Puntos Sobresalientes del Libro de Lucas

Puntos sobresalientes del libro de Lucas


Puntos Sobresalientes de la Lectura de la Biblia: Lucas

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PUNTOS SOBRESALIENTES DEL LIBRO DE LUCAS


*** it-2 pág. 254 Lucas, Las buenas nuevas según ***

PUNTOS SOBRESALIENTES DE LUCAS

Relato que compuso Lucas de la vida de Jesús, escrito para confirmar la veracidad de los hechos relacionados con la vida de Cristo de una manera que pudiera atraer a gente de todas las naciones
Segundo evangelio que se escribió, probablemente entre los años 56 y 58 E.C.
Hechos que precedieron al ministerio público de Jesús (1:1–4:13)
Gabriel anuncia con antelación a María que iba a concebir al Hijo de Dios; cuando Jesús nace, los ángeles lo identifican como “Cristo el Señor”
A los doce años, Jesús interroga a los maestros en el templo
Cuando Juan lo bautiza, desciende espíritu santo sobre Jesús y una voz del cielo lo identifica como el Hijo de Dios
Satanás fracasa repetidas veces al tentar a Jesús
Comienzos del ministerio de Jesús, mayormente en Galilea (4:14–9:62)
Jesús lee su comisión en el rollo de Isaías en una sinagoga de Nazaret; el auditorio intenta asesinarlo
Enseña en una sinagoga de Capernaum, expulsa a un demonio y sana a muchos enfermos
Se le ataca en cuestiones como el perdón de pecados y las curaciones en sábado
Después de orar durante toda la noche, Jesús escoge a sus doce apóstoles
Pronuncia el Sermón del Monte
Sana al esclavo de un oficial del ejército y resucita al hijo de una viuda
Pronuncia las parábolas de los dos deudores y del sembrador; realiza muchos milagros, entre ellos la resurrección de la hija de Jairo
Se envía a los apóstoles para predicar el reino de Dios
Pedro identifica a Jesús como el Cristo; poco después, él y otros dos apóstoles presencian la transfiguración
Ministerio posterior de Jesús, especialmente en Judea y Perea (10:1–19:27)
Jesús envía a los 70 a predicar
Pronuncia la parábola del buen samaritano
Enseña a sus discípulos a orar, y luego refuta la acusación de que expulsa a los demonios por medio de Beelzebub
Jesús advierte del peligro del materialismo y exhorta a sus discípulos a buscar el reino de Dios; habla del rebaño pequeño y del mayordomo fiel
Sana a una mujer que estaba encorvada y contesta a las objeciones de por qué lo ha hecho en sábado
Muestra que los que deseen ser sus discípulos deberán enfrentarse a lo que esto entraña
Pronuncia algunas parábolas, entre las que están la del hijo pródigo y el hombre rico y Lázaro
Jesús enseña a sus discípulos que no deben hacer tropezar a otros; también ilustra la necesidad de la humildad
Sana a diez leprosos, pero solo uno, un samaritano, regresa para darle las gracias
Jesús compara “los días del Hijo del hombre” con los días de Lot y de Noé
De nuevo subraya la necesidad de ser humildes —especialmente los ricos—, y luego se dirige a Jericó, donde Zaqueo se convierte
Mediante la parábola de las minas, muestra que el Reino no va a llegar en ese tiempo
Jesús efectúa su ministerio público final en Jerusalén y sus alrededores (19:28–24:53)
Jesús entra en Jerusalén, donde el pueblo lo aclama; llora sobre la ciudad y predice su desolación
Echa del templo a los cambistas; luego tiene que enfrentarse a preguntas capciosas sobre los impuestos y la resurrección
Cuando predice la destrucción del templo y la caída de Jerusalén, también habla del fin de los tiempos señalados de las naciones
Después de instituir la Conmemoración de su muerte, Jesús es traicionado; sana al esclavo del sumo sacerdote al que Pedro había cortado la oreja
Detienen a Jesús y lo conducen a la casa del sumo sacerdote, al Sanedrín y ante Pilato; luego lo envían a Herodes y de allí lo llevan finalmente ante Pilato
Fijan a Jesús en un madero, donde habla del paraíso a un malhechor colgado con él; a su muerte, cae oscuridad sobre la Tierra y la cortina del santuario se rasga por en medio
Entierran su cuerpo, pero al cabo de tres días, Jesús resucitado se aparece a sus seguidores
Finalmente, comienza a ascender al cielo ante los ojos de sus discípulos

*** si págs. 188-192 Libro bíblico número 42: Lucas ***

CONTENIDO DE LUCAS

10 Introducción de Lucas (1:1-4). Lucas registra que ha investigado todas las cosas desde el comienzo con exactitud y que ha resuelto escribirlas en orden lógico para que el ‘excelentísimo Teófilo conozca plenamente la certeza’ de estas cosas (1:3, 4).
11 Los primeros años de la vida de Jesús (1:5–2:52). Al anciano sacerdote Zacarías se le aparece un ángel con las nuevas gozosas de que tendrá un hijo a quien debe llamar Juan. Pero Zacarías no podrá hablar sino hasta que nazca el niño. Tal como se le prometió, su esposa, Elisabet, queda embarazada, aunque también era “de edad avanzada”. Unos seis meses después el ángel Gabriel se le aparece a María y le dice que ella concebirá por “poder del Altísimo” y tendrá un hijo a quien se ha de llamar Jesús. María visita a Elisabet y, después de un saludo gozoso, declara jubilosamente: “Mi alma engrandece a Jehová, y mi espíritu no puede menos que llenarse de gran gozo a causa de Dios mi Salvador”. Habla del santo nombre de Jehová y de su gran misericordia para con los que le temen. Al nacer Juan, se le desata la lengua a Zacarías para que declare también la misericordia de Dios y que Juan será un profeta que preparará el camino de Jehová (1:7, 35, 46, 47).
12 A su debido tiempo Jesús nace en Belén, y un ángel anuncia estas “buenas nuevas de un gran gozo” a pastores que cuidan sus rebaños de noche. Se efectúa la circuncisión según la Ley, y entonces, cuando los padres de Jesús van a “presentarlo a Jehová” en el templo, el anciano Simeón y la profetisa Ana hablan acerca del niño. De regreso en Nazaret, Jesús ‘continúa creciendo y haciéndose fuerte, lleno como estaba de sabiduría, y el favor de Dios continúa sobre él’ (2:10, 22, 40). A los 12 años de edad, en una visita de Nazaret a Jerusalén, Jesús asombra a los maestros con su entendimiento y sus respuestas.
13 Preparación para el ministerio (3:1–4:13). En el decimoquinto año del reinado de Tiberio César, la declaración de Dios le viene a Juan el hijo de Zacarías, y él va “predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados”, para que toda carne pueda ‘ver el medio de salvar de Dios’ (3:3, 6). Cuando todo el pueblo se ha bautizado en el Jordán, Jesús también se bautiza, y mientras él ora el espíritu santo desciende sobre él, y su Padre expresa aprobación desde el cielo. Jesucristo tiene ahora unos 30 años de edad. (Lucas nos da su genealogía.) Después de su bautismo, el espíritu conduce a Jesús por el desierto durante 40 días. Allí el Diablo lo somete a tentación infructuosamente y luego se aleja “hasta otro tiempo conveniente” (4:13).
14 El principio del ministerio de Jesús, principalmente en Galilea (4:14–9:62). En la sinagoga de su pueblo de crianza, Nazaret, Jesús revela claramente su comisión al leer y luego aplicar a sí mismo la profecía de Isaías 61:1, 2: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos y un recobro de vista a los ciegos, para despachar a los quebrantados con una liberación, para predicar el año acepto de Jehová” (4:18, 19). El agrado inicial de la gente que oye sus palabras se torna en ira al continuar él su discurso, y procuran eliminarlo. De modo que él baja a Capernaum, donde sana a muchas personas. Las muchedumbres lo siguen y tratan de detenerlo, pero él les dice: “También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado” (4:43). Se va a predicar en las sinagogas de Judea.
15 En Galilea, Jesús provee a Simón (también llamado Pedro), Santiago y Juan una redada milagrosa de pescados. Le dice a Simón: “De ahora en adelante estarás pescando vivos a hombres”. De modo que ellos lo abandonan todo y le siguen. Jesús sigue orando y enseñando, y ‘el poder de Jehová está allí para que él haga curaciones’ (5:10, 17). Invita a ser seguidor suyo a Leví (Mateo), despreciado recaudador de impuestos, quien honra a Jesús con un gran banquete, al cual concurre “una gran muchedumbre de recaudadores de impuestos” (5:29). El resultado de esto es el primero de una serie de encuentros con los fariseos que los deja enfurecidos y conspirando para causarle daño.
16 Después de toda una noche de oración a Dios, Jesús escoge a los 12 apóstoles de entre sus discípulos. Luego hace más obras de curación. Entonces da el sermón que está registrado en Lucas 6:20-49, que es más breve que el Sermón del Monte que se da en los capítulos 5 a 7 de Mateo y paralelo a este. Jesús hace el contraste: “Felices son ustedes, los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios. Mas ¡ay de ustedes los ricos, porque ya disfrutan de su consolación completa!” (6:20, 24). Aconseja a sus oyentes que amen a sus enemigos, que sean misericordiosos, que practiquen el dar, y que saquen lo bueno del buen tesoro del corazón.
17 De regreso en Capernaum, Jesús recibe de un oficial del ejército la solicitud de que sane a un esclavo enfermo. El oficial no se considera digno de tener a Jesús bajo su techo, así que le pide a Jesús que ‘diga la palabra’ desde donde está. Jesús hace esto y el esclavo se sana, y Jesús se siente impulsado a comentar: “Les digo: Ni siquiera en Israel he hallado fe tan grande” (7:7, 9). Por primera vez Jesús levanta a un muerto, el hijo único de una viuda de Naín, por quien Jesús “se enterneció” (7:13). Cuando las noticias acerca de Jesús se extienden por Judea, Juan el Bautizante manda desde la cárcel a preguntar: “¿Eres tú Aquel Que Viene?”. En respuesta Jesús dice a los mensajeros: “Vayan, informen a Juan lo que vieron y oyeron: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son levantados, a los pobres se anuncian las buenas nuevas. Y feliz es el que no haya tropezado a causa de mí” (7:19, 22, 23).
18 Acompañado por los 12, Jesús va “de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios”. Da la ilustración del sembrador, y finaliza la consideración diciendo: “Por lo tanto, presten atención a cómo escuchan; porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que se imagina tener le será quitado” (8:1, 18). Jesús continúa efectuando obras maravillosas y milagros. También da a los 12 autoridad sobre los demonios y el poder de curar enfermedades, y los envía “a predicar el reino de Dios y a hacer curaciones”. Alimenta milagrosamente a 5.000 personas. Jesús es transfigurado en la montaña, y al día siguiente cura a un muchacho poseído de un demonio y a quien los discípulos no habían podido curar. Advierte a los que quieren seguirle: “Las zorras tienen cuevas y las aves del cielo tienen donde posarse, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza”. El que quiera ser digno del Reino de Dios debe poner la mano en el arado y no mirar atrás (9:2, 58).
19 Ministerio posterior de Jesús en Judea (10:1–13:21). Jesús envía a otros 70 discípulos a “la mies”, y estos se llenan de gozo por el éxito de su ministerio. Mientras Jesús predica, un hombre que quiere justificarse le pregunta: “¿Quién, verdaderamente, es mi prójimo?”. En respuesta, Jesús da la ilustración del samaritano dispuesto a ayudar a otros. Un sacerdote y un levita evitan a un hombre que ha sido arrojado al lado del camino y está medio muerto debido a los golpes de unos salteadores. Es un despreciado samaritano quien se detiene, le atiende tiernamente las heridas, lo sube a su propia bestia, lo lleva a un mesón y paga para que lo cuiden. Sí, es “el que actuó misericordiosamente para con él” quien se hizo prójimo del otro (10:2, 29, 37).
20 En casa de Marta, Jesús le da una leve reprensión por inquietarse demasiado por sus quehaceres domésticos, y alaba a María por escoger la mejor porción al sentarse y escuchar la palabra de él. Enseña a sus discípulos la oración que conocemos hoy como el padrenuestro, y también la importancia de persistir en la oración; dice: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán”. Después expulsa demonios y declara felices a “los que oyen la palabra de Dios y la guardan”. Durante una comida tiene un encuentro con los fariseos respecto a la Ley, y pronuncia ayes sobre ellos por quitar “la llave del conocimiento” (11:9, 28, 52).
21 Cuando Jesús está nuevamente con las muchedumbres, alguien le dice: “Di a mi hermano que divida conmigo la herencia”. Jesús va a la raíz de la dificultad al responder: “Mantengan abiertos los ojos y guárdense de toda suerte de codicia, porque hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee”. Entonces da la ilustración del hombre rico que derribó sus graneros para construir otros mayores, solo para morir aquella misma noche y dejar sus riquezas a otros. Jesús declara el punto central concisamente: “Así pasa con el hombre que atesora para sí, pero no es rico para con Dios”. Después de instar a sus discípulos a buscar primero el Reino de Dios, Jesús les dice: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino”. El que él cure en sábado a una mujer que había estado enferma por 18 años lleva a otro encuentro con sus opositores, quienes quedan avergonzados (12:13, 15, 21, 32).
22 Ministerio posterior de Jesús, mayormente en Perea (13:22–19:27). Jesús usa vívidas ilustraciones verbales para dirigir a sus oyentes al Reino de Dios. Muestra que los que buscan prominencia y honra serán abatidos. Que el que dé un banquete invite a los pobres, que no pueden pagárselo; será feliz y se le “pagará en la resurrección de los justos”. Luego está la ilustración del hombre que da una gran cena. Uno tras otro los invitados se excusan: Uno ha comprado un campo, otro ha comprado unos bueyes y otro acaba de casarse con una esposa. Airado, el amo de casa manda traer “a los pobres y a los lisiados y a los ciegos y a los cojos”, y declara que ninguno de aquellos a quienes invitó primero “gustará” siquiera de su cena (14:14, 21, 24). Jesús da la ilustración de la oveja perdida a la cual se encuentra, y dice: “Les digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento” (15:7). La ilustración de la mujer que barre la casa para recobrar una moneda de un dracma comunica un punto similar.
23 Jesús cuenta entonces del hijo pródigo que pidió a su padre la parte de la propiedad que le correspondía y luego malgastó su herencia “viviendo una vida disoluta”. Al verse en graves apuros, el hijo recobró el juicio y volvió a su casa a pedir misericordia de su padre. Su padre, conmovido de compasión, “corrió y se le echó sobre el cuello y lo besó tiernamente”. Se proveyó al joven ropa excelente, se preparó un gran banquete, y “comenzaron a gozar”. Pero el hermano mayor protestó. Con bondad, el padre lo corrigió: “Hijo, tú siempre has estado conmigo, y todas las cosas que son mías son tuyas; pero simplemente teníamos que gozar y tener regocijo, porque este hermano tuyo estaba muerto y llegó a vivir, y estaba perdido y fue hallado” (15:13, 20, 24, 31, 32).
24 Al oír la ilustración del mayordomo injusto, los fariseos, que aman el dinero, desprecian la enseñanza de Jesús, pero él les dice: “Ustedes son aquellos que se declaran a sí mismos justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones; porque lo que entre los hombres es encumbrado, cosa repugnante es a la vista de Dios” (16:15). Mediante la ilustración del hombre rico y Lázaro, Jesús muestra cuán grande es la sima que existe entre los favorecidos y los desaprobados por Dios. Jesús previene a los discípulos de que habrá motivos para tropiezo, pero “¡ay de aquel por medio de quien vienen!”. Habla de las dificultades que se presentarán en el tiempo “en que el Hijo del hombre ha de ser revelado”. Les dice: “Acuérdense de la esposa de Lot” (17:1, 30, 32). Mediante una ilustración les asegura que Dios ciertamente obrará a favor de los que “claman a él día y noche” (18:7). Entonces, usando otra ilustración, censura al que se cree muy justo y bueno: Un fariseo que ora en el templo da gracias a Dios porque no es como otros hombres. Un recaudador de impuestos, parado a cierta distancia y ni siquiera deseando alzar los ojos al cielo, ora: “Oh Dios, sé benévolo para conmigo, que soy pecador”. ¿Cómo juzga esto Jesús? Declara que el recaudador de impuestos es más justo que el fariseo, “porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado” (18:13, 14). Jesús, hospedado en Jericó por el recaudador de impuestos llamado Zaqueo, da la ilustración de las diez minas, en la que contrasta el resultado de usar fielmente los intereses encomendados con el de esconderlos.
25 Ministerio público final en Jerusalén y sus alrededores (19:28–23:25). Cuando Jesús entra en Jerusalén cabalgando en un pollino y la multitud de los discípulos lo aclama como “El que viene como Rey en el nombre de Jehová”, los fariseos le piden que reprenda a sus discípulos. Jesús responde: “Si estos permanecieran callados, las piedras clamarían” (19:38, 40). Da su memorable profecía de la destrucción de Jerusalén, y dice que la cercarán con estacas puntiagudas, la afligirán, y la arrojarán al suelo con sus hijos, y que ni una piedra será dejada sobre otra. En el templo, Jesús enseña a la gente, declara las buenas nuevas y contesta las preguntas sutiles de los sacerdotes principales, los escribas y los saduceos mediante ilustraciones y argumentos hábiles. Da una clara descripción de la gran señal del fin, y menciona nuevamente que ejércitos acampados rodearán a Jerusalén. Los hombres desmayarán de temor por las cosas que vendrán, pero al suceder estas cosas sus seguidores deben ‘levantarse erguidos y alzar la cabeza, porque su liberación se acerca’. Deben mantenerse despiertos para que logren escapar de lo que está destinado a suceder (21:28).
26 Es ahora el 14 de Nisán de 33 E.C. Jesús celebra la Pascua y luego presenta “el nuevo pacto” a sus apóstoles fieles, asociándolo con la cena simbólica que les ordena observar en memoria de él. También les dice: “Yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino” (22:20, 29). Aquella misma noche, mientras Jesús ora en el monte de los Olivos, ‘un ángel del cielo se le aparece y lo fortalece. Mas él, entrando en agonía, continúa orando más encarecidamente; y su sudor se hace como gotas de sangre que caen al suelo’. Hay tensión en el ambiente cuando Judas el traidor viene con una chusma para arrestar a Jesús. Los discípulos exclaman: “Señor, ¿herimos con la espada?”. Uno de ellos hasta le corta la oreja al esclavo del sumo sacerdote, pero Jesús reprende a sus discípulos y sana al herido (22:43, 44, 49).
27 A empujones la chusma lleva a Jesús a la casa del sumo sacerdote para someterlo a un interrogatorio, y por el frío de la noche Pedro se entremezcla con la muchedumbre que está alrededor del fuego. En tres ocasiones se acusa a Pedro de ser seguidor de Jesús, y tres veces lo niega. Entonces el gallo canta. El Señor se vuelve y mira a Pedro, y este, al recordar que Jesús había predicho aquella misma situación, sale afuera y llora amargamente. Jesús, después de ser llevado a la sala donde se reúne el Sanedrín, es conducido ante Pilato y acusado de subvertir a la nación, prohibir que se paguen impuestos y ‘decir que él mismo es Cristo, un rey’. Cuando Pilato se entera de que Jesús es galileo, lo envía a Herodes, quien por casualidad está entonces en Jerusalén. Herodes y sus guardias se burlan de Jesús y lo envían de regreso, y Jesús se ve enjuiciado ante una chusma frenética. Pilato ‘entrega a Jesús a la voluntad de ellos’ (23:2, 25).
28 Muerte, resurrección y ascensión de Jesús (23:26–24:53). Se fija a Jesús en un madero entre dos malhechores. Uno de ellos se mofa de él, pero el otro manifiesta fe y pide a Jesús que lo recuerde cuando esté en su Reino. Jesús promete: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso” (23:43). Entonces sobreviene una rara oscuridad, la cortina del santuario se rasga por en medio, y Jesús clama: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Con eso expira, y su cuerpo es bajado del madero y puesto en una tumba labrada en la roca. El primer día de la semana las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea van a la tumba, pero no pueden hallar su cuerpo. Tal como él mismo había predicho, ¡se ha levantado al tercer día! (23:46).
29 Al aparecerse sin darse a conocer a dos de sus discípulos en el camino a Emaús, Jesús habla de sus sufrimientos y les interpreta las Escrituras. De repente lo reconocen, pero él desaparece. Ahora ellos comentan: “¿No nos ardía el corazón cuando él venía hablándonos por el camino, cuando nos estaba abriendo por completo las Escrituras?”. Se apresuran a regresar a Jerusalén para contar su experiencia a los demás discípulos. Mientras todavía los discípulos hablan de estas cosas, Jesús se aparece en medio de ellos. De puro gozo y asombro no pueden creerlo. Entonces él ‘les abre la mente por completo para que capten’ de las Escrituras el significado de todo lo que ha sucedido. Lucas concluye su relato del Evangelio describiendo la ascensión de Jesús al cielo (24:32, 45).

*** w89 15/11 págs. 24-25 Joyas del Evangelio de Lucas ***

Joyas del Evangelio de Lucas

JESUCRISTO, el Hijo de Jehová, es bien conocido por su compasión. Por eso, ¡cuán apropiado es que el evangelista Lucas dé énfasis a la compasión, la misericordia y el compañerismo! Lucas escribió un relato verdaderamente conmovedor sobre la vida terrestre de Jesús para beneficio de judíos y gentiles.
Ciertos aspectos de este Evangelio indican que fue escrito por un erudito. Por ejemplo, contiene una introducción clásica y un vocabulario extenso. Esto se ajusta al hecho de que Lucas era un médico bien educado. (Colosenses 4:14.) Aunque Lucas no se hizo creyente sino hasta después de la muerte de Jesús, acompañó a Pablo a Jerusalén después del tercer viaje misional de ese apóstol. Por lo tanto, después que Pablo fue arrestado allí y encarcelado en Cesarea, Lucas, investigador cuidadoso, pudo recoger datos mediante entrevistarse con testigos oculares y consultar registros públicos (1:1-4; 3:1, 2). Es posible que haya escrito su Evangelio en Cesarea durante los dos años que Pablo pasó en prisión allí, alrededor de 56-58 E.C.

Rasgos singulares

Por lo menos seis de los milagros de Jesús se mencionan únicamente en el Evangelio de Lucas. Son: una pesca milagrosa (5:1-6); la resurrección del hijo de una viuda de Naín (7:11-15); la curación de una mujer encorvada (13:11-13); la curación de un hombre que tenía hidropesía (14:1-4); la limpieza de diez leprosos (17:12-14); y el sanar la oreja del esclavo del sumo sacerdote (22:50, 51).
También aparecen solo en el relato de Lucas algunas parábolas de Jesús. Entre ellas están las de: los dos deudores (7:41-47); el prójimo samaritano (10:30-35); la higuera sin fruto (13:6-9); la gran cena (14:16-24); el hijo pródigo (15:11-32); el hombre rico y Lázaro (16:19-31); y la viuda y el juez injusto (18:1-8).

Incidentes conmovedores

El médico Lucas mostró interés en mujeres, niños y personas mayores. Sólo él mencionó que Elisabet era estéril y que concibió, y el nacimiento de Juan. Sólo su Evangelio informó que el ángel Gabriel se le apareció a María. Lucas se sintió impelido a decir que Juan como bebé en desarrollo saltó en la matriz de su madre cuando María le habló a Elisabet. Únicamente él mencionó la circuncisión de Jesús y su presentación en el templo, donde lo vieron los envejecidos Simeón y Ana. Gracias a este Evangelio sabemos algo acerca de la infancia de Jesús y la de Juan el Bautizante (1:1–2:52).
Cuando Lucas escribió sobre la desconsolada viuda de Naín cuyo único hijo había muerto, dijo que Jesús “se enterneció por ella” y luego hizo que el joven volviera a la vida (7:11-15). Otro incidente conmovedor que solo aparece en este Evangelio envuelve a Zaqueo, un jefe de los recaudadores de impuestos. Porque era de baja estatura, Zaqueo se subió a un árbol para ver a Jesús. ¡Qué sorpresa cuando Jesús le dijo que se alojaría en su casa! Lucas informa que la visita fue una gran bendición para el alegre anfitrión (19:1-10).

El punto de vista de un médico

Este Evangelio contiene muchos términos o palabras que tienen significado médico o importancia médica. Los demás escritores de las Escrituras Griegas Cristianas no dieron ningún uso a estas palabras, o por lo menos no en sentido médico. Pero esperaríamos lenguaje médico de la pluma de alguien que ejerciera la medicina.
Por ejemplo, solamente Lucas señaló que la suegra de Pedro tenía “una fiebre alta” (4:38). También escribió: “¡Mira!, ¡un varón lleno de lepra!” (5:12). Para los demás evangelistas bastó con decir lepra. Pero no para el médico Lucas, quien indicó que la enfermedad estaba en etapa avanzada.

Información sobre costumbres

Según Lucas, María “envolvió [a Jesús recién nacido] con bandas de tela” (2:7). La costumbre era bañar al infante recién nacido y frotarlo con sal, quizás para secarle la piel y hacerla firme. Entonces se envolvía en bandas de tela al bebé, casi como a una momia. Las bandas mantenían recto y caliente el cuerpo, y quizás el pasarlas por debajo de la barbilla y sobre la cabeza para mantener cerrada la boca hacía que el niño aprendiera a respirar por la nariz. Un informe del siglo XIX sobre costumbres similares citó las palabras de un visitante a Belén que dijo: “Tomé a la criaturita en mis brazos. Su cuerpo estaba tieso e inflexible, por lo ceñido que estaba con lino blanco y púrpura. Tenía las manos y los pies bien restringidos, y la cabeza ceñida con un pequeño chal rojo de suave textura que le pasaba por debajo de la barbilla y por la frente con pequeños dobleces”.
El Evangelio de Lucas también informa sobre las costumbres fúnebres del primer siglo. Jesús estaba cerca de la puerta de la ciudad de Naín cuando vio que “sacaban a un muerto, el hijo unigénito de su madre [viuda]”, y “estaba con ella una muchedumbre bastante numerosa de la ciudad” (7:11, 12). Los entierros solían efectuarse fuera de la ciudad, y amigos del difunto acompañaban el cadáver hasta la tumba. El féretro era una camilla, quizás de mimbre, con varas que sobresalían de cada esquina para que cuatro personas la cargaran sobre los hombros en la procesión al lugar del entierro.
En otra ilustración que registró Lucas, Jesús dijo que un hombre había sido golpeado por salteadores. Cierto prójimo samaritano “le vendó sus heridas, y vertió en ellas aceite y vino” (10:34). Así se acostumbraba atender las heridas. El aceite de oliva suavizaba el lugar de las heridas y producía alivio. (Isaías 1:6.) Pero ¿qué hacía el vino? La revista The Journal of the American Medical Association dice: “El vino era uno de los medicamentos principales en Grecia. [...] Hipócrates de Cos (460-370 a.C.) [...] se valió extensamente del vino; lo recetaba para vendar heridas, para refrescar cuando había fiebre, y como purgante y diurético”. La ilustración de Jesús aludió a las propiedades antisépticas y desinfectantes del vino, así como a la eficacia del aceite de oliva con relación a sanar heridas. Por supuesto, la lección de la parábola es que el verdadero prójimo es misericordioso. Así debemos tratar a otras personas (10:36, 37).

Lecciones de humildad

Sólo Lucas relató la ilustración que dio Jesús cuando vio que los invitados escogían los lugares más prominentes en una comida. Durante los banquetes, los invitados se reclinaban en lechos colocados a lo largo de tres lados de una mesa. Por el cuarto lado se servía la comida. Por lo general en cada lecho se podían acomodar tres personas que miraban hacia la mesa mientras se apoyaban sobre el codo izquierdo y comían con la mano derecha. Los tres lugares denotaban que la persona ocupaba la posición alta, la media o la baja en el lecho. El que ocupara la posición baja en el tercer lecho ocupaba el lugar de menos importancia en la comida. Jesús dijo: ‘Cuando alguien te invita a un banquete, escoge el lugar más bajo y el anfitrión te dirá: “Sube más arriba”. Entonces tendrás honra delante de los demás convidados contigo’ (14:7-10). Sí, seamos humildes y antepongamos los demás a nosotros. De hecho, al aplicar la ilustración Jesús dijo: “Todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” (14:11).
Otra ilustración de Jesús que da énfasis a la humildad, y que solo hallamos en el Evangelio de Lucas, es la del recaudador de impuestos y el fariseo que oraban en el templo. Entre otras cosas, el fariseo dijo: “Ayuno dos veces a la semana” (18:9-14). La Ley solo requería que se ayunara una vez al año. (Levítico 16:29.) Pero los fariseos iban al extremo en cuanto al ayuno. El fariseo de la ilustración ayunaba el segundo día de la semana porque, según se creía, en ese día Moisés subió al monte Sinaí, donde recibió las dos tablas del Testimonio. Se dice que bajó de la montaña el quinto día de la semana. (Éxodo 31:18; 32:15-20.) El fariseo dijo que ayunaba dos veces a la semana para probar su piedad. Pero esta ilustración debe llevarnos a ser humildes, y a no hacernos justos a nuestros propios ojos.
Estas joyas del Evangelio de Lucas prueban que es singular e instructivo. Los incidentes que menciona nos ayudan a volver a vivir sucesos conmovedores de la vida terrestre de Jesús. También nos benefician los datos sobre ciertas costumbres. Pero nos bendecirá especialmente el aplicar lecciones como las de la misericordia y la humildad, que se enseñan tan excelentemente en el Evangelio de Lucas, el médico amado.


*** w08 15/3 págs. 30-32 Puntos sobresalientes del libro de Lucas ***

La Palabra de Jehová es viva

Puntos sobresalientes del libro de Lucas

SE SABE que el Evangelio de Mateo se escribió principalmente para los lectores judíos, y el de Marcos para los gentiles. Ahora bien, el de Lucas iba dirigido a personas de todas las naciones. Se escribió entre los años 56 y 58 de nuestra era y ofrece un relato completo de la vida y el ministerio de Jesús.
Desde su perspectiva de médico comprensivo y meticuloso, Lucas detalla “todas las cosas desde el comienzo con exactitud” y abarca un período de treinta y cinco años, que se extiende desde el año 3 antes de nuestra era hasta el 33 de nuestra era (Luc. 1:3). Cerca del sesenta por ciento de la información que contiene Lucas no se halla en los demás Evangelios.

EL INICIO DEL MINISTERIO DE JESÚS

(Lucas 1:1–9:62)

Tras dar detalles sobre los nacimientos de Juan el Bautista y de Jesús, Lucas indica que Juan emprendió su ministerio en el año decimoquinto del reinado de Tiberio César, es decir, en la primavera del año 29 (Luc. 3:1, 2). En el otoño de ese mismo año, Juan bautiza a Jesús (Luc. 3:21, 22). En el año 30, Jesús vuelve a Galilea y comienza a enseñar en las sinagogas (Luc. 4:14, 15).
Jesús inicia su primer viaje de predicación por Galilea y dice a la muchedumbre: “También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios” (Luc. 4:43). Lleva consigo a Simón el pescador y a otros discípulos, a quienes asegura: “De ahora en adelante estará[n] pescando vivos a hombres” (Luc. 5:1-11; Mat. 4:18, 19). Durante el segundo viaje de predicación por Galilea, los doce apóstoles acompañan a Jesús (Luc. 8:1). En el tercer viaje envía a los doce “a predicar el reino de Dios y a hacer curaciones” (Luc. 9:1, 2).

Respuestas a preguntas bíblicas:

1:35. ¿Utilizó Jehová un óvulo de María para la concepción de Jesús? A fin de que el hijo de María fuera un verdadero descendiente de sus antepasados Abrahán, Judá y David —tal como Dios había prometido—, fue preciso utilizar un óvulo de María (Gén. 22:15, 18; 49:10; 2 Sam. 7:8, 16). No obstante, Jehová se valió de su espíritu santo para transferir la vida perfecta de su Hijo desde el cielo y originar la concepción (Mat. 1:18). Parece que esto anuló toda imperfección existente en el óvulo de María y, desde el mismo principio, protegió de cualquier defecto al embrión en desarrollo.
1:62. ¿Se quedó Zacarías sordo además de mudo? No, solo su habla se vio afectada. Aunque otras personas le preguntaron a Zacarías “por señas” qué nombre quería darle a su hijo, esto no se debió a que estuviera sordo. Es muy probable que hubiera oído lo que su esposa había dicho respecto al nombre del niño. Quizás los demás, haciendo alguna señal o gesto, pidieron a Zacarías que lo confirmara. Además, el hecho de que solo se le devolviera el habla indica que su oído no se había visto afectado (Luc. 1:13, 18-20, 60-64).
2:1, 2. ¿Cómo ayuda a determinar la fecha del nacimiento de Jesús la referencia a “esta primera inscripción”? Durante el gobierno de César Augusto se efectuó más de una inscripción: la primera tuvo lugar en el año 2 antes de nuestra era (en cumplimiento de Daniel 11:20), y la segunda en el año 6 ó 7 de nuestra era (Hech. 5:37). Quirinio era el gobernador de Siria cuando se realizaron ambas inscripciones, por lo que es obvio que ocupó dicho puesto en dos ocasiones. La referencia que hace Lucas a la primera inscripción sitúa la fecha del nacimiento de Jesús en el año 2 antes de nuestra era.
2:35. ¿En qué sentido atravesaría “una espada larga” el alma de María? Esta expresión alude a la angustia que María iba a experimentar al ver que la mayor parte de la gente rechazaba a Jesús como el Mesías. También hace referencia a la profunda tristeza que sentiría por la dolorosa muerte de su hijo (Juan 19:25).
9:27, 28. Lucas afirma que la transfiguración ocurrió “ocho días” después de que Jesús prometiera a sus discípulos que algunos de ellos no “gustar[ían] la muerte” hasta que hubieran visto la venida de su Reino. En cambio, Mateo y Marcos dicen que ocurrió “seis días después”. ¿A qué se debe la diferencia? (Mat. 17:1; Mar. 9:2.) Al parecer, Lucas incluye dos días adicionales: el de la promesa y el del cumplimiento, es decir, el mismo día de la transfiguración.
9:49, 50. ¿Por qué no impidió Jesús que cierto hombre expulsara demonios, aunque no era discípulo suyo? Jesús no se lo impidió porque la congregación cristiana aún no se había formado. Por lo tanto, no era necesario que el hombre acompañara literalmente a Jesús para que ejerciera fe en su nombre y expulsara demonios (Mar. 9:38-40).

Lecciones para nosotros:

1:32, 33; 2:19, 51. María conservó en su corazón los hechos y dichos que cumplían profecías. ¿Hacemos nosotros lo mismo respecto a lo que predijo Jesús sobre “la conclusión del sistema de cosas”, comparando sus predicciones con lo que ocurre en la actualidad? (Mat. 24:3.)
2:37. El ejemplo de Ana nos enseña que debemos adorar a Jehová con constancia, “persever[ar] en la oración” y no “abandonar el reunirnos” con la congregación cristiana (Rom. 12:12; Heb. 10:24, 25).
2:41-50. José puso los intereses espirituales en primer lugar en su vida y se preocupó del bienestar físico y espiritual de su familia. A este respecto, es un magnífico ejemplo para los cabezas de familia.
4:4. No debemos dejar que pase un solo día sin que hayamos analizado algún tema espiritual.
6:40. Un maestro de la Palabra de Dios debe dar un buen ejemplo a sus estudiantes y poner en práctica lo que predica.
8:15. Para ser de los que “retienen [la palabra] y llevan fruto con aguante”, debemos comprender, asimilar y reconocer el valor de la Palabra de Dios. Cuando leemos la Biblia y las publicaciones cristianas, es necesario que oremos y meditemos.

EL MINISTERIO POSTERIOR DE JESÚS

(Lucas 10:1–24:53)

Jesús envía delante de él a 70 discípulos suyos para que vayan a ciudades y lugares de Judea (Luc. 10:1). Luego viaja “de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, enseñando” (Luc. 13:22).
Cinco días antes de la Pascua del año 33, Jesús entra en Jerusalén montado sobre un pollino. Ha llegado el tiempo para que se cumplan estas palabras que dijo a sus discípulos: “El Hijo del hombre tiene que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos y los sacerdotes principales y los escribas, y ser muerto, y al tercer día ser levantado” (Luc. 9:22, 44).

Respuestas a preguntas bíblicas:

10:18. ¿A qué se refería Jesús cuando les dijo a los 70 discípulos: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago del cielo”? Jesús no estaba diciendo que Satanás ya hubiera sido expulsado del cielo. Eso no aconteció sino hasta poco después de que Cristo fuera entronizado como Rey celestial en 1914 (Rev. 12:1-10). Aunque no podemos ser dogmáticos en este asunto, al hablar de un acontecimiento futuro utilizando el tiempo pasado, Jesús aparentemente quería destacar que sin duda ocurriría.
14:26. ¿En qué sentido deben los seguidores de Cristo “odiar” a sus parientes? En la Biblia, “odiar” puede referirse a amar a una persona o cosa menos que a otra (Gén. 29:30, 31). Los cristianos deben “odiar” a sus parientes en el sentido de amarlos menos que a Jesús (Mat. 10:37).
17:34-37. ¿Quiénes son “las águilas”, y qué es “el cuerpo” junto al que estas se reúnen? A quienes son ‘llevados’ —es decir, salvados— se les compara con águilas de vista poderosa. “El cuerpo” junto al que se reúnen es el Cristo verdadero durante su presencia invisible y el alimento espiritual que Jehová les suministra (Mat. 24:28).
22:44. ¿Por qué experimentó Jesús tanta angustia? Debido a varias razones. Por un lado, le preocupaba la repercusión que su muerte como delincuente tendría en Jehová Dios y en su nombre. Y por otro, estaba muy consciente de que su vida eterna y el futuro de toda la familia humana dependían de que se mantuviera fiel.
23:44. ¿Fue provocada por un eclipse solar la oscuridad que duró tres horas? No, pues los eclipses solares solo se producen en la fase de luna nueva, y no en la de luna llena, como ocurrió durante la Pascua. La oscuridad que hubo el día de la muerte de Jesús fue un milagro de Dios.

Lecciones para nosotros:

11:1-4. Al comparar estas instrucciones con las palabras ligeramente diferentes de la oración modelo —que se pronunció en el Sermón del Monte cerca de un año y medio antes—, queda claro que nuestras oraciones no deben ser una mera repetición de ciertas palabras (Mat. 6:9-13).
11:5, 13. Aunque Jehová desea contestar nuestras oraciones, debemos ser persistentes al orar (1 Juan 5:14).
11:27, 28. La verdadera felicidad proviene de cumplir fielmente la voluntad de Dios y no de las relaciones familiares o los logros materiales.
11:41. Nuestras dádivas de misericordia deben proceder de un corazón bien dispuesto y lleno de amor.
12:47, 48. Quien recibe más responsabilidades pero no cumple con ellas es más censurable que quien no conoce o comprende a cabalidad sus obligaciones.
14:28, 29. Es prudente no vivir por encima de nuestras posibilidades.
22:36-38. Jesús no les pidió a sus discípulos que portaran un arma para protección o defensa propia. Ahora bien, el que llevaran espadas la noche en que Jesús fue traicionado permitió que les enseñara una lección fundamental: “Todos los que toman la espada perecerán por la espada” (Mat. 26:52).
[Ilustración de la página 31]
José dio un buen ejemplo como cabeza de familia
[Ilustración de la página 32]
Lucas escribió el relato más completo que existe sobre la vida y el ministerio de Jesús