1 Reyes 12 a 14, Puntos sobresalientes de la Biblia

Puntos sobresalientes de la lectura de la Biblia: 1 Reyes 12-13-14.  

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Investigación para los Puntos sobresalientes de: 1 Reyes 12 a 14


(1 REYES 12:1)

“Y Rehoboam procedió a ir a Siquem, porque fue a Siquem adonde todo Israel fue para hacerlo rey.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Siquem 1Re 12:1, 25

(1 REYES 12:5)

“Ante esto, él les dijo: “Váyanse por tres días y vuelvan a mí”. De modo que la gente se fue.”

*** it-1 pág. 677 Día ***
En algunas ocasiones los hebreos usaban la expresión ‘día y noche’ para referirse solo a una parte de un día solar de veinticuatro horas. Por ejemplo, en 1 Reyes 12:5, 12 se dice que Rehoboam pidió a Jeroboán y a los israelitas que se “[fueran] por tres días” y después volviesen a él. Prueba de que no se refería a tres días completos de veinticuatro horas, sino a tres días incompletos, está en el hecho de que la gente volvió a él “al tercer día”.

(1 REYES 12:10)

“A su vez, los jóvenes que se habían criado con él le hablaron, y dijeron: “Esto es lo que debes decir a esta gente que te ha hablado y ha dicho: ‘Tu padre, por su parte, hizo pesado nuestro yugo, pero, en cuanto a ti, hazlo más ligero sobre nosotros’; esto es lo que debes hablarles: ‘Mi meñique mismo ciertamente será más grueso que las caderas de mi padre.”

*** it-1 pág. 650 Dedo, I ***
Cuando una delegación solicitó al rey Rehoboam que aligerara la carga de servicio que su padre Salomón les había impuesto, sus consejeros jóvenes recomendaron al rey que respondiera que ‘su meñique sería más grueso que las caderas de su padre’; esta metáfora significaba que habría de poner una carga mucho más pesada sobre ellos. (1Re 12:4, 10, 11.) La palabra hebrea mencionada en esta ocasión para “meñique” proviene de una raíz que significa “ser pequeño; chico o menor”.

(1 REYES 12:11)

“Y ahora bien, mi padre, por su parte, cargó sobre ustedes un yugo pesado; pero yo, por mi parte, añadiré al yugo de ustedes. Mi padre, por su parte, los castigó con látigos, pero yo, por mi parte, los castigaré con azotes [de puntas agudas]’”.”

*** it-1 pág. 834 Escorpión ***
En 1 Reyes 12:11, 14 y 2 Crónicas 10:11, 14, el término hebreo ʽaq•rab•bím, que se traduce “azotes de puntas agudas”, significa literalmente “escorpiones”. El instrumento al que se hace alusión con este término pudo haber sido un látigo equipado con puntas agudas.

*** it-1 pág. 1029 Golpes ***
Sentido figurado. El rey Rehoboam constrastó su futuro gobierno con el de su padre, Salomón, utilizando la metáfora del castigo más severo administrado con azotes de puntas agudas en comparación con el del látigo. (La palabra hebrea para “azotes” [ʽaq•rab•bím] significa literalmente “escorpiones”; el instrumento debió ser una especie de látigo con nudos, o con púas en un extremo semejantes al aguijón de un escorpión, o tal vez con espinos.) (1Re 12:11-14, nota.)

(1 REYES 12:12)

“Y Jeroboán y todo el pueblo procedieron a venir a Rehoboam al tercer día, tal como el rey había hablado, al decir: “Vuelvan a mí al tercer día”.”

*** it-1 pág. 677 Día ***
En algunas ocasiones los hebreos usaban la expresión ‘día y noche’ para referirse solo a una parte de un día solar de veinticuatro horas. Por ejemplo, en 1 Reyes 12:5, 12 se dice que Rehoboam pidió a Jeroboán y a los israelitas que se “[fueran] por tres días” y después volviesen a él. Prueba de que no se refería a tres días completos de veinticuatro horas, sino a tres días incompletos, está en el hecho de que la gente volvió a él “al tercer día”.

(1 REYES 12:14)

“Y pasó a hablarles conforme al consejo de los jóvenes, y dijo: “Mi padre, por su parte, hizo pesado el yugo de ustedes, pero yo, por mi parte, añadiré a su yugo. Mi padre, por su parte, los castigó con látigos, pero yo, por mi parte, los castigaré con azotes [de puntas agudas]”.”

*** it-1 pág. 834 Escorpión ***
En 1 Reyes 12:11, 14 y 2 Crónicas 10:11, 14, el término hebreo ʽaq•rab•bím, que se traduce “azotes de puntas agudas”, significa literalmente “escorpiones”. El instrumento al que se hace alusión con este término pudo haber sido un látigo equipado con puntas agudas.

*** it-1 pág. 1029 Golpes ***
Sentido figurado. El rey Rehoboam constrastó su futuro gobierno con el de su padre, Salomón, utilizando la metáfora del castigo más severo administrado con azotes de puntas agudas en comparación con el del látigo. (La palabra hebrea para “azotes” [ʽaq•rab•bím] significa literalmente “escorpiones”; el instrumento debió ser una especie de látigo con nudos, o con púas en un extremo semejantes al aguijón de un escorpión, o tal vez con espinos.) (1Re 12:11-14, nota.)

(1 REYES 12:25)

“Y Jeroboán procedió a edificar a Siquem en la región montañosa de Efraín y a morar en ella. Entonces salió de allí y edificó a Penuel.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Siquem 1Re 12:1, 25

(1 REYES 12:28)

“Por lo tanto, el rey tomó consejo e hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: “Es demasiado para ustedes el que suban a Jerusalén. Aquí está tu Dios, oh Israel, que te hizo subir de la tierra de Egipto”.”

*** it-1 pág. 244 Astrólogos ***
Mólek y la astrología en Israel. Hoy es posible demostrar que la astrología estaba muy ligada al culto a Mólek, un dios al que a veces se representaba con la cabeza de un toro. Los babilonios, los cananeos, los egipcios y otros pueblos le rindieron culto al toro en representación de deidades como Marduk, Mólek y Baal. Además, el toro fue uno de los signos más importantes del zodiaco: Tauro. Era frecuente que al dios-sol se le encarnase en la figura de un toro: sus cuernos representaban los rayos solares, y su vitalidad procreadora, la facultad “vivificante” del Sol. Por otra parte, la vaca recibía la misma honra como símbolo de Istar o Astarté. Por consiguiente, cuando Aarón y, más tarde, Jeroboán, introdujeron en Israel el culto al toro (o al becerro), a los ojos de Jehová fue un pecado muy grave. (Éx 32:4, 8; Dt 9:16; 1Re 12:28-30; 2Re 10:29.)
Al reino apóstata de diez tribus de Israel se le censuró por adoptar este culto astrológico, pues por esa causa “siguieron dejando todos los mandamientos de Jehová su Dios, y procedieron a hacerse estatuas fundidas, dos becerros, y a hacer un poste sagrado, y empezaron a inclinarse ante todo el ejército de los cielos y a servir a Baal; y continuaron haciendo pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego y practicando la adivinación y buscando agüeros”. (2Re 17:16, 17.)

*** it-1 pág. 296 Becerro ***
El primer rey del reino de diez tribus, Jeroboán, temía que sus súbditos se sublevasen y se volviesen a la casa de David si continuaban subiendo a Jerusalén para adorar, de modo que mandó que se hiciesen dos becerros de oro. (1Re 12:26-28.) El registro bíblico no dice hasta qué grado influyeron en su decisión de representar a Jehová mediante un becerro factores como los siguientes: la adoración de estos animales practicada antes en Israel, lo que él mismo había observado en Egipto (1Re 12:2) o la religión de los cananeos y otros pueblos, que solían representar a sus dioses de pie sobre un toro u otros animales.

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Betel 1Re 12:28, 29

(1 REYES 12:29)

“Entonces colocó uno en Betel, y el otro lo puso en Dan.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
Betel 1Re 12:28, 29

(1 REYES 12:30)

“Y esta cosa llegó a ser causa de pecado, y el pueblo empezó a ir delante de uno [de ellos] hasta Dan.”

*** it-1 pág. 244 Astrólogos ***
Mólek y la astrología en Israel. Hoy es posible demostrar que la astrología estaba muy ligada al culto a Mólek, un dios al que a veces se representaba con la cabeza de un toro. Los babilonios, los cananeos, los egipcios y otros pueblos le rindieron culto al toro en representación de deidades como Marduk, Mólek y Baal. Además, el toro fue uno de los signos más importantes del zodiaco: Tauro. Era frecuente que al dios-sol se le encarnase en la figura de un toro: sus cuernos representaban los rayos solares, y su vitalidad procreadora, la facultad “vivificante” del Sol. Por otra parte, la vaca recibía la misma honra como símbolo de Istar o Astarté. Por consiguiente, cuando Aarón y, más tarde, Jeroboán, introdujeron en Israel el culto al toro (o al becerro), a los ojos de Jehová fue un pecado muy grave. (Éx 32:4, 8; Dt 9:16; 1Re 12:28-30; 2Re 10:29.)
Al reino apóstata de diez tribus de Israel se le censuró por adoptar este culto astrológico, pues por esa causa “siguieron dejando todos los mandamientos de Jehová su Dios, y procedieron a hacerse estatuas fundidas, dos becerros, y a hacer un poste sagrado, y empezaron a inclinarse ante todo el ejército de los cielos y a servir a Baal; y continuaron haciendo pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego y practicando la adivinación y buscando agüeros”. (2Re 17:16, 17.)

(1 REYES 12:32)

“Y Jeroboán hizo además una fiesta en el mes octavo, en el día quince del mes, como la fiesta que había en Judá, a fin de hacer ofrendas sobre el altar que había hecho en Betel, para hacer sacrificios a los becerros que él había hecho; y puso a servir en Betel a los sacerdotes de los lugares altos que había hecho.”

*** it-1 pág. 376 Bul ***
Después del éxodo de Egipto, Bul llegó a ser el octavo mes del calendario sagrado, y fue durante este mes cuando Salomón terminó la construcción del templo de Jerusalén. (1Re 6:38.) Jeroboán, el fundador del reino separatista septentrional de Israel, arbitrariamente hizo de Bul un mes festivo con el fin de que el pueblo se olvidara de Jerusalén y sus fiestas. (1Re 12:26, 31-33.)

*** it-1 pág. 933 Fiesta de las cabañas ***
Un dato interesante en relación con la fiesta de las cabañas es que cuando Jeroboam se separó de Rehoboam, el hijo de Salomón, y se hizo rey de las diez tribus norteñas, instituyó una festividad (en el octavo mes, no en el séptimo) en imitación de la fiesta de las cabañas con el fin, al parecer, de alejar de Jerusalén a las diez tribus. Pero, como era de esperar, los sacrificios se ofrecían a los becerros de oro que, en contra del mandamiento de Jehová, había hecho erigir. (1Re 12:31-33.)

(1 REYES 12:33)

“Y empezó a hacer ofrendas sobre el altar que había hecho en Betel, el día quince del mes octavo, en el mes que él había inventado por sí mismo; y procedió a hacer una fiesta para los hijos de Israel y a hacer ofrendas sobre el altar para hacer humo de sacrificio.”

*** it-1 pág. 933 Fiesta de las cabañas ***
Un dato interesante en relación con la fiesta de las cabañas es que cuando Jeroboam se separó de Rehoboam, el hijo de Salomón, y se hizo rey de las diez tribus norteñas, instituyó una festividad (en el octavo mes, no en el séptimo) en imitación de la fiesta de las cabañas con el fin, al parecer, de alejar de Jerusalén a las diez tribus. Pero, como era de esperar, los sacrificios se ofrecían a los becerros de oro que, en contra del mandamiento de Jehová, había hecho erigir. (1Re 12:31-33.)

(1 REYES 13:1)

“Y sucedió que hubo un hombre de Dios que por la palabra de Jehová había salido de Judá hasta Betel, mientras Jeroboán estaba de pie junto al altar para hacer humo de sacrificio.”

*** it-2 pág. 258 Lugares altos ***
Unos cien años después, el fiel rey Josías de Judá derribó el altar y el lugar alto de Betel y profanó los restos del altar quemando huesos humanos sobre él. También quitó todas las casas de los lugares altos que había en las ciudades de Samaria, sacrificó (mató) a todos los sacerdotes de esos lugares y quemó huesos humanos sobre los altares. (2Re 23:15-20.) Con ello se cumplió una profecía que había pronunciado unos trescientos años antes un “hombre de Dios” cuyo nombre no se menciona. (1Re 13:1, 2.)

(1 REYES 13:2)

“Entonces este gritó contra el altar, por la palabra de Jehová, y dijo: “Oh altar, altar, esto es lo que ha dicho Jehová: ‘¡Mira! ¡Un hijo que le nace a la casa de David, cuyo nombre es Josías! Y ciertamente sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que están haciendo humo de sacrificio sobre ti, y huesos de hombres quemará sobre ti’”.”

*** w14 1/5 pág. 5 ¿Quién puede ver el futuro? ***
“HUESOS DE HOMBRES QUEMARÁ SOBRE TI”: ¿Quién se atrevería a predecir —con trescientos años de anticipación— que un hombre quemaría huesos humanos en un altar, así como su nombre, la familia de la que provendría y la ciudad donde estaría ese altar? Si una profecía tan extraña como esta se cumpliera, sin duda su autor se haría famoso. El portavoz de Dios dijo que un descendiente del rey David, de nombre Josías, quemaría huesos de hombres sobre un altar en la ciudad de Betel (1 Reyes 13:1, 2). Tres siglos más tarde llegó al trono un descendiente de David, Josías, un nombre poco común en aquella época. Tal como se predijo, él “tomó los huesos de las sepulturas y los quemó sobre el altar” de Betel (2 Reyes 23:14-16). ¿Es posible que alguien hubiera dado una profecía con tantos detalles sin la ayuda de un ser superior?

*** it-1 pág. 348 Betel ***
Destruyó el lugar de adoración idolátrica en esta ciudad, primero quemando en el altar los huesos de las tumbas cercanas y profanándolo así en cumplimiento de la profecía dada por el “hombre del Dios verdadero” más de tres siglos antes. La única sepultura que se respetó fue la del “hombre del Dios verdadero”, lo que supuso respetar también los huesos del profeta anciano que ocupaba la misma sepultura. (2Re 22:3; 23:15-18; 1Re 13:2, 29-32.)

*** it-2 pág. 258 Lugares altos ***
Unos cien años después, el fiel rey Josías de Judá derribó el altar y el lugar alto de Betel y profanó los restos del altar quemando huesos humanos sobre él. También quitó todas las casas de los lugares altos que había en las ciudades de Samaria, sacrificó (mató) a todos los sacerdotes de esos lugares y quemó huesos humanos sobre los altares. (2Re 23:15-20.) Con ello se cumplió una profecía que había pronunciado unos trescientos años antes un “hombre de Dios” cuyo nombre no se menciona. (1Re 13:1, 2.)

*** it-2 pág. 706 Presciencia, predeterminación ***
La profecía de Jehová concerniente a Josías requería que algún descendiente de David se llamara así, y además predijo que ese rey tomaría acción contra la adoración falsa que se practicaba en la ciudad de Betel. (1Re 13:1, 2.) Más de tres siglos después, un rey con ese nombre cumplió esta profecía. (2Re 22:1; 23:15, 16.) Sin embargo, no prestó atención a “las palabras de Nekó procedentes de la boca de Dios”, lo que resultó en su muerte. (2Cr 35:20-24.) Por lo tanto, aunque Dios lo preconoció y predeterminó para hacer un trabajo específico, Josías era una persona con libre albedrío que podía escoger entre obedecer o no hacerlo.

(1 REYES 13:7)

“Y el rey pasó a decir al hombre del Dios [verdadero]: “Ven conmigo a casa, sí, y toma sustento, y déjame darte un regalo”.”

*** w08 15/8 págs. 8-9 párrs. 4-7 Mantengámonos leales con un corazón unificado ***
A continuación, el rey Jeroboán le dice al hombre del Dios verdadero: “Ven conmigo a casa, sí, y toma sustento, y déjame darte un regalo” (1 Rey. 13:7). ¿Qué debe hacer el profeta? ¿Debe rechazar la invitación del rey, puesto que acaba de entregarle un mensaje condenatorio? (Sal. 119:113.) ¿O debe aceptarla, ya que el rey parece estar arrepentido? Jeroboán tiene los medios para ofrecer regalos costosos a sus amigos. Si el profeta de Dios abriga en su corazón el deseo de tener cosas materiales, la oferta del rey seguramente le resultará muy tentadora. No obstante, Jehová le ha ordenado al profeta: “No debes comer pan ni beber agua, y no debes regresar por el camino que fuiste”. Así pues, el profeta responde con firmeza: “Aunque me dieras la mitad de tu casa no iría contigo ni comería pan ni bebería agua en este lugar”. Acto seguido, el profeta se va de Betel por otro camino (1 Rey. 13:8-10). ¿Qué nos enseña acerca de la lealtad la decisión del profeta? (Rom. 15:4.)
Estemos contentos con lo necesario
5 Aunque no lo parezca, el materialismo pone a prueba nuestra lealtad. ¿Confiamos en la promesa de Jehová de suministrarnos lo que necesitamos? (Mat. 6:33; Heb. 13:5.) ¿Podemos vivir sin ciertas comodidades o lujos? ¿O hacemos lo que sea por obtenerlos, aunque por el momento no estén a nuestro alcance? (Léase Filipenses 4:11-13.) ¿Nos sentimos tentados a sacrificar la oportunidad de hacer más en el servicio de Jehová con tal de conseguir ahora lo que queremos? ¿Ocupa el servicio leal a Jehová el primer lugar en nuestra vida? Las respuestas dependerán en gran medida de si servimos a Dios de todo corazón o no. El apóstol Pablo escribió: “Es un medio de gran ganancia, esta devoción piadosa junto con autosuficiencia. Porque nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas” (1 Tim. 6:6-8).
6 Por ejemplo, puede que nuestro jefe nos ofrezca un ascenso con un sueldo más alto y otros beneficios. O tal vez se nos presente la posibilidad de mudarnos a otro país o región para conseguir un trabajo mejor pagado. Al principio, tales oportunidades pudieran parecer una bendición de Jehová. Pero antes de decidirnos, preguntémonos qué desea realmente nuestro corazón. Lo que más debe importarnos es el efecto que dicha decisión tendrá en nuestra relación con Jehová.
7 El mundo de Satanás promueve incesantemente el materialismo (léase 1 Juan 2:15, 16). Como el objetivo del Diablo es corrompernos, tenemos que estar alerta para detectar y eliminar cualquier deseo materialista que haya echado raíces en nuestro corazón (Rev. 3:15-17). Jesús rechazó con firmeza a Satanás cuando este le ofreció todos los reinos del mundo (Mat. 4:8-10). Jesús mismo nos advirtió: “Mantengan abiertos los ojos y guárdense de toda suerte de codicia, porque hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee” (Luc. 12:15). Si somos leales, confiaremos en Jehová y no en nosotros mismos.

(1 REYES 13:18)

“Ante esto, él le dijo: “Yo también soy profeta como tú, y un ángel mismo me habló por la palabra de Jehová, diciendo: ‘Hazlo volver contigo a tu casa para que coma pan y beba agua’”. (Lo engañó.)”

*** w08 15/8 pág. 9 Mantengámonos leales con un corazón unificado ***
Un profeta anciano lo engañó
8 Al profeta de Dios le habría ido bien si no se hubiera detenido en el viaje de regreso a su casa. Pero poco después de salir se enfrentó a otra situación que puso a prueba su lealtad. La Biblia explica que “cierto viejo profeta moraba en Betel” y que “sus hijos ahora entraron y le contaron” todo lo que había sucedido aquel día. Al enterarse, el anciano les pidió a sus hijos que le aparejaran el asno porque quería ir en busca del profeta de Dios. Poco después lo encontró descansando bajo un árbol grande y le dijo: “Ven conmigo a casa y come pan”. Cuando el hombre del Dios verdadero rechazó la invitación, el anciano le respondió: “Yo también soy profeta como tú, y un ángel mismo me habló por la palabra de Jehová, diciendo: ‘Hazlo volver contigo a tu casa para que coma pan y beba agua’”. Sin embargo, las Escrituras aclaran que “lo engañó” (1 Rey. 13:11-18).
9 Sin importar cuáles hayan sido las intenciones del anciano, el caso es que mintió. Puede que en el pasado hubiera sido un profeta fiel, pero en esa ocasión actuó con engaño, lo cual se condena enérgicamente en la Biblia (léase Proverbios 3:32). Quienes se valen de mentiras se causan daño espiritual a sí mismos y en muchos casos también se lo causan a otras personas.
Se fue con el profeta anciano
10 El profeta de Judá debería haberse dado cuenta de que el anciano lo estaba engañando. Debería haberse preguntado: “Si Jehová quisiera darme nuevas instrucciones, ¿por qué habría de enviar un ángel a hablar con otra persona?”. Además, podría haberle pedido a Jehová que le aclarara el asunto, pero las Escrituras no dicen que lo hiciera.

(1 REYES 13:32)

“Porque sin falta se realizará la palabra que él clamó, por la palabra de Jehová, contra el altar que está en Betel y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria”.”

*** it-2 págs. 919-920 Samaria ***
2. Territorio del reino septentrional de diez tribus de Israel. El nombre de su capital, Samaria, a veces se aplicó a toda esa zona. Por ejemplo, a Acab no se le llamó “el rey de Samaria” con el sentido de rey de la ciudad únicamente, sino con el sentido más amplio de rey de las diez tribus. (1Re 21:1.) De igual manera, la expresión “las ciudades de Samaria” hacía referencia a las que estaban esparcidas por todas las diez tribus, no a las ciudades agrupadas en torno a la capital. (2Re 23:19; esta misma expresión se registra en 1Re 13:32; en caso de que se usara antes de la edificación de la ciudad de Samaria, puede haber tenido un valor profético; de no ser así, pudo haberla introducido el escritor de los Reyes.) El hambre que hubo “en Samaria” en los días de Acab se extendió por todo el reino de Samaria y, de hecho, hasta incluyó a Fenicia, abarcando por lo menos desde el valle torrencial de Kerit, al E. del Jordán, hasta Sarepta, en la costa mediterránea. (1Re 17:1-12; 18:2, 5, 6.) De manera similar, la promesa de restauración concerniente a “las montañas de Samaria” debe haber abarcado la totalidad del reino de Samaria. (Jer 31:5.)

(1 REYES 14:11)

“Al que de Jeroboán muera en la ciudad, los perros se lo comerán; y al que muera en el campo, las aves de los cielos se lo comerán, porque Jehová mismo lo ha hablado”’.”

*** it-2 pág. 646 Perro ***
Los perros (Canis familiaris), al igual que las aves carroñeras, se alimentaban de despojos, particularmente en las ciudades. La Ley mandaba que se arrojase a los perros la carne que había despedazado una bestia salvaje. (Éx 22:31.) El juicio de Jehová contra sus enemigos a veces consistía en que los perros comiesen sus cadáveres o lamiesen su sangre. Debido al proceder de absoluta infidelidad que siguieron los reyes Jeroboán, Baasá y Acab, cualquiera que perteneciese a sus respectivas casas y que muriese en la ciudad tenía que ser devorado por los perros. (1Re 14:11; 16:4; 21:24.)

(1 REYES 14:13)

“Y todo Israel verdaderamente lo plañirá y lo enterrará, porque este es el único de Jeroboán que entrará en sepultura; a causa de que algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se ha hallado en él, en la casa de Jeroboán.”

*** cl cap. 24 pág. 244 párr. 11 Nada puede “separarnos del amor de Dios” ***
11 En tercer lugar, cuando el Creador inspecciona el corazón, lo somete a una criba minuciosa en busca de elementos positivos. Así, al decretar la ejecución de la dinastía apóstata del rey Jeroboán, dispuso que uno de sus hijos, Abías, recibiera digna sepultura. ¿Por qué razón? “Algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se ha hallado en él.” (1 Reyes 14:1, 10-13.) Figurativamente, Dios pasó por un cedazo lo que había en el corazón del joven y encontró “algo bueno”. Por pequeño o insignificante que fuera lo que halló en aquel miembro de la casa apóstata, vio oportuno incluir este hecho en su Palabra, y hasta lo recompensó mostrándole cierto grado de misericordia.

*** w10 1/7 pág. 29 Jehová busca lo bueno de cada persona ***
1 REYES 14:13
“TODOS los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo.” (1 Crónicas 28:9.) Al leer este versículo bíblico, aumenta nuestra gratitud por el profundo interés que Dios siente por nosotros. Aunque distamos mucho de ser perfectos, él busca lo bueno que hay en nosotros. Así lo demuestra 1 Reyes 14:13, donde se nos habla de un jovencito llamado Abías.
Su familia había sido infiel a Jehová. De hecho, su padre, el rey Jeroboán, fue el primero de una serie de reyes apóstatas. Por eso, Dios decidió eliminar a la familia entera: “Como se quita el estiércol quitaré de en medio a la casa de Jeroboam” (1 Reyes 14:10, Biblia de Navarra). Sin embargo, tuvo una consideración especial con Abías, quien estaba gravemente enfermo: ordenó que fuera el único de su familia que recibiera un entierro digno. ¿Por qué? Porque “algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se [había] hallado en él, en la casa de Jeroboán” (1 Reyes 14:1, 12, 13). ¿Qué aprendemos sobre Abías al leer estas palabras?
La Biblia no dice que Abías fuera un siervo fiel de Dios. Pero sí afirma que en su interior había “algo bueno para con Jehová”, es decir, algo que probablemente tenía relación con la adoración verdadera. Algunos textos rabínicos indican que Abías tal vez peregrinó al templo de Jerusalén o incluso quitó los guardias que su padre había apostado para que los israelitas no fueran a Jerusalén.
En cualquier caso, lo que Jehová halló en Abías era muy destacable. ¿Por qué concluimos esto? Primero, porque era un sentimiento sincero. De ahí que el relato señale que estaba “en él”, es decir, en su corazón. Y segundo, porque lo mostró en condiciones muy poco propicias: “en la casa de Jeroboán”. Un erudito declaró: “Tiene mucho mérito que un hombre conserve sus buenas cualidades cuando proviene de una familia y un entorno desfavorables”. Y otro comentó que, en aquel ambiente, las virtudes de Abías “eran muy notorias [...], tal como las estrellas brillan más cuando el cielo está oscuro, y los cedros se ven más hermosos cuando están rodeados de árboles sin hojas”.
Sin embargo, lo más importante de 1 Reyes 14:13 es lo que nos enseña sobre la fascinante personalidad de Jehová y sobre lo que él busca en nosotros. Este versículo dice que ‘se había hallado’ algo bueno en Abías. Al parecer, Jehová examinó a fondo su corazón hasta que encontró una buena cualidad. Comparado con su familia, Abías resultó ser, según cierto experto, “una perla entre un montón de piedras”. Jehová valoró lo bueno que había en este miembro de una familia infiel; por esa razón fue compasivo y le concedió un entierro digno.
Es un alivio saber que Jehová prefiere fijarse en nuestras virtudes, y no en nuestros defectos (Salmo 130:3). Al pensar en el interés con que Dios nos examina para encontrar nuestras buenas cualidades, ¿verdad que queremos acercarnos más a él?
[Notas]
Jeroboán introdujo el culto a los becerros en el reino de Israel, formado por las diez tribus del norte, para que sus súbditos no fueran al templo de Jerusalén a adorar a Dios.
No recibir sepultura se consideraba una señal de desaprobación divina (Jeremías 25:32, 33).

*** w05 1/7 pág. 31 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
14:13. Jehová nos inspecciona y busca lo bueno en nosotros. Sin importar lo insignificante que sea ese elemento positivo, él puede hacerlo crecer a medida que procuramos servirle de toda alma.

*** w95 1/4 pág. 12 párr. 11 Usted es de gran valor a los ojos de Dios ***
Por ejemplo, cuando Jehová decretó que se ejecutara a toda la dinastía apóstata del rey Jeroboán, o se la removiera como “estiércol”, ordenó que el único hijo del rey que debía recibir un entierro digno era Abías. ¿Por qué? “Algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se ha hallado en él.” (1 Reyes 14:10, 13.) ¿Significa esto que Abías era un fiel adorador de Jehová? No necesariamente, pues murió al igual que su casa inicua. (Deuteronomio 24:16.) No obstante, Jehová vio “algo bueno” en el corazón de Abías, lo valoró y obró en consecuencia. Un comentario bíblico dice: “Aunque la persona tenga solo algo bueno, se hallará: Dios lo busca y lo ve, aunque sea muy pequeño, y se complace con ello” (Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible). No olvide que si Dios halla en usted aunque solo sea cierto grado de una buena cualidad, puede hacerla crecer en tanto se esfuerce por servirle fielmente.

(1 REYES 14:14)

“Y Jehová ciertamente levantará para sí un rey sobre Israel que cortará la casa de Jeroboán el día citado, ¿y qué si ahora mismo?”

*** ip-1 cap. 11 págs. 133-134 párrs. 1-3 ¡Ay de los rebeldes! ***
CUANDO el pueblo que estaba en pacto con Jehová se dividió en dos reinos, el del norte, formado por diez tribus, llegó a estar bajo el rey Jeroboán. El nuevo monarca era enérgico y capaz, pero no tenía verdadera fe en Jehová. Por ese motivo cometió un terrible error que marcó la entera existencia del reino septentrional. La Ley mosaica mandaba a los israelitas viajar tres veces al año al templo de Jerusalén, que en aquel tiempo estaba ubicado en el meridional reino de Judá (Deuteronomio 16:16). Temeroso de que esos viajes periódicos indujeran a sus súbditos a pensar en la reunificación con sus hermanos del sur, Jeroboán “hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: ‘Es demasiado para ustedes el que suban a Jerusalén. Aquí está tu Dios, oh Israel, que te hizo subir de la tierra de Egipto’. Entonces colocó uno en Betel, y el otro lo puso en Dan” (1 Reyes 12:28, 29).
2 Al principio, el plan de Jeroboán pareció funcionar. Poco a poco, el pueblo dejó de ir a Jerusalén y empezó a celebrar sus ritos religiosos ante los dos becerros (1 Reyes 12:30). Sin embargo, el culto apóstata corrompió al reino de diez tribus. Pasados los años, incluso Jehú, que manifestó un celo encomiable por erradicar de Israel la adoración a Baal, no dejó de inclinarse ante los becerros de oro (2 Reyes 10:28, 29). ¿Qué otras consecuencias tuvo la nefasta decisión de Jeroboán? Inestabilidad política y sufrimiento para el pueblo.
3 Por la apostasía de Jeroboán, Jehová decretó que su descendencia no reinaría en el territorio y que, al final, al reino norteño le sobrevendría un terrible desastre (1 Reyes 14:14, 15). La palabra de Jehová se cumplió. Siete reyes de Israel gobernaron dos años o menos; algunos, unos cuantos días tan solo. Uno se suicidó, y seis fueron asesinados por hombres ambiciosos que usurparon el trono. Los disturbios, la violencia y el crimen plagaron a Israel, sobre todo tras el mandato de Jeroboán II, que acabó hacia el año 804 a.E.C., mientras Uzías reinaba en Jerusalén.

(1 REYES 14:15)

“Y Jehová verdaderamente derribará a Israel, tal como se agita la caña en el agua; y ciertamente desarraigará a Israel de este buen suelo que dio a sus antepasados, y verdaderamente los esparcirá más allá del Río, por razón de que hicieron sus postes sagrados, ofendiendo así a Jehová.”

*** ip-1 cap. 11 págs. 133-134 párrs. 1-3 ¡Ay de los rebeldes! ***
CUANDO el pueblo que estaba en pacto con Jehová se dividió en dos reinos, el del norte, formado por diez tribus, llegó a estar bajo el rey Jeroboán. El nuevo monarca era enérgico y capaz, pero no tenía verdadera fe en Jehová. Por ese motivo cometió un terrible error que marcó la entera existencia del reino septentrional. La Ley mosaica mandaba a los israelitas viajar tres veces al año al templo de Jerusalén, que en aquel tiempo estaba ubicado en el meridional reino de Judá (Deuteronomio 16:16). Temeroso de que esos viajes periódicos indujeran a sus súbditos a pensar en la reunificación con sus hermanos del sur, Jeroboán “hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: ‘Es demasiado para ustedes el que suban a Jerusalén. Aquí está tu Dios, oh Israel, que te hizo subir de la tierra de Egipto’. Entonces colocó uno en Betel, y el otro lo puso en Dan” (1 Reyes 12:28, 29).
2 Al principio, el plan de Jeroboán pareció funcionar. Poco a poco, el pueblo dejó de ir a Jerusalén y empezó a celebrar sus ritos religiosos ante los dos becerros (1 Reyes 12:30). Sin embargo, el culto apóstata corrompió al reino de diez tribus. Pasados los años, incluso Jehú, que manifestó un celo encomiable por erradicar de Israel la adoración a Baal, no dejó de inclinarse ante los becerros de oro (2 Reyes 10:28, 29). ¿Qué otras consecuencias tuvo la nefasta decisión de Jeroboán? Inestabilidad política y sufrimiento para el pueblo.
3 Por la apostasía de Jeroboán, Jehová decretó que su descendencia no reinaría en el territorio y que, al final, al reino norteño le sobrevendría un terrible desastre (1 Reyes 14:14, 15). La palabra de Jehová se cumplió. Siete reyes de Israel gobernaron dos años o menos; algunos, unos cuantos días tan solo. Uno se suicidó, y seis fueron asesinados por hombres ambiciosos que usurparon el trono. Los disturbios, la violencia y el crimen plagaron a Israel, sobre todo tras el mandato de Jeroboán II, que acabó hacia el año 804 a.E.C., mientras Uzías reinaba en Jerusalén.

(1 REYES 14:21)

“En cuanto a Rehoboam, hijo de Salomón, había llegado a ser rey en Judá. Cuarenta y un años de edad tenía Rehoboam cuando empezó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, la ciudad que Jehová había escogido de todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. Y el nombre de su madre era Naamá la ammonita.”

*** w11 15/12 pág. 10 párr. 11 ¿Imitaremos sus virtudes y evitaremos sus errores? ***
El gobierno de Salomón duró cuarenta años (2 Cró. 9:30). Teniendo esto presente, ¿qué aprendemos de 1 Reyes 14:21? (Léase.) Según este versículo, cuando él murió lo sucedió su hijo Rehoboam, de 41 años, cuya madre era “Naamá la ammonita”. Se ve que, ya antes de subir al trono, Salomón había contraído matrimonio con una extranjera de una nación idólatra y enemiga de su pueblo (Jue. 10:6; 2 Sam. 10:6). No sabemos si esta mujer adoró ídolos. De ser así, pudo haber dejado la religión falsa y luego abrazar la verdadera, como hicieron Rahab y Rut (Rut 1:16; 4:13-17; Mat. 1:5, 6). Sea como fuere, es probable que Salomón tuviera que relacionarse con los padres de ella y con otros parientes que no servían a Jehová.

(1 REYES 14:23)

“Y ellos también siguieron edificándose lugares altos y columnas sagradas y postes sagrados sobre toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso.”

*** it-2 págs. 686-687 Poste sagrado ***
Israel y Judá pasaron por alto el mandato expreso de Dios de no erigir columnas sagradas y postes sagrados, y los colocaron sobre “toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso” junto a los altares que usaban para sacrificios. Se ha afirmado que los postes representaban la feminidad, mientras que las columnas representaban la masculinidad. Estos objetos idolátricos, probablemente símbolos fálicos, guardaban relación con orgías sexuales, como lo indica el que ya desde el tiempo del reinado de Rehoboam hubiera prostitutos en el país. (1Re 14:22-24; 2Re 17:10.) Solo en raras ocasiones hubo reyes, como Ezequías (y Josías), que ‘quitaron los lugares altos e hicieron pedazos las columnas sagradas y cortaron los postes sagrados’. (2Re 18:4; 2Cr 34:7.)

(1 REYES 14:25)

“Y en el año quinto del rey Rehoboam aconteció que Sisaq el rey de Egipto subió contra Jerusalén.”

*** it-1 pág. 197 Arqueología ***
En Karnak (la antigua Tebas), situada a orillas del Nilo, hay un enorme templo egipcio en cuya pared S. aparece una inscripción que confirma la campaña del rey egipcio Sisaq (Sesonq I) en Palestina, mencionada en 1 Reyes 14:25, 26 y 2 Crónicas 12:1-9. El relieve gigantesco en el que se narran sus victorias muestra a 156 prisioneros de Palestina maniatados, cada uno de los cuales representa una ciudad o aldea, cuyo nombre aparece en caracteres jeroglíficos. Entre los nombres identificables se cuentan los de Rabit (Jos 19:20), Taanac, Bet-seán y Meguidó (donde se ha desenterrado una porción de una estela o pilar inscrito de Sisaq) (Jos 17:11), Sunem (Jos 19:18), Rehob (Jos 19:28), Hafaraim (Jos 19:19), Gabaón (Jos 18:25), Bet-horón (Jos 21:22), Ayalón (Jos 21:24), Socoh (Jos 15:35) y Arad (Jos 12:14). En esta relación incluso se menciona el “campo de Abrán” como una de sus capturas, lo que constituye la referencia más antigua a Abrahán en los registros egipcios.

*** it-1 pág. 776 Egipto, egipcio ***
Sisaq (conocido como Sesonq I en los registros egipcios) había fundado una dinastía libia de Faraones (la dinastía XXII), con su capital en Bubastis, en la región oriental del delta. En el quinto año del reinado del hijo de Salomón, Rehoboam (993 a. E.C.), Sisaq invadió Judá con una fuerza poderosa de carros, caballería e infantería, en la que figuraban soldados libios y etíopes; capturó muchas ciudades e incluso amenazó Jerusalén. Debido a la misericordia de Jehová, Jerusalén no fue devastada, pero Sisaq se llevó sus muchas riquezas. (1Re 14:25, 26; 2Cr 12:2-9.) Un relieve hallado en un muro de un templo en Karnak describe la campaña de Sisaq y enumera numerosas ciudades de Israel y Judá que fueron capturadas.

*** it-1 pág. 951 Pueblos enemigos que atacaron a Israel ***
Egipto 1Re 14:25, 26; 2Cr 36:2-4

*** it-1 pág. 952 Pueblos enemigos que atacaron a Israel ***
[Fotografía en la página 952]
Inscripción egipcia en la que se alardea de que el faraón Sisaq conquistó varias ciudades de Judá

*** si pág. 295 Estudio número 3: Sucesos fechados en la corriente del tiempo ***
993 a.E.C. Sisaq invade a Judá y se lleva 1 Rey. 14:25,
tesoros del templo 26

(1 REYES 14:29)

“Y el resto de los asuntos de Rehoboam y todo cuanto hizo, ¿no están escritos en el libro de los asuntos de los tiempos de los reyes de Judá?”

*** w09 15/3 pág. 32 Preguntas de los lectores ***
Por otro lado, a veces se hace referencia a escritos que tienen nombres parecidos a ciertos libros de la Biblia, pero que no son parte de ella. Este sería el caso de cuatro libros antiguos llamados “el libro de los asuntos de los tiempos de los reyes de Judá”, “el Libro de los Reyes de Judá y de Israel”, “el Libro de los Reyes de Israel” y “el Libro de los Reyes de Israel y de Judá”. Aunque los nombres pueden sonar parecidos a los de los libros bíblicos que conocemos como Primero y Segundo de los Reyes, esos cuatro escritos no fueron divinamente inspirados ni tienen cabida en el canon bíblico (1 Rey. 14:29; 2 Cró. 16:11; 20:34; 27:7). Probablemente fueron simples registros históricos que existían cuando el profeta Jeremías y Esdras escribieron los relatos que encontramos en la Biblia.

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