desde su cumbre, el monte Carmelo cuenta con una espectacular vista: desde el cercano mar Grande (el Mediterráneo) y el valle torrencial de Cisón, abajo, hasta las distantes montañas del Líbano al norte. Pero, conforme sale el Sol en este día trascendental, la luz pone al descubierto un paisaje deprimente. La fértil tierra que Jehová había entregado a los hijos de Abrahán se ha convertido en un terreno estéril y abrasado por el sol, arruinado por la insensatez del propio pueblo de Dios. Elías se presenta ante los israelitas allí reunidos y dice: “¿Hasta cuándo irán cojeando sobre dos opiniones diferentes? Si Jehová es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si Baal lo es, vayan siguiéndolo a él” (1 Rey. 18:21).
10 ¿Qué quiso decir Elías con la expresión “cojeando sobre dos opiniones”? Aquellas personas no se daban cuenta de que tenían que elegir entre adorar a Baal y adorar a Jehová. Pensaban que podían hacer las dos cosas al mismo tiempo: por un lado, apaciguar a Baal con sus repugnantes ritos, y, por otro, pedirle a Jehová que los cuidara. Quizás razonaban que Baal bendeciría sus cosechas y su ganado, mientras que “Jehová de los ejércitos” los protegería en el campo de batalla (1 Sam. 17:45). Pero habían olvidado una verdad fundamental, una verdad que muchos olvidan hoy también: Jehová no comparte su adoración con nadie. El Creador exige y merece que se le dé devoción a él exclusivamente. Por eso, toda adoración que se le rinda pero que esté mezclada con cualquier forma de idolatría es para él inaceptable y hasta ofensiva (lea Éxodo 20:5).
11 Así que aquellos israelitas estaban “cojeando”, o saltando de un pie al otro, como quien intenta seguir dos caminos a la vez. Hoy día, muchos cometen un error parecido al permitir que otros “baales” entren en su vida y los vayan apartando de su servicio a Dios. Esta clara advertencia de Elías nos motiva a examinar nuestra adoración a Jehová y ver a qué cosas les estamos dando más importancia en nuestra vida.

*** w08 1/1 pág. 19 Fiel defensor de la adoración pura ***
¿En qué sentido estaban “cojeando”?
Desde su cumbre azotada por el viento, el monte Carmelo cuenta con una espectacular vista de Israel: desde el cercano mar Grande (el Mediterráneo) y el valle torrencial de Cisón, abajo, hasta las distantes montañas del Líbano al norte. Pero, conforme el Sol salía en este día trascendental, se iba descubriendo un paisaje deprimente. Un manto de muerte cubría la que antaño fue la fértil tierra que Jehová había entregado a los hijos de Abrahán. Ahora, en cambio, era una tierra abrasada por el Sol, arruinada por la insensatez del propio pueblo de Dios. Cuando la muchedumbre se reunió en aquel lugar, Elías se acercó al pueblo y dijo: “¿Hasta cuándo irán cojeando sobre dos opiniones diferentes? Si Jehová es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si Baal lo es, vayan siguiéndolo a él” (1 Reyes 18:21).
¿Qué quiso decir Elías con la expresión “cojeando sobre dos opiniones”? Bueno, aquellas personas no se daban cuenta de que tenían que elegir a quién iban a adorar: si a Jehová o a Baal. Pensaban que era posible andar en ambos caminos; es decir, que podían apaciguar a Baal con sus repugnantes ritos y pedir también la bendición de Jehová Dios. Quizás razonaban que Baal bendeciría sus cosechas y su ganado, mientras que “Jehová de los ejércitos” los protegería en el campo de batalla (1 Samuel 17:45). Pero habían olvidado una verdad fundamental, una verdad que muchos olvidan hoy también: Jehová no comparte su adoración con nadie. El Creador exige y merece devoción exclusiva. Por eso, toda adoración que esté mezclada con cualquier forma de idolatría es para Jehová inaceptable, incluso ofensiva (Éxodo 20:5).
Así que aquellos israelitas estaban “cojeando”, como alguien que intentara seguir dos caminos a la vez. Hoy día, muchas personas cometen un error parecido al permitir que otros “baales” entren en su vida y las vayan apartando de la adoración a Dios. La clarísima advertencia de Elías a los israelitas para que dejaran de titubear nos impulsa a reconsiderar cuáles son nuestras prioridades y a examinar nuestra adoración.

*** w05 1/7 págs. 30-31 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
18:21. ¿Por qué se quedó callado el pueblo cuando Elías le pidió que escogiera entre seguir a Jehová o a Baal? Puede que reconocieran que le habían fallado a Jehová al no darle la devoción exclusiva que él exige, y por lo tanto, se hayan sentido culpables. O tal vez tenían la conciencia tan endurecida que no veían nada malo en adorar a Baal mientras afirmaban ser adoradores de Jehová. Solo después que Jehová demostró su poder dijeron: “¡Jehová es el Dios verdadero! ¡Jehová es el Dios verdadero!” (1 Reyes 18:39).

*** w05 15/12 págs. 24-29 Ahora es el momento de actuar con decisión ***
Ahora es el momento de actuar con decisión
“¿Hasta cuándo irán cojeando sobre dos opiniones diferentes?” (1 REYES 18:21.)
¿CREE usted que Jehová es el único Dios verdadero? ¿Cree también que las profecías bíblicas señalan nuestro tiempo como “los últimos días” del malvado sistema de Satanás? (2 Timoteo 3:1.) En ese caso, seguramente estará de acuerdo en que ahora más que nunca es el momento de actuar con decisión. Jamás en la historia de la humanidad han corrido peligro tantas vidas.
2 En el siglo X antes de nuestra era, el pueblo de Israel tuvo que tomar una decisión importantísima: ¿a quién servirían? El rey Acab, bajo la influencia de su pagana esposa, Jezabel, fomentó el culto a Baal en el reino de diez tribus de Israel. Baal era un dios de la fertilidad, a quien se le atribuían la lluvia y las cosechas abundantes. Es probable que muchos de sus adoradores le lanzaran besos a una estatua suya o se arrodillaran ante ella. Para incitarlo a que bendijera sus cosechas y su ganado, se entregaban a orgías con prostitutos y prostitutas de templo; además, acostumbraban hacerse cortes en la carne hasta sangrar (1 Reyes 18:28).
3 Hubo siete mil israelitas que rehusaron tomar parte en este tipo de culto idolátrico, inmoral y violento (1 Reyes 19:18). Se mantuvieron leales al pacto que Jehová Dios había hecho con su pueblo, y por ese motivo fueron perseguidos. La reina Jezabel, por ejemplo, mató a muchos profetas de Jehová (1 Reyes 18:4, 13). Debido a estas difíciles condiciones, la mayoría de los israelitas practicaban la unión de fes en un intento de agradar tanto a Jehová como a Baal. Sin embargo, el que un israelita se apartara de Jehová para rendir culto a un dios falso era un acto de apostasía. Jehová prometió que bendeciría a los israelitas si lo amaban y cumplían sus mandamientos, pero también advirtió que los exterminaría si no le daban “devoción exclusiva” (Deuteronomio 5:6-10; 28:15, 63).
4 Hoy día se da una situación muy parecida en la cristiandad. Aunque sus miembros afirman ser cristianos, sus fiestas, su comportamiento y sus doctrinas están en desacuerdo con las enseñanzas de la Biblia. Al igual que Jezabel, el clero encabeza la persecución contra los testigos de Jehová. Posee también un largo historial de apoyo a las guerras, lo que lo hace responsable de la muerte de millones de sus adeptos. Dicho apoyo religioso a los gobiernos terrenales se califica en la Biblia de fornicación espiritual (Revelación 18:2, 3). Para colmo, la cristiandad se ha vuelto cada vez más tolerante con la fornicación literal, incluso entre la clase clerical. Jesucristo y sus apóstoles predijeron esta gran apostasía (Mateo 13:36-43; Hechos 20:29, 30; 2 Pedro 2:1, 2). ¿Qué sucederá finalmente con los más de mil millones de fieles de la cristiandad? ¿Y qué responsabilidad tenemos los siervos verdaderos de Jehová hacia estas y otras personas que han sido engañadas por la religión falsa? Obtenemos una clara respuesta a estas preguntas al examinar los emocionantes sucesos que desembocaron en el ‘exterminio de Baal en Israel’ (2 Reyes 10:28).
El amor de Dios por su pueblo rebelde
5 A Jehová Dios no le causa ningún placer castigar a los que le son infieles; al contrario, como un Padre amoroso, desea que los malvados se arrepientan y vuelvan a él (Ezequiel 18:32; 2 Pedro 3:9). Prueba de ello es la gran cantidad de profetas que envió en los días de Acab y Jezabel para advertir a su pueblo sobre las consecuencias del culto a Baal. Uno de ellos fue Elías. Tras una devastadora sequía, que había sido anunciada de antemano, Elías pidió al rey Acab que congregara a los israelitas y a los profetas de Baal en el monte Carmelo (1 Reyes 18:1, 19).
6 La reunión se celebró en el lugar donde estaba un altar de Jehová que había sido “demolido”, quizás para complacer a Jezabel (1 Reyes 18:30). Lamentablemente, los israelitas allí congregados no estaban seguros de quién podría darles la tan necesitada lluvia: Jehová o Baal. El número de los profetas de Baal era de 450, mientras que Elías era el único profeta que representaba a Jehová. Yendo a la raíz del problema, Elías preguntó al pueblo: “¿Hasta cuándo irán cojeando sobre dos opiniones diferentes?”. Luego, en términos aún más sencillos, planteó la cuestión a la que se enfrentaban: “Si Jehová es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si Baal lo es, vayan siguiéndolo a él”. A fin de mover a los indecisos israelitas a rendir devoción exclusiva a Jehová, Elías propuso una prueba para demostrar quién era el verdadero Dios: ofrecerían dos toros, uno a Jehová y el otro a Baal; el verdadero Dios sería el que consumiera la ofrenda con fuego. Los profetas de Baal prepararon su sacrificio y pasaron horas gritando: “¡Oh Baal, respóndenos!”. Cuando Elías comenzó a burlarse de ellos, se cortaron hasta quedar bañados en sangre, y siguieron gritando a voz en cuello. Pero nadie respondió (1 Reyes 18:21, 26-29).
7 Entonces le tocó el turno a Elías. Primero reparó el altar de Jehová y puso sobre él los pedazos del toro. Luego pidió que vertieran cuatro cántaros de agua sobre el sacrificio, lo cual hicieron tres veces, hasta llenar la zanja que él había cavado alrededor del altar. Entonces oró, diciendo: “Oh Jehová, el Dios de Abrahán, Isaac e Israel, conózcase hoy que tú eres Dios en Israel y yo soy tu siervo y que por medio de tu palabra he hecho todas estas cosas. Respóndeme, oh Jehová, respóndeme, para que sepa este pueblo que tú, Jehová, eres el Dios verdadero y tú mismo has vuelto atrás el corazón de ellos” (1 Reyes 18:30-37).
8 El Dios verdadero respondió enviando fuego desde el cielo, el cual consumió tanto el sacrificio como el altar, ¡y hasta lamió el agua de la zanja! Imagínese la impresión que esto debió causar en los israelitas. “Inmediatamente cayeron sobre sus rostros y dijeron: ‘¡Jehová es el Dios verdadero! ¡Jehová es el Dios verdadero!’.” Elías tomó entonces medidas aún más drásticas. “¡Prendan a los profetas de Baal! ¡No permitan que escape ni uno solo de ellos!”, ordenó. Los 450 profetas de Baal fueron ejecutados al pie del monte Carmelo (1 Reyes 18:38-40).
9 Aquel memorable día, Jehová hizo llover sobre la tierra por primera vez en tres años y medio (Santiago 5:17, 18). ¡Cuánto habrán hablado del tema los israelitas al volver a sus casas! Jehová había quedado vindicado como el verdadero Dios. Con todo, los adoradores de Baal no se dieron por vencidos, y Jezabel prosiguió su campaña de persecución contra los siervos de Jehová (1 Reyes 19:1, 2; 21:11-16). La integridad del pueblo de Dios volvía a ponerse a prueba. ¿Estarían dando devoción exclusiva a Jehová cuando llegara el día de juicio contra los adoradores de Baal?
Actuemos con decisión ahora
10 Los cristianos ungidos efectúan en este tiempo una labor como la de Elías. De palabra y por escrito han advertido del peligro de la religión falsa a gente de todas las naciones, tanto dentro como fuera de la cristiandad. Esto ha llevado a millones de personas a actuar resueltamente y abandonar las religiones falsas; después de dedicar su vida a Jehová, se han bautizado y llegan a ser discípulos de Jesucristo. Sí, han hecho caso a la urgente exhortación que Dios hace respecto a la religión falsa: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas” (Revelación 18:4).
11 Hay otros millones de personas que, si bien se sienten atraídas por el mensaje bíblico de los testigos de Jehová, no están seguras de qué hacer. Algunas asisten de vez en cuando a las reuniones cristianas, como la Cena del Señor o ciertas sesiones de las asambleas de distrito. A todas ellas las instamos a reflexionar detenidamente en las palabras de Elías: “¿Hasta cuándo van a continuar ustedes con este doble juego?” (1 Reyes 18:21, Versión Popular). En vez de dejar pasar más tiempo, deben actuar con decisión ahora y esforzarse con ardor para alcanzar la meta de ser siervos dedicados y bautizados de Jehová. Sus perspectivas de vida eterna están en juego (2 Tesalonicenses 1:6-9).
12 Por desgracia, algunos cristianos bautizados se han hecho irregulares o inactivos en su servicio a Dios (Hebreos 10:23-25; 13:15, 16). Otros han perdido el celo debido a la persecución, la lucha por conseguir el sustento, el afán de riquezas o la búsqueda de placeres egoístas. Jesús advirtió que estas cosas harían tropezar, ahogarían y entramparían a algunos de sus seguidores (Mateo 10:28-33; 13:20-22; Lucas 12:22-31; 21:34-36). Pero en vez de ‘cojear entre dos opiniones’, por así decirlo, deben ‘ser celosos y arrepentirse’ y cumplir de manera resuelta con su dedicación a Dios (Revelación 3:15-19).
El fin súbito de la religión falsa
13 La razón por la que es urgente actuar ahora con decisión se percibe en lo que le pasó a Israel unos dieciocho años después de haberse zanjado en el monte Carmelo la cuestión de quién era el Dios verdadero. El día de juicio de Jehová contra el culto a Baal llegó súbita e inesperadamente durante el ministerio de Eliseo, el sucesor de Elías. Jehoram, el hijo de Acab, era el rey de Israel, y Jezabel aún era la reina madre. Eliseo envió en secreto a su asistente a ungir rey al jefe del ejército israelita, Jehú, quien en ese momento dirigía la guerra contra los enemigos de Israel en Ramot-galaad, al este del Jordán. Por su parte, el rey Jehoram se hallaba en Jezreel, en la llanura cercana a Meguidó, curándose de unas heridas de guerra (2 Reyes 8:29–9:4).
14 Jehová ordenó a Jehú: “Tienes que derribar a la casa de Acab tu señor, y yo tengo que vengar la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos de Jehová de la mano de Jezabel. Y toda la casa de Acab tiene que perecer; [...] a Jezabel se la comerán los perros en la porción de terreno de Jezreel, y no habrá quien la entierre” (2 Reyes 9:7-10).
15 Jehú era un hombre decidido. Al instante, montó en su carro y marchó a toda velocidad hacia Jezreel. Un centinela reconoció su forma de guiar el carruaje y se lo informó al rey Jehoram, quien salió en su carro al encuentro del jefe de su ejército. Cuando se vieron, Jehoram le preguntó: “¿Hay paz, Jehú?”. Él contestó: “¿Qué paz podría haber mientras haya las fornicaciones de Jezabel tu madre y sus muchas hechicerías?”. Y antes de que el rey pudiera huir, Jehú dobló el arco y le atravesó el corazón con una flecha (2 Reyes 9:20-24).
16 Sin perder un minuto, Jehú siguió en su veloz marcha hasta entrar en la ciudad. Jezabel, muy maquillada, se asomó desde lo alto por una ventana y le lanzó una desafiante amenaza. Ignorándola, Jehú pidió refuerzos. “¿Quién está conmigo? ¿Quién?”, preguntó. Había llegado la hora de que los asistentes de Jezabel actuaran con decisión. Dos o tres funcionarios del palacio se asomaron, y de inmediato se puso a prueba su lealtad. “¡Déjenla caer!”, les ordenó Jehú. Ellos la arrojaron, y los caballos y el carro de Jehú pisotearon su cuerpo. Así recibió su merecido la promotora del culto a Baal. Antes de que pudieran enterrarla, los perros devoraron sus carnes, tal como se había profetizado (2 Reyes 9:30-37).
17 Un final espantoso como el de Jezabel le aguarda a la ramera simbólica llamada “Babilonia la Grande”. Esta representa a las religiones falsas del mundo del Diablo, todas las cuales tuvieron su origen en la antigua ciudad de Babilonia. Cuando la religión falsa llegue a su fin, entonces Jehová Dios dirigirá su atención a todos los seres humanos que componen la parte no religiosa del mundo de Satanás. Su destrucción preparará el camino para un nuevo mundo de justicia (Revelación 17:3-6; 19:19-21; 21:1-4).
18 Tras la muerte de Jezabel, el rey Jehú exterminó sin demora a todos los descendientes de Acab y a quienes lo apoyaban (2 Reyes 10:11). Pero como todavía quedaban israelitas que adoraban a Baal, Jehú tomó acción decidida para demostrar que “no toler[aba] rivalidad respecto a Jehová” (2 Reyes 10:16). Haciéndose pasar por adorador de Baal, organizó una gran fiesta en el templo de Baal que Acab había construido en Samaria, a la que no faltó ni uno solo de los que rendían culto a Baal en Israel. Atrapados en el interior del recinto, todos fueron ejecutados por los hombres de Jehú. El relato bíblico termina diciendo: “Así exterminó Jehú a Baal de Israel” (2 Reyes 10:18-28).
19 El culto a Baal fue extirpado de Israel. Igual de seguro será el súbito y espantoso fin que les sobrevendrá a las religiones falsas de este mundo. ¿De qué lado estará usted durante ese gran día de juicio? Actúe con decisión ahora, y es posible que tenga el privilegio de contarse entre la “gran muchedumbre” que sobrevivirá a “la gran tribulación”. Entonces podrá mirar atrás jubiloso y alabará a Dios por haber ejecutado la sentencia contra “la gran ramera que corrompió la tierra con su fornicación”. Junto con otros siervos verdaderos de Dios, se unirá al canto que entona un impresionante coro de voces celestiales: “Alaben a Jah, porque Jehová nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a reinar” (Revelación 7:9, 10, 14; 19:1, 2, 6).

*** w98 1/1 pág. 30 Elías exalta al Dios verdadero ***
Entonces Elías se dirigió a la multitud y dijo: “¿Hasta cuándo irán cojeando sobre dos opiniones diferentes? Si Jehová es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si Baal lo es, vayan siguiéndolo a él” (1 Reyes 18:17-21).

*** w98 1/1 pág. 30 Elías exalta al Dios verdadero ***
Algunos comentaristas señalan que Elías hacía alusión a la danza ritual de los adoradores de Baal. En 1 Reyes 18:26 se usa la palabra “cojeando” con referencia a esa danza.

*** it-1 pág. 502 Cojo, cojera ***
En una ocasión posterior, Elías preguntó a los israelitas: “¿Hasta cuándo irán cojeando sobre dos opiniones diferentes? Si Jehová es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si Baal lo es, vayan siguiéndolo a él”. En aquel tiempo los israelitas decían adorar a Jehová, pero a la vez adoraban a Baal. Su derrotero era inestable y vacilante, como el de un cojo. Durante la prueba subsiguiente, en la que los profetas de Baal trataron en vano desde la mañana hasta el mediodía de que su dios los respondiera, “siguieron cojeando en derredor del altar que habían hecho”. Tal vez esta sea una descripción burlesca de la danza ritual de los fanáticos adoradores de Baal, o puede ser que cojearan debido al cansancio ocasionado por este largo y fútil ritual. (1Re 18:21-29.)

(1 REYES 18:23)

“Ahora que nos den dos toros jóvenes, y que escojan ellos para sí un toro joven y lo corten en pedazos y lo pongan sobre la leña, pero no deben ponerle fuego. Y yo mismo aderezaré el otro toro joven, y tendré que ponerlo sobre la leña, pero no le pondré fuego.”

*** ia cap. 10 pág. 88 Fiel defensor de la adoración pura ***
Cabe notar lo que Elías les dijo con respecto al sacrificio: “No deben ponerle fuego”. Algunos expertos afirman que los idólatras a veces usaban altares con una cavidad secreta debajo, de modo que pareciera que una fuerza sobrenatural había encendido el fuego.

*** w08 1/1 pág. 19 Fiel defensor de la adoración pura ***
Cabe notar lo que Elías les dijo con respecto al sacrificio: “No deben ponerle fuego”. Algunos eruditos afirman que los idólatras a veces usaban altares con una cavidad secreta debajo, de modo que pareciera que una fuerza sobrenatural había encendido el fuego.

(1 REYES 18:26)

“Por consiguiente, ellos tomaron el toro joven que les dio. Entonces lo aderezaron, y siguieron invocando el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: “¡Oh Baal, respóndenos!”. Pero no hubo voz, y no hubo quien respondiera. Y siguieron cojeando en derredor del altar que habían hecho.”

*** it-1 pág. 278 Baile ***
En la adoración de Baal se practicaban bailes licenciosos sin ningún tipo de restricción. En tiempo de Elías los sacerdotes de Baal se laceraron con cuchillos en el transcurso de una danza demoniaca, mientras iban “cojeando en derredor” del altar. (1Re 18:26-29.) Otras traducciones dicen que “danzaban, renqueando” (Ga), “danzaban cojeando” (BJ, SA) o “daban pequeños brincos” (VP).

(1 REYES 18:27)

“Y al mediodía aconteció que Elías empezó a mofarse de ellos y a decir: “Llamen a voz en cuello, porque él es un dios; porque debe estar preocupado con un asunto, y tiene excremento y tiene que ir al excusado. ¡O quizás esté dormido y deba despertarse!”.”

*** ia cap. 10 pág. 88 párr. 14 Fiel defensor de la adoración pura ***
Al mediodía, Elías empieza a ridiculizar a aquellos impostores, afirmando en son de burla que Baal debe estar muy ocupado para responderles, que estará haciendo sus necesidades o que se habrá quedado dormido y necesita que lo despierten. “Llamen a voz en cuello”, les sugiere. Evidentemente, veía el culto a Baal como lo que era: una farsa absurda, y quería desenmascararlo ante todo el pueblo (1 Rey. 18:26, 27).

*** w08 1/1 pág. 20 Fiel defensor de la adoración pura ***
Al mediodía, Elías empezó a ridiculizarlos, afirmando en son de burla que Baal debía estar muy ocupado para responderles, que estaba haciendo sus necesidades o que se había quedado dormido y alguien debía ir a despertarlo. “Llamen a voz en cuello”, les instó a aquellos impostores. Evidentemente, veía la adoración a Baal como una farsa absurda, y quería que el pueblo de Dios descubriera aquel fraude (1 Reyes 18:26, 27).

(1 REYES 18:28)

“Y se pusieron a clamar a voz en cuello y a cortarse según su costumbre con dagas y con lancetas, hasta que hicieron chorrear la sangre sobre sí.”

*** w98 1/1 pág. 30 Elías exalta al Dios verdadero ***
Algunos creen que la automutilación tenía un propósito similar a los sacrificios humanos. Ambas prácticas se basaban en la creencia de que se podía obtener el favor de un dios mediante el sufrimiento físico o el derramamiento de sangre.

*** w98 1/1 pág. 30 Elías exalta al Dios verdadero ***
Los profetas de Baal hasta se pusieron a cortarse con dagas y lancetas, práctica que los paganos empleaban con frecuencia para despertar la compasión de sus dioses (1 Reyes 18:28).

*** it-1 págs. 561-562 Cortaduras ***
Sin embargo, el infligirse laceraciones en la carne no se limitaba a los ritos de duelo. Los profetas de Baal se cortaron “según su costumbre con dagas y con lancetas, hasta que hicieron chorrear la sangre sobre sí” con la esperanza de que su dios contestase sus ruegos. (1Re 18:28.) Otros pueblos antiguos también practicaban ritos similares. Por ejemplo, Heródoto (II, 61) menciona que durante el festival de Isis, los carios que residían en Egipto se sajaban la frente con cuchillos.

(1 REYES 18:29)

“Y aconteció que, tan pronto como pasó el mediodía y continuaron portándose como profetas hasta la [hora de] ascender la ofrenda de grano, no hubo voz, y no hubo quien respondiera, y no se prestó ninguna atención.”

*** it-1 pág. 1171 Hora ***
Dios mandó que las ofrendas quemadas se hicieran sobre el altar “por la mañana” y “entre las dos tardes”. Junto con estas, también se presentaba una ofrenda de grano. (Éx 29:38-42.) De modo que expresiones como “ascender la ofrenda de grano” (el contexto indicaba si era por la mañana o por la tarde; 1Re 18:29, 36) y el “tiempo de la ofrenda de la dádiva de la tarde” (Da 9:21) obtuvieron con el tiempo una connotación cronológica.

(1 REYES 18:30)

“Por fin Elías dijo a todo el pueblo: “Acérquense a mí”. De modo que todo el pueblo se acercó a él. Entonces procedió a componer el altar de Jehová que estaba demolido.”

*** ia cap. 10 pág. 90 párr. 16 Fiel defensor de la adoración pura ***
Ya a última hora de la tarde, le llega el turno a Elías para ofrecer su sacrificio. Primero repara un altar de Jehová que había sido demolido, sin duda por los enemigos de la adoración pura.

*** w08 1/1 pág. 20 Fiel defensor de la adoración pura ***
Ya a última hora de la tarde, le llegó el turno a Elías. Primero reparó un altar de Jehová que había sido demolido, sin duda por los enemigos de la adoración pura.

*** w05 15/12 pág. 26 párr. 6 Ahora es el momento de actuar con decisión ***
La reunión se celebró en el lugar donde estaba un altar de Jehová que había sido “demolido”, quizás para complacer a Jezabel (1 Reyes 18:30).

(1 REYES 18:31)

“Así que Elías tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien la palabra de Jehová había venido diciendo: “Israel es lo que llegará a ser tu nombre”.”

*** ia cap. 10 pág. 90 párr. 16 Fiel defensor de la adoración pura ***
En total utiliza 12 piedras, tal vez para que las 10 tribus que ahora forman la nación de Israel recuerden que aún están bajo la Ley que Jehová dio a las 12 tribus en tiempos de Moisés.

*** w08 1/1 pág. 20 Fiel defensor de la adoración pura ***
Con ese fin, empleó doce piedras, tal vez para que la nación de diez tribus de Israel recordara que todavía estaba bajo la Ley dada a las doce tribus.

(1 REYES 18:32)

“Y se puso a edificar con las piedras un altar en el nombre de Jehová y a hacer una zanja, de más o menos la extensión que se siembra con dos medidas de sea de semilla, todo en derredor del altar.”

*** it-1 pág. 792 Elías ***
Cuando le llega el turno a Elías, repara con doce piedras un altar que había sido derribado, muy probablemente por instigación de Jezabel. A continuación hace que el pueblo empape con agua la ofrenda y el altar por tres veces, e incluso se llena de agua la zanja que había alrededor del altar, quizás de unos 32 m. de lado. (1Re 18:30-35.)

(1 REYES 18:33)

“Después puso en orden los pedazos de leña y cortó en trozos el toro joven y lo colocó sobre los pedazos de leña. Ahora dijo: “Llenen cuatro jarrones de agua y derrámenla sobre la ofrenda quemada y sobre los pedazos de leña”.”

*** w98 1/1 pág. 31 Elías exalta al Dios verdadero ***
Después hizo que empaparan el toro, el altar y la leña con abundante agua, y que llenaran la zanja (probablemente con agua obtenida del mar Mediterráneo).

*** ba pág. 17 ¿Es confiable el libro? ***
En algunos casos, la omisión de algunos datos añade credibilidad al escritor bíblico. Por ejemplo, el redactor de 1 Reyes señala que en Israel hubo una sequía tan grave que el rey carecía de agua y hierba para mantener vivos a sus caballos y mulos. (1 Reyes 17:7; 18:5.) No obstante, el mismo relato menciona que el profeta Elías pidió que llevaran al monte Carmelo suficiente agua —que utilizaría en un sacrificio— para llenar una zanja que circundaba una extensión de quizá 1.000 metros cuadrados. (1 Reyes 18:33-35.) ¿De dónde salió toda aquella agua en medio de semejante sequía? El escritor de 1 Reyes no se preocupó de explicarlo. No obstante, todo israelita sabía que el Carmelo estaba en la costa del mar Mediterráneo, como indica la misma narración en un comentario incidental posterior. (1 Reyes 18:43.) De modo que podía conseguirse fácilmente agua del mar. Si este libro, que por lo general es bastante detallado, solo fuera ficción disfrazada de realidad, ¿por qué dejaría el escritor, el presunto falsificador astuto, una contradicción tan obvia en el texto?

(1 REYES 18:34)

“En seguida dijo: “Háganlo otra vez”. De modo que lo hicieron otra vez. Pero él dijo: “Háganlo la tercera vez”. De modo que lo hicieron la tercera vez.”

*** ba pág. 17 ¿Es confiable el libro? ***
En algunos casos, la omisión de algunos datos añade credibilidad al escritor bíblico. Por ejemplo, el redactor de 1 Reyes señala que en Israel hubo una sequía tan grave que el rey carecía de agua y hierba para mantener vivos a sus caballos y mulos. (1 Reyes 17:7; 18:5.) No obstante, el mismo relato menciona que el profeta Elías pidió que llevaran al monte Carmelo suficiente agua —que utilizaría en un sacrificio— para llenar una zanja que circundaba una extensión de quizá 1.000 metros cuadrados. (1 Reyes 18:33-35.) ¿De dónde salió toda aquella agua en medio de semejante sequía? El escritor de 1 Reyes no se preocupó de explicarlo. No obstante, todo israelita sabía que el Carmelo estaba en la costa del mar Mediterráneo, como indica la misma narración en un comentario incidental posterior. (1 Reyes 18:43.) De modo que podía conseguirse fácilmente agua del mar. Si este libro, que por lo general es bastante detallado, solo fuera ficción disfrazada de realidad, ¿por qué dejaría el escritor, el presunto falsificador astuto, una contradicción tan obvia en el texto?

(1 REYES 18:35)

“Así el agua iba todo en derredor del altar, y él llenó también de agua la zanja.”

*** ba pág. 17 ¿Es confiable el libro? ***
En algunos casos, la omisión de algunos datos añade credibilidad al escritor bíblico. Por ejemplo, el redactor de 1 Reyes señala que en Israel hubo una sequía tan grave que el rey carecía de agua y hierba para mantener vivos a sus caballos y mulos. (1 Reyes 17:7; 18:5.) No obstante, el mismo relato menciona que el profeta Elías pidió que llevaran al monte Carmelo suficiente agua —que utilizaría en un sacrificio— para llenar una zanja que circundaba una extensión de quizá 1.000 metros cuadrados. (1 Reyes 18:33-35.) ¿De dónde salió toda aquella agua en medio de semejante sequía? El escritor de 1 Reyes no se preocupó de explicarlo. No obstante, todo israelita sabía que el Carmelo estaba en la costa del mar Mediterráneo, como indica la misma narración en un comentario incidental posterior. (1 Reyes 18:43.) De modo que podía conseguirse fácilmente agua del mar. Si este libro, que por lo general es bastante detallado, solo fuera ficción disfrazada de realidad, ¿por qué dejaría el escritor, el presunto falsificador astuto, una contradicción tan obvia en el texto?

(1 REYES 18:36)

“Y al tiempo que asciende la ofrenda de grano aconteció que Elías el profeta empezó a acercarse y a decir: “Oh Jehová, el Dios de Abrahán, Isaac e Israel, conózcase hoy que tú eres Dios en Israel y yo soy tu siervo y que por medio de tu palabra he hecho todas estas cosas.”

*** ia cap. 10 pág. 90 párr. 17 Fiel defensor de la adoración pura ***
A continuación, Elías hace una oración sencilla en la que revela claramente qué cosas le preocupan. Lo primero y más importante para él es dar a conocer que Jehová es el único “Dios en Israel”, y no ese Baal. Lo segundo es que sepan que él no es más que un siervo de Dios, así que toda la gloria y el mérito debe darse a Jehová. Por último, también vemos que sigue preocupado por sus hermanos israelitas, pues desea que Jehová vuelva “atrás el corazón de ellos” y se arrepientan (1 Rey. 18:36, 37). Pese a las desgracias que han provocado por su falta de fe, Elías todavía los ama. ¿Qué hay de nuestras oraciones? ¿Revelan el mismo amor por el nombre de Dios, la misma humildad y la misma compasión por quienes necesitan ayuda?

*** w10 1/10 págs. 4-5 2 ¿A quién orar? ***
Al contrario: tan pronto como terminó de orar, Dios envió fuego del cielo para consumir la ofrenda del profeta. ¿Cuál fue la diferencia? La respuesta se halla en la propia oración de Elías, registrada en 1 Reyes 18:36, 37. En esta breve oración —de unas treinta palabras en el hebreo original— llamó tres veces a Dios por su nombre: Jehová.
¿Qué tenía esto de especial? Tomemos en cuenta que Baal (literalmente “dueño”, o “amo”) era el nombre del dios de los cananeos y que este tenía muchas variantes locales. Sin embargo, el nombre de Jehová es singular, pues se aplica a un único Ser en todo el universo. Él mismo dijo: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria” (Isaías 42:8).
Pues bien, ¿sería lógico esperar que la oración que hizo Elías y las que hicieron los profetas de Baal llegaran al mismo dios? Imposible. El culto a Baal incluía sacrificios humanos y ritos de prostitución idolátrica, que denigraban y pervertían a las personas. En cambio, la adoración a Jehová era digna y no obligaba al pueblo a realizar ningún tipo de práctica degradante. Es obvio que las oraciones a Jehová no podían llegar a Baal. Sería como mandar una carta a un amigo muy respetado y que le llegara a alguien con otro nombre y de muy mala reputación.

*** w08 1/1 pág. 20 Fiel defensor de la adoración pura ***
A continuación, Elías hizo una oración sencilla pero elocuente, en la que mostró claramente a qué le daba prioridad. Lo primero y más importante para él fue dar a conocer que Jehová era el único “Dios en Israel”, y no ese Baal. Lo segundo fue que todos supieran que su posición era la de siervo de Jehová y que toda la gloria y mérito debía darse a Dios. Por último, demostró que seguía preocupado por su pueblo, pues ansiaba que Jehová volviera “atrás el corazón de ellos” (1 Reyes 18:36, 37). Pese a las desgracias que habían provocado por su falta de fe, Elías todavía los amaba. ¿Qué hay de nuestras oraciones? ¿Revelan el mismo amor por el nombre de Dios, la misma humildad y la misma compasión por los que necesitan ayuda?

*** it-1 pág. 1171 Hora ***
Dios mandó que las ofrendas quemadas se hicieran sobre el altar “por la mañana” y “entre las dos tardes”. Junto con estas, también se presentaba una ofrenda de grano. (Éx 29:38-42.) De modo que expresiones como “ascender la ofrenda de grano” (el contexto indicaba si era por la mañana o por la tarde; 1Re 18:29, 36) y el “tiempo de la ofrenda de la dádiva de la tarde” (Da 9:21) obtuvieron con el tiempo una connotación cronológica.

(1 REYES 18:37)

“Respóndeme, oh Jehová, respóndeme, para que sepa este pueblo que tú, Jehová, eres el Dios [verdadero] y tú mismo has vuelto atrás el corazón de ellos”.”

*** ia cap. 10 pág. 90 párr. 17 Fiel defensor de la adoración pura ***
A continuación, Elías hace una oración sencilla en la que revela claramente qué cosas le preocupan. Lo primero y más importante para él es dar a conocer que Jehová es el único “Dios en Israel”, y no ese Baal. Lo segundo es que sepan que él no es más que un siervo de Dios, así que toda la gloria y el mérito debe darse a Jehová. Por último, también vemos que sigue preocupado por sus hermanos israelitas, pues desea que Jehová vuelva “atrás el corazón de ellos” y se arrepientan (1 Rey. 18:36, 37). Pese a las desgracias que han provocado por su falta de fe, Elías todavía los ama. ¿Qué hay de nuestras oraciones? ¿Revelan el mismo amor por el nombre de Dios, la misma humildad y la misma compasión por quienes necesitan ayuda?

*** w10 1/10 págs. 4-5 2 ¿A quién orar? ***
Al contrario: tan pronto como terminó de orar, Dios envió fuego del cielo para consumir la ofrenda del profeta. ¿Cuál fue la diferencia? La respuesta se halla en la propia oración de Elías, registrada en 1 Reyes 18:36, 37. En esta breve oración —de unas treinta palabras en el hebreo original— llamó tres veces a Dios por su nombre: Jehová.
¿Qué tenía esto de especial? Tomemos en cuenta que Baal (literalmente “dueño”, o “amo”) era el nombre del dios de los cananeos y que este tenía muchas variantes locales. Sin embargo, el nombre de Jehová es singular, pues se aplica a un único Ser en todo el universo. Él mismo dijo: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria” (Isaías 42:8).
Pues bien, ¿sería lógico esperar que la oración que hizo Elías y las que hicieron los profetas de Baal llegaran al mismo dios? Imposible. El culto a Baal incluía sacrificios humanos y ritos de prostitución idolátrica, que denigraban y pervertían a las personas. En cambio, la adoración a Jehová era digna y no obligaba al pueblo a realizar ningún tipo de práctica degradante. Es obvio que las oraciones a Jehová no podían llegar a Baal. Sería como mandar una carta a un amigo muy respetado y que le llegara a alguien con otro nombre y de muy mala reputación.

*** w08 1/1 pág. 20 Fiel defensor de la adoración pura ***
A continuación, Elías hizo una oración sencilla pero elocuente, en la que mostró claramente a qué le daba prioridad. Lo primero y más importante para él fue dar a conocer que Jehová era el único “Dios en Israel”, y no ese Baal. Lo segundo fue que todos supieran que su posición era la de siervo de Jehová y que toda la gloria y mérito debía darse a Dios. Por último, demostró que seguía preocupado por su pueblo, pues ansiaba que Jehová volviera “atrás el corazón de ellos” (1 Reyes 18:36, 37). Pese a las desgracias que habían provocado por su falta de fe, Elías todavía los amaba. ¿Qué hay de nuestras oraciones? ¿Revelan el mismo amor por el nombre de Dios, la misma humildad y la misma compasión por los que necesitan ayuda?

(1 REYES 18:40)

“Entonces Elías les dijo: “¡Prendan a los profetas de Baal! ¡No permitan que escape ni uno solo de ellos!”. En seguida los prendieron, y Elías entonces los llevó abajo al valle torrencial de Cisón, y allí los degolló.”

*** ia cap. 10 pág. 91 párr. 19 Fiel defensor de la adoración pura ***
Ahora bien, ¿basta con eso? Bueno, admitir que Jehová es el Dios verdadero después de ver fuego cayendo del cielo no es que sea una gran demostración de fe. Así que Elías les pide que prueben su fe de otra manera. Les pide que hagan lo que deberían haber hecho muchos años antes: obedecer la Ley de Jehová. Y la Ley mandaba ejecutar a los falsos profetas y a los idólatras (Deut. 13:5-9). Los sacerdotes de Baal eran enemigos declarados de Jehová y estaban empeñados en frustrar sus propósitos. ¿Merecían alguna compasión? Pues bien, ¿acaso sintieron ellos la más mínima compasión por todos los niños inocentes que quemaron vivos en sacrificio a Baal? (Lea Proverbios 21:13; Jer. 19:5.) Definitivamente, aquellos hombres merecían la muerte. De modo que Elías ordena que sean ejecutados, y el pueblo obedece (1 Rey. 18:40).

*** w08 1/1 pág. 21 Fiel defensor de la adoración pura ***
Sin embargo, todavía no habían demostrado su fe. Siendo francos, admitir que Jehová es el Dios verdadero después de ver fuego cayendo del cielo no es una gran demostración de fe. Así que Elías exigió más de ellos. Les pidió que hicieran lo que deberían haber hecho muchos años antes: obedecer la Ley de Jehová. Y la Ley decretaba que se debía ejecutar a los falsos profetas y a los idólatras (Deuteronomio 13:5-9). Los sacerdotes de Baal eran enemigos acérrimos de Jehová Dios y querían frustrar sus propósitos. ¿Merecían clemencia? Pues bien, ¿acaso tuvieron ellos alguna clemencia con todos los niños inocentes que quemaron vivos en sacrificio a Baal? (Proverbios 21:13; Jeremías 19:5.) Definitivamente, aquellos hombres no merecían ninguna misericordia. De modo que Elías ordenó que fueran ejecutados, y el pueblo obedeció (1 Reyes 18:40).

*** it-1 págs. 430-431 Carmelo ***
Después de la prueba, hizo que bajaran a los falsos profetas al valle torrencial de Cisón, que corre a lo largo de la base oriental del Carmelo antes de desembocar en la bahía de Akkó, y allí los degollaron. (1Re 18:40.)

(1 REYES 18:41)

“Elías ahora dijo a Acab: “Sube, come y bebe; porque hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero”.”

*** ia cap. 11 pág. 93 párr. 5 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Elías le dice a Acab: “Sube, come y bebe; porque hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero”.

*** ia cap. 11 pág. 95 párrs. 10-11 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Recuerde lo que Elías le acababa de decir al rey: “Hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero”. Pues bien, ¿cómo puede afirmar tal cosa cuando no se ve ni una sola nube?
11 Elías sabe lo que Jehová ha prometido. Y como su profeta y representante, está seguro de que cumplirá su palabra. Tanta confianza tiene en él que es como si ya escuchara el aguacero. Puede que esto nos recuerde lo que la Biblia dice de Moisés: “Continuó constante como si viera a Aquel que es invisible”. ¿Es Dios así de real para nosotros? Lo cierto es que nos ha dado razones de sobra para tener esa clase de fe en él y en sus promesas (Heb. 11:1, 27).

*** w08 1/4 pág. 17 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Elías se dirigió a Acab y le dijo: “Sube, come y bebe; porque hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero” (versículo 41).

*** w08 1/4 pág. 18 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Recuerde lo que Elías le acababa de decir al rey: “Hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero”. Pues bien, ¿cómo podía afirmar tal cosa cuando no se veía ni una sola nube?
Elías sabía lo que Jehová había prometido. Y como su profeta y representante, tenía la seguridad de que cumpliría su palabra. Tanta confianza tenía en él, que era como si ya escuchara el aguacero. Puede que esto nos recuerde lo que la Biblia dice de Moisés: “Continuó constante como si viera a Aquel que es invisible”. ¿Es Dios así de real para usted? Él nos ha dado razones de sobra para tener esa clase de fe en él y en sus promesas (Hebreos 11:1, 27).

(1 REYES 18:42)

“Y Acab procedió a subir a comer y beber. En cuanto a Elías, subió a la cima del Carmelo y empezó a agazaparse a tierra y a mantener su rostro puesto entre las rodillas.”

*** ia cap. 11 págs. 93-94 párrs. 5-8 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
No, Acab simplemente “procedió a subir a comer y beber” (1 Rey. 18:41, 42). Pero ¿qué dice el registro sobre Elías?
6 “En cuanto a Elías —continúa el relato—, subió a la cima del Carmelo y empezó a agazaparse a tierra y a mantener su rostro puesto entre las rodillas.” Mientras Acab se preocupa de llenarse el estómago, a Elías se le presenta la oportunidad de orar a su Padre celestial. ¿No le llama la atención la humilde postura que adopta el profeta? Está arrodillado con la cabeza tan agachada que el rostro le queda en las rodillas. ¿Qué está pidiendo? No hace falta que lo adivinemos, pues la Biblia dice en Santiago 5:18 que Elías oró para que se acabara la sequía, y todo indica que el profeta elevó dicha oración cuando se hallaba en la cima del monte Carmelo.
7 Elías sabe que Jehová había dicho: “Estoy resuelto a dar lluvia sobre la superficie del suelo” (1 Rey. 18:1). Por lo tanto, lo que en esencia pide es que se haga la voluntad de Dios, lo mismo que Jesús enseñaría a sus discípulos a pedir en oración unos mil años más tarde (Mat. 6:9, 10).
8 El ejemplo de Elías nos enseña mucho sobre la oración. Lo principal para él era que se cumpliera la voluntad de Jehová. Del mismo modo, nosotros al orar debemos recordar las siguientes palabras: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, [Dios] nos oye” (1 Juan 5:14). Claro, para saber lo que podemos incluir en nuestras oraciones, primero debemos conocer cuál es la voluntad de Dios, y esa es una buena razón para estudiar su Palabra con regularidad. Por otro lado, es probable que Elías rogara por el fin de la sequía al ver todo lo que sus hermanos israelitas estaban sufriendo. Y es posible que también diera gracias a Jehová por el milagro que había efectuado aquel mismo día. De igual manera, nuestras oraciones también deben reflejar que estamos sinceramente agradecidos por sus bondades y que nos preocupamos por el bienestar de los demás (lea 2 Corintios 1:11 y Filipenses 4:6).

*** w08 1/4 págs. 17-18 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
No, Acab simplemente “procedió a subir a comer y beber” (versículo 42). Pero ¿qué hay de Elías?
“En cuanto a Elías, subió a la cima del Carmelo y empezó a agazaparse a tierra y a mantener su rostro puesto entre las rodillas.” Mientras que Acab se preocupaba de llenar su estómago, Elías aprovechó la oportunidad para orar a su Padre. Llama la atención la humilde postura que adoptó el profeta: arrodillado con la cabeza tan agachada que el rostro quedaba cerca de las rodillas. ¿Qué estaba pidiendo? No hace falta que lo adivinemos, pues la Biblia dice en Santiago 5:18 que Elías oró para que se acabara la sequía, y todo indica que el profeta elevó dicha oración cuando se hallaba en la cima del monte Carmelo.
Elías sabía que Jehová había dicho: “Estoy resuelto a dar lluvia sobre la superficie del suelo” (1 Reyes 18:1). Por lo tanto, lo que pidió fue que se efectuara la voluntad de su Padre, lo mismo que Jesús enseñaría a sus discípulos a pedir en oración unos mil años más tarde (Mateo 6:9, 10).
El ejemplo de Elías nos enseña mucho sobre la oración. Lo principal para él era que se cumpliera la voluntad de su Padre celestial. Del mismo modo, nosotros al orar debemos recordar las siguientes palabras: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14). Obviamente, debemos conocer cuál es la voluntad de Dios para que nuestras oraciones le agraden, y esa es una buena razón para adoptar la costumbre de estudiar la Biblia todos los días. Además, es probable que Elías orara por el fin de la sequía al ver todo lo que sus compatriotas estaban sufriendo. Y es posible que también expresara su agradecimiento después de presenciar el milagro que Jehová había efectuado aquel mismo día. En nuestro caso, la preocupación por el bienestar de los demás y la gratitud sincera también deberían caracterizar nuestras oraciones (2 Corintios 1:11; Filipenses 4:6).

*** it-2 pág. 687 Posturas y ademanes ***
Sentado y postrado. También era común orar sentado. Parece ser que el que hacía el ruego primero se arrodillaba y luego se echaba hacia atrás y se sentaba sobre los talones. (1Cr 17:16.) En esta posición podía inclinar la cabeza o apoyarla sobre el pecho. O, como hizo Elías, podía “agazaparse a tierra” y colocar su rostro entre las rodillas. (1Re 18:42.)

(1 REYES 18:43)

“Entonces dijo a su servidor: “Sube, por favor. Mira en dirección al mar”. Él subió, pues, y miró, y entonces dijo: “No hay nada absolutamente”. Y él pasó a decir: “Vuelve”, siete veces.”

*** ia cap. 11 págs. 94-95 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Con plena confianza y actitud vigilante
9 Si bien Elías está seguro de que Jehová terminará con la sequía, de lo que no está seguro es de cuándo lo hará. ¿Qué hace el profeta mientras espera a que Jehová actúe? Notemos lo que dice el relato: “[Elías le] dijo a su servidor: ‘Sube, por favor. Mira en dirección al mar’. Él subió, pues, y miró, y entonces dijo: ‘No hay nada absolutamente’”. Entonces el profeta “pasó a decir: ‘Vuelve’, siete veces” (1 Rey. 18:43). El ejemplo de Elías nos enseña por lo menos dos lecciones: que tenemos que confiar en Jehová y que debemos mantener una actitud vigilante.
10 Elías tiene total confianza en la promesa que Jehová ha hecho, y por eso anhela ver cualquier indicio de que él va a actuar. Así que manda a su ayudante a un lugar alto para buscar en el horizonte alguna señal de lluvia inminente. Cada vez que regresa, su siervo le repite sin entusiasmo: “No hay nada absolutamente”. El horizonte se ve claro, y el cielo, completamente despejado. Pero ¿nota usted algo extraño en el relato? Recuerde lo que Elías le acababa de decir al rey: “Hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero”. Pues bien, ¿cómo puede afirmar tal cosa cuando no se ve ni una sola nube?
11 Elías sabe lo que Jehová ha prometido. Y como su profeta y representante, está seguro de que cumplirá su palabra. Tanta confianza tiene en él que es como si ya escuchara el aguacero. Puede que esto nos recuerde lo que la Biblia dice de Moisés: “Continuó constante como si viera a Aquel que es invisible”. ¿Es Dios así de real para nosotros? Lo cierto es que nos ha dado razones de sobra para tener esa clase de fe en él y en sus promesas (Heb. 11:1, 27).
12 Ahora fijémonos en la actitud vigilante que manifiesta Elías. El profeta manda volver a su servidor, no una vez ni dos, sino siete veces. De seguro, el siervo debe estar cansado de tanto ir y venir. Pero Elías no se da por vencido y sigue pendiente de una señal.

*** w08 1/4 págs. 18-19 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Con plena confianza y actitud vigilante
Si bien Elías estaba seguro de que Jehová terminaría con la sequía, de lo que no estaba seguro era de cuándo lo haría. ¿Qué hizo el profeta mientras tanto? Regresemos al relato de 1 Reyes 18:41-46 y notemos lo que dice el versículo 43: “[Elías le] dijo a su servidor: ‘Sube, por favor. Mira en dirección al mar’. Él subió, pues, y miró, y entonces dijo: ‘No hay nada absolutamente’. Y él pasó a decir: ‘Vuelve’, siete veces”. El ejemplo de Elías nos enseña por lo menos dos lecciones: que tenemos que confiar en Jehová y que debemos mantener una actitud vigilante.
Hablemos de la primera lección. Elías anhelaba ver cualquier evidencia de que Jehová iba a actuar, así que mandó a su ayudante a un lugar alto para buscar en el horizonte alguna señal de lluvia inminente. Cada vez que regresaba, su siervo le repetía sin entusiasmo: “No hay nada absolutamente”. El horizonte se veía claro, y el cielo, despejado. Pero ¿nota usted algo extraño en el relato? Recuerde lo que Elías le acababa de decir al rey: “Hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero”. Pues bien, ¿cómo podía afirmar tal cosa cuando no se veía ni una sola nube?
Elías sabía lo que Jehová había prometido. Y como su profeta y representante, tenía la seguridad de que cumpliría su palabra. Tanta confianza tenía en él, que era como si ya escuchara el aguacero. Puede que esto nos recuerde lo que la Biblia dice de Moisés: “Continuó constante como si viera a Aquel que es invisible”. ¿Es Dios así de real para usted? Él nos ha dado razones de sobra para tener esa clase de fe en él y en sus promesas (Hebreos 11:1, 27).
Ahora fíjese en la actitud vigilante de Elías. El profeta envió a su servidor, no una vez ni dos, sino siete veces. Podemos imaginarnos que el siervo se iría cansando de tanto ir y venir. Pero Elías siguió esperando con anhelo una señal sin darse por vencido.

(1 REYES 18:44)

“Y a la séptima vez aconteció que llegó a decir: “¡Mira! Hay una nubecilla como la palma de la mano de un hombre, que viene ascendiendo del mar”. Ahora él dijo: “Sube, di a Acab: ‘¡Engancha [el carro]! ¡Y baja para que no te detenga el aguacero!’”.”

*** ia cap. 11 págs. 95-97 párrs. 12-14 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Por fin, después del séptimo viaje, el ayudante le informa: “¡Mira! Hay una nubecilla como la palma de la mano de un hombre, que viene ascendiendo del mar”. ¿Se imagina al servidor con su brazo extendido, indicando con la mano el tamaño de la nube sobre el horizonte del mar Grande? Puede que él no esté demasiado impresionado, pero para Elías aquella pequeña nube es importantísima. A continuación le da estas instrucciones urgentes: “Sube, di a Acab: ‘¡Engancha el carro! ¡Y baja para que no te detenga el aguacero!’” (1 Rey. 18:44).
13 De nuevo, Elías nos da un gran ejemplo. Nosotros también vivimos en una época en la que Dios pronto actuará para cumplir su voluntad. Elías tuvo que esperar el fin de una sequía, y hoy los siervos de Dios esperamos el fin de este mundo malvado (1 Juan 2:17). Hasta que llegue ese momento, tenemos que permanecer vigilantes como Elías. Así se lo advirtió Jesús, el propio Hijo de Dios, a sus seguidores: “Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor” (Mat. 24:42). ¿Quiso decir que sus discípulos no tendrían ni la más mínima idea de cuándo vendría el fin? No, porque él habló largo y tendido sobre cómo sería el mundo en sus últimos días. Y nosotros hoy podemos ver cómo se están cumpliendo los numerosos aspectos de la señal de “la conclusión del sistema de cosas” (lea Mateo 24:3-7).
14 Cada uno de los aspectos de esta señal nos suministra pruebas claras y convincentes. ¿Son suficientes estas pruebas para motivarnos a actuar con urgencia al servir a Jehová? Bueno, una pequeña nube en el horizonte fue suficiente para convencer a Elías de que Jehová estaba a punto de intervenir.

*** w09 1/1 págs. 15-16 La lluvia, un regalo del Creador ***
Uno de estos fue Elías. Cerca de un siglo después de Salomón, este profeta de Dios mostró de dónde pensaba él que podían llegar las lluvias. Hacía más de tres años que el país estaba sufriendo una sequía (Santiago 5:17). Era un castigo de Jehová Dios contra los israelitas por haberlo rechazado y haber adorado al dios cananeo de la lluvia, Baal. Sin embargo, Elías había ayudado al pueblo a arrepentirse y ahora estaba rogándole a Jehová que volviera a llover. Mientras oraba, le pidió a su servidor que mirara “en dirección al mar”. Elías se dio cuenta de que Dios había respondido su oración cuando su servidor le informó: “Hay una nubecilla como la palma de la mano de un hombre, que viene ascendiendo del mar”. Enseguida, “los cielos mismos se oscurecieron con nubes y viento, y empezó a haber un gran aguacero” (1 Reyes 18:43-45). Como vemos, Elías conocía hasta cierto grado el ciclo del agua, pues sabía que las nubes se formarían en el mar y el viento las empujaría en dirección este hacia la Tierra Prometida. Hasta el día de hoy, ese sigue siendo el trayecto habitual de las nubes en aquella región.

*** w08 1/4 págs. 19-20 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Por fin, después del séptimo viaje, el ayudante le informó: “¡Mira! Hay una nubecilla como la palma de la mano de un hombre, que viene ascendiendo del mar” (versículo 44). ¿Se imagina al servidor con su brazo extendido, indicando con la mano el tamaño de la nubecilla que ascendía sobre el horizonte del mar Grande? Puede que el siervo no estuviera demasiado impresionado, pero para Elías aquella nube era importantísima. A continuación le dio a su ayudante instrucciones urgentes: “Sube, di a Acab: ‘¡Engancha el carro! ¡Y baja para que no te detenga el aguacero!’”.
De nuevo, Elías nos da un gran ejemplo. Nosotros también vivimos en una época en la que Dios pronto actuará para cumplir su propósito. Elías tuvo que esperar el fin de una sequía, y hoy los siervos de Dios esperamos el fin del corrupto sistema de cosas mundial (1 Juan 2:17). Hasta que llegue el momento en que Jehová intervenga, tenemos que permanecer vigilantes como Elías. A este respecto, Jesús, el Hijo de Dios, advirtió a sus seguidores: “Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor” (Mateo 24:42). ¿Quiso decir que sus discípulos no tendrían ninguna idea de cuándo vendría el fin? Pues no, porque él habló largo y tendido sobre cómo sería el mundo en sus últimos días. Además, a todos se nos brinda la oportunidad de aprender sobre los numerosos aspectos de la señal de “la conclusión del sistema de cosas” (Mateo 24:3-7).
Cada uno de los aspectos de esta señal nos suministra pruebas claras y convincentes. ¿Son suficientes estas pruebas para impulsarnos a actuar con urgencia? Bueno, una nubecilla en el horizonte fue suficiente para convencer a Elías de que Jehová estaba a punto de intervenir.

(1 REYES 18:45)

“Y mientras tanto aconteció que los cielos mismos se oscurecieron con nubes y viento, y empezó a haber un gran aguacero. Y Acab siguió adelante montado [en su carro], y se encaminó a Jezreel.”

*** ia cap. 11 pág. 97 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Jehová ayuda y bendice
15 El relato sigue diciendo: “Mientras tanto aconteció que los cielos mismos se oscurecieron con nubes y viento, y empezó a haber un gran aguacero. Y Acab siguió adelante montado en su carro, y se encaminó a Jezreel” (1 Rey. 18:45). Todo ocurre muy rápido. Mientras el ayudante de Elías le entrega el mensaje a Acab, aquella pequeña nube se multiplica, cubriendo y oscureciendo el cielo, y empieza a soplar un fuerte viento. Después de tres años y medio, ¡por fin llueve sobre el suelo de Israel! La sedienta tierra absorbe con avidez el agua que cae. A medida que la lluvia se convierte en un aguacero, el río Cisón va ensanchándose y limpiando la sangre de los profetas de Baal allí ejecutados. Los israelitas ahora tienen la oportunidad de limpiarse también de la terrible mancha que la adoración de Baal ha dejado sobre la nación. ¿La aprovecharán?
16 Eso es, seguramente, lo que Elías espera que hagan. Quizá también se pregunte cómo reaccionará el rey Acab, si al fin se arrepentirá y se apartará del repugnante culto a Baal. Después de todo, los sucesos de este día le han dado razones más que suficientes para hacerlo. Lo cierto es que no podemos saber exactamente lo que pasaba por la cabeza de este rey, pues el relato solo indica que “siguió adelante montado en su carro, y se encaminó a Jezreel”. ¿Habría aprendido algo? ¿Estaría decidido a cambiar? Lo que ocurre más adelante nos deja ver que no. En cualquier caso, el día aún no ha terminado, ni para él... ni para Elías.

*** w08 1/4 pág. 20 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Jehová alivia y bendice
El relato sigue diciendo: “Mientras tanto aconteció que los cielos mismos se oscurecieron con nubes y viento, y empezó a haber un gran aguacero. Y Acab siguió adelante montado en su carro, y se encaminó a Jezreel” (versículo 45). Los hechos se sucedieron con extraordinaria rapidez. Mientras el ayudante de Elías entregaba el mensaje del profeta a Acab, aquella pequeña nube se convirtió en muchas, cubriendo y oscureciendo el cielo, y un fuerte viento empezó a soplar. Después de tres años y medio, por fin llovió sobre el suelo de Israel. La reseca tierra absorbió el agua. A medida que la lluvia se convertía en un aguacero, el río Cisón crecía, limpiando la sangre de los profetas de Baal allí degollados. Y a los israelitas descarriados también se les brindó la oportunidad de limpiarse de la terrible mancha que la adoración de Baal había dejado sobre la nación.
De seguro, eso era lo que Elías esperaba que hicieran. ¿Se arrepentiría Acab y se apartaría de la contaminación del culto a Baal? Los sucesos de aquel día le habían dado razones de sobra para efectuar tales cambios. No podemos saber lo que pasaba por la cabeza de Acab en aquel momento, pues el relato solo indica que el rey “siguió adelante montado en su carro, y se encaminó a Jezreel”. ¿Había aprendido algo? ¿Estaba decidido a cambiar su vida? Lo que ocurrió más tarde nos da a entender que no. Pero el día aún no había terminado para él... ni para Elías.

(1 REYES 18:46)

“Y la misma mano de Jehová resultó estar sobre Elías, de modo que él se ciñó las caderas y se fue corriendo delante de Acab todo el camino hasta Jezreel.”

*** ia cap. 11 pág. 98 párrs. 17-19 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Sin esperar más, el profeta de Jehová toma el mismo camino que Acab. Tiene por delante un largo trayecto, bajo los negros nubarrones y la intensa lluvia; pero entonces ocurre algo insólito.
18 El relato explica: “La misma mano de Jehová resultó estar sobre Elías, de modo que él se ciñó las caderas y se fue corriendo delante de Acab todo el camino hasta Jezreel” (1 Rey. 18:46). Obviamente, la “mano de Jehová” estuvo sobre Elías de un modo sobrenatural. Jezreel se encontraba a unos 30 kilómetros (19 millas), y Elías no era precisamente lo que se dice un muchachito. Imagínese cómo se ciñe sus largas prendas, se las anuda a la cadera para poder mover las piernas con libertad y empieza a correr por aquel camino empapado por la lluvia. Para su sorpresa, corre tan rápido que alcanza, adelanta y hasta deja atrás el carro del rey.
19 ¡Qué bendición para Elías! Debió ser una experiencia emocionante tener tanta fuerza, vitalidad y resistencia, tal vez incluso más que en su juventud. Lo que le ocurrió quizá nos traiga a la memoria las profecías que aseguran que los siervos fieles de Dios disfrutarán de vigor y salud perfecta en el futuro Paraíso terrestre (lea Isaías 35:6; Luc. 23:43). Pero lo más importante de todo es que, mientras corría por aquel largo camino, Elías podía estar completamente seguro de que contaba con el favor del único Dios verdadero, Jehová.

*** ia cap. 12 pág. 99 párr. 1 Dios fue su refugio y su consuelo ***
ELÍAS corre bajo la lluvia mientras el cielo se va tiñendo de negro. Todavía le queda un buen trecho para llegar a Jezreel. Y aunque está entrado en años, avanza incansable, pues “la misma mano de Jehová” está sobre él. La fuerza que impulsa su cuerpo es distinta a todo lo que ha sentido antes. ¡Hasta ha dejado atrás a los caballos que tiran del carruaje del rey Acab! (Lea 1 Reyes 18:46.)

*** w11 1/7 pág. 18 Se dejó consolar por Dios ***
ELÍAS corre bajo la lluvia mientras la oscuridad se cierne sobre la región. Todavía queda un buen trecho para llegar a Jezreel, y ya no tiene el vigor de la juventud. Aun así, avanza infatigable, pues “la misma mano de Jehová” está sobre él. La fuerza que impulsa su cuerpo es distinta a todo lo que ha sentido antes. De hecho, ¡ha dejado atrás a los caballos que tiran del carruaje del rey Acab! (1 Reyes 18:46.)

*** w08 1/4 pág. 20 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Poco después de todo esto, Jehová comisionó a Elías para que capacitara como profeta a Eliseo, quien llegó a ser conocido como el que “derramaba agua sobre las manos de Elías” (2 Reyes 3:11). Esto parece indicar que Elías tuvo a Eliseo como asistente y recibió sus cuidados durante la vejez.

*** w08 1/4 pág. 20 Se mantuvo vigilante y esperó con confianza ***
Acto seguido, el profeta de Jehová tomó el mismo camino que Acab. Por delante tenía un largo trayecto, bajo los negros nubarrones y la intensa lluvia; pero entonces, algo insólito ocurrió.
“La misma mano de Jehová resultó estar sobre Elías, de modo que él se ciñó las caderas y se fue corriendo delante de Acab todo el camino hasta Jezreel.” (Versículo 46.) Obviamente, la “mano de Jehová” estuvo sobre Elías de un modo sobrenatural. Jezreel se encontraba a unos 30 kilómetros (20 millas), y Elías no era precisamente un muchachito. Imagíneselo ciñéndose sus largas prendas, anudándolas a sus caderas para que sus piernas pudieran moverse con libertad, y entonces corriendo por aquel camino empapado por la lluvia, corriendo tan rápido que alcanzó, adelantó y dejó atrás el carro del rey.
¡Qué bendición para Elías! Debió ser una experiencia emocionante tener tanta fuerza, vitalidad y resistencia, tal vez hasta más que en su juventud. Sin duda, mientras corría por aquel camino mojado, Elías sabía que contaba con la aprobación de su Padre, el único Dios verdadero, Jehová. Lo que ocurrió quizás nos traiga a la memoria las profecías que aseguran que los siervos fieles de Dios disfrutarán de vigor y salud perfecta en el futuro Paraíso terrestre (Isaías 35:6; Lucas 23:43).

*** it-1 pág. 190 Armas, armadura ***
Cinturón. El cinturón militar de tiempos antiguos era una pretina de cuero que se llevaba alrededor de la cintura o de las caderas. La anchura podía variar entre 5 y 15 cm., y solía estar tachonado con hierro, plata u oro. De él pendía la espada, y a veces el cinturón mismo se sujetaba con una correa que pasaba por los hombros. (1Sa 18:4; 2Sa 20:8.) Un cinturón desabrochado indicaba desocupación (1Re 20:11), mientras que, por el contrario, el ceñirse los lomos o las caderas indicaba estar listo para la acción o la batalla. (Éx 12:11; 1Re 18:46; 1Pe 1:13, nota.)

*** it-1 págs. 385-386 Caderas ***
Antes de participar en cualquier actividad física vigorosa, la gente se ‘ceñía las caderas’, por lo general subiendo por entre las piernas los extremos de la prenda de vestir, que solía ser holgada y de mucho vuelo, y sujetándolos debajo de la banda. En Egipto los israelitas comieron la Pascua con las caderas ceñidas, dispuestos a salir del país. Cuando Elías corrió delante del carro de Acab, el registro dice que “se ciñó las caderas”. (Éx 12:11; 1Re 18:46.)

*** it-1 pág. 431 Carmelo ***
También fue desde el Carmelo desde donde este profeta partió hacia Jezreel, corriendo con la ayuda de Jehová al menos 30 Km., y dejando atrás el carro de Acab. (1Re 18:46.)

*** it-1 pág. 792 Elías ***
Después de esto, Elías, ayudado por el poder de Jehová, corre unos 30 Km. delante del carro de Acab hasta Jezreel. (1Re 18:39-46.)

*** it-1 pág. 1224 Indumentaria ***
Banda, cinto o cinturón. La banda solía llevarse sobre las prendas interiores o exteriores de vestir. Cuando alguien efectuaba una actividad física o trabajo, se ‘ceñía los lomos’ con una banda, a menudo recogiendo los extremos de la vestidura entre sus piernas y metiéndolos debajo de la banda a fin de poder tener libertad de movimiento. (1Re 18:46; 2Re 4:29; 9:1.)

(1 REYES 19:1)

“Entonces Acab refirió a Jezabel todo lo que Elías había hecho y todo acerca de cómo había matado a todos los profetas a espada.”

*** ia cap. 12 pág. 101 Dios fue su refugio y su consuelo ***
Un giro inesperado
5 Cuando Acab llega a su palacio en Jezreel, ¿da muestra alguna de haber cambiado? El relato dice: “Acab refirió a Jezabel todo lo que Elías había hecho y todo acerca de cómo había matado a todos los profetas a espada” (1 Rey. 19:1). Observe que el rey ni siquiera menciona a Jehová al relatar aquellos sucesos. Es un hombre superficial que ve esos milagros desde un punto de vista meramente humano y se refiere a ellos como “lo que Elías había hecho”. Es obvio que no ha aprendido a respetar a Jehová. ¿Y cómo reacciona su vengativa esposa?

*** w11 1/7 pág. 18 Se dejó consolar por Dios ***
Un giro inesperado
Cuando Acab llega a su palacio en Jezreel, ¿da muestras de haber cambiado, de ser un poco más espiritual? El relato dice: “Acab refirió a Jezabel todo lo que Elías había hecho y todo acerca de cómo había matado a todos los profetas a espada” (1 Reyes 19:1). Observe que el rey ni siquiera menciona a Jehová al relatar aquellos sucesos. Es un hombre carnal que ve esos milagros desde un punto de vista meramente humano y se refiere a ellos como “lo que Elías había hecho”. Es obvio que no ha aprendido a respetar a Jehová. ¿Y cómo reacciona la vengativa Jezabel?

(1 REYES 19:2)

“Ante eso, Jezabel envió un mensajero a Elías, para decirle: “¡Así hagan los dioses, y así añadan a ello, si mañana a esta hora no hago tu alma como el alma de cada uno de ellos!”.”

*** ia cap. 12 pág. 101 párr. 6 Dios fue su refugio y su consuelo ***
La reina se pone hecha una furia. Llena de ira, envía a Elías esta terrible amenaza de muerte: “¡Así hagan los dioses, y así añadan a ello, si mañana a esta hora no hago tu alma como el alma de cada uno de ellos!” (1 Rey. 19:2). Jezabel está decidida a matarlo para vengar la muerte de los profetas de Baal. Tanto es así que jura que si no lo asesina en el plazo de un día, ella misma deberá morir. Imagínese la reacción del pobre Elías cuando se entera. Está durmiendo en una humilde morada de Jezreel durante aquella noche tormentosa cuando, de pronto, lo despiertan abruptamente: es el mensajero de la reina que viene a comunicarle su espantosa amenaza.

*** w11 1/7 págs. 18-19 Se dejó consolar por Dios ***
Se pone furiosa. Llena de ira, envía este mensaje a Elías: “¡Así hagan los dioses, y así añadan a ello, si mañana a esta hora no hago tu alma como el alma de cada uno de ellos!” (1 Reyes 19:2). Es una auténtica amenaza de muerte. De hecho, la reina ha jurado que si no lo asesina en el plazo de un día para vengar a los profetas de Baal, ella misma deberá morir. Entretanto, Elías duerme en una humilde morada de Jezreel durante aquella noche tormentosa. De pronto, lo despiertan para que escuche al mensajero de la reina pronunciar esas espantosas palabras.

(1 REYES 19:3)

“Y a él le dio miedo. Por lo tanto, se levantó y empezó a irse por su alma, y llegó a Beer-seba, que pertenece a Judá. Entonces dejó allá atrás a su servidor.”

*** ia cap. 12 págs. 101-102 Dios fue su refugio y su consuelo ***
Vencido por el temor y el desánimo
7 Si Elías pensó por un momento que la guerra contra la adoración de Baal estaba por acabar, sus ilusiones se derrumban en este preciso instante. Jezabel no se da por vencida. Ya se ha encargado de asesinar a muchos otros profetas fieles de Jehová... y, por lo visto, Elías será el siguiente. ¿Qué efecto tuvo en él la amenaza de la reina? La Biblia afirma que “le dio miedo”. Puede que empezara a darle vueltas a lo que pudiera pasarle y hasta visualizara en su mente la terrible muerte que Jezabel le tenía reservada. De haber sido así, no nos sorprende que le invadiera el temor. En cualquier caso, “empezó a irse por su alma”: así es, ¡salió huyendo para salvar su vida! (1 Rey. 18:4; 19:3.)
8 El profeta Elías no fue el único hombre de fe que cedió al temor. Al apóstol Pedro le ocurrió algo parecido siglos después. En una ocasión, cuando Jesús hizo que anduviera con él sobre el agua, el apóstol se puso a “mirar a la tempestad de viento”, con lo que se asustó y comenzó a hundirse (lea Mateo 14:30). Los ejemplos de Elías y de Pedro nos enseñan una valiosa lección: para conservar el valor, no nos conviene pensar demasiado en todo lo malo que pudiera pasarnos. Necesitamos fijar la atención en Jehová, de quien procede nuestra esperanza y poder.
“¡Basta!”
9 Presa del pánico, Elías atraviesa 150 kilómetros (95 millas) en dirección suroeste, hasta llegar a Beer-seba, ciudad situada cerca de la frontera sur de Judá. Allí deja a su servidor y se interna en el desierto él solo.

*** w11 1/7 pág. 19 Se dejó consolar por Dios ***
Vencido por el temor y el desaliento
Si Elías pensó por un momento que la guerra contra la adoración de Baal estaba por acabar, sus ilusiones se hacen añicos en ese preciso instante. Jezabel no se da por vencida. Ya se ha encargado de asesinar a muchos otros profetas fieles de Jehová, y ahora todo parece indicar que Elías será el siguiente. La Biblia afirma que “a él le dio miedo”. ¿Llegó Elías a visualizar en su mente la terrible muerte que Jezabel le tenía reservada? Si el profeta le dio muchas vueltas a ese pensamiento, no sorprende que se desalentara. En cualquier caso, “empezó a irse por su alma”, es decir, salió huyendo para salvar el cuello (1 Reyes 18:4; 19:3).
Elías no fue el único hombre de fe que cedió al temor. Al apóstol Pedro le ocurrió algo parecido siglos después. En una ocasión, cuando Jesús hizo que anduviera con él sobre el agua, el apóstol se puso a “mirar a la tempestad de viento”, con lo que se asustó y comenzó a hundirse (Mateo 14:30). Los ejemplos de Pedro y de Elías nos enseñan una valiosa lección: para conservar el valor, no debemos pensar mucho en lo que pueda pasarnos. Necesitamos fijar la atención en la Fuente de nuestra esperanza y poder.
“¡Basta!”
Presa del pánico, Elías huye 150 kilómetros (95 millas) al suroeste, a Beer-seba, ciudad situada cerca de la frontera sur de Judá. Allí deja a su servidor y se adentra en el desierto él solo.

*** it-1 pág. 792 Elías ***
Huye de Jezabel. Cuando se informa a la reina Jezabel de la muerte de los profetas de Baal, jura que matará a Elías. Este, temeroso, huye a unos 150 Km. al SO., a Beer-seba, situada al O. del extremo meridional del mar Muerto. (MAPA, vol. 1, pág. 949.)

(1 REYES 19:4)

“Y él mismo entró en el desierto camino de un día, y por fin llegó y se sentó debajo de cierta retama. Y se puso a pedir que muriera su alma, y a decir: “¡Basta! Ahora, oh Jehová, quítame el alma, porque no soy mejor que mis antepasados”.”

*** w14 15/3 pág. 15 Mantengamos una actitud positiva ***
“QUÍTAME EL ALMA”
12 El profeta Elías era leal a Jehová y tenía una fe fuerte. Aun así, en cierta ocasión se deprimió tanto que le pidió a Dios que le quitara la vida. Clamó: “¡Basta! Ahora, oh Jehová, quítame el alma” (1 Rey. 19:4). Quienes nunca han experimentado tanta angustia quizá opinen que sus palabras no eran más que “habla desatinada” (Job 6:3). Sin embargo, sus sentimientos eran reales. Jehová no se enfureció con Elías por desear morir. Al contrario, lo ayudó.
13 ¿Por qué llegó a sentirse tan triste Elías? Poco antes había hecho un milagro que probó que Jehová es el Dios verdadero. Después del milagro, 450 profetas de Baal fueron ejecutados (1 Rey. 18:37-40). Elías probablemente esperaba que entonces el pueblo se volviera a la adoración pura, pero eso no ocurrió. La malvada reina Jezabel le envió un mensaje para decirle que iba a matarlo. Asustado, él huyó hacia el sur y, atravesando Judá, se adentró en el desierto, un lugar árido y peligroso (1 Rey. 19:2-4).
14 A solas, Elías comenzó a pensar en lo inútil que había sido su labor. Le dijo a Jehová: “No soy mejor que mis antepasados”. Así es, se sentía tan inservible como los huesos y cenizas de sus antepasados. Se había juzgado a sí mismo según sus propias normas y había llegado a la conclusión de que era un fracaso, que no valía para Jehová ni para nadie más.

*** ia cap. 12 págs. 102-103 Dios fue su refugio y su consuelo ***
“¡Basta!”
9 Presa del pánico, Elías atraviesa 150 kilómetros (95 millas) en dirección suroeste, hasta llegar a Beer-seba, ciudad situada cerca de la frontera sur de Judá. Allí deja a su servidor y se interna en el desierto él solo. El relato añade que recorre el “camino de un día”. Podemos imaginarlo partiendo al amanecer, por lo visto sin llevar provisiones consigo. Deprimido, impulsado por el temor y bajo un calor asfixiante, lucha por avanzar en este territorio agreste y estéril. A medida que el Sol se pone en el lejano horizonte y el cielo se cubre de tonos rojizos, Elías se va quedando sin fuerzas. Agotado, se sienta bajo una retama, siendo este arbusto lo más parecido a un refugio que podía encontrar en aquel árido paraje (1 Rey. 19:4).
10 En su desesperación, el profeta le pide a Jehová que le quite la vida. “No soy mejor que mis antepasados”, clama. Sabe que estos no son más que huesos y cenizas en la tumba, y que no pueden hacer nada bueno por nadie (Ecl. 9:10). Elías se siente igual de inútil, por lo que llega a preguntarse qué razón hay para seguir viviendo. Ya sin fuerzas para luchar más, implora: “¡Basta!”.
11 ¿Debería sorprendernos que un siervo de Dios se haya deprimido tanto? En realidad no. En la Biblia se mencionan varios hombres y mujeres fieles que llegaron a estar tan tristes que desearon morir, entre ellos Rebeca, Jacob, Moisés y Job (Gén. 25:22; 37:35; Núm. 11:13-15; Job 14:13).
12 Actualmente vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar”, y por eso no es raro que el desaliento invada a muchas personas, incluso a fieles siervos de Dios (2 Tim. 3:1). Si alguna vez usted se siente así, siga el ejemplo de Elías: ábrale su corazón a Jehová. Recuerde que él es “el Dios de todo consuelo” (lea 2 Corintios 1:3, 4). Veamos cómo Jehová consoló a Elías.

*** w11 1/7 págs. 19-20 Se dejó consolar por Dios ***
“¡Basta!”
Presa del pánico, Elías huye 150 kilómetros (95 millas) al suroeste, a Beer-seba, ciudad situada cerca de la frontera sur de Judá. Allí deja a su servidor y se adentra en el desierto él solo. El relato añade que se fue por “camino de un día”. Así que podemos imaginarlo partiendo al amanecer, por lo visto sin nada que echarse a la boca. Deprimido, impelido por el temor y bajo un sol abrasador, lucha por avanzar por un territorio árido y despiadado. A medida que el cegador disco solar se enrojece al descender sobre el horizonte, Elías se queda sin fuerzas. Agotado, se sienta bajo una retama... lo más parecido a un refugio en aquel estéril paraje (1 Reyes 19:4).
En su desesperación, le pide a Jehová que le quite la vida. “No soy mejor que mis antepasados”, clama. Sabe que estos solo son polvo y huesos en la tumba, y que no pueden hacer nada bueno por nadie (Eclesiastés 9:10). Elías se siente igual de inútil. Por eso es natural que se pregunte por qué seguir viviendo y que grite “¡Basta!”.
¿Debería sorprendernos que un siervo de Dios se haya sentido tan deprimido? No necesariamente. En la Biblia se mencionan varios hombres y mujeres fieles que se sintieron tan tristes que desearon morir, entre ellos Rebeca, Jacob, Moisés y Job (Génesis 25:22; 37:35; Números 11:13-15; Job 14:13).
Actualmente vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar”, y por eso muchas personas, incluso siervos de Dios, a veces caen en el desánimo (2 Timoteo 3:1). Si alguna vez usted se siente así, siga el ejemplo de Elías: exprese sus sentimientos a Dios. Al fin y al cabo, Jehová es “el Dios de todo consuelo” (2 Corintios 1:3). Veamos cómo consoló a Elías.

*** w97 15/5 pág. 13 párr. 17 Cuando Jesús llegue en la gloria del Reino ***
17 Además, el Israel de Dios tuvo una experiencia comparable a la de Elías en el monte Horeb. Como le ocurrió a Elías cuando huía de la reina Jezabel, el temeroso resto ungido pensó que ya había terminado su trabajo al final de la I Guerra Mundial. Luego, al igual que Elías, tuvo un encuentro con Jehová, quien había venido para juzgar a las organizaciones que afirmaban ser “la casa de Dios”. (1 Pedro 4:17; Malaquías 3:1-3.) Mientras que a la cristiandad se la encontró deficiente, al resto ungido se le reconoció como “el esclavo fiel y discreto” y se le nombró sobre todos los bienes terrestres de Jesús. (Mateo 24:45-47.) En Horeb, Elías oyó “una voz calmada y baja”, que resultó ser la de Jehová, y le dio más trabajo que hacer. En el tranquilo período posbélico, los fieles siervos ungidos de Jehová oyeron su voz desde las páginas de la Biblia. También percibieron que tenían una comisión que cumplir. (1 Reyes 19:4, 9-18; Revelación 11:7-13.)

*** it-2 pág. 841 Retama ***
En 1 Reyes 19:4, 5 se lee que cuando Elías huyó al desierto para escapar de la ira de Jezabel, “se sentó debajo de cierta retama” y se durmió. Aunque una retama pequeña habría protegido del ardiente sol del desierto, si era de buen tamaño podría producir un grato alivio. Este arbusto del desierto también se utilizaba como combustible. De la madera de la retama se saca un excelente carbón, que produce un calor intenso cuando arde.

(1 REYES 19:5)

“Por fin se acostó y se quedó dormido debajo de la retama. Pero, ¡mire!, ahora estaba tocándolo un ángel. Entonces este le dijo: “Levántate, come”.”

*** ia cap. 12 pág. 103 párr. 13 Dios fue su refugio y su consuelo ***
1 Rey. 19:5

*** ia cap. 12 pág. 103 párr. 13 Dios fue su refugio y su consuelo ***
Después de que Elías se duerme, Jehová le envía un ángel que, tocándolo suavemente para despertarlo, le dice: “Levántate, come”.

*** w11 1/7 pág. 20 Se dejó consolar por Dios ***
1 Reyes 19:5

*** w11 1/7 pág. 20 Se dejó consolar por Dios ***
Después que Elías se duerme, Jehová le envía un ángel que, tras tocarlo suavemente para despertarlo, le dice: “Levántate, come”.

*** it-2 pág. 841 Retama ***
En 1 Reyes 19:4, 5 se lee que cuando Elías huyó al desierto para escapar de la ira de Jezabel, “se sentó debajo de cierta retama” y se durmió. Aunque una retama pequeña habría protegido del ardiente sol del desierto, si era de buen tamaño podría producir un grato alivio. Este arbusto del desierto también se utilizaba como combustible. De la madera de la retama se saca un excelente carbón, que produce un calor intenso cuando arde.

(1 REYES 19:6)

“Cuando él miró, pues, allí junto a su cabeza estaba una torta redonda sobre piedras calentadas, y una jarra de agua. Y él se puso a comer y beber, después de lo cual volvió a acostarse.”

*** ia cap. 12 pág. 103 párr. 13 Dios fue su refugio y su consuelo ***
Y así lo hace Elías, pues el ángel bondadosamente le ha servido una comida sencilla: pan recién hecho y agua. El relato sigue diciendo que el profeta entonces come y bebe, y luego se vuelve a dormir. Ni siquiera menciona que le dé las gracias al ángel. ¿Será que está tan descorazonado que es incapaz de hablar?

*** ia cap. 12 pág. 103 párr. 13 Dios fue su refugio y su consuelo ***
(1 Rey. 19:5-7).

*** w11 1/7 pág. 20 Se dejó consolar por Dios ***
Y así lo hace Elías, pues el ángel bondadosamente le sirve una comida sencilla: pan recién hecho y agua. ¿Se acuerda siquiera el profeta de darle las gracias al ángel? El relato solo pasa a indicar que come y bebe y se vuelve a dormir. ¿Está tan descorazonado que es incapaz de hablar?

*** w11 1/7 pág. 20 Se dejó consolar por Dios ***
1 Reyes 19:5-7

*** it-2 pág. 593 Panadero ***
En tiempos bíblicos el pan solía cocerse en hornos. (Véase HORNO.) Sin embargo, en algunas ocasiones se seguía otro procedimiento. Se encendía un fuego sobre unas piedras que se habían colocado juntas. Cuando estaban bien calientes, se apartaban las cenizas y se colocaba la masa sobre las piedras. Al rato se daba la vuelta a la torta y se dejaba sobre las piedras hasta que el pan estaba completamente cocido. (Os 7:8.) Los viajeros a veces cocían un pan basto en un hoyo poco profundo lleno de guijarros calientes sobre los que se había encendido un fuego. Se quitaban las ascuas, se colocaba la masa sobre las piedras calentadas y posiblemente se le daba la vuelta varias veces mientras se cocía. (1Re 19:6.)

(1 REYES 19:7)

“Más tarde el ángel de Jehová volvió por segunda vez y lo tocó y dijo: “Levántate, come, porque el viaje es demasiado para ti”.”

*** ia cap. 12 pág. 103 párrs. 13-14 Dios fue su refugio y su consuelo ***
En cualquier caso, el ángel lo despierta por segunda vez, quizás al alba, para decirle: “Levántate, come”. Y añade estas conmovedoras palabras: “Porque el viaje es demasiado para ti” (1 Rey. 19:5-7).
14 Gracias a la perspicacia que Dios le ha dado, el ángel sabe adónde se dirige el profeta. También percibe que Elías no podrá realizar ese viaje por sus propias fuerzas. ¿Verdad que nos consuela servir a un Dios que nos conoce mejor que nosotros mismos y sabe cuáles son nuestras intenciones, así como nuestras limitaciones? (Lea Salmo 103:13, 14.)

*** w11 1/7 pág. 20 Se dejó consolar por Dios ***
En cualquier caso, el ángel lo despierta por segunda vez, quizás al alba, para decirle: “Levántate, come”. Y añade estas notables palabras: “Porque el viaje es demasiado para ti” (1 Reyes 19:5-7).
Gracias a la perspicacia que Dios le ha dado, el ángel sabe adónde se dirige el profeta. También percibe que Elías no podrá realizar ese viaje con sus propias fuerzas. ¿Verdad que nos consuela servir a un Dios que conoce nuestros deseos y limitaciones mejor que nosotros mismos? (Salmo 103:13, 14.)

(1 REYES 19:8)

“Por lo tanto él se levantó y comió y bebió, y siguió yendo por el poder de aquel alimento durante cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña del Dios [verdadero], Horeb.”

*** ia cap. 12 págs. 103-104 párrs. 15-17 Dios fue su refugio y su consuelo ***
El relato continúa: “Él se levantó y comió y bebió, y siguió yendo por el poder de aquel alimento durante cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña del Dios verdadero, Horeb” (1 Rey. 19:8). Al igual que hicieron Moisés unos seiscientos años antes y Jesús casi mil años después, Elías ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches (Éx. 34:28; Luc. 4:1, 2). Por supuesto, aquella única comida no se llevó todas sus penas, pero lo mantuvo vivo milagrosamente. ¿Se imagina a ese hombre mayor avanzando con dificultad por aquel desierto inhóspito durante casi un mes y medio..., día tras día, semana tras semana?
16 Jehová también cuida a sus siervos en nuestros días, no con comidas milagrosas, sino con algo mucho más importante: alimento espiritual (Mat. 4:4). Aprender de Dios mediante su Palabra y las publicaciones bíblicas nos nutre espiritualmente. Aunque este tipo de alimento no haga desaparecer todos nuestros problemas, sí nos ayudará a aguantar lo que de otro modo podría ser insoportable. Además, nos conducirá a la vida eterna (Juan 17:3).
17 Elías caminó unos 320 kilómetros (200 millas) hasta que por fin llegó al monte Horeb (o monte Sinaí). Este lugar estaba cargado de significado. Fue allí donde, muchos años atrás, Jehová se había aparecido mediante un ángel a Moisés en la zarza ardiente, y también fue allí donde Dios estableció el pacto de la Ley con la nación de Israel. Y ahora es en este mismo lugar donde Elías busca refugio en una cueva.

*** w11 1/7 págs. 20-21 Se dejó consolar por Dios ***
El relato continúa: “Él se levantó y comió y bebió, y siguió yendo por el poder de aquel alimento durante cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña del Dios verdadero, Horeb” (1 Reyes 19:8). Al igual que hicieron Moisés unos seis siglos antes y Jesús casi mil años después, Elías ayunó cuarenta días y cuarenta noches (Éxodo 34:28; Lucas 4:1, 2). Aquella única comida no se llevó todas sus penas, pero lo mantuvo vivo milagrosamente. Imagine a ese hombre de edad luchando para avanzar por aquel desierto inhóspito durante casi un mes y medio... día tras día, semana tras semana.
Jehová también cuida a sus siervos en nuestros días, no con comidas milagrosas, sino con algo mucho más importante: alimento espiritual (Mateo 4:4). Aprender de Dios mediante su Palabra y publicaciones rigurosamente fundadas en la Biblia nos nutre en sentido espiritual. Este tipo de alimento quizás no haga desaparecer todos nuestros problemas, pero sí nos ayuda a aguantar lo que de otro modo podría ser insoportable. Además, nos conduce a la vida eterna (Juan 17:3).
Elías camina unos 320 kilómetros (200 millas) hasta que por fin llega al monte Horeb, donde mucho antes Jehová se había aparecido mediante un ángel a Moisés en la zarza ardiente y donde, tiempo después, había establecido el pacto de la Ley con Israel. En ese mismo lugar, Elías se cobija en una cueva.

*** it-1 pág. 792 Elías ***
En este lugar se le aparece el ángel de Jehová a fin de prepararle para un largo viaje a Horeb, la “montaña del Dios verdadero”. Lo que come entonces le provee sustento para el viaje de cuarenta días, en el que recorre una distancia de unos 300 Km.

*** it-1 pág. 950 La obra profética de Elías y Eliseo ***
[Fotografía en la página 950]
Alrededores del monte Sinaí. Para escapar de la cólera de Jezabel, Elías huyó unos 450 Km. hasta esta región (1Re 19:1-18)

(1 REYES 19:9)

“Allí por fin entró en una cueva, para pasar la noche allí; y, ¡mire!, hubo la palabra de Jehová para él, y pasó a decirle: “¿Qué negocio tienes aquí, Elías?”.”

*** ia cap. 12 pág. 104 párr. 18 Dios fue su refugio y su consuelo ***
1 Rey. 19:9,

*** ia cap. 12 pág. 104 párr. 18 Dios fue su refugio y su consuelo ***
En el monte Horeb, “la palabra” que Jehová le dirige al profeta —obviamente mediante un ángel— consiste en una sencilla pregunta. Quiere saber qué es lo que Elías está haciendo allí. El ángel se lo debió preguntar con amabilidad, pues el profeta se siente invitado a expresar sus sentimientos.

*** w11 1/7 pág. 21 Se dejó consolar por Dios ***
1 Reyes 19:9,

*** w11 1/7 pág. 21 Se dejó consolar por Dios ***
En el monte Horeb, “la palabra” de Jehová —obviamente transmitida mediante un ángel— consiste en una sencilla pregunta: “¿Qué negocio tienes aquí, Elías?”. Es probable que el ángel se la haga con amabilidad, pues el profeta se siente invitado a expresar sus sentimientos.

(1 REYES 19:10)

“A lo que él dijo: “He estado absolutamente celoso por Jehová el Dios de los ejércitos; pues los hijos de Israel han dejado tu pacto, tus altares los han demolido, y a tus profetas los han matado a espada, de modo que solo quedo yo; y empiezan a buscar mi alma para quitármela”.”

*** ia cap. 12 pág. 104 párrs. 18-19 Dios fue su refugio y su consuelo ***
Así que se desahoga sin temor: “He estado absolutamente celoso por Jehová el Dios de los ejércitos; pues los hijos de Israel han dejado tu pacto, tus altares los han demolido, y a tus profetas los han matado a espada, de modo que solo quedo yo; y empiezan a buscar mi alma para quitármela” (1 Rey. 19:9, 10). Sus palabras revelan al menos tres razones por las que está tan abatido.
19 En primer lugar, cree que su labor no ha servido para nada. A pesar de haber sido “absolutamente celoso” en su servicio a Jehová durante años y de haber puesto el santo nombre de Dios y su adoración por encima de todo lo demás, ve que la situación va de mal en peor. El pueblo sigue igual, rebelde y sin fe, y la religión falsa se extiende como la peste. La segunda razón de su desánimo es la intensa soledad que lo embarga. “Solo quedo yo”, se lamenta, pues siente que es el único en toda la nación que aún sirve a Jehová. Y en tercer lugar, tiene miedo. Muchos otros profetas ya han sido asesinados, y está convencido de que él será el próximo. Probablemente no se le ha hecho fácil exteriorizar estos sentimientos, pero no deja que el orgullo o la vergüenza se lo impidan. Al abrirle su corazón a Dios, nos da un excelente ejemplo a todos nosotros (Sal. 62:8).

*** w11 1/7 pág. 21 Se dejó consolar por Dios ***
Le cuenta: “He estado absolutamente celoso por Jehová el Dios de los ejércitos; pues los hijos de Israel han dejado tu pacto, tus altares los han demolido, y a tus profetas los han matado a espada, de modo que solo quedo yo; y empiezan a buscar mi alma para quitármela” (1 Reyes 19:9, 10). Sus palabras revelan al menos tres razones por las que está tan abatido.
En primer lugar, cree que su labor ha sido en vano. A pesar de haber sido “absolutamente celoso” en su servicio a Jehová durante años y de haber dado total prioridad al sagrado nombre de Dios y su adoración, ve que la situación va de mal en peor. El pueblo sigue igual, rebelde y sin fe, y la religión falsa se extiende como la peste. La segunda razón de su desánimo es la soledad que siente. “Solo quedo yo”, se lamenta, como si fuera el único que aún sirve a Jehová en toda la nación. Y en tercer lugar, tiene miedo. Muchos profetas como él ya han sido asesinados, y está convencido de que ha llegado su turno. Quizá no se le haga fácil exteriorizar estos sentimientos, pero no deja que el orgullo o la vergüenza se lo impidan. Al abrir su corazón en oración, da un excelente ejemplo a todas las personas fieles a Dios (Salmo 62:8).

(1 REYES 19:11)

“Pero aquella dijo: “Sal fuera, y tienes que estar de pie en la montaña delante de Jehová”. Y, ¡mire!, Jehová iba pasando, y un viento grande y fuerte estaba desgarrando montañas y quebrando peñascos delante de Jehová. (Jehová no estaba en el viento.) Y después del viento hubo un temblor. (Jehová no estaba en el temblor.)”

*** cl cap. 4 pág. 37 ‘Jehová es grande en poder’ ***
CAPÍTULO 4
‘Jehová es grande en poder’
ELÍAS ya había contemplado antes maravillas: cuervos que le llevaron comida dos veces al día a su escondite, dos recipientes cuyo contenido de harina y aceite no se agotó durante una larga hambruna e incluso fuego que cayó del cielo en respuesta a su oración (1 Reyes, capítulos 17, 18). Con todo, nunca había visto nada semejante.
2 Acurrucado a la entrada de una cueva del monte Horeb, presenció una serie de sucesos espectaculares. Primero, un vendaval que debió de hacer un ruido ensordecedor, porque era tan fuerte que partía montañas y quebraba peñascos. Luego, un terremoto que liberó extraordinarias fuerzas de la corteza terrestre. Finalmente, un fuego que cundió por la región, por lo que Elías tuvo que sentir el sofocante calor (1 Reyes 19:8-12).
3 Aquellos acontecimientos que vivió Elías tenían un denominador común: eran demostraciones del enorme poder de Jehová.

*** cl cap. 4 pág. 43 ‘Jehová es grande en poder’ ***
La Biblia señala que “Jehová no estaba en el viento” ni “en el temblor” ni “en el fuego”. Así pues, sus siervos no lo buscan en las fuerzas naturales, a diferencia de quienes adoran míticos dioses de la naturaleza. Él es tan grande, que ninguna creación puede contenerlo (1 Reyes 8:27).

*** cl cap. 4 pág. 43 párr. 15 ‘Jehová es grande en poder’ ***
Hallamos un claro ejemplo en la experiencia de Elías, mencionada al principio. ¿Por qué recibió aquella imponente demostración de potencia divina? Pues bien, la malvada reina Jezabel había jurado ejecutarlo, así que el profeta tuvo que huir para salvar la vida. Parecía que todos sus afanes habían sido en vano, y se sentía solo, acobardado y desalentado. El Altísimo lo confortó con un vívido recordatorio de Su fuerza. El viento, el terremoto y el fuego le demostraron que contaba con el respaldo del Ser más poderoso del universo. ¿Por qué temer a Jezabel teniendo de su parte al Dios omnipotente? (1 Reyes 19:1-12.)

*** ia cap. 12 págs. 104-106 párrs. 20-21 Dios fue su refugio y su consuelo ***
¿Cómo ahuyentó Jehová los temores e inquietudes de Elías? El relato continúa diciendo que el ángel le pide al profeta que se acerque a la entrada de la cueva. Él obedece sin saber lo que va a ocurrir. De repente, se desata un intenso vendaval. Las ráfagas deben emitir un ruido ensordecedor, pues son tan fuertes que desgarran montañas y quiebran peñascos. Y allí está Elías, intentando refugiarse del azote del viento, mientras se protege los ojos y se sujeta la pesada y tosca vestidura de pelo. Para colmo, luego tiene que luchar por mantenerse en pie, pues el suelo comienza a moverse. ¡Un terremoto está sacudiendo la región! Entonces, cuando apenas se ha recuperado, una enorme llamarada lo obliga a entrar en la cueva: ¡así de intenso es su calor! (1 Rey. 19:11, 12.)
21 Como bien señala el relato, Jehová no se halla en ninguna de estas espectaculares fuerzas naturales. Elías sabe que Jehová no es un dios mitológico de la naturaleza como Baal, a quien sus engañados adoradores aclaman como “el jinete de las nubes”, el dios que trae las lluvias. Jehová es la verdadera Fuente de todas las increíbles fuerzas naturales y es infinitamente superior a todas sus creaciones. De hecho, ni siquiera los cielos físicos pueden contenerlo (1 Rey. 8:27). Pero ¿cómo ayuda todo esto al profeta? Recordemos que el miedo lo había paralizado. Ahora, sabiendo que tiene al Dios todopoderoso de su parte, ¡ya no hay razón para temer a Acab y a Jezabel! (Lea Salmo 118:6.)

*** w11 1/7 págs. 21-22 Se dejó consolar por Dios ***
¿Cómo alivia Jehová los temores e inquietudes de Elías? El ángel pide al profeta que se ponga de pie a la entrada de la cueva. Él obedece sin saber lo que va a ocurrir. De repente, se desata un vendaval. Las ráfagas deben de emitir un rugido ensordecedor, pues son tan fuertes que desgarran montañas y quiebran peñascos. Intente visualizar a Elías cubriéndose los ojos y apretándose contra el cuerpo su pesada y rústica vestidura de pelo. Acto seguido tiene que luchar para mantener el equilibrio, pues el suelo comienza a estremecerse. ¡Un terremoto sacude la región! Apenas se ha recuperado, cuando una enorme llamarada lo obliga a entrar en la cueva para resguardarse del calor abrasador (1 Reyes 19:11, 12).
Según el relato, Jehová no se halla dentro de ninguna de estas espectaculares demostraciones de las fuerzas naturales. Elías sabe que Jehová no es un dios mitológico de la naturaleza como Baal, a quien sus engañados adeptos aclaman como “el Jinete de las Nubes”, el que trae las lluvias. Jehová es la verdadera Fuente de todas las increíbles fuerzas naturales y es infinitamente superior a todas sus creaciones. De hecho, ni siquiera los cielos físicos pueden contenerlo (1 Reyes 8:27). Pero ¿cómo ayuda todo esto al profeta? Recuerde el miedo que lo atenaza. Ahora, teniendo a Dios a su lado, con todo ese poder sobrecogedor, ¡ya no hay razón para que tema a Acab y a Jezabel! (Salmo 118:6.)

*** it-1 pág. 792 Elías ***
En Horeb Jehová le habla después de una demostración imponente de su poder —viento, terremoto y fuego—. Sin embargo, Jehová no está en estas manifestaciones, Él no es la naturaleza deificada ni la personificación de fuerzas naturales, sino que estas fuerzas naturales son meras expresiones de su fuerza activa, y no Jehová mismo.

(1 REYES 19:12)

“Y después del temblor hubo un fuego. (Jehová no estaba en el fuego.) Y después del fuego hubo una voz calmada y baja.”

*** cl cap. 4 pág. 37 ‘Jehová es grande en poder’ ***
CAPÍTULO 4
‘Jehová es grande en poder’
ELÍAS ya había contemplado antes maravillas: cuervos que le llevaron comida dos veces al día a su escondite, dos recipientes cuyo contenido de harina y aceite no se agotó durante una larga hambruna e incluso fuego que cayó del cielo en respuesta a su oración (1 Reyes, capítulos 17, 18). Con todo, nunca había visto nada semejante.
2 Acurrucado a la entrada de una cueva del monte Horeb, presenció una serie de sucesos espectaculares. Primero, un vendaval que debió de hacer un ruido ensordecedor, porque era tan fuerte que partía montañas y quebraba peñascos. Luego, un terremoto que liberó extraordinarias fuerzas de la corteza terrestre. Finalmente, un fuego que cundió por la región, por lo que Elías tuvo que sentir el sofocante calor (1 Reyes 19:8-12).
3 Aquellos acontecimientos que vivió Elías tenían un denominador común: eran demostraciones del enorme poder de Jehová.

*** cl cap. 4 pág. 43 párr. 15 ‘Jehová es grande en poder’ ***
Hallamos un claro ejemplo en la experiencia de Elías, mencionada al principio. ¿Por qué recibió aquella imponente demostración de potencia divina? Pues bien, la malvada reina Jezabel había jurado ejecutarlo, así que el profeta tuvo que huir para salvar la vida. Parecía que todos sus afanes habían sido en vano, y se sentía solo, acobardado y desalentado. El Altísimo lo confortó con un vívido recordatorio de Su fuerza. El viento, el terremoto y el fuego le demostraron que contaba con el respaldo del Ser más poderoso del universo. ¿Por qué temer a Jezabel teniendo de su parte al Dios omnipotente? (1 Reyes 19:1-12.)

*** cl cap. 4 pág. 43 ‘Jehová es grande en poder’ ***
La Biblia señala que “Jehová no estaba en el viento” ni “en el temblor” ni “en el fuego”. Así pues, sus siervos no lo buscan en las fuerzas naturales, a diferencia de quienes adoran míticos dioses de la naturaleza. Él es tan grande, que ninguna creación puede contenerlo (1 Reyes 8:27).

*** ia cap. 12 pág. 106 Dios fue su refugio y su consuelo ***
Tal vez esa “voz calmada y baja” procediera del mismo ángel que transmitió “la palabra de Jehová” mencionada en 1 Reyes 19:9. El versículo 15 del mismo capítulo simplemente se refiere a él como “Jehová”. Quizás esto nos recuerde al ángel que Dios envió para guiar al pueblo de Israel por el desierto, de quien dijo: “Mi nombre está dentro de él” (Éx. 23:21). Aunque no podemos ser categóricos en este asunto, cabe señalar que Jesús, antes de venir a la Tierra, fue “la Palabra”, el Portavoz especial de Jehová para sus siervos (Juan 1:1).

*** ia cap. 12 pág. 106 párrs. 20-22 Dios fue su refugio y su consuelo ***
Entonces, cuando apenas se ha recuperado, una enorme llamarada lo obliga a entrar en la cueva: ¡así de intenso es su calor! (1 Rey. 19:11, 12.)
21 Como bien señala el relato, Jehová no se halla en ninguna de estas espectaculares fuerzas naturales. Elías sabe que Jehová no es un dios mitológico de la naturaleza como Baal, a quien sus engañados adoradores aclaman como “el jinete de las nubes”, el dios que trae las lluvias. Jehová es la verdadera Fuente de todas las increíbles fuerzas naturales y es infinitamente superior a todas sus creaciones. De hecho, ni siquiera los cielos físicos pueden contenerlo (1 Rey. 8:27). Pero ¿cómo ayuda todo esto al profeta? Recordemos que el miedo lo había paralizado. Ahora, sabiendo que tiene al Dios todopoderoso de su parte, ¡ya no hay razón para temer a Acab y a Jezabel! (Lea Salmo 118:6.)
22 Tras el fuego, todo queda en silencio. Entonces Elías oye “una voz calmada y baja” que lo insta a desahogarse de nuevo, así que expresa sus preocupaciones por segunda vez.

*** w11 1/7 pág. 22 Se dejó consolar por Dios ***
Tal vez esa “voz calmada y baja” procediera del mismo ángel que transmitió “la palabra de Jehová” mencionada en 1 Reyes 19:9. El versículo 15 simplemente se refiere a él como “Jehová”. Quizás esto nos recuerde al ángel que Jehová envió para guiar al pueblo de Israel por el desierto, de quien dijo: “Mi nombre está dentro de él” (Éxodo 23:21). Aunque no podemos ser categóricos en este asunto, cabe señalar que Jesús, antes de venir a la Tierra, fue “la Palabra”, el Portavoz especial de Jehová para sus siervos (Juan 1:1).

*** w11 1/7 pág. 22 Se dejó consolar por Dios ***
Apenas se ha recuperado, cuando una enorme llamarada lo obliga a entrar en la cueva para resguardarse del calor abrasador (1 Reyes 19:11, 12).
Según el relato, Jehová no se halla dentro de ninguna de estas espectaculares demostraciones de las fuerzas naturales. Elías sabe que Jehová no es un dios mitológico de la naturaleza como Baal, a quien sus engañados adeptos aclaman como “el Jinete de las Nubes”, el que trae las lluvias. Jehová es la verdadera Fuente de todas las increíbles fuerzas naturales y es infinitamente superior a todas sus creaciones. De hecho, ni siquiera los cielos físicos pueden contenerlo (1 Reyes 8:27). Pero ¿cómo ayuda todo esto al profeta? Recuerde el miedo que lo atenaza. Ahora, teniendo a Dios a su lado, con todo ese poder sobrecogedor, ¡ya no hay razón para que tema a Acab y a Jezabel! (Salmo 118:6.)
Tras el fuego, todo queda en calma. Entonces Elías oye “una voz calmada y baja” que lo insta a desahogarse de nuevo, de modo que expresa sus preocupaciones por segunda vez.

*** w97 15/5 pág. 13 párr. 17 Cuando Jesús llegue en la gloria del Reino ***
17 Además, el Israel de Dios tuvo una experiencia comparable a la de Elías en el monte Horeb. Como le ocurrió a Elías cuando huía de la reina Jezabel, el temeroso resto ungido pensó que ya había terminado su trabajo al final de la I Guerra Mundial. Luego, al igual que Elías, tuvo un encuentro con Jehová, quien había venido para juzgar a las organizaciones que afirmaban ser “la casa de Dios”. (1 Pedro 4:17; Malaquías 3:1-3.) Mientras que a la cristiandad se la encontró deficiente, al resto ungido se le reconoció como “el esclavo fiel y discreto” y se le nombró sobre todos los bienes terrestres de Jesús. (Mateo 24:45-47.) En Horeb, Elías oyó “una voz calmada y baja”, que resultó ser la de Jehová, y le dio más trabajo que hacer. En el tranquilo período posbélico, los fieles siervos ungidos de Jehová oyeron su voz desde las páginas de la Biblia. También percibieron que tenían una comisión que cumplir. (1 Reyes 19:4, 9-18; Revelación 11:7-13.)

*** it-1 pág. 792 Elías ***
En Horeb Jehová le habla después de una demostración imponente de su poder —viento, terremoto y fuego—. Sin embargo, Jehová no está en estas manifestaciones, Él no es la naturaleza deificada ni la personificación de fuerzas naturales, sino que estas fuerzas naturales son meras expresiones de su fuerza activa, y no Jehová mismo.

(1 REYES 19:13)

“Y aconteció que tan pronto como Elías la oyó, inmediatamente se envolvió el rostro con su prenda de vestir oficial y salió fuera y se puso de pie a la entrada de la cueva; y, ¡mire!, hubo una voz para él, y procedió a decirle: “¿Qué negocio tienes aquí, Elías?”.”

*** it-2 pág. 872 Rostro ***
El que un hombre o un ángel se cubra el rostro o lo oculte puede expresar humildad o temor reverencial y respeto. (Éx 3:6; 1Re 19:13; Isa 6:2.)

*** it-2 pág. 1195 Vestido oficial ***
Para traducir ʼad•dé•reth en el caso del vestido oficial de Elías y Eliseo, la Septuaginta utiliza la palabra griega mē•lō•tḗ (que significa “piel de oveja” o cualquier piel basta y lanosa). (1Re 19:13.) Esto da a entender que la prenda estaba hecha de pieles que todavía tenían pelo, algo similar a la vestidura que en la actualidad llevan ciertos beduinos. Cuando Pablo dice que los siervos perseguidos de Dios “anduvieron de acá para allá en pieles de oveja, en pieles de cabra”, puede referirse al vestido de tales profetas de Jehová. (Heb 11:37.)

(1 REYES 19:15)

“Jehová ahora le dijo: “Anda, vuélvete por tu camino al desierto de Damasco; y tienes que entrar y ungir a Hazael por rey sobre Siria.”

*** ia cap. 12 págs. 106-107 párr. 22 Dios fue su refugio y su consuelo ***
lo que la “voz calmada y baja” le dice a continuación es sin duda de mayor consuelo aún: Jehová le asegura que lo valora mucho. ¿Cómo lo hace? Le revela lo que se propone hacer en el futuro contra el culto de Baal en Israel. Y puesto que nada podrá impedir que ese propósito se cumpla, es obvio que la labor de Elías ha valido la pena. Además, Jehová todavía cuenta con él, pues le encomienda una nueva misión y le da instrucciones específicas para que pueda cumplir con ella (1 Rey. 19:12-17).

*** w11 1/7 pág. 22 Se dejó consolar por Dios ***
lo que la “voz calmada y baja” dice a continuación es sin duda de mayor consuelo para él: Jehová le asegura que es muy valioso. ¿Cómo lo hace? Le revela gran parte de su propósito a largo plazo respecto a la guerra contra el culto de Baal en Israel. Y puesto que ese propósito avanza imparable, es obvio que la labor de Elías ha valido la pena. Además, Jehová todavía cuenta con él, pues le encomienda una nueva misión y le da instrucciones específicas para cumplirla (1 Reyes 19:12-17).

*** w97 15/5 pág. 13 párr. 17 Cuando Jesús llegue en la gloria del Reino ***
17 Además, el Israel de Dios tuvo una experiencia comparable a la de Elías en el monte Horeb. Como le ocurrió a Elías cuando huía de la reina Jezabel, el temeroso resto ungido pensó que ya había terminado su trabajo al final de la I Guerra Mundial. Luego, al igual que Elías, tuvo un encuentro con Jehová, quien había venido para juzgar a las organizaciones que afirmaban ser “la casa de Dios”. (1 Pedro 4:17; Malaquías 3:1-3.) Mientras que a la cristiandad se la encontró deficiente, al resto ungido se le reconoció como “el esclavo fiel y discreto” y se le nombró sobre todos los bienes terrestres de Jesús. (Mateo 24:45-47.) En Horeb, Elías oyó “una voz calmada y baja”, que resultó ser la de Jehová, y le dio más trabajo que hacer. En el tranquilo período posbélico, los fieles siervos ungidos de Jehová oyeron su voz desde las páginas de la Biblia. También percibieron que tenían una comisión que cumplir. (1 Reyes 19:4, 9-18; Revelación 11:7-13.)

*** it-1 pág. 18 Abel-meholá ***
En apoyo de esta identificación se ha aducido que Elías, después de partir de Horeb, se detuvo en Abel-meholá para ungir a Eliseo y, además, se le dio la comisión de viajar “al desierto de Damasco” a fin de ungir a Hazael como rey de Siria. (1Re 19:15.) La calzada antigua más importante de Horeb a Damasco se encontraba al E. del Jordán, aunque en ocasiones esta ruta estuvo bajo el control de tribus nómadas.

*** it-1 pág. 18 Abel-meholá ***
Y en lo que respecta al viaje de Elías al desierto de Damasco, el registro muestra que no tuvo lugar de inmediato, sino que fue Eliseo quien lo llevó a cabo algún tiempo después. (1Re 19:15-19; 2Re 8:7-13.) En vista de estos hechos, algunas obras geográficas siguen situando el emplazamiento de Abel-meholá al O. del Jordán. (The Geographical and Topographical Texts of the Old Testament, de J. Simons, Leiden, 1959; The Geography of the Bible, de D. Baly, 1957, y el Atlas of the Bible, de L. H. Grollenberg, 1956.) Tanto Jerónimo como Eusebio, de los primeros siglos de la era común, identificaron Abel-meholá con un lugar situado a 10 millas romanas (15 Km.) al S. de Bet-seán (al O. del Jordán). La obra The Land of the Bible, de Y. Aharoni, dice: “Ahora se ha identificado con muchas garantías a Abel-meholá con Tell Abu Sus, en la orilla [occidental] del Jordán, a 15 Km. al sur de Bet-seán”.

*** it-1 pág. 1093 Hazael ***
Años antes del reinado de Hazael, Jehová había mandado a Elías para “ungir a Hazael por rey sobre Siria”, debido a que Israel había pecado contra Dios y Hazael tendría que ejecutar el castigo de Dios sobre la nación. (1Re 19:15-18.)

*** it-2 pág. 1170 Ungido, ungir ***
En ocasiones se consideraba que una persona había sido ungida debido a que Dios la había nombrado, aunque no se le hubiera derramado aceite sobre la cabeza. Por ejemplo, Jehová le dijo a Elías que ungiera a Hazael por rey de Siria, a Jehú por rey de Israel y a Eliseo por profeta en lugar de él. (1Re 19:15, 16.) Luego el registro bíblico muestra que uno de los hijos de los profetas asociados con Eliseo ungió a Jehú con aceite literal por rey sobre Israel. (2Re 9:1-6.) Sin embargo, no hay registro de que nadie ungiera con aceite a Hazael ni a Eliseo.

(1 REYES 19:16)

“Y a Jehú nieto de Nimsí lo debes ungir por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat de Abel-meholá lo debes ungir por profeta en lugar de ti.”

*** w97 15/5 pág. 13 párr. 17 Cuando Jesús llegue en la gloria del Reino ***
17 Además, el Israel de Dios tuvo una experiencia comparable a la de Elías en el monte Horeb. Como le ocurrió a Elías cuando huía de la reina Jezabel, el temeroso resto ungido pensó que ya había terminado su trabajo al final de la I Guerra Mundial. Luego, al igual que Elías, tuvo un encuentro con Jehová, quien había venido para juzgar a las organizaciones que afirmaban ser “la casa de Dios”. (1 Pedro 4:17; Malaquías 3:1-3.) Mientras que a la cristiandad se la encontró deficiente, al resto ungido se le reconoció como “el esclavo fiel y discreto” y se le nombró sobre todos los bienes terrestres de Jesús. (Mateo 24:45-47.) En Horeb, Elías oyó “una voz calmada y baja”, que resultó ser la de Jehová, y le dio más trabajo que hacer. En el tranquilo período posbélico, los fieles siervos ungidos de Jehová oyeron su voz desde las páginas de la Biblia. También percibieron que tenían una comisión que cumplir. (1 Reyes 19:4, 9-18; Revelación 11:7-13.)

*** it-2 pág. 52 Jehú ***
3. Hijo de Jehosafat (no el rey Jehosafat de Judá) y nieto de Nimsí. (2Re 9:14.) Gobernó como rey de Israel desde aproximadamente 904 hasta 877 a. E.C. Durante el reinado del rey Acab de Israel, Elías el profeta huyó al monte Horeb para escapar de la esposa de Acab, que procuraba darle muerte. Dios le mandó que regresase y ungiese a tres hombres: a Eliseo por sucesor, a Hazael por rey de Siria y a Jehú por rey de Israel. (1Re 19:15, 16.) Elías ungió a Eliseo (o lo nombró; véase UNGIDO, UNGIR); sin embargo, a Jehú lo ungió más tarde Eliseo, el sucesor de Elías.
¿Ungió Eliseo a Jehú debido a la tardanza de Elías? No; poco después de darle el mandato a Elías, Jehová le dijo que la calamidad que le sobrevendría a la casa de Acab, y que ejecutaría Jehú, no llegaría en los días de Acab, sino en los del hijo de Acab. (1Re 21:27-29.) De modo que la demora se debió a la guía de Jehová, no a negligencia por parte de Elías. Jehová planeó la unción para el momento más oportuno, cuando se dieran las circunstancias para que Jehú pudiese cumplir inmediatamente con el propósito de dicha unción. Y en armonía con su personalidad decisiva y dinámica, Jehú no perdió ni un momento, sino que actuó con rapidez.

*** it-2 pág. 690 Posturas y ademanes ***
Eliseo fue ‘ungido’ cuando recibió su nombramiento, pero no se le ungió literalmente con aceite. (1Re 19:16, 19.)

*** it-2 pág. 1170 Ungido, ungir ***
En ocasiones se consideraba que una persona había sido ungida debido a que Dios la había nombrado, aunque no se le hubiera derramado aceite sobre la cabeza. Por ejemplo, Jehová le dijo a Elías que ungiera a Hazael por rey de Siria, a Jehú por rey de Israel y a Eliseo por profeta en lugar de él. (1Re 19:15, 16.) Luego el registro bíblico muestra que uno de los hijos de los profetas asociados con Eliseo ungió a Jehú con aceite literal por rey sobre Israel. (2Re 9:1-6.) Sin embargo, no hay registro de que nadie ungiera con aceite a Hazael ni a Eliseo.

(1 REYES 19:18)

“Y he dejado que siete mil permanezcan en Israel, todas las rodillas que no se han doblado a Baal, y toda boca que no lo ha besado”.”

*** ia cap. 12 pág. 107 párr. 23 Dios fue su refugio y su consuelo ***
En segundo lugar, Jehová le revela esta emocionante noticia: “He dejado que siete mil permanezcan en Israel, todas las rodillas que no se han doblado a Baal, y toda boca que no lo ha besado” (1 Rey. 19:18). Así es: ¡Elías no estaba solo! Debe alegrarse muchísimo al enterarse de que esos miles de fieles israelitas se han negado a idolatrar a Baal. Ellos necesitan que él continúe con su servicio sagrado, que les dé un ejemplo de lealtad inquebrantable en esos tiempos tan tenebrosos. Las palabras que le transmite el mensajero de Jehová —la “voz calmada y baja”— sin duda lo conmueven profundamente. Después de todo, ¡era como si Dios mismo le estuviera hablando!

*** w11 1/7 pág. 22 Se dejó consolar por Dios ***
En segundo lugar, Jehová le revela esta emocionante noticia: “He dejado que siete mil permanezcan en Israel, todas las rodillas que no se han doblado a Baal, y toda boca que no lo ha besado” (1 Reyes 19:18). Elías no está solo, ni mucho menos. Debe de sentirse muy bien al saber que esos miles de fieles se han negado a idolatrar a Baal. Ellos necesitan que él continúe con su fiel servicio, que les dé un ejemplo de lealtad inquebrantable en tiempos tan tenebrosos. Las palabras del mensajero de Jehová —la “voz calmada y baja” de su Dios— sin duda lo conmueven profundamente.

*** it-2 pág. 507 Número ***
De vez en cuando los números se usan con un sentido aproximado, como números redondos. Por ejemplo: en el Salmo 90:10, donde el salmista habla acerca del límite de edad del hombre; posiblemente también en 1 Reyes 19:18 (siete mil que no se habían inclinado ante Baal), así como en 2 Crónicas 14:9 (el millón de etíopes derrotados por Asá).

(1 REYES 19:19)

“Por lo tanto, él se fue de allí y halló a Eliseo hijo de Safat mientras estaba arando con doce yuntas delante de él, y él con la duodécima. Elías, pues, cruzó a donde él y echó sobre él su prenda de vestir oficial.”

*** w14 1/2 pág. 12 Se mantuvo firme ante la injusticia ***
En cualquier caso, la Biblia dice que fue “a donde [Eliseo] y echó sobre él su prenda de vestir oficial” (1 Reyes 19:19). Esta prenda —probablemente de piel de oveja o de cabra— era una especie de capa que representaba la comisión especial que Elías había recibido de Jehová, de modo que el acto de ponérsela sobre los hombros a Eliseo estaba lleno de simbolismo. Elías cumplió con gusto la orden de Jehová de nombrar un sucesor.

*** w97 1/11 págs. 30-31 Un ejemplo de abnegación y lealtad ***
Cuando se le invitó a servir de manera especial con Elías, el principal profeta de Israel, Eliseo dejó su campo inmediatamente para atenderle. Parece que algunas de sus tareas eran serviles, pues se le llegó a conocer como el que “derramaba agua sobre las manos de Elías”. (2 Reyes 3:11.) No obstante, Eliseo consideraba que su trabajo era un privilegio, y siguió acompañando lealmente a Elías.
En la actualidad, muchos siervos de Dios manifiestan un espíritu de abnegación semejante a aquel. Algunos han dejado sus “campos”, es decir, sus medios de vida, para predicar las buenas nuevas en territorios distantes o para ser miembros de una familia Betel. Otros han viajado a países extranjeros a fin de trabajar en proyectos de construcción de la Sociedad. Muchos han aceptado lo que podrían considerarse tareas humildes. Sin embargo, ningún esclavo de Jehová efectúa un servicio insignificante. Jehová aprecia a todos los que le sirven de buena gana, y bendecirá su espíritu de abnegación. (Marcos 10:29, 30.)

*** w97 1/11 pág. 30 Un ejemplo de abnegación y lealtad ***
PARA un joven agricultor llamado Eliseo, lo que comenzó como un día normal de trabajo con el arado pasó a ser el día más significativo de su vida. Mientras efectuaba su labor en el campo, recibió una visita inesperada de Elías, el principal profeta de Israel. “¿A qué se deberá su visita?”, quizás se preguntó Eliseo. No tuvo que esperar mucho tiempo para averiguar la respuesta. Elías echó su prenda de vestir oficial sobre Eliseo, y de esa forma dio a entender que algún día este sería su sucesor. Eliseo no tomó a la ligera esta invitación. Abandonó su campo de inmediato para hacerse asistente de Elías. (1 Reyes 19:19-21.)

*** it-1 pág. 172 Arar ***
A veces se daba el caso de que varios hombres trabajaban juntos, cada uno con una pareja o yunta de reses vacunas, arando surcos paralelos uno detrás del otro. En el caso de Eliseo, según se relata en 1 Reyes 19:19, él era el duodécimo y último, y por esta razón pudo detenerse sin interrumpir a nadie. Dejó el campo y usó la madera de sus aperos de labranza como leña para ofrecer los toros en sacrificio. (1Re 19:21.) En The Land and the Book (revisión de J. Grande, 1910, pág. 121), W. M. Thomson informa que un solo hombre podía sembrar con facilidad una zona que hubiesen arado un grupo de hombres.

*** it-1 pág. 798 Eliseo ***
ELISEO
(Dios Es Salvación).
Hijo de Safat y profeta de Jehová durante los siglos IX y X a. E.C. Fue el sucesor del profeta Elías. Jehová dirigió a Elías para ungir a Eliseo de Abel-meholá. Elías halló a este arando y echó sobre él su prenda de vestir oficial como señal de su nombramiento. (1Re 19:16.) Eliseo estaba arando detrás de doce yuntas de toros, “y él con la duodécima”. Es de interés que en el siglo XIX William Thomson (The Land and the Book, 1887, pág. 144) informó que los labradores árabes tenían la costumbre de trabajar juntos con sus pequeños arados, de modo que era fácil que un sembrador sembrase lo que araban en un día. Como se hallaba detrás del grupo, Eliseo podía pararse sin interrumpir el trabajo de los demás. El hecho de que sacrificase una yunta de toros y usase los aparejos como combustible habla en favor de la prontitud, resolución y aprecio de Eliseo por la llamada de Jehová. Después de preparar una comida, Eliseo partió sin dilación para seguir a Elías. (1Re 19:19-21.)

*** w90 1/9 pág. 16 ¿Aprenderá usted de las estaciones? ***
Eliseo estaba participando en una gran operación de arar cuando se le llamó para el servicio de profeta. Esto indica que probablemente el mes fue Tisri (septiembre-octubre), cuando ya había pasado el calor intenso del verano. Las primeras lluvias habían empezado a ablandar el terreno, lo cual facilitaba el arar y luego el plantar las semillas.

*** w90 1/9 pág. 16 ¿Aprenderá usted de las estaciones? ***
Usted pudiera leer lo siguiente sobre el nombramiento del sucesor de Elías: “Él [...] halló a Eliseo hijo de Safat mientras estaba arando con doce yuntas delante de él”. (1 Reyes 19:19.)

(1 REYES 19:20)

“Por lo cual él dejó los toros y se fue corriendo tras Elías y dijo: “Déjame, por favor, besar a mi padre y a mi madre. Entonces ciertamente iré siguiéndote”. Ante esto, él le dijo: “Anda, vuélvete; pues, ¿qué te he hecho yo?”.”

*** w97 1/11 pág. 30 Un ejemplo de abnegación y lealtad ***
PARA un joven agricultor llamado Eliseo, lo que comenzó como un día normal de trabajo con el arado pasó a ser el día más significativo de su vida. Mientras efectuaba su labor en el campo, recibió una visita inesperada de Elías, el principal profeta de Israel. “¿A qué se deberá su visita?”, quizás se preguntó Eliseo. No tuvo que esperar mucho tiempo para averiguar la respuesta. Elías echó su prenda de vestir oficial sobre Eliseo, y de esa forma dio a entender que algún día este sería su sucesor. Eliseo no tomó a la ligera esta invitación. Abandonó su campo de inmediato para hacerse asistente de Elías. (1 Reyes 19:19-21.)

*** w97 1/11 págs. 30-31 Un ejemplo de abnegación y lealtad ***
Cuando se le invitó a servir de manera especial con Elías, el principal profeta de Israel, Eliseo dejó su campo inmediatamente para atenderle. Parece que algunas de sus tareas eran serviles, pues se le llegó a conocer como el que “derramaba agua sobre las manos de Elías”. (2 Reyes 3:11.) No obstante, Eliseo consideraba que su trabajo era un privilegio, y siguió acompañando lealmente a Elías.
En la actualidad, muchos siervos de Dios manifiestan un espíritu de abnegación semejante a aquel. Algunos han dejado sus “campos”, es decir, sus medios de vida, para predicar las buenas nuevas en territorios distantes o para ser miembros de una familia Betel. Otros han viajado a países extranjeros a fin de trabajar en proyectos de construcción de la Sociedad. Muchos han aceptado lo que podrían considerarse tareas humildes. Sin embargo, ningún esclavo de Jehová efectúa un servicio insignificante. Jehová aprecia a todos los que le sirven de buena gana, y bendecirá su espíritu de abnegación. (Marcos 10:29, 30.)

(1 REYES 19:21)

“Así que se volvió de seguirlo y entonces tomó una yunta de toros y los sacrificó, y con los aparejos de los toros coció su carne y luego la dio a la gente, y ellos procedieron a comer. Después de aquello se levantó y se puso a seguir a Elías y empezó a ministrarle.”

*** w97 1/11 pág. 30 Un ejemplo de abnegación y lealtad ***
PARA un joven agricultor llamado Eliseo, lo que comenzó como un día normal de trabajo con el arado pasó a ser el día más significativo de su vida. Mientras efectuaba su labor en el campo, recibió una visita inesperada de Elías, el principal profeta de Israel. “¿A qué se deberá su visita?”, quizás se preguntó Eliseo. No tuvo que esperar mucho tiempo para averiguar la respuesta. Elías echó su prenda de vestir oficial sobre Eliseo, y de esa forma dio a entender que algún día este sería su sucesor. Eliseo no tomó a la ligera esta invitación. Abandonó su campo de inmediato para hacerse asistente de Elías. (1 Reyes 19:19-21.)

*** w97 1/11 págs. 30-31 Un ejemplo de abnegación y lealtad ***
Cuando se le invitó a servir de manera especial con Elías, el principal profeta de Israel, Eliseo dejó su campo inmediatamente para atenderle. Parece que algunas de sus tareas eran serviles, pues se le llegó a conocer como el que “derramaba agua sobre las manos de Elías”. (2 Reyes 3:11.) No obstante, Eliseo consideraba que su trabajo era un privilegio, y siguió acompañando lealmente a Elías.
En la actualidad, muchos siervos de Dios manifiestan un espíritu de abnegación semejante a aquel. Algunos han dejado sus “campos”, es decir, sus medios de vida, para predicar las buenas nuevas en territorios distantes o para ser miembros de una familia Betel. Otros han viajado a países extranjeros a fin de trabajar en proyectos de construcción de la Sociedad. Muchos han aceptado lo que podrían considerarse tareas humildes. Sin embargo, ningún esclavo de Jehová efectúa un servicio insignificante. Jehová aprecia a todos los que le sirven de buena gana, y bendecirá su espíritu de abnegación. (Marcos 10:29, 30.)

*** it-1 pág. 798 Eliseo ***
ELISEO
(Dios Es Salvación).
Hijo de Safat y profeta de Jehová durante los siglos IX y X a. E.C. Fue el sucesor del profeta Elías. Jehová dirigió a Elías para ungir a Eliseo de Abel-meholá. Elías halló a este arando y echó sobre él su prenda de vestir oficial como señal de su nombramiento. (1Re 19:16.) Eliseo estaba arando detrás de doce yuntas de toros, “y él con la duodécima”. Es de interés que en el siglo XIX William Thomson (The Land and the Book, 1887, pág. 144) informó que los labradores árabes tenían la costumbre de trabajar juntos con sus pequeños arados, de modo que era fácil que un sembrador sembrase lo que araban en un día. Como se hallaba detrás del grupo, Eliseo podía pararse sin interrumpir el trabajo de los demás. El hecho de que sacrificase una yunta de toros y usase los aparejos como combustible habla en favor de la prontitud, resolución y aprecio de Eliseo por la llamada de Jehová. Después de preparar una comida, Eliseo partió sin dilación para seguir a Elías. (1Re 19:19-21.)

(1 REYES 20:1)

“En cuanto a Ben-hadad el rey de Siria, este juntó todas sus fuerzas militares y también treinta y dos reyes con él, y caballos y carros, y procedió a subir y a poner sitio a Samaria y a pelear contra ella.”

*** it-1 pág. 307 Ben-hadad ***
2. Se vuelve a hacer mención de un rey sirio llamado Ben-hadad durante el reinado del rey Acab de Israel (c. 940-920 a. E.C.). Unos cinco años antes de la muerte de Acab, “Ben-hadad el rey de Siria” condujo las fuerzas combinadas de treinta y dos reyes, al parecer vasallos, contra Samaria, sitió la ciudad e instó al rey Acab a rendirse sin condiciones. (1Re 20:1-6.) Acab convocó una reunión de todos los ancianos del país, quienes le aconsejaron que resistiera. Luego, mientras las fuerzas sirias se preparaban para asaltar la ciudad y Ben-hadad y los otros reyes bebían hasta emborracharse en las cabañas que habían levantado, Acab, siguiendo el consejo divino, atacó por sorpresa el campamento sirio e infligió una derrota absoluta a sus enemigos. (1Re 20:7-21.)

*** it-1 pág. 951 Pueblos enemigos que atacaron a Israel ***
Siria 1Re 20:1-6, 26; 2Re 12:17, 18; 16:5-9

(1 REYES 20:11)

“A su vez, el rey de Israel contestó y dijo: “Háblenle: ‘El que se ciñe, no se jacte como el que se desabrocha’”.”

*** w05 1/7 pág. 31 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
20:11. Cuando Ben-hadad se jactó de que destruiría Samaria, el rey de Israel contestó: “El que se ciñe [la armadura para la guerra] no se jacte como el que se [la] desabrocha” cuando vuelve victorioso de la batalla. Cuando nos encaramos a una nueva tarea, tenemos que evitar la confianza excesiva del jactancioso (Proverbios 27:1; Santiago 4:13-16).

*** it-1 pág. 190 Armas, armadura ***
Cinturón. El cinturón militar de tiempos antiguos era una pretina de cuero que se llevaba alrededor de la cintura o de las caderas. La anchura podía variar entre 5 y 15 cm., y solía estar tachonado con hierro, plata u oro. De él pendía la espada, y a veces el cinturón mismo se sujetaba con una correa que pasaba por los hombros. (1Sa 18:4; 2Sa 20:8.) Un cinturón desabrochado indicaba desocupación (1Re 20:11), mientras que, por el contrario, el ceñirse los lomos o las caderas indicaba estar listo para la acción o la batalla. (Éx 12:11; 1Re 18:46; 1Pe 1:13, nota.)

(1 REYES 20:23)

“En cuanto a los siervos del rey de Siria, ellos le dijeron: “El Dios de ellos es un Dios de montañas. Por eso resultaron más fuertes que nosotros. Por lo contrario, pues, peleemos contra ellos en la tierra llana, [y ve] si no resultamos más fuertes que ellos.”

*** it-1 pág. 378 Caballo ***
Los caballos no se desenvuelven bien en terreno montañoso o accidentado. (Am 6:12.) Por eso, cuando el rey Acab de Israel derrotó al ejército de Siria, los siervos de Ben-hadad presentaron la excusa de que la derrota se había debido a que el Dios de Israel era “un Dios de montañas”, no de tierra llana, donde tienen ventaja los caballos y los carros. No obstante, Jehová dio a Israel la victoria incluso en la tierra llana. (1Re 20:23-29.)

(1 REYES 20:24)

“Y haz esta cosa: Remueve a los reyes cada uno de su lugar, y pon gobernadores en vez de ellos.”

*** it-1 págs. 307-308 Ben-hadad ***
Se había reorganizado a las fuerzas sirias y al frente de ellas se había colocado a gobernadores en el lugar de los treinta y dos reyes. Este cambio probablemente obedecía a que Ben-hadad pensaba que los gobernadores lucharían con más unidad y obediencia, y que tal vez se viesen más incentivados que los reyes debido a la posibilidad de recibir un ascenso. Sin embargo, el planteamiento militar de Ben-hadad contra las fuerzas israelitas, condicionado por la teoría de sus consejeros, resultó inútil, aunque su ejército era muy superior en número. Un profeta previno del ataque a los israelitas, que gozaron del respaldo de Jehová Dios, el Rey del universo. Las fuerzas sirias quedaron diezmadas, y Ben-hadad se refugió en Afeq. No obstante, Acab dejó en libertad a su peligroso enemigo, después que este le hiciese la siguiente promesa: “Las ciudades que mi padre le tomó a tu padre, las devolveré; y calles te asignarás a ti mismo en Damasco, lo mismo que mi padre asignó en Samaria”. (1Re 20:22-34.)
Hay diferentes pareceres en cuanto a si este Ben-hadad era el mismo rey sirio de los días de Baasá y Asá, o si, por otra parte, era su hijo o nieto. Para que Ben-hadad I (contemporáneo de Asá) fuese el Ben-hadad del tiempo de Acab e incluso el del tiempo de Jehoram (c. 917-905 a. E.C.), habría tenido que reinar unos cuarenta y cinco años o más, lo que no es imposible.
Sin embargo, los que sostienen que el rey sirio del día de Acab debería llamarse Ben-hadad II se basan en la promesa que le hizo a Acab mencionada antes. (1Re 20:34.) A primera vista parece decir que el padre de Ben-hadad había tomado algunas ciudades de Omrí, el padre de Acab. Si estas fueron las que tomó Ben-hadad I durante el reinado de Baasá, este rey sirio tuvo que haber sido el padre (o quizás simplemente el predecesor) de Ben-hadad II, el rey contemporáneo de Acab. Así mismo, el “padre” de Acab puede haber sido un antecesor real suyo, y no necesariamente un pariente consanguíneo, un antepasado directo. (Véase BELSASAR.)
No obstante, el hecho de que la promesa de Ben-hadad a Acab hiciera referencia a Samaria parece circunscribir la toma siria de ciudades israelitas al reinado de Omrí, ya que este rey construyó Samaria y más tarde la convirtió en la capital de Israel. Al parecer las “calles” se asignaron para poner bazares, o mercados, con el fin de favorecer el comercio israelita.
Independientemente de cuáles fuesen las circunstancias al tiempo de la toma de las ciudades israelitas, la prueba procedente de las Escrituras indica que era otro Ben-hadad quien reinaba en la época de Acab, así que se le puede denominar Ben-hadad II. Por lo visto, la promesa que hizo Ben-hadad II de devolver las ciudades de Israel que había tomado su padre no se cumplió por completo, pues en el último año del reinado de Acab, este rey israelita formó una alianza con Jehosafat en un vano intento de recuperar Ramot-galaad (al E. del Jordán) del poder de los sirios. Según parece, Ben-hadad II es el anónimo “rey de Siria” que en el transcurso de la batalla ordenó a los “treinta y dos jefes de los carros” que dirigiesen sus ataques contra Acab. (1Re 22:31-37.)

(1 REYES 20:26)

“Y a la vuelta del año aconteció que Ben-hadad procedió a reunir con fines militares a los sirios y a subir a Afeq para combate contra Israel.”

*** g94 8/3 pág. 29 Observando el mundo ***
Se descubre una ciudad bíblica
El periódico francés Le Figaro informa que un equipo de arqueólogos japoneses ha descubierto las ruinas de una de las cinco ciudades bíblicas de la antigüedad llamadas Afeq. Por años, algunos eruditos trataron de relacionar esta antigua ciudad con el pueblo moderno de Afiq, o Fiq, a 5 kilómetros al este del mar de Galilea, pero fue en vano. Sin embargo, el arqueólogo Hiroshi Kanaseki cree que el descubrimiento de parte de un muro antiguo en ʽEn Gev, en la costa del mar de Galilea, atestigua la ubicación de esta ciudad de Afeq en particular. Se la menciona en la Biblia en 1 Reyes 20:26 como el lugar en el que las fuerzas israelitas al mando del rey Acab infligieron una derrota al rey sirio Ben-hadad II.

*** it-1 pág. 63 Afeq ***
5. Ciudad mencionada en 1 Reyes 20:26 como el lugar de la derrota del rey sirio Ben-hadad II. Los sirios se retiraron a la ciudad, pero el muro cayó sobre ellos, y mató a 27.000 soldados. (1Re 20:29, 30.) También parece que este fue el lugar donde el moribundo profeta Eliseo le dijo al rey Jehoás que los sirios sufrirían futuras derrotas a manos de los israelitas. (2Re 13:17-19, 25.) Algunos eruditos ubican a la Afeq mencionada en estos textos a unos 5 Km. al E. del mar de Galilea, en el pueblo moderno de Afiq o Fiq, pero hasta la fecha no se han encontrado en ese lugar restos anteriores al siglo IV a. E.C. Sin embargo, en la cercana ʽEn Gev, en la costa del mar de Galilea, se han descubierto restos de una ciudad de los siglos X a VIII a. E.C.

(1 REYES 20:27)

“En cuanto a los hijos de Israel, se hallaban reunidos con fines militares y provistos, y empezaron a salir a su encuentro; y los hijos de Israel se pusieron a acampar enfrente de ellos como dos rebañuelos de cabras, mientras los sirios, por su parte, llenaban la tierra.”

*** it-1 pág. 38 Acab ***
Las fuerzas israelitas se dirigieron al lugar de la batalla, pero parecían “dos rebañuelos de cabras” en comparación con el imponente campamento sirio. Jehová prometió demostrar que los condicionamientos geográficos no afectan su poder. Con esta garantía, las fuerzas de Acab infligieron al enemigo una derrota aplastante. (1Re 20:26-30.)

(1 REYES 20:28)

“Entonces se acercó el hombre del Dios [verdadero] y dijo al rey de Israel, sí, pasó a decir: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Por razón de que los sirios han dicho: “Jehová es un Dios de montañas, y no es un Dios de llanuras bajas”, tendré que dar toda esta gran muchedumbre en tu mano, y ustedes ciertamente sabrán que yo soy Jehová’”.”

*** it-1 pág. 378 Caballo ***
Los caballos no se desenvuelven bien en terreno montañoso o accidentado. (Am 6:12.) Por eso, cuando el rey Acab de Israel derrotó al ejército de Siria, los siervos de Ben-hadad presentaron la excusa de que la derrota se había debido a que el Dios de Israel era “un Dios de montañas”, no de tierra llana, donde tienen ventaja los caballos y los carros. No obstante, Jehová dio a Israel la victoria incluso en la tierra llana. (1Re 20:23-29.)

(1 REYES 20:31)

“Así que sus siervos le dijeron: “Ve esto: nosotros hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes de bondad amorosa. Por favor, déjanos llevar sacos sobre nuestros lomos y sogas sobre nuestras cabezas, y déjanos salir al rey de Israel. Tal vez conserve viva tu alma”.”

*** it-1 pág. 607 Cuerda, soga ***
En un acto simbólico de sumisión y humillación abyecta, los sirios derrotados “se ciñeron de sacos los lomos, con sogas sobre las cabezas, y [fueron] al rey de Israel”, buscando el perdón de Acab para el rey sirio Ben-hadad II. Es posible que cada uno llevara una soga alrededor de la cabeza o del cuello. (1Re 20:31-34.)

*** it-2 pág. 688 Posturas y ademanes ***
Inclinarse también podía significar que se reconocía una derrota. (Isa 60:14.) Los que habían sido derrotados podían presentarse delante de sus conquistadores vestidos de saco y con sogas sobre la cabeza para solicitar misericordia. (1Re 20:31, 32.) Se cree que dichas sogas se colocaban alrededor del cuello para representar cautiverio y sumisión.

(1 REYES 20:32)

“Por lo tanto, se ciñeron de sacos los lomos, con sogas sobre las cabezas, y vinieron al rey de Israel y dijeron: “Tu siervo Ben-hadad ha dicho: ‘Por favor, deja vivir mi alma’”. A lo que dijo él: “¿Todavía está vivo? Es mi hermano”.”

*** it-2 pág. 688 Posturas y ademanes ***
Inclinarse también podía significar que se reconocía una derrota. (Isa 60:14.) Los que habían sido derrotados podían presentarse delante de sus conquistadores vestidos de saco y con sogas sobre la cabeza para solicitar misericordia. (1Re 20:31, 32.) Se cree que dichas sogas se colocaban alrededor del cuello para representar cautiverio y sumisión.

(1 REYES 20:34)

“[Ben-hadad] ahora le dijo: “Las ciudades que mi padre le tomó a tu padre, las devolveré; y calles te asignarás a ti mismo en Damasco, lo mismo que mi padre asignó en Samaria”. “Y en cuanto a mí, en un pacto te enviaré.” Con esto él celebró un pacto con él y lo envió.”

*** w05 1/7 pág. 31 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
20:34. Después que Jehová le dio la victoria a Acab sobre los sirios, ¿por qué le perdonó este la vida a su rey, Ben-hadad? En lugar de matar a Ben-hadad, Acab celebró un pacto con él, según el cual se le asignarían a Acab ciertas calles de Damasco, la capital de Siria, probablemente para establecer en ellas bazares o mercados. Con anterioridad, el padre de Ben-hadad también se había apropiado de ciertas calles de Samaria con fines comerciales. Por eso, se puso a Ben-hadad en libertad para que Acab pudiera fomentar su comercio en Damasco.

*** it-1 pág. 38 Acab ***
No obstante, de manera muy similar a como actuó el rey Saúl con Agag el amalequita, Acab perdonó la vida a Ben-hadad y celebró un pacto con él, según el cual se devolverían a Israel las ciudades capturadas y Acab podría asignarse ciertas calles en Damasco, probablemente para establecer en ellas bazares o mercados con el fin de fomentar su comercio en la capital siria. (1Re 20:31-34.) Al igual que en el caso de Saúl, Jehová condenó a Acab por ello y predijo calamidad futura para él y su pueblo. (1Re 20:35-43.)

*** it-1 págs. 307-308 Ben-hadad ***
Se había reorganizado a las fuerzas sirias y al frente de ellas se había colocado a gobernadores en el lugar de los treinta y dos reyes. Este cambio probablemente obedecía a que Ben-hadad pensaba que los gobernadores lucharían con más unidad y obediencia, y que tal vez se viesen más incentivados que los reyes debido a la posibilidad de recibir un ascenso. Sin embargo, el planteamiento militar de Ben-hadad contra las fuerzas israelitas, condicionado por la teoría de sus consejeros, resultó inútil, aunque su ejército era muy superior en número. Un profeta previno del ataque a los israelitas, que gozaron del respaldo de Jehová Dios, el Rey del universo. Las fuerzas sirias quedaron diezmadas, y Ben-hadad se refugió en Afeq. No obstante, Acab dejó en libertad a su peligroso enemigo, después que este le hiciese la siguiente promesa: “Las ciudades que mi padre le tomó a tu padre, las devolveré; y calles te asignarás a ti mismo en Damasco, lo mismo que mi padre asignó en Samaria”. (1Re 20:22-34.)
Hay diferentes pareceres en cuanto a si este Ben-hadad era el mismo rey sirio de los días de Baasá y Asá, o si, por otra parte, era su hijo o nieto. Para que Ben-hadad I (contemporáneo de Asá) fuese el Ben-hadad del tiempo de Acab e incluso el del tiempo de Jehoram (c. 917-905 a. E.C.), habría tenido que reinar unos cuarenta y cinco años o más, lo que no es imposible.
Sin embargo, los que sostienen que el rey sirio del día de Acab debería llamarse Ben-hadad II se basan en la promesa que le hizo a Acab mencionada antes. (1Re 20:34.) A primera vista parece decir que el padre de Ben-hadad había tomado algunas ciudades de Omrí, el padre de Acab. Si estas fueron las que tomó Ben-hadad I durante el reinado de Baasá, este rey sirio tuvo que haber sido el padre (o quizás simplemente el predecesor) de Ben-hadad II, el rey contemporáneo de Acab. Así mismo, el “padre” de Acab puede haber sido un antecesor real suyo, y no necesariamente un pariente consanguíneo, un antepasado directo. (Véase BELSASAR.)
No obstante, el hecho de que la promesa de Ben-hadad a Acab hiciera referencia a Samaria parece circunscribir la toma siria de ciudades israelitas al reinado de Omrí, ya que este rey construyó Samaria y más tarde la convirtió en la capital de Israel. Al parecer las “calles” se asignaron para poner bazares, o mercados, con el fin de favorecer el comercio israelita.
Independientemente de cuáles fuesen las circunstancias al tiempo de la toma de las ciudades israelitas, la prueba procedente de las Escrituras indica que era otro Ben-hadad quien reinaba en la época de Acab, así que se le puede denominar Ben-hadad II. Por lo visto, la promesa que hizo Ben-hadad II de devolver las ciudades de Israel que había tomado su padre no se cumplió por completo, pues en el último año del reinado de Acab, este rey israelita formó una alianza con Jehosafat en un vano intento de recuperar Ramot-galaad (al E. del Jordán) del poder de los sirios. Según parece, Ben-hadad II es el anónimo “rey de Siria” que en el transcurso de la batalla ordenó a los “treinta y dos jefes de los carros” que dirigiesen sus ataques contra Acab. (1Re 22:31-37.)

*** it-1 pág. 395 Calle ***
Ben-hadad le ofreció a Acab asignarse “calles” en Damasco, probablemente para que abriese en ellas bazares o mercados con el fin de fomentar su comercio en la capital siria. (1Re 20:34.)

*** it-1 pág. 623 Damasco ***
Ben-hadad le ofreció a Acab asignarse “calles” en Damasco, probablemente para que abriera en ellas bazares o mercados con el fin de fomentar su comercio en la capital siria. (1Re 20:34.)

*** it-2 pág. 918 Samaria ***
Durante la última parte del reinado de Acab, el rey sirio Ben-hadad II sitió Samaria, jactándose de que la arrasaría tanto que no quedaría siquiera polvo para llenar las manos de sus soldados. Sin embargo, se dio la victoria a los israelitas para que Acab supiera que Jehová es el Dios Todopoderoso. (1Re 20:1-21.) En una segunda confrontación menos de un año después, cuando Ben-hadad fue obligado a rendirse, Acab le dejó marchar con la promesa de que devolvería a Israel sus ciudades y que ‘asignaría calles’ en Damasco a Acab, tal como el padre de Ben-hadad se había asignado calles en Samaria. (1Re 20:26-34.) Las “calles” que se asignó el padre de Ben-hadad debieron ser para abrir bazares o mercados a fin de promover sus intereses comerciales. No obstante, Acab volvió a Samaria triste y descorazonado, porque Jehová le dijo que perdería su vida por haber perdonado la de Ben-hadad. (1Re 20:35-43.)

(1 REYES 20:35)

“Y cierto hombre de los hijos de los profetas dijo a su amigo por la palabra de Jehová: “Hiéreme, por favor”. Pero el hombre rehusó herirlo.”

*** it-2 pág. 728 Profeta ***
Aunque a menudo compartían el alojamiento y la comida, es posible que también recibiesen asignaciones individuales para salir en misiones proféticas. (1Re 20:35-42;

(1 REYES 20:40)

“Y aconteció que, estando activo tu siervo aquí y allí, pues, aquel mismo se había ido”. Ante esto, el rey de Israel le dijo: “Tal es tu propio juicio. Tú mismo lo has decidido”.”

*** it-1 pág. 1202 Ilustraciones ***
4) Incluso cuando se emplean con el fin de corregir a una persona, las ilustraciones se pueden usar para evitar el prejuicio del oyente y que su mente se obceque por causa de dicho prejuicio, con lo que se consigue más de lo que se lograría si se hiciese una exposición directa de los hechos. Tal fue el caso cuando Natán reprendió al rey David por su pecado con Bat-seba y Urías. (2Sa 12:1-14.) Asimismo, el empleo de una ilustración hizo que el inicuo rey Acab, sin darse cuenta, sopesase los principios implicados en su propio caso —cuando desobedeció al perdonarle la vida al rey Ben-hadad de Siria, un enemigo de Dios— y profiriese un juicio condenándose a sí mismo. (1Re 20:34, 38-43.)

SEMANA DEL 10 DE AGOSTO: Lectura de la Biblia: 1 Reyes 21 y 22


(1 REYES 21:1)

“Y aconteció, después de estas cosas, que había una viña que pertenecía a Nabot el jezreelita, la cual estaba en Jezreel, al lado del palacio de Acab el rey de Samaria.”

*** it-2 págs. 919-920 Samaria ***
2. Territorio del reino septentrional de diez tribus de Israel. El nombre de su capital, Samaria, a veces se aplicó a toda esa zona. Por ejemplo, a Acab no se le llamó “el rey de Samaria” con el sentido de rey de la ciudad únicamente, sino con el sentido más amplio de rey de las diez tribus. (1Re 21:1.) De igual manera, la expresión “las ciudades de Samaria” hacía referencia a las que estaban esparcidas por todas las diez tribus, no a las ciudades agrupadas en torno a la capital. (2Re 23:19; esta misma expresión se registra en 1Re 13:32; en caso de que se usara antes de la edificación de la ciudad de Samaria, puede haber tenido un valor profético; de no ser así, pudo haberla introducido el escritor de los Reyes.) El hambre que hubo “en Samaria” en los días de Acab se extendió por todo el reino de Samaria y, de hecho, hasta incluyó a Fenicia, abarcando por lo menos desde el valle torrencial de Kerit, al E. del Jordán, hasta Sarepta, en la costa mediterránea. (1Re 17:1-12; 18:2, 5, 6.) De manera similar, la promesa de restauración concerniente a “las montañas de Samaria” debe haber abarcado la totalidad del reino de Samaria. (Jer 31:5.)

(1 REYES 21:3)

“Pero Nabot dijo a Acab: “Es inconcebible por mi parte, desde el punto de vista de Jehová, que yo te dé la posesión hereditaria de mis antepasados”.”

*** w14 1/2 pág. 13 Se mantuvo firme ante la injusticia ***
El rey quería la propiedad, por lo que habló con él y le pidió que se la diera a cambio de otra mejor o de dinero. Nabot respondió: “Es inconcebible por mi parte, desde el punto de vista de Jehová, que yo te dé la posesión hereditaria de mis antepasados” (1 Reyes 21:3). Hay quien piensa que Nabot fue terco y temerario. Pero en realidad estaba obedeciendo la Ley de Jehová, que prohibía la venta definitiva de la herencia familiar (Levítico 25:23-28). Para Nabot era inconcebible violar las leyes de Dios. Además, requirió fe y valor, pues sabía el riesgo que significaba no acceder a la petición del rey.

*** w97 1/8 pág. 13 párr. 18 Servicio leal con la organización de Jehová ***
18 A veces, Satanás ataca directamente nuestra lealtad. Considere el caso de Nabot. Cuando el rey Acab lo presionó para que vendiera su viña, él replicó: “Es inconcebible por mi parte, desde el punto de vista de Jehová, que yo te dé la posesión hereditaria de mis antepasados”. (1 Reyes 21:3.) Nabot no era testarudo, sino leal. La Ley mosaica prohibía que el israelita vendiera su tierra heredada a perpetuidad. (Levítico 25:23-28.) Nabot seguramente sabía que este rey cruel podía hacer que lo mataran, pues Acab ya había permitido que su esposa Jezabel diera muerte a muchos de los profetas de Jehová. Sin embargo, Nabot se mantuvo firme. (1 Reyes 18:4.)

(1 REYES 21:19)

“Y tienes que hablarle, y decir: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “¿Has asesinado, y también tomado posesión?”’. Y tienes que hablarle, y decir: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre, aun la tuya”’”.”

*** w14 1/2 pág. 15 Se mantuvo firme ante la injusticia ***
Poco después se ejecutó la sentencia; Acab fue herido en batalla y murió desangrado en su carruaje. El relato ofrece este crudo detalle: cuando se lavó el carruaje real, unos perros se acercaron y lamieron la sangre del rey. Las palabras de Jehová que Elías le transmitió a Acab se cumplieron a la vista de todos: “En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre” (1 Reyes 21:19; 22:19-22, 34-38).

*** it-1 pág. 38 Acab ***
Llevaron su cuerpo a Samaria para enterrarlo, y cuando “empezaron a lavar el carro de guerra junto al estanque de Samaria, [...] los perros se pusieron a lamer su sangre”. Las excavaciones realizadas en la esquina noroccidental del espacioso patio del palacio de Samaria pusieron al descubierto una gran cuenca artificial que bien pudo haber sido el lugar donde se cumplió la profecía. (1Re 22:1-38.)

*** it-1 pág. 38 Acab ***
Así como los perros habían lamido la sangre de Nabot, del mismo modo lamerían la de Acab, y a Jezabel misma y a los descendientes de Acab se los comerían los perros y las aves de rapiña. Estas palabras afectaron mucho a Acab, quien, sintiendo profundo pesar, ayunó vestido de saco, ora sentándose, ora andando desalentado. Sobre esta base se le extendió una medida de misericordia con relación a cuándo le acaecería dicha calamidad a su casa. (1Re 21:1-29.)

*** it-1 pág. 793 Elías ***
De modo que Elías se encuentra con Acab en la viña y le dice que los perros lamerán su sangre en el mismo lugar donde lamieron la de Nabot, anunciando también una suerte similar para Jezabel. (1Re 19:19; 21:1-26.)
Unos tres años más tarde muere Acab en una batalla; lavan su carro de guerra cerca del estanque de Samaria y los perros lamen su sangre. Sin embargo, la ejecución de Jezabel no acontece hasta unos quince años después. A Acab le sucede su hijo Ocozías. Este rey sigue en los inicuos pasos de su padre, puesto que cuando resulta herido en un accidente, se dirige al dios falso Baal-zebub, dios de Eqrón, para preguntar acerca del resultado de su enfermedad. Elías le transmite la palabra de Jehová: debido a su proceder, no cabe duda de que morirá. Cuando Ocozías envía tres grupos sucesivamente para buscar a Elías, cada uno compuesto de un jefe con cincuenta hombres, el profeta pide que baje fuego del cielo y aniquile a los primeros dos grupos, pero debido a la súplica del tercer jefe, vuelve con él para pronunciar en persona el juicio contra Ocozías. (1Re 22:1, 37, 38; 2Re 1:1-17.)

*** it-2 pág. 646 Perro ***
El juicio de Jehová contra sus enemigos a veces consistía en que los perros comiesen sus cadáveres o lamiesen su sangre. Debido al proceder de absoluta infidelidad que siguieron los reyes Jeroboán, Baasá y Acab, cualquiera que perteneciese a sus respectivas casas y que muriese en la ciudad tenía que ser devorado por los perros. (1Re 14:11; 16:4; 21:24.) En cumplimiento de la palabra de Jehová, los perros lamieron la sangre de Acab y devoraron la carne de Jezabel. (1Re 21:19; 22:38; 21:23; 2Re 9:10, 35, 36.)

(1 REYES 21:20)

“Y Acab procedió a decir a Elías: “¿Me has hallado, oh enemigo mío?”, a lo que dijo él: “Te he hallado. ‘Por razón de que te has vendido para hacer lo que es malo a los ojos de Jehová,”

*** w14 1/2 págs. 14-15 Se mantuvo firme ante la injusticia ***
Imagine su rostro al admirar aquel viñedo. Cuántas ideas habrán pasado por su mente para convertir aquel lugar en un hermoso jardín. Entonces, de repente, apareció Elías. Su expresión de alegría se transformó en una de rabia y odio, y con total desprecio le dijo: “Has vuelto a encontrarme, enemigo mío” (1 Reyes 21:20, Biblia de Jerusalén, 1975).
Las palabras de Acab reflejaron su insensatez por dos razones. En primer lugar, al decirle a Elías “Has vuelto a encontrarme”, demostró su ceguera espiritual. Jehová ya lo había encontrado. Lo había visto hacer algo malo a sabiendas y alegrarse por el resultado del malvado plan de su esposa. Dios examinó su corazón y vio que el amor a lo material había eclipsado todo sentido de compasión y justicia. En segundo lugar, al decirle a Elías “enemigo mío”, demostró que odiaba a un hombre que era amigo de Jehová, un hombre que hubiera podido ayudarlo a volverse de su mal camino.
Tenemos mucho que aprender de la insensatez de Acab. Nunca debemos olvidar que Jehová lo ve todo. Él es nuestro Padre y nos ama. Por eso desea de corazón que retomemos el buen camino si nos hemos desviado de él. Nos ayuda por medio de sus amigos, hombres fieles como Elías a quienes utiliza para transmitir sus palabras. Sería un grave error verlos como enemigos (Salmo 141:5).
Elías le dijo a Acab: “Te he hallado”. Él sabía la clase de persona que era el rey: un ladrón, un asesino y un rebelde. ¡Cuánto valor demostró el profeta al hacerle frente a un hombre tan perverso!

(1 REYES 21:21)

“aquí voy a traer calamidad sobre ti; y ciertamente barreré de modo completo tras de ti y cortaré de Acab a cualquiera que orina contra una pared y al imposibilitado e inútil en Israel.”

*** w14 1/2 pág. 15 Se mantuvo firme ante la injusticia ***
A continuación, Elías le informó a Acab la sentencia divina. Jehová había visto que la maldad de la familia de Acab estaba infectando a la nación, así que había decidido barrerlos a todos. Y en cuanto a Jezabel, ella también recibiría su merecido (1 Reyes 21:20-26).

*** it-1 pág. 247 Atalía ***
Una vez que Jehoás llegó a la edad de siete años, el sumo sacerdote Jehoiadá, que era temeroso de Dios, lo sacó de su escondite y lo coronó como heredero legal del trono. Al oír el tumulto, Atalía corrió hacia el templo y, cuando vio lo que sucedía, gritó: “¡Conspiración! ¡Conspiración!”. Entonces el sumo sacerdote ordenó que la sacasen fuera de los terrenos del templo, y fue ejecutada en la puerta de entrada de los caballos del palacio. Probablemente fue la última descendiente de la abominable casa de Acab. (2Re 11:1-20; 2Cr 22:1–23:21.) ¡Qué verdadera resultó ser la declaración: “No caerá a tierra sin cumplirse nada de la palabra de Jehová que Jehová ha hablado contra la casa de Acab”! (2Re 10:10, 11; 1Re 21:20-24.)

*** it-1 pág. 801 Eliseo ***
Todavía hay un trabajo de Elías que Eliseo debe llevar a cabo: el ungimiento de Jehú como ejecutor de Dios contra la inicua casa de Acab. (2Re 9:1-10.) Lo realiza más de dieciocho años después de haberle dado Jehová el mandato a Elías. Eliseo es testigo presencial del cumplimiento de las profecías de 1 Reyes 19:15-17 y 21:21-24.

(1 REYES 21:23)

“Y también respecto a Jezabel ha hablado Jehová, diciendo: ‘Los perros mismos se comerán a Jezabel en la porción de terreno de Jezreel.”

*** jr cap. 10 págs. 120-121 párr. 15 ¿Nos preguntamos a diario “dónde está Jehová”? ***
Jeremías escribió el relato acerca de Jezabel, la malvada consorte del rey Acab de Samaria, en el que Elías profetizó que los perros se la comerían en la parcela de Jezreel (1 Rey. 21:23). Sabemos que, en cumplimiento de esta profecía, unos catorce años después Jezabel fue echada por una ventana, hollada por las caballerías de Jehú y devorada por los perros (2 Rey. 9:31-37). Estudiar la profecía de Elías y los detalles de su cumplimiento tiene que haber fortalecido la fe de Jeremías en la palabra de Dios.

*** it-2 pág. 646 Perro ***
El juicio de Jehová contra sus enemigos a veces consistía en que los perros comiesen sus cadáveres o lamiesen su sangre. Debido al proceder de absoluta infidelidad que siguieron los reyes Jeroboán, Baasá y Acab, cualquiera que perteneciese a sus respectivas casas y que muriese en la ciudad tenía que ser devorado por los perros. (1Re 14:11; 16:4; 21:24.) En cumplimiento de la palabra de Jehová, los perros lamieron la sangre de Acab y devoraron la carne de Jezabel. (1Re 21:19; 22:38; 21:23; 2Re 9:10, 35, 36.)

(1 REYES 21:24)

“A cualquiera de Acab que muera en la ciudad, los perros se lo comerán; y a cualquiera que muera en el campo, las aves de los cielos se lo comerán.”

*** it-1 pág. 247 Atalía ***
Una vez que Jehoás llegó a la edad de siete años, el sumo sacerdote Jehoiadá, que era temeroso de Dios, lo sacó de su escondite y lo coronó como heredero legal del trono. Al oír el tumulto, Atalía corrió hacia el templo y, cuando vio lo que sucedía, gritó: “¡Conspiración! ¡Conspiración!”. Entonces el sumo sacerdote ordenó que la sacasen fuera de los terrenos del templo, y fue ejecutada en la puerta de entrada de los caballos del palacio. Probablemente fue la última descendiente de la abominable casa de Acab. (2Re 11:1-20; 2Cr 22:1–23:21.) ¡Qué verdadera resultó ser la declaración: “No caerá a tierra sin cumplirse nada de la palabra de Jehová que Jehová ha hablado contra la casa de Acab”! (2Re 10:10, 11; 1Re 21:20-24.)

*** it-2 pág. 646 Perro ***
Los perros (Canis familiaris), al igual que las aves carroñeras, se alimentaban de despojos, particularmente en las ciudades. La Ley mandaba que se arrojase a los perros la carne que había despedazado una bestia salvaje. (Éx 22:31.) El juicio de Jehová contra sus enemigos a veces consistía en que los perros comiesen sus cadáveres o lamiesen su sangre. Debido al proceder de absoluta infidelidad que siguieron los reyes Jeroboán, Baasá y Acab, cualquiera que perteneciese a sus respectivas casas y que muriese en la ciudad tenía que ser devorado por los perros. (1Re 14:11; 16:4; 21:24.)

(1 REYES 21:27)

“Y aconteció que luego que Acab oyó estas palabras, procedió a rasgar sus prendas de vestir y a ponerse saco sobre la carne; y emprendió un ayuno y siguió acostándose en saco y andando desalentadamente.”

*** w14 1/2 pág. 15 Se mantuvo firme ante la injusticia ***
El relato continúa: “Luego que Acab oyó estas palabras, procedió a rasgar sus prendas de vestir y a ponerse saco sobre la carne; y emprendió un ayuno y siguió acostándose en saco y andando desalentadamente” (1 Reyes 21:27). Es probable que esta reacción haya sorprendido a Elías. ¿Se habría arrepentido el rey?
Por lo menos podemos decir que dio pasos en la dirección correcta. Acab se humilló, lo cual no debió de ser fácil para un hombre tan orgulloso y arrogante como él. ¿Pero fue sincero? Para responder, veamos el caso de un rey posterior que al parecer superó a Acab en maldad: Manasés. Cuando Jehová castigó a Manasés, este se humilló y le suplicó su ayuda. Pero no se detuvo allí. Le dio un giro de 180 grados a su vida, destruyó los ídolos que había fabricado, se esforzó por servir a Jehová e incluso animó al pueblo a seguir su ejemplo (2 Crónicas 33:1-17). ¿Reaccionó de igual modo Acab? Lamentablemente no.

(1 REYES 21:29)

““¿Has visto cómo se ha humillado Acab a causa de mí? Por razón de que se ha humillado a causa de mí, no traeré la calamidad en sus propios días. En los días de su hijo traeré la calamidad sobre su casa”.”

*** w14 1/2 pág. 15 Se mantuvo firme ante la injusticia ***
Jehová observó la reacción de Acab. Por eso le dijo a Elías: “¿Has visto cómo se ha humillado Acab a causa de mí? Por razón de que se ha humillado a causa de mí, no traeré la calamidad en sus propios días. En los días de su hijo traeré la calamidad sobre su casa” (1 Reyes 21:29). ¿Estaba perdonando Jehová al rey? No. Solo si realmente se hubiera arrepentido habría sido digno de su misericordia (Ezequiel 33:14-16). Pero como por lo menos mostró cierto grado de pesar, Jehová le mostró cierto grado de compasión. El rey no sufriría el espantoso trauma de ver aniquilada a su familia entera.
Lo que no cambió fue el veredicto de Jehová contra el propio Acab. A los pocos días, Dios consultó con sus ángeles la mejor manera de engañarlo para que participara en una batalla que le costaría la vida. Poco después se ejecutó la sentencia;

(1 REYES 22:22)

“A esto él dijo: ‘Saldré, y ciertamente llegaré a ser un espíritu engañoso en la boca de todos sus profetas’. De modo que él dijo: ‘Lo engañarás, y, lo que es más, saldrás ganador. Sal y hazlo así’.”

*** it-2 pág. 368 Mentira ***
Jehová permite que se produzca una “operación de error” en aquellas personas que prefieren la falsedad, a fin de que “lleguen a creer la mentira” y no las buenas nuevas acerca de Jesucristo. (2Te 2:9-12.) Un ejemplo de este principio es lo que sucedió hace siglos en el caso del rey israelita Acab. Unos profetas mentirosos le aseguraron a Acab que vencería en la batalla contra Ramot-galaad, mientras que Micaya, el profeta de Jehová, predijo calamidad. Como se le reveló en visión a Micaya, Jehová permitió que una criatura celestial actuara como un ‘espíritu engañoso en la boca de los profetas’ de Acab, es decir: esta criatura celestial influyó sobre ellos para que no hablaran la verdad, sino lo que ellos mismos deseaban decir y Acab deseaba oír. Aunque recibió advertencia, Acab prefirió que le engañaran, y eso le costó la vida. (1Re 22:1-38; 2Cr 18.)

(1 REYES 22:23)

“Y ahora sucede que Jehová ha puesto un espíritu engañoso en la boca de todos estos profetas tuyos; pero Jehová mismo ha hablado calamidad tocante a ti”.”

*** it-2 pág. 368 Mentira ***
Jehová permite que se produzca una “operación de error” en aquellas personas que prefieren la falsedad, a fin de que “lleguen a creer la mentira” y no las buenas nuevas acerca de Jesucristo. (2Te 2:9-12.) Un ejemplo de este principio es lo que sucedió hace siglos en el caso del rey israelita Acab. Unos profetas mentirosos le aseguraron a Acab que vencería en la batalla contra Ramot-galaad, mientras que Micaya, el profeta de Jehová, predijo calamidad. Como se le reveló en visión a Micaya, Jehová permitió que una criatura celestial actuara como un ‘espíritu engañoso en la boca de los profetas’ de Acab, es decir: esta criatura celestial influyó sobre ellos para que no hablaran la verdad, sino lo que ellos mismos deseaban decir y Acab deseaba oír. Aunque recibió advertencia, Acab prefirió que le engañaran, y eso le costó la vida. (1Re 22:1-38; 2Cr 18.)

(1 REYES 22:26)

“Entonces el rey de Israel dijo: “Toma a Micaya y devuélvelo a Amón el jefe de la ciudad y a Joás el hijo del rey.”

*** it-2 pág. 107 Joás ***
6. Uno de los hombres a quienes Acab entregó al fiel profeta Micaya para que lo metiesen en prisión. Se le llama “el hijo del rey”. (1Re 22:26, 27; 2Cr 18:25, 26.) Aunque con esto puede darse a entender que era hijo de Acab, también puede indicar que era un oficial de ascendencia real, o que estaba relacionado estrechamente con la familia real.

(1 REYES 22:31)

“En cuanto al rey de Siria, él había dado orden a los treinta y dos jefes de los carros que eran de él, y había dicho: “No deben pelear ni con pequeño ni con grande, sino con el rey de Israel solamente”.”

*** it-1 págs. 307-308 Ben-hadad ***
Se había reorganizado a las fuerzas sirias y al frente de ellas se había colocado a gobernadores en el lugar de los treinta y dos reyes. Este cambio probablemente obedecía a que Ben-hadad pensaba que los gobernadores lucharían con más unidad y obediencia, y que tal vez se viesen más incentivados que los reyes debido a la posibilidad de recibir un ascenso. Sin embargo, el planteamiento militar de Ben-hadad contra las fuerzas israelitas, condicionado por la teoría de sus consejeros, resultó inútil, aunque su ejército era muy superior en número. Un profeta previno del ataque a los israelitas, que gozaron del respaldo de Jehová Dios, el Rey del universo. Las fuerzas sirias quedaron diezmadas, y Ben-hadad se refugió en Afeq. No obstante, Acab dejó en libertad a su peligroso enemigo, después que este le hiciese la siguiente promesa: “Las ciudades que mi padre le tomó a tu padre, las devolveré; y calles te asignarás a ti mismo en Damasco, lo mismo que mi padre asignó en Samaria”. (1Re 20:22-34.)
Hay diferentes pareceres en cuanto a si este Ben-hadad era el mismo rey sirio de los días de Baasá y Asá, o si, por otra parte, era su hijo o nieto. Para que Ben-hadad I (contemporáneo de Asá) fuese el Ben-hadad del tiempo de Acab e incluso el del tiempo de Jehoram (c. 917-905 a. E.C.), habría tenido que reinar unos cuarenta y cinco años o más, lo que no es imposible.
Sin embargo, los que sostienen que el rey sirio del día de Acab debería llamarse Ben-hadad II se basan en la promesa que le hizo a Acab mencionada antes. (1Re 20:34.) A primera vista parece decir que el padre de Ben-hadad había tomado algunas ciudades de Omrí, el padre de Acab. Si estas fueron las que tomó Ben-hadad I durante el reinado de Baasá, este rey sirio tuvo que haber sido el padre (o quizás simplemente el predecesor) de Ben-hadad II, el rey contemporáneo de Acab. Así mismo, el “padre” de Acab puede haber sido un antecesor real suyo, y no necesariamente un pariente consanguíneo, un antepasado directo. (Véase BELSASAR.)
No obstante, el hecho de que la promesa de Ben-hadad a Acab hiciera referencia a Samaria parece circunscribir la toma siria de ciudades israelitas al reinado de Omrí, ya que este rey construyó Samaria y más tarde la convirtió en la capital de Israel. Al parecer las “calles” se asignaron para poner bazares, o mercados, con el fin de favorecer el comercio israelita.
Independientemente de cuáles fuesen las circunstancias al tiempo de la toma de las ciudades israelitas, la prueba procedente de las Escrituras indica que era otro Ben-hadad quien reinaba en la época de Acab, así que se le puede denominar Ben-hadad II. Por lo visto, la promesa que hizo Ben-hadad II de devolver las ciudades de Israel que había tomado su padre no se cumplió por completo, pues en el último año del reinado de Acab, este rey israelita formó una alianza con Jehosafat en un vano intento de recuperar Ramot-galaad (al E. del Jordán) del poder de los sirios. Según parece, Ben-hadad II es el anónimo “rey de Siria” que en el transcurso de la batalla ordenó a los “treinta y dos jefes de los carros” que dirigiesen sus ataques contra Acab. (1Re 22:31-37.)

(1 REYES 22:34)

“Y hubo un hombre que dobló el arco en su inocencia, pero logró darle al rey de Israel entre los accesorios y la cota de malla, de modo que él dijo al conductor de su carro: “Da vuelta a tu mano, y sácame del campamento, porque me han herido gravemente”.”

*** it-1 pág. 190 Armas, armadura ***
Cota de malla. Se usaba para protegerse durante la batalla. La cota de malla (heb. schir•yóhn o schir•yán) era una capa de tela o cuero sobre la que se superponían cientos de pequeñas piezas de metal, a manera de escamas de pez. Normalmente cubría el pecho, la espalda y los hombros, aunque algunas veces llegaba hasta las rodillas o incluso hasta los tobillos. (1Sa 17:5.)
La cota de malla de los hebreos se hacía con frecuencia de cuero revestido de escamas o placas de metal. Constituía una buena protección para el guerrero, pero tenía puntos vulnerables: las juntas de las escamas y las uniones de la cota de malla con las otras partes de la armadura, de ahí que al rey Acab lo hiriese de muerte un arquero que “logró darle al rey de Israel entre los accesorios y la cota de malla”. (1Re 22:34-37.)

(1 REYES 22:38)

“Y empezaron a lavar el carro de guerra junto al estanque de Samaria, y los perros se pusieron a lamer su sangre (y las prostitutas mismas se bañaban allí), conforme a la palabra de Jehová que él había hablado.”

*** w14 1/2 pág. 15 Se mantuvo firme ante la injusticia ***
Poco después se ejecutó la sentencia; Acab fue herido en batalla y murió desangrado en su carruaje. El relato ofrece este crudo detalle: cuando se lavó el carruaje real, unos perros se acercaron y lamieron la sangre del rey. Las palabras de Jehová que Elías le transmitió a Acab se cumplieron a la vista de todos: “En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre” (1 Reyes 21:19; 22:19-22, 34-38).

*** it-1 pág. 38 Acab ***
Así como los perros habían lamido la sangre de Nabot, del mismo modo lamerían la de Acab, y a Jezabel misma y a los descendientes de Acab se los comerían los perros y las aves de rapiña. Estas palabras afectaron mucho a Acab, quien, sintiendo profundo pesar, ayunó vestido de saco, ora sentándose, ora andando desalentado. Sobre esta base se le extendió una medida de misericordia con relación a cuándo le acaecería dicha calamidad a su casa. (1Re 21:1-29.)

*** it-1 pág. 38 Acab ***
Llevaron su cuerpo a Samaria para enterrarlo, y cuando “empezaron a lavar el carro de guerra junto al estanque de Samaria, [...] los perros se pusieron a lamer su sangre”. Las excavaciones realizadas en la esquina noroccidental del espacioso patio del palacio de Samaria pusieron al descubierto una gran cuenca artificial que bien pudo haber sido el lugar donde se cumplió la profecía. (1Re 22:1-38.)

*** it-1 pág. 200 Arqueología ***
En el extremo NO. de la cima de la colina se descubrió un gran estanque revestido de cemento de unos 10 m. de largo por 5 de ancho, que bien pudiera tratarse del “estanque de Samaria” en el que se lavó la sangre del carro de Acab. (1Re 22:38.)

*** it-1 pág. 793 Elías ***
De modo que Elías se encuentra con Acab en la viña y le dice que los perros lamerán su sangre en el mismo lugar donde lamieron la de Nabot, anunciando también una suerte similar para Jezabel. (1Re 19:19; 21:1-26.)
Unos tres años más tarde muere Acab en una batalla; lavan su carro de guerra cerca del estanque de Samaria y los perros lamen su sangre. Sin embargo, la ejecución de Jezabel no acontece hasta unos quince años después. A Acab le sucede su hijo Ocozías. Este rey sigue en los inicuos pasos de su padre, puesto que cuando resulta herido en un accidente, se dirige al dios falso Baal-zebub, dios de Eqrón, para preguntar acerca del resultado de su enfermedad. Elías le transmite la palabra de Jehová: debido a su proceder, no cabe duda de que morirá. Cuando Ocozías envía tres grupos sucesivamente para buscar a Elías, cada uno compuesto de un jefe con cincuenta hombres, el profeta pide que baje fuego del cielo y aniquile a los primeros dos grupos, pero debido a la súplica del tercer jefe, vuelve con él para pronunciar en persona el juicio contra Ocozías. (1Re 22:1, 37, 38; 2Re 1:1-17.)

*** it-2 pág. 646 Perro ***
El juicio de Jehová contra sus enemigos a veces consistía en que los perros comiesen sus cadáveres o lamiesen su sangre. Debido al proceder de absoluta infidelidad que siguieron los reyes Jeroboán, Baasá y Acab, cualquiera que perteneciese a sus respectivas casas y que muriese en la ciudad tenía que ser devorado por los perros. (1Re 14:11; 16:4; 21:24.) En cumplimiento de la palabra de Jehová, los perros lamieron la sangre de Acab y devoraron la carne de Jezabel. (1Re 21:19; 22:38; 21:23; 2Re 9:10, 35, 36.)

(1 REYES 22:39)

“En cuanto al resto de los asuntos de Acab y todo lo que hizo y la casa de marfil que edificó y todas las ciudades que edificó, ¿no están escritos en el libro de los asuntos de los días de los reyes de Israel?”

*** it-1 pág. 37 Acab ***
Se cree que entre las obras de construcción de Acab estuvo la finalización de las fortificaciones de la ciudad de Samaria, que, según las excavaciones arqueológicas, comprendían tres muros de gran solidez y muy bien construidos. También se descubrió una plataforma palaciega que medía unos 90 m. por 180 m., con una pared de sillería fina que la rodeaba. Se encontraron numerosos paneles de marfil para decorar muebles y paredes, lo que quizás guarde relación con “la casa de marfil” de Acab mencionada en 1 Reyes 22:39. (GRABADO, vol. 1, pág. 948; compárese con Am 3:15; 6:4.)

*** it-1 pág. 200 Arqueología ***
En el recinto del palacio se ha encontrado una gran cantidad de fragmentos, placas y paneles de marfil, que podrían tener relación con la casa de marfil de Acab mencionada en 1 Reyes 22:39. (Compárese con Am 6:4.)

*** it-1 pág. 437 Casa ***
Las “casas de marfil” de algunos ricos debieron tener habitaciones revestidas de paneles de madera con incrustaciones de marfil. (1Re 22:39; Am 3:15.)

*** w90 1/11 pág. 17 Samaria... capital entre las capitales norteñas ***
Quizás le interese saber que los arqueólogos también han descubierto fragmentos de incrustaciones o paneles de marfil, como se muestra aquí. Recuerde que hace mucho 1 Reyes 22:39 mencionó que Acab había construido una “casa de marfil”. Es probable que en esta hubiera muebles con incrustaciones de marfil esculpido, como los magníficos “lechos de marfil” que mencionó un siglo después el profeta Amós. (Amós 3:12, 15; 6:1, 4.) Entre los motivos en ellos había esfinges aladas y otros símbolos tomados de la mitología egipcia.

*** w90 1/11 pág. 17 Samaria... capital entre las capitales norteñas ***
Recuadro: Israel Department of Antiquities and Museums; fotografía de Israel Museum, Jerusalén

*** si pág. 149 párr. 5 Libro bíblico número 30: Amós ***
Los hallazgos de los arqueólogos confirman que hubo tal prosperidad. En la excavación de Samaria se halló una gran cantidad de objetos de marfil. La Encyclopedia of Archaeological Excavations in the Holy Land comenta: “Se pueden distinguir dos grupos principales: 1) Placas talladas en alto relieve, [...] 2) Placas talladas en bajo relieve y decoradas con piedras preciosas, vidrio coloreado, laminilla de oro, etc. [...] Se cree que los objetos de marfil fueron hechos por artífices fenicios y probablemente fueron usados como incrustaciones en los muebles del palacio de los reyes israelitas. La Biblia menciona la ‘casa de marfil’ que construyó Acab (1 Reyes 22:39)

(1 REYES 22:47)

“En cuanto a rey, no había ninguno en Edom; un comisario era rey.”

*** it-1 pág. 515 Comisario ***
Durante el reinado de Jehosafat, rey de Judá (936-c. 911 a. E.C.) “un comisario era rey” en Edom, nación que para aquel tiempo estaba bajo control de Judá. (1Re 22:47.) Esto indica que se había nombrado o aprobado un vicerregente para actuar en lugar del rey.

(1 REYES 22:48)

“Jehosafat, por su parte, hizo naves de Tarsis para que fueran a Ofir por oro; pero no fueron, porque las naves fueron destrozadas en Ezión-guéber.”

*** it-2 pág. 1088 Tarsis ***
Se cree que la expresión “naves de Tarsis” con el transcurso del tiempo representó un tipo de nave, como dice cierto léxico: “Naves grandes, propias para la navegación de altura, adecuadas para hacer el trayecto a Tarsis”. (A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de Brown, Driver y Briggs, 1980, pág. 1077.) De manera similar, el nombre inglés Indiamen se aplicó originalmente a las grandes naves británicas que participaban en actividades comerciales con la India, pero con el tiempo el término aplicó a todas las naves de ese tipo sin importar su origen o su destino. De modo que en 1 Reyes 22:48 se muestra que el rey Jehosafat (c. 936-911 a. E.C.) “hizo naves de Tarsis para que fueran a Ofir por oro”.
No obstante, el relato de las Crónicas especifica que las naves que utilizó Salomón para los viajes trienales “iban a Tarsis” (2Cr 9:21); además, comenta que las naves de Jehosafat estaban diseñadas para que “fueran a Tarsis”, pero “se destrozaron, y no retuvieron fuerza para ir a Tarsis”. (2Cr 20:36, 37.) Estos textos indican que Ofir no era el único puerto de escala de las “naves de Tarsis” israelitas, sino que también navegaban por aguas del Mediterráneo. Naturalmente, esto plantea un problema, pues se muestra que el lugar de botadura de al menos algunas de estas naves fue Ezión-guéber, en el golfo de ʽAqaba. (1Re 9:26.) Para que las naves llegasen al mar Mediterráneo, tenían que atravesar por un canal desde el mar Rojo hasta el río Nilo y luego hasta el Mediterráneo, o circunnavegar el continente africano. Aunque hoy resulta completamente imposible determinar los detalles de las rutas de navegación (y los canales) que existían o se utilizaban en el tiempo de Salomón y en el tiempo de Jehosafat, no es suficiente razón para poner en tela de juicio el registro de sus actividades marítimas.

(1 REYES 22:49)

“Fue entonces cuando Ocozías hijo de Acab dijo a Jehosafat: “Deja que mis siervos vayan con tus siervos en las naves”, pero Jehosafat no consintió.”

*** it-2 pág. 516 Ocozías ***
El registro de 1 Reyes 22:48, 49 muestra que Ocozías quería la autorización de Jehosafat para que marineros israelitas tripularan las naves junto con los judaítas, “pero Jehosafat no consintió”. Si esta solicitud se hizo antes de que las naves se destrozaran, la negativa de Jehosafat quizás solo indicó que desconfiaba de Ocozías y quería evitar cualquier intrusión del reino septentrional. Si la solicitud llegó después, posiblemente fuera una insinuación de Ocozías de que los hombres de Jehosafat no eran diestros y habían sido responsables del destrozo de las naves, por lo que le sugería que se repararan y volvieran a enviar a la mar, pero con marineros israelitas también a bordo. En ese caso, la negativa de Jehosafat debió de obeceder a su reconocimiento de que Dios desaprobaba el proyecto.

(1 REYES 22:50)

“Por fin yació Jehosafat con sus antepasados y fue enterrado con sus antepasados en la Ciudad de David su antepasado; y Jehoram su hijo empezó a reinar en lugar de él.”

*** it-2 pág. 851 Reyes, Libros de los ***
Primero de los Reyes abarca un período de unos ciento veintinueve años, que comienza con los últimos días del rey David, alrededor de 1040 a. E.C., y llega hasta la muerte del rey Jehosafat de Judá, en 911 a. E.C. (1Re 22:50.)

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Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes